Por: Alethia Alfonso
Crédito de la foto: © Fredrik Nilsen/
© Diana Thater, instalación
www.lacma.org
Inmersión y empatía: Thater y
los delfines en el LACMA
Can you hear?
. . . It’s all around us
. . . all you have to do is listen.
Astrix after August Rush
Hasta el 21 de febrero el LACMA (Los Angeles County Museum of Art) albergará la exhibición Diana Thater: The Sympathetic Imagination —una retrospectiva de la video-artista. Quienes estábamos acostumbrados a las salas oscuras similares a los home theatre, nos llevaremos una sorpresa con las instalaciones de Thater. Como se observa en la liga del museo (ver referencias), Thater y el equipo curatorial se esfuerzan por crear instalaciones y no únicamente poner videos. Juegan con las luces, los colores y la colocación de proyecciones y proyectores. Temáticamente los videos que más pudieran llamar la atención son los dedicados a las subjetividades con las que compartimos el planeta. En The Sympathetic Imagination hay mariposas, aves, delfines, lobos, e incluso de los asnos que han repoblado Chernobyl luego de la evacuación de humanos en 1986.
Delphine data de 1999. Para la exhibición en el LACMA, las luces y los colores cubren el espacio y quiebran visualmente los límites de los ángulos rectos, que encontramos en los salones de los museos y dividen techo, paredes y suelo. Aunado al color, las proyecciones están dispuestas para romper el esquema del paralelepípedo al centro de la pared. Al colocar proyecciones en una esquina, en el techo y en las paredes interrumpidas por aperturas o umbrales, el rol del observador se fusiona con el del paseante. El espectador pasea por entre la instalación, en vez de ser un receptor pasivo, sentado en una banca dentro de algún salón oscuro del museo. Existe obviamente la intención de provocar en el espectador un estado de inmersión en el contenido del video. A riesgo de parecer simplista, definiría inmersión como la capacidad de una obra y un artista de zambullir al receptor en el imaginario planteado. A mayor inmersión, mayor sensación de involucramiento por parte del espectador. Justo lo anterior es parte de lo que me interesa rescatar en Delphine.
Como Thater mencionó para Bloomberg su intención era videograbar delfines que no hubiesen estado amaestrados. Para lograr este cometido, Thater acudió a Richard O’Barry —activista de vida marina, recientemente deportado por Japón tras defender a los delfines masacrados y esclavizado para entretenimiento en Taiji—. El resultado fue Delphine, una serie de videos de delfines, donde quienes ayudaron a la grabación, así como parte de las vicisitudes de grabar bajo el agua —como las burbujas, los tanques de aire, las aletas, los cuerpos y las variaciones de color según la profundidad de la inmersión— son incluidos en video, para completar la instalación. La inclusión de estos extras, además de la disposición en el museo evitan que Delphine sea visto como parte de algún documental de NatGeo® y se convierta en una muestra de la interacción entre delfines, entre delfines y humanos, y entre el transcurrir temporal y los seres vivos en un medio de interacción fijo, el agua.
La instalación tiene varios méritos. La inmersión es uno de ellos. El segundo consiste en incluir el transcurrir temporal; éste sitúa el video arte de Thater cerca de la definición deleuziana de imagen-tiempo, y elimina la idea de montaje y edición que muestren apenas lo necesario para conseguir narratividad y poco más. El tercer mérito se relaciona con una conciencia ambientalista y planetaria. La inmersión y la imagen tiempo contribuyen a que el tema pese en el imaginario de quienes acuden a The Sympathetic Imagination. Contrario a los programas televisados de NatGeo® o Discovery®, los delfines no son motivo de simpatía porque sufran y gocen como los humanos; son parte de una empatía que envuelve —o debería envolver— sujetos y subjetividades no-humanas: a los delfines, al transcurrir temporal y a los medios en los que se desarrollan todas las interacciones. Una empatía que sólo se experimenta si —como en la instalación— los humanos-espectadores comprenden que estamos todos atrapados en el mismo ambiente. Si algo afecta a unos, terminará afectándonos a todos. Considero ese el mayor logro de la disposición y el contenido de Delphine.
En la indagatoria sobre arte y medio ambiente, hay ejemplos de autores preocupados por el planeta, los animales y el cambio climático. Pocos, al menos en mi escaso conocimiento, logran zambullir al espectador en esa preocupación sin semejar lecciones escolarizadas ni dramas telenovelescos. Thater parece lograrlo —pese a emplear un medio sobreexplotado en la cultura occidental: las proyecciones visuales. En Delphine, los animales humanos y no-humanos son y están: no parece existir una trama ni narrativa que busque mostrar cuán similares somos. Si hay empatía es porque ellos y nosotros estamos atrapados en un discurrir temporal y en última instancia, en el mismo planeta. Los otros habitantes del planeta, a quienes parecemos negar sus derechos como sujetos, son y están como marca el epígrafe: en todos lados y debemos prestar atención.
Referencias
Artist Diana Thater on Brilliant Ideas. Bloomberg TV. 15 de enero 2016. TV y Web. http://www.bloomberg.com/news/videos/2016-01-15/artist-diana-thater-on-brilliant-ideas- Revisado el 7 de febrero de 2016.
Diana Thater: The Sympathetic Imagination. LACMA. Web. http://www.lacma.org/diana-thater#landing Revisado el 7 de febrero de 2016.
Thater, Diana. Delphine 1999 en Berlin Kunst Halle 2004. Diana Thater Studio. Digital. https://vimeo.com/channels/dianathater/68447503 Revisado el 7 de febrero de 2016.
–. Delphine in LACMA 2016. Diana Thater Studio. Web. http://www.thaterstudio.com/collections/view/works/delphine/ Revisado el 7 de febrero de 2016.