Indeterminación, de John Cage. Selección y traducción de Patricio Grinberg

Por: Patricio Grinberg

 

procedimientos / formalizaciones

(repetir catorce veces

“si alguien tiene sueño déjenlo dormir”)

Lecture on Nothing, la primera  conferencia que dio en su vida John Cage, empieza así: “No tengo nada que decir y lo estoy diciendo”. En muy pocas líneas consigue contradecirse aunque sin dejar de cumplir con lo que promete: no dice nada, sólo dice aquello que puede decirse diciendo que no se dice nada. “No tengo nada que decir y lo estoy diciendo y esto es poesía como la que necesito”. La poesía debe apropiarse del silencio y el silencio sólo se consigue con palabras, con procedimientos específicos de palabras: hacer pausas enormes, desarticular las frases, repetir catorce veces en una misma página “si alguien tiene sueño déjenlo dormir”.

Desde esa conferencia de 1949, hasta su primera versión de Indeterminacy en 1958, John Cage dio más de doce conferencias siguiendo la misma lógica. Cada conferencia debía adecuarse rigurosamente a un procedimiento formal particular. Repeticiones de una misma frase, frases dispuestas aleatoriamente, preguntas sin respuesta y sin ninguna relación entre sí, respuestas diseñadas para responder a cualquier cosa que se le preguntara, todos simples procedimientos que respondían a su peculiar exploración poética. “Así como la entiendo, la poesía no es prosa, simplemente porque la poesía está de una u otra manera siempre formalizada”. Para Cage la poesía es sólo poesía en la medida que permite que ciertos elementos musicales –tiempo, silencio, sonido- puedan introducirse en el territorio de las palabras y de alguna forma interferir, completar, reformular el sentido que las palabras componen.

En septiembre de 1958 decidió seguir el consejo de David Tudor y dar una conferencia con anécdotas. Sólo eso, las anécdotas que siempre contaba, en la forma y en el orden en que las recordara. Treinta historias sin acompañamiento musical que tituló Indeterminacy: new aspects of form in instrumental and electronic music.

En 1959 repitió esa misma conferencia, corrigió las treinta historias originales y agregó otras sesenta y música. “Muchas de las historias son cosas que me pasaron y quedaron atrapadas en mi mente, otras son cosas que leí y otras son cosas que me contaron”. La estructura de la conferencia no estaba determinada, simplemente realizó una lista de todas las historias que pudo recordar y las presentó en ese orden. “Mi intención de poner 90 historias juntas de un modo caprichoso es sugerir que todas las cosas, sonidos, historias (y, por extensión, seres) están relacionados, y que esta complejidad es más evidente cuando no es sometida a una idea de relación en la mente de una persona” 7

Ese mismo año realizó una nueva versión grabada para el sello del Instituto Smithsoniano: las noventa historias originales, fueron nuevamente reordenadas y corregidas, algunas incluso fueron reemplazadas por otras.

Cada una, independientemente de la extensión que tuviera, debía ocupar un minuto de la grabación: muchas resultaron casi incomprensibles, las más extensas, leídas a una velocidad ridículamente rápida, otras, muy breves, con enormes silencios, dejaban sólo suspendidas entre ruidos algunas pocas palabras.

Las historias siguieron aumentando y cambiando a lo largo del tiempo. En 1961 las publicó en “Silence”. Algunas de las noventa historias se encuentran –en una versión anterior a la grabada– bajo el título de Indeterminacy, algunas otras fueron desparramadas a lo largo del libro y otras simplemente fueron omitidas. En A Year from Monday de 1967, aparece de forma incompleta una nueva versión, la mayoría bajo el titulo “How to Pass, Kick, Fall and Run” y otras incorporadas a “Diary: How to Improve the World (you will only make matters worse)”. Para esta antología se utilizó la edición que realizó Eddie Kohler en 1997. Las historias del 1 al 90 fueron tomadas de la versión grabada (Indeterminacy: New Aspect of Form in Instrumental and Electronic Music. Ninety Stories by John Cage, with Music.) y se las numeró siguiendo el orden en que 8 se encuentran en el disco. Las 100 historias restantes fueron recuperadas de dos libros de Cage (Silence: lectures and writings y A Year from Monday: new lectures and writings) y se las numeró caprichosamente. La separación entre palabras dentro del espacio rectangular es un procedimiento desarrollado para imitar visualmente el silencio entre palabras que Cage le dio a cada historia para que pudiera durar exactamente un minuto.

Siguiendo las instrucciones de Cage, intentando evitar que la complejidad de la trama se pierda bajo cualquier idea de relación, esta antología se hizo de acuerdo a un método rigurosamente aleatorio: se colocó sobre una cuadrícula numerada una bolita de goma con tinta, una hormiga negra y una hormiga colorada.

89

One of Suzuki’s books

ends

with the poetic

text of a Japanese monk

describing his attainment of

enlightenment.

The fi nal poem says,

“Now that I’m

enlightened,

I’m just as miserable as ever.”

 

89

Uno de los libros de Suzuki

termina

con el texto

poético de un monje japonés

que describe su alcanzar

la iluminación.

El último poema dice:

“Ahora que estoy

iluminado,

soy tan desdichado como siempre. “

 

 

 

 

143

When Vera Williams first noticed

that I was interested

in wild mushrooms,

she told her children

not to touch any of them

because they were all

deadly poisonous.

A few days later

she bought a steak

at Martino’s and

decided to serve it

smothered with mushrooms.

When she

started to cook the mushrooms,

the children

all stopped whatever they

were doing and watched

her attentively.

When she served

dinner,

they all burst into tears.

 

143

Cuando Vera Williams se enteró

de que coleccionaba

hongos salvajes,

les dijo a sus hijos

que no tocaran nada

porque todos eran

mortalmente venenosos.

Algunos pocos días después

compró bifes

en Martino’s y

decidió servirlos

cubiertos con hongos.

Cuando

empezó a cocinar los hongos,

los chicos

dejaron de hacer lo que

estaban haciendo y la miraron

atentamente.

Cuando sirvió

la cena,

todos se pusieron a llorar.

 

 

62

Schöenberg always complained that

his American pupils didn’t do

enough work.

There was one girl in

the class in particular who,

it is true,

did almost

no work at all.

He asked her

one day why she

didn’t accomplish more.

She said,

“I don’t have

any time.” He said,

“How many

hours are there in the

day?” She said,

“Twenty-four.”

He said,

“Nonsense:

there are as many

hours in a day

as you put into it.”

 

62

Schöenberg siempre se quejaba de que

sus alumnos americanos no trabajaban

lo sufi ciente.

Había una chica en

particular en la clase que,

en verdad,

casi no

hacía absolutamente ningún trabajo.

Un día el

le preguntó por qué ella

no hacía nada más.

Ella respondió,

“No tengo

tiempo.” Él dijo,

“¿Cuántas

horas tiene el

día?” Ella respondió,

“Veinticuatro.”

Él dijo,

“Absurdo:

un día tiene

tantas horas

como las que pongas en él.”

 

 

44

During a counterpoint class at

U.C.L.A., Schöenberg

sent everybody to the blackboard.

We were to

solve a particular problem he

had given and to turn

around when fi nished so that

he could check on the

correctness of the solution.

I did as directed.

He said,

“That’s good.

Now fi nd another

solution.” I did.

He said,

“Another.” Again I found

one. Again

he said, “Another.”

And so on.

Finally, I said,

“There are no more

solutions.” He said,

“What is the principle

underlying all of the solutions?

 

 

44

Durante una clase de contrapunto en

U.C.L.A., Schöenberg

envió a todos al pizarrón.

Teníamos que

resolver un problema particular que

nos había dado y recién darnos vuelta

cuando hubiéramos terminado para

que él pudiera comprobar la

exactitud de la solución.

Lo hice como indicó.

Dijo,

“Está bien.

Ahora encontrá otra

solución.” Lo hice.

Dijo,

“Otra.” De nuevo encontré

una. De nuevo

dijo, “Otra.”

Y así.

Finalmente yo dije,

“No hay más

soluciones.” Él dijo,

“¿Cuál es el principio

que subyace a todas las soluciones?”

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