«Hoy no soy el mismo que soy mañana, porque soy». Entrevista a Fernando Reverter

 

Tras la experiencia queda la memoria o acaso el olvido, y es que el amor no es un nudo que se pueda amarrar y desamarrar con facilidad. Sin esquirlas ni palabras atadas conversamos con Fernando Reverter en esta entrevista a profundidad.

 

 

Por Ximena López Bustamante

Crédito de la foto (izq.) Ed. PanÓptico /

(der.) el autor

 

 

«Hoy no soy el mismo que soy mañana, porque soy».

Entrevista a Fernando Reverter

 

 

Más allá del amanecer, donde se intenta rimar el eco, arañando líneas paralelas, en medio del hemistiquio en el que casi nadie quiere romper rutinas, ahí me vi tras leer Lejanos. Quedé con una sensación parecida al momento inquietante en que se apaga la luz y la puerta definitivamente se cierra. Sentir, en medio del caos, el aplastante viento que provoca el puertazo por la despedida. Ya no va a volver, te dices. Pero te lo dices sin un atisbo de resentimiento, en cambio con absoluta trascendencia.

El escritor, además de coach educativo y personal, Fernando Reverter nos presenta su segunda publicación Lejanos (2021). Libro compuesto por un conjunto de once poemas dialécticos en constelación y un corolario final, nos moviliza cual jumper de Pueyrredón a Juramento, de Misiones a La Recoleta, diacronismos de un amor que cruza avenidas, universos, pasillos de astros, peñascos, mareas, coloquios nocturnos y demás interiores de una casa que se olvidó de la risa.

Pasadas las cuatro de la tarde de un sábado de verano en Lima, la ciudad parece descansar. Es ese momento del día en que se puede sentir el profundo aliento que el día toma para preparar la noche. Con el sol bajando, al otro lado de la pantalla, una sonrisa se dibuja. Fernando no está en casa, tiene como fondo un campo amplio verde uniforme, flores alrededor, frondosos árboles bordeando la escena. Para asegurarnos de la buena recepción, el autor cambia de locación, el silencio y la soledad no son negociables. Una vez acomodados, damos inicio.

 

(De izq. a der.) Fernando Reverter y Ximena López

 

Entrevista

 

 

Ximena López [XL]: En el universo anacrónico que has creado, mencionas repetidas veces al Caos, así con mayúsculas, ¿por qué?

Fernando Reverter [FR]: Bueno, en el año 2009 recuerdo que estaba pasando por una época caótica. El libro lo empecé ese año. Era un momento en el que tenía idas y vueltas conmigo mismo. Una época estrambótica, llena de música, llena de humo. Ese era para mí el 2009 y el caos como palabra respiraba conmigo. Sentí que no tenía que ponerla dentro del poema, sino que tome protagonismo del poema. Porque el libro es como un poema largo dividido en once partes. He intentado, ya varias veces, leer un poema suelto y no. No se puede. Hay una cierta narrativa. Tiene que leerse completo, integrado.

 

 

[XL]: El juego de voces presentes, va desde las cursivas hasta una tercera voz que parece salir desde los adentros del personaje poético (con guiones), una especie de coach interno. Esta tercera voz parece motivarlo, alentarlo, le advierte, lo apacigua, ¿Nos puedes hablar sobre la intención de esta tercera voz?

[FR]: Definitivamente tiene que ver con esta voz de consciencia que sin duda todos tenemos. Muchas veces la necesitamos para que nos empuje, para que nos guíe. Lo ideal es que nos guie a un buen puerto, pero por ahí esa voz puede conducir a uno a muchos lugares. Esa tercera voz que utilizo en el libro es la misma voz que utilizo en el día a día y me ayuda, vaya que me ayuda. Yo creo que a esa tercera voz también podría llamarle intuición. Me equivocaría menos si le hiciera más caso, te confieso.

 

 

[XL]: Sé que en tu familia la literatura y las artes nunca estuvieron apartadas. Cuéntame un poco sobre tu acercamiento a la poesía desde el seno familiar. ¿A qué edad aproximadamente conociste un libro o un poema?

[FR]: Sí, es cierto. Mi abuela era Rita Pezet, ella escribía poesía, a veces leía en voz alta. Recuerdo de niño, con unos once o doce años, a mi tío Guillermo “Pepo” Reverter Pezet también, quien era mimo. Él y mi padre escribían, pero solo publicaron mi abuela y mi tío Pepo. Vamos al hecho del mimo y a esa metáfora del mismo, a mí me encantaba verlo todo de blanco, usando lenguajes nuevos, era un espectáculo. Me calaron todas esas escenas poéticas, digamos. Le guardo memoria al tío. Mi hijo se llama Guillermo, fíjate.

 

 

En el 2002 el director de cine Alejandro Agresti estrenó Valentín, película argentina ambientada en un Buenos Aires del 1969 que relataba la vida del niño de 7 años, Valentín, junto a su abuela. “Esa película me marcó”, me confiesa Fernando. No tengo atisbo de duda, hay similitudes. La temporada con la abuela, el niño curioso e inteligente.

Pero sus referencias no solo son cinematográficas. Entre risas y bromas surge el fondo musical. No tarda en saltar a la conversación el MRA o Movimiento de Rock Argentino y sus bandas varias que marcaron el rock en español. Reverter confiesa haber tenido música en severas cantidades mientras escribía Lejanos. Le consulto, a manera de juego, que escoja una canción: Entra eléctrico de Sui Generis, me dice tras silentes segundos de meditación. “Escoger una es imposible”, me refrenda. Es un reclamo justo.

 

 

[XL]: Pasar la mano por sus llagas, ver lo inaparente, llegar al límite: sanar. Hacerlo escribiendo, por ejemplo. ¿Cómo es tu relación con el afuera al momento de escribir? ¿Algún lugar en especial, silencios, soledad?

[FR]: En Perú en algún momento pude escribir en el norte, en Pimentel. Luego fue más esta especie de “soledad porteña” como algunos la llaman. Buenos Aires y su noche infinita fueron escenarios donde pude escribir muchísimo de mi vida. Se me complica elegir algunos lugares en particular. Buenos Aires es el costado que me faltaba para ser un hombre entero, dice Facundo Cabral y no podría estar más de acuerdo.

 

 

[XL]: En el poema IV el personaje dice No era un yo, había un yo, ¿cómo logras esa despersonalización de la voz poética y tus vivencias reales? ¿Es este libro una auto ficción?

[FR]: Mmm digamos. Hay situaciones tocadas en el libro que fueron reales. Por ejemplo, el libro se desarrolla en Buenos Aires donde pasé cierta etapa de mi vida. El insomnio, las largas caminatas, los puertos, etc. El personaje poético podría ser yo, ¿por qué no?, también no podría. Es que por momentos era yo y no lo era a la vez. Como te dije antes, ese año fue muy caótico para todos mis yoes, por así decirlo. Pero finalmente es un personaje al igual que la figura femenina, la Mujer.

 

 

Los minutos van pasando y yo continúo sorprendida con cierto don que el peruano argentino posee. Tal parece que ser afable es algún tipo de talento innato en el autor. Es impactante lo avasallador de una genuina carcajada, una risa intencionada, el disfrute sincero del momento. Seguimos.

 

 

 

[XL]: Ahora entiendo porque repetidas veces invocas al sueño, reclamas querer dormir. Parece ser que el insomnio atormentaba al personaje poético. Sufriste de insomnio entonces y no fue solo un juego literario, ¿cómo lo combatiste?

[FR]: Sí, sufrí de insomnio. Digo sufrí porque fue un padecimiento que se prolongó durante varios meses ese año en Buenos Aires. El sueño me faltaba. Digamos que su ausencia me hacía crear pero su cansancio, de alguna manera, me dolía. Digo dolía, porque me atacaba. El hecho de no dormir hacía que pensara más, que yo me ataque más. Lo combatí escribiendo, sin duda. Para mí la escritura ha sido siempre una manera de escapismo. Un escape necesario, un escape al que yo abrazaba en todo momento. De hecho, iba en el tren y en la cabeza venía escribiendo, caminaba por el Dique o por alguna avenida de la ciudad y venía escribiendo, llegaba a casa y lo plasmaba. Yo creo que esa fue mi mejor manera de combatir el insomnio.

 

 

[XL]: En el imaginario caso en que tú mismo pudieras enviarle postales a tu yo de antes en Argentina. Algo así como postales del coach al poeta ¿Entre todo lo que le dirías, hay algo esencial que rescates? ¿Quizás lecciones que aprendiste después que te hubieran servido ese entonces?

[FR]: Sin duda, el coach le diría al poeta que se fije en el horizonte. Que esté más atento a la vida, que esté más atento a las señales. Sé que estas postales llevarían consigo alguna imagen que le pueda servir de ancla al poeta, ancla justamente para poder situarse en un lugar y saber que allí está seguro. También le diría que no se distraiga. Cabral lo dice clarísimo no estás triste, estás distraído.

 

 

Sin embargo, en el intento por sobrevivir como una memoria de tragedias, el personaje poético traza una ruta donde poco a poco se van haciendo y siendo cada vez más lejanos, mientras esperan el milagro.

 

 

[XL]: El personaje asimila la lejanía y sin atisbo de resentimiento confiesa luego las piedras podrían ser arena. Este podría ser un ejemplo de inteligencia emocional en la voz poética al trascender sin esquirlas la lejanía, ¿lo crees así? ¿por qué? ¿Qué opinión tienes sobre la inteligencia emocional en estos casos?

[FR]: Ese punto es muy interesante. Es lo que me faltó en ese entonces, estamos hablando de hace muchos años atrás. En ese entonces la necesitaba, aunque no sabía de ella aún. Debí dosificar mis emociones. Dosificar porque lo único que nos debería importar es hoy. No importa ayer no importa mañana, esos días no importan, importa hoy. Por lo tanto, si hubiese podido tener mi inteligencia emocional bien dosificada y controlada en ese momento para justamente gestionar mis emociones no hubiera hablado tanto del caos, por ejemplo. Por eso mencionada hace rato que el coach le diría al poeta que se fije mejor en el horizonte, que lo observe, que lo contemple, que le sirva para algo. Como se sabe el horizonte sirve para andar.

 

 

[XL]: Todo proyecta nuestro respiro, nos dice el poema X. Finaliza con un retórico ¿quién soy yo ahora? Al día de hoy, ¿se tiene respuesta a esa tremenda interrogante?

[FR]: Esta pregunta me pone cómodamente nervioso. Creo que es una pregunta futurista, porque se puede responder siempre. Es una pregunta que puede estar presente todo el tiempo, hoy no soy el mismo que soy mañana, porque soy.

 

El poeta Fernando Reverter

 

En un ejercicio de subjetivación mediante la escritura, Marcel Proust descubrió la memoria involuntaria, un tipo de memoria que no puede evocarse a voluntad y que escapa al dominio de la inteligencia. Es un fenómeno psicológico que ocurre cuando algún estímulo detona recuerdos perdidos para la conciencia, recuerdos que no sabíamos que guardábamos, pero teníamos.

 

 

[XL]: Siento que este fenómeno sale a flote en algunos versos como transparencia que rondas quemando a la distancia, el cual asocio al conjuro de un recuerdo despintado. Ahí el poder de las emociones, resucitar lo que se pensaba muerto: revivir memorias. Como coach ¿por qué crees que esto pasa? Y, ¿cómo poeta?

[FR]: Me es difícil hacer la separación entre coach y poeta, porque finalmente soy ambos. Además, uso mucho la poesía dentro de las sesiones con mis pacientes. Yo siempre creo en la razón de la verdad de cada ser humano y creo que nosotros lo que hacemos quizás es confesar el recuerdo de un recuerdo de algún recuerdo. De hecho, a veces uno recuerda algo, pero no es sino el recuerdo de un recuerdo de un recuerdo y lo vas formando y ayuda mucho a crear, por lo menos a mí me ayuda muchísimo a crear.

 

 

[XL]: ¿Cómo introduces la poesía en terapias?

[FR]: Por ejemplo, hay personas que tienen muchos tapujos para expresarse de manera oral. Se necesita encontrar una manera de sanar y la verdad es que uno se cura hablando. Sin embargo, hay otras formas de sanar. Una de ellas puede ser la poesía. Entonces yo lo enfoco como una posibilidad más de sanación. Hay quienes la toman y otros que no, pero al final sí se logra el objetivo.

 

 

Por unos segundos invertimos los papeles. Me adjudiqué por unos segundos la credencial de terapeuta e hice cortas preguntas en una alteración que adapté del conocido cuestionario de Proust para esta entrevista. En su momento personajes como Oscar Wilde, Allen Ginsberg, entre otros respondieron a las más de veinte preguntas que el cuestionario original lleva.

 

 

a) ¿El principal rasgo de tu carácter?

– Paciencia.

b) ¿Lo que más admiras en un hombre o mujer?

– Valentía en ambos.

c) ¿Un aroma que sea tu lugar seguro?

– Siempre vuelvo al aroma del cuello de mi hijo cuando era bebé.

d) ¿Cuál es el estado presente de tu espíritu?

– Presente

El diagnóstico es reservado. Vivirá, sin duda. Allá, lejos y lejanos… Mujer.

 

 

 

 

 

*(Perú). Coach personal y poeta. Ha publicado en poesía Hombre- solo (2014).

 

 

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