Vallejo & Co. presenta esta entrevista EN PRIMICIA al poeta estadounidense Richard Jackson, uno de los principales exponentes de la poesía estadounidense actual.
Es autor de diez libros de poemas, incluídos Resonance (2010, Premio Eric Hocher), Half Lives: Petrarchan Poems (2004) y Unauthorized Autobiography: New and Selected Poems (2003), publicará con la editorial Kriller71 la versión de Resonancia en nuestro idioma, gracias al trabajo de Marta Del Pozo quien lo entrevista. Esta nueva entrega de Kriller 71 se presentará en la librería Pequod, Barcelona.
Por: Marta del Pozo
¿Podría explicar el ímpetu original de su escritura? ¿Cuándo/cómo estableció su primer diálogo con la poesía?
Cuando empecé mis estudios en la universidad New York City estaba en ingeniería pero pasaba mucho de mi tiempo yendo a Greenwich Village y Washington Square a escuchar música. Aprendí a tocar la guitarra y empecé a escribir canciones. Al final las palabras y la música de las palabras se convirtieron en lo más importante. Empecé a faltar a clase, después me trasladaron a un centro más pequeño (Merrimack) donde tuve grandes profesores que me introdujeron en la poesía que era tan diferente de los textos que estaba escribiendo que eran realmente letras de canciones. Entonces mi hermana Sherry me dio dos libros para Navidad, Los piojos de WS Merwin y ¿Nos encontramos en el río? de James Wright, dos libros que realmente me mostraron qué era y qué podía hacer la poesía contemporánea. Un poco después leí otros poetas altamente metafóricos, especialmente Vallejo y Lorca, cuyo uso de la metáfora y la imagen sigue siendo una gran influencia.
En uno de sus poemas usted comenta “nunca sé por dónde erra mi otro ser / o lo que ella dice.” ¿Cómo le ha ayudado la poesía a conectar con el misterio del yo? ¿Cree que la voz pertenece a otra persona?
¿No era Rimbaud quien decía, “Yo es otro”? Harold Bloom dijo una vez que Shakespeare era todos sus personajes, los buenos y los malos, que estaban todos dentro de él. Creo que en muchos aspectos eso es verdad para todos los escritores. Pienso en Pessoa que inventó su propio mundo con quién sabe cuántos heterónimos. Y el héroe de Cervantes que sigue el guión de su propia vida en la segunda parte de esa gran novela. Creo que todo esto tiene su origen en la idea de que si vamos a imaginar cosas y luego utilizarlas en nuestra expresión artística, entonces vamos a obtener reacciones distintas, percepciones distintas y sentimientos diferentes respecto a esos mundos, a menudo contradictorios: por lo tanto, al menos a ese nivel somos personas distintas constituidas por esas respuestas variadas. Pero todavía quedan partes de nuestros antiguos yos, siempre existe una intersección de varios yos, y lo que permanece es la esencia de nuestra voz. Eso explica porqué podemos leer algo de un poeta y saber, incluso sin el nombre, quién lo escribió –o al menos podemos hacer una conjetura. Hay algo sobre la voz –todo el misterio de la poesía realmente- que permanece detrás de esos yos.
Escribe sus poemas en versos largos. ¿Considera que esta forma de verso le permitió jugar con imagen y ritmo?
Me gusta más el verso largo porque tiene mucha flexibilidad. Admiro a Whitman y a C.K. Williams por ello. Creo que me influenció algo de Thomas Traherne, un poeta renacentista, y las epopeyas de Blake. El verso largo es como una caña de pescar larga, y el desafío es mantenerla bajo control, no dejar que se convierta en prosa. Eso implica prestar mucha atención a la sintaxis y a la frase, a las pequeñas unidades del verso y a cómo interactúan. Leí hace años algunos poemas de un poeta llamado William Jay Smith y me gustaron sus versos, tan largos que ocupaban dos o tres líneas, lo que les hacía parecer pequeños párrafos. Lo intenté cuando volví a la universidad pero fallé totalmente. Me fui acercando a ello gradualmente a partir de mi segundo libro.
La naturaleza envuelve sus poemas, pero siento que los pájaros tienen una predominancia especial en sus versos: el ruiseñor, sinsonte, mirlos… ¿Podría explicar un poco más la conexión de su poesía con la naturaleza? ¿Cómo se genera esa resonancia de la naturaleza en su poesía?
Siempre he pasado mucho tiempo al aire libre. Todavía me gusta ir de excursión y acampar, y cuando era adolescente me pasaba horas solo, avistando, rastreando, pero nunca cazando. Mi padre una vez me llevó a cazar, disparó a un pájaro, y erró el tiro –deliberadamente, supe después. La cuestión era ver si uno PODÍA hacerlo, la cuestión era vivir en algún modo de armonía con la naturaleza. Siempre he admirado a Marco Aurelio, su sentido de equilibrio con la naturaleza, a Lucrecio, y a diversos escritores, desde Emerson y Thoreau hasta Annie Dillard y Robert Penn Warren, cuyo Audubon fue una gran influencia sobre cómo escribir sobre la naturaleza. A menudo devoraba libros sobre pájaros y flores que después trataba de encontrarlos. Hay un sinsonte que anida en un árbol en mi casa y canta sobre las tres de la mañana, y después más tarde, durante el día, con una increíble variedad –de “yos”, diríamos, si fuera un poeta. Hay un problema al escribir sobre la naturaleza –bien, uno no escribe “sobre” la naturaleza sino que más bien uno usa imágenes naturales como parte de un vocabulario que siempre intenta hablar de lo indecible. En cualquier caso el problema es que nosotros, con nuestro lenguaje y visión, siempre codificamos la naturaleza, simplificándola, y por lo tanto de alguna manera la pervertimos a través del lenguaje que usamos para describirla. La lluvia en los árboles de Merwin trata sobre este problema. La primavera pasada participé en un congreso en Eslovenia a cargo de un poeta, Iztok Osojnik, que examinaba esta. Era la primera vez que me daba cuenta de que de lo que estoy tratando, con lo que encuentro resonancia, no es con la naturaleza per se sino con la Naturaleza con mayúscula, algo creado por el lenguaje para que podamos relacionarnos con ella.
Tiene una estrecha relación con la cultura, la geografía y especialmente la historia de los Balcanes. ¿Cómo articularía su relación con la poesía y la política?
Primero fui a la ex Yugoslavia como poeta Fulbright de intercambio – y Tomaž Šalamun vino a los Estados Unidos. Realmente no había viajado mucho antes de eso, y cuando fui a Eslovenia conocí a un grupo de poetas (Boris Novak, Dane Zajc, Aleš Debeljak y otros) a quienes en seguida sentí como una especie de hermanos. Esto fue al final de los 80s. Cuando estalló la guerra me involucré en el movimiento de paz a través de la rama eslovena de PEN Internacional y su comité de Sarajevo. Ayudé a recaudar dinero para refugiados, edité unos cuantos libros para ganar dinero para ayudas, y conseguí un par de peticiones firmadas con la poeta Tess Gallagher que aparecieron en algunas de las principales revistas literarias de aquí para protestar sobre las atrocidades. Mis propios poemas también empezaron a incluir algunas de las cosas que había visto o escuchado. Eso por supuesto empezó a hacerme más consciente de otras atrocidades e injusticias similares que se producen en todo el mundo y me llevó a incluir esas cosas también en mis poemas y ensayos. Y también en mi propio país: hay tal increíble violencia que es casi abrumadora. No creo que la poesía pueda cambiar nada directamente, pero puede hacer más consciente a la gente, y transmite la visión del poeta, su modo de ver el mundo. Sólo ver cómo piensa y siente otra persona –los procesos de pensar y de sentir se reflejan en sus trabajos- es algo humanizador. Por lo tanto los efectos son indirectos. Creo que el poeta tiene que ser consciente de dos cosas: 1) que cualquiera de nosotros, dadas diferentes circunstancias en nuestra educación, es capaz de llevar a cabo las peores atrocidades; y 2) que el poeta no debería tomar un enfoque “nosotros vs ellos”, un enfoque “tengo las respuestas”. Eso es mera propaganda política. Las cosas son más complicadas. Y la poesía es diferente del periodismo ya que el periodista es testigo –pero la poesía es transformación: toma una situación y muestra el modo en que el poeta la piensa y la siente, como se aproxima a ella.
Hoy en día muchos poetas simplemente son testigos y esperan que los hechos creen la emoción –eso ocurre si piensas sobre el caso, pero la poesía, el arte, crea una emoción que es diferente, que está compuesta por una visión transformadora. Una de las razones por las cuales me gusta viajar es justamente esa: para obtener una perspectiva distinta. Todavía vuelvo cada año, sobre todo a la Europa del este y la central, pero también a Italia y a otros países de occidente. Este mes de mayo tengo planeado ir a Portugal y a España.
Sus Afinidades Electivas. No diría que su escritura deriva sólo de un diálogo con la tradición poética puesto que se puede encontrar en ella una amplia gama de referencias (artísticas, mitológicas, científicas, etc.). Me recuerda al proyecto romántico de Novalis, quien tenía en mente escribir un libro en el cual todo conocimiento estaría conectado a través de la metáfora. ¿Usted tiene esta idea? ¿Podría describir el proceso a través del cual compone sus poemas y su mapa de referencias?
Sí. Novalis sería un buen modelo- no he pensado sobre esto. Cada poema es una metáfora –la palabra deriva del griego y está asociada con llevarnos, transportarnos como sostiene Longinus. La manera como nos transforma, el paso y la cadencia, es el ritmo, la música, lo que conecta las partes en una armonía resonante. Ese llevar es también un llevar asociaciones, por lo que a nivel de un poema uno ya tiene la sensación de conectar conocimiento y percepciones. Y así la obra de un poeta aspira a más conexiones inclusivas. Sé que en mi propia vida siempre estoy haciendo conexiones en relacionadas con el tiempo –lo que pasará en dos semanas a esta hora, lo que pasó la semana pasada. Y también con el espacio –tengo memoria casi fotográfica para los lugares y así siempre estoy relacionando un lugar con otro, conectándolos a veces por tenues vínculos visuales. Es una actitud y perspectiva que gobierna mis poemas.
Mi proceso siempre es el de hacer conexiones de esta manera. Empiezo con páginas de cosas que he observado, leído, escuchado, oído por casualidad- cualquier fragmento de percepción o sentimiento. Leo mucha ciencia, escucho mucha música, leo mucha filosofía y biografía, y soy una especie de adicto a las noticias. Así todo eso puede encontrar su camino en unas cuantas docenas de páginas. Entonces cuando una primera línea acude, el resto del poema puede desarrollarse rápidamente. Confío en que todas esas notas son un vocabulario, que mi subconsciente las ha señalado y por lo tanto en algún nivel deben estar conectadas. La primera línea ofrece una pista, y luego las otras cosas se amontonan gradualmente a su alrededor. La primera línea original se puede cambiar o puede perderse pero gobierna el poema durante un tiempo. Todo está abierto, el poema podría ir hacia cualquier parte. Estoy completamente a su merced. Y esto es la maravilla de todo ello, descubrir maneras de pensar y de sentir en las que no había reparado anteriormente.
Las últimas líneas del primer poema en el libro versan sobre su poética, “el poema debe / acabar, como un camión de basura cargado con excusas, que se dirige al vertedero.” Y en el último verso del último poema el yo poético llega a comprender que “Hay tiempos como este / cuando no aparece ningún final.” De algún modo, parece que usted en sus finales a menudo vuelve a sus inicios. En muchos de sus poemas aparece la idea de un cierre imposible que de todos modos sucede. ¿Qué opina de la idea de cierre y forma?
Me influyeron mucho los poetas ingleses románticos. Sus poemas a menudo son abiertos, tienen lo que podríamos llamar una teleología provisional y se revela en fragmentos, poemas que simplemente se detienen – ¡el gran poema de Wordsworth se llama El preludio, al fin y al cabo! El final de La caída de Hiperión de Keats dice “Llameante acometía…” Creo que la metáfora es esencial- la parte más esencial de un poema. Me gusta cuando un poema técnicamente se auto-clausura desde el punto de vista del ritmo y la imagen, pero deja algo abierto, algo ligeramente inestable e inquietante. Esto remite a la idea de la metáfora –el poema nos lleva a un lugar que es sorprendente, y después nos deja ahí para realizar más conexiones. Por lo tanto para mí si un poema funciona desencadena una serie de asociaciones y sentimientos interminables en el lector. En esto seguramente estoy influenciado por Heidegger y en especial por el sentido de Derrida de subversión, reconsideración, reconstrucción. También hasta cierto punto por Lacan – cómo y qué revela el lenguaje sobre nuestros yos más profundos. Creo que la poesía recrea el pensamiento de estos escritores. Por lo tanto, el cierre para mí es algo formal, una cuestión de formato, envoltorio exterior –pero el poema sigue abierto cuando funciona mejor porque la poesía siempre persigue lo indecible, y dado que lo que dice no se puede decir completamente, el lector tiene que seguir volviendo al poema, y el poeta tiene que escribir el siguiente. “En mi fin está mi principio” escribe Eliot en Cuatro cuartetos. Un poema siempre es ya un comienzo.
Finalmente, como crítico literario ha estudiado y entrevistado a sus contemporáneos. Me gustaría saber con qué escritores se siente más conectado y por qué. ¿Hay alguna escuela de poesía con la que se sienta más alineado?
Realmente, no subscribo ninguna escuela. Leo poemas traducidos de todo el mundo. Me encantan los surrealistas pero también los formalistas y los poetas narrativos. Para mí es una cuestión de qué bien está escrito un poema, independientemente del estilo o de la escuela de pensamiento. Esta semana he estado leyendo a Ovidio, Ashbery, Dickinson, Camões, Akhmatova, Dean Young. Recientemente leí a Gerald Stern, Phil Levine, Marvin Bell, Richard Wilbur, Jack Gilbert, Ed Dorn –un grupo bastante ecléctico. Me gusta escribir críticas, ensayos donde puedo reflexionar sobre cuestiones que otros han planteado. Muy a menudo después de escribir un ensayo empiezo a escribir poemas que abordan esos temas en el ensayo de una forma más metafórica.
Un poema traducido de Richard Jackson
Privado
A veces sólo espero que el camino llegue aquí.
A veces pienso que existo en un mundo paralelo, como esta
mañana en este particular domingo de septiembre en Nueva York.
El modo en que se sintió Confucio al comenzar su carrera como inspector
de maíz. Sólo tienes que encontrar algo en que ocupar tu tiempo.
Como esta historia en el periódico sobre los peces: El mero
nace hembra para convertirse luego en macho. ¿Acaso no nos dice
esto algo sobre nuestra confusión sexual? No la mía, claro.
Es como Tiresias, que primero hace de uno, luego de otro.
Es como la manera en que ahora cuentan que el universo va
rebotando de Big Bang en Big Bang. Toda la teoría
se parece al grafiti que alguien pintó en Bowery Street.
No importa, todavía puedes oír a la luna frotándose
la espalda contra las estrellas. En alguna garganta están atascados
todos los significados. Una cría de petirrojo ingiere 4 metros
de lombrices de tierra al día. Eso me hace pensar en –
bueno, no estoy seguro, pero si lo he escrito aquí debe de ser
importante. ¿No lo ves? Todas las ventanas son ajenas.
Estoy escuchando la guitarra de jazz de Kenny Burrell deslizándose hacia
cada esquina de la habitación. El aire se descuelga. Las paredes se desploman.
Me pregunto si Tomaz estará en la cena después de la lectura.
Algunos dicen que camina sobre el aire. Otros, que es un ser alado.
Hace mucho tiempo que yo mismo no camino sobre las aguas.
Es posible que esté soñando con Tiepolo, su favorito, o con Fra Angelico.
Yo prefiero a Caravaggio y a todas las víctimas que pintó como santos y
profetas. Él debió de haber sido la nube que se cernía sobre sus cabezas
mientras suplicaban. 300 millones de células mueren en el cuerpo
cada minuto sin ayuda de nadie. “Manténganse firmes”
dijo Paul Watson en la sala el otro día, pero ¿“mantenerse”? ¿y
de qué? No del cielo que continúa desenrollándose como un torno
hasta convertirse en mi techo. Lo cual no significa que esté más cerca.
El cielo está sólo a un pecado de distancia, la vieja canción de Kendall.
O a un susurro, según otra versión. Y qué. Tampoco nadie
sabe lo que Jesús escribió en la tierra. La pica es una enfermedad
que te hace comer tierra. La sexomnia es una enfermedad en la que
se practica sexo durante el sueño. Con eso se ahorra mucho tiempo.
Todos los relojes de Pulp Fiction marcan las 4:20. Las comadrejas
reinan en los bosques detrás de mi casa en Tennessee. Tienen
los ojos nublados y serían feroces si no fuesen tan estúpidas
y se diesen cuenta de lo afilados que están sus colmillos y sus garras.
El ojo del avestruz es mayor que su cerebro. Se parece
a los cerebros de Wall Street que se encogen con cada rumor.
Un avestruz te puede dar una patada mortal pero tú puedes volar más lejos.
No como mi perrita Maggie, que incluso le teme al viento.
Si tienes suficiente entretenimiento o un buen asesor de imagen,
no tienes por qué confrontar la verdad. De ahí, este poema.
Y quién ha de comprobar jamás qué significa todo esto- como
que el río subterráneo que pasa por debajo del Nilo es seis veces
mayor. Testificar significaba originalmente jurar sujetándose
los testículos. Sólo hay dos cosas inventadas
en este poema, pero la verdad es que sólo el futuro las podrá revelar.
El futuro es el halcón que escuché pero no pude ver en lo alto de
los árboles abrumado por los cuervos que defendían sus nidos.
El pasado es una sierra eléctrica. No hay temor que no pueda ser
traducido a alguna forma de amor. El 21% de las ranas de las afueras de
Connecticut se han vuelto hermafroditas. Beben demasiados
herbicidas, retardantes del fuego y pesticidas, como nosotros.
Las aceitunas negras, ésas son mis favoritas. Son estrellas que
se han extinguido. A veces las farolas están alineadas
de tal modo que tienes dos sombras. Tienes que mirar a la otra
para no perderte. Una quimera es una persona que tiene dos
cadenas de ADN. Nunca sé por dónde anda mi mitad o qué es lo que
dice ella. Algunos de mis estudiantes creen que soy Marvin Bell
pero no entiendo por qué no ven que Marvin es realmente yo.
Una estrella de mar puede volverse del revés y esconder sus sentimientos.
¿Qué son estas palabras sino la piel mudada de alguna serpiente
que se ha calentado toda la tarde en la roca de un desierto?
Ése es Marvin, el que nos acaba de llevar al desierto, no yo.
La luz del sol que pega en la tierra a cada momento pesa
tanto como un transoceánico. Me pregunto si Terri y Kari regresarán
antes de que me tenga que ir. Esperaré. En reposo generamos
100 vatios de electricidad, pero si los utilizásemos seríamos
víctimas de combustión espontánea. No hay razón por la que
no podamos estar en dos lugares al mismo tiempo. Todo se parece
como a un recuerdo de escaparates tapiados con tablas. Justo ahora, la guitarra
de Kenny Burrell alcanza el clímax antes de sosegarse en un Soul Lament.
Puedo grabarte este CD. Su música es como una fotografía.
El mundo sigue clavándose en su retina. Parece que todo se detenga.
Cuando las galaxias dejan de girar pierden el equilibrio como ruedas averiadas.
Estas palabras son como las ranas de Borneo, que no tienen pulmones.
La polilla emperador puede oler a la hembra a 7 millas.
Siempre sabe cuándo el fin está cerca. Una pared de grafiti
se pinta siempre sobre otra. Quizás no haya final.
Podríamos continuar así eternamente. Pero ya están todos allí.
Es posible que lleguemos tarde a la lectura, pero el poema tiene que
terminar, como un camión de basura cargado de excusas, camino al vertedero.