A propósito de sensible y reciente fallecimiento de Hugo Gola (1927-2015), Vallejo & Co. le rinde un homenaje al poeta, mostrando una selección de sus mejores poemas además de una breve nota introductoria.
Por: Hugo Gola*
Selección de poemas y nota introductoria:
Tania Favela Bustillo, Luis Verdejo y Jesús Coss
Crédito de la foto: ©Luis Verdejo
Hugo Gola (1927-2015)
A la pregunta[1], ¿qué es la poesía para usted?, Hugo Gola responde:
Varias cosas al mismo tiempo, pero antes que nada un modo de estar en el mundo, una forma de vivir mi propia vida. Sin ese vínculo no puedo imaginar cómo habría sido mi existencia. En algún tiempo me dio ánimo, en períodos oscuros me sostuvo contra la desesperanza. Por ella pude relativizar tanto lo bueno como lo malo e incorporar estos extremos al equilibrio inestable de mi vida cotidiana. Cuando me siento lejos de esta experiencia, cosa que a veces sucede, todo pierde intensidad y atracción. Y la poesía es, además, una de las formas más sutiles y complejas de conocimiento.
Consciente del valor de la poesía, Hugo Gola dedicó gran parte de su vida, no sólo a escribir poemas, sino a compartir ese conocimiento y ese amor que a él le fueron dados. Se dedicó a esparcir las semillas de la poesía, a propagar su energía, su alegría interna y su visión del mundo. Incluso aquellos que no conocieron personalmente a Hugo Gola se nutren hoy de esa energía que irradia de sus poemas, de los libros que publicó y de las revistas Poesía y poética (1990-1999) y El poeta y su trabajo (2000-2010) que editó. Quede esta muestra de sus poemas como homenaje y profundo agradecimiento.
Hilos cambiantes.
Antología de poemas de Hugo Gola
(de Jugar con fuego)
Y además
mi corazón
tiene la culpa
porque nació
tan tibio y sorprendido
y yo también
un poco
y este cielo
y estás mañanas libres
y estas calles
por donde el aire estalla
y este gran infierno de los hombres
tiene la culpa
Pero
sobre todo
mi corazón
que no me deja
mi corazón
que me derrama
y me pierde
La culpa es mía
la traigo desde lejos
pero qué puede hacer
sino vivir así
y andar a cada rato
con un dolor
y un sueño
custodiándome
Qué puedo hacer
si el corazón
me vino enorme
y tiembla
por cada soplo liviano
qué puedo hacer
sino abrazarlo
o cuanto más
echarlo al aire
….
Aquí
yo
y el tiempo
y todo lo demás
y tu corazón
alto y presente
sediento todavía
Apresúrate
que crezco
hasta estallar
Oh qué dulzura
la de este cielo herido
la de esta nube
arrastrando
como quien dice
el ala
sobre mi cabeza
Quiero
aquí
todavía no
Levanta corazón
tu puntería
no te derrames
Me moriré
de puro amor
vacío
me quedaré una tarde
en mi terraza abierta
con las manos sin frutas
de puro
puro
corazón que soy
…….
¿Ves esa niebla que anda como desprendiéndose del río, la
ves ahora, casi rozando el suelo, acariciante y huidiza sobre
los pajonales secos, amarilleados por la escarcha de un otoño
desmedido? Son nubes, nubes que han bajado, cansadas de
tanto movimiento puro, sin apoyo, deseosas de sentir la solidez
tozuda de la tierra, su beso opaco.
…….
De cuanta inclinación
estamos hechos
de cuántos hilos
decaídos
y sin embargo
somos
otra sustancia
una piedra
quizás
o una legumbre
un alambre sonoro
pero no un hueco
Quiero abrazar
lentamente
el aire
palparlo
reconocer
su agudo crecimiento
quiero beber
la espuma
toda la espuma de los soles
y la tempestad
y todo ese viento
azul
que asume la mañana
y tocar mis piernas
recorrer su lento límite
pero sabiéndolas
simples
y útiles
e inacabables
como cualquier estrella
o mucho más
Estamos tan ciegos
estamos hechos
con una inclinación
y una plegaria
y sin embargo
somos tan enhiestos
como la hierba
tan hondos
como el agua
la piedra
o el canto del océano
que nunca acaba
ni declina
Estallamos de pronto
y sin saberlo
cuando la tarde
doblega su rostro
y temblamos
como si el sol muriera
para siempre
como si acabara
detrás de esa cortina
liviana
que el teje el horizonte
Somos más que la hierba
y la plegaria
unidas
somos más que el cielo
infinitamente vacío
y desgarrado
y sin embargo
tenemos siempre el llanto
atado aquí
mientras la aves
renuevan su susurro
y los amaneceres
arrastran otra música
La tierra
no ganó lo que pensaba
se hizo más triste
con nuestra pobre luz
y comenzó a inclinarse
más allá de la pregunta
y a destilar
las últimas gotas
del sueño
a triturar los goces supremos
del aire
y la estación
Mas no alcanzó a saber
por qué la muerte
y el silencio
doblan la felpa tierna
de nuestras rodillas
No es el momento aún
Todo vendrá
sin embargo
con las nuevas legumbre
con los vinos sabrosos
de un verano
sin término
Todo vendrá
cuando los músculos
ensanchen el área de su luz
y las voces alcancen
la nueva esfera
que ya planea
detrás del horizonte
más allá de las estrellas
y de los surcos sangrantes
de estos días
(de Siete poemas)
VII
Shiki soku ze ku
Ku soku ze shiki
Los fenómenos no son diferentes de ku
ku no es diferente de los fenómenos
Hannya Shingyo
La mañana tocó
el párpado
abrió abrupta
el ojo semidormido
la mañana
forcejeó
con su fuerza de luz
penetró debajo del párpado
y se incrustó
abrupta
bajo la telaraña
de sombras
dormida todavía
shiki fenómeno de luz
de la mañana
incrustóse debajo de la
telaraña
extendida
del párpado
bajo la sombra tenue
de la telaraña
juego de la luz
abrupta
y de la sombra
obstinada
la mañana
y la noche
encontrándose
bajo la bóveda
incierta
de un ojo
bajo el sol oscuro
todavía dormido
shiki soku ze ku
golpe
tamborileo
tenuemente
toque
despierta
deshollina los restos
de la noche
tendidos bajo párpados
de sombra
ku soku ze shiki
nada es distinto
no son diferentes de ku
los fenómenos
ni ku es distinto de
los fenómenos
luz golpea
tenuemente
sobre sombra
sombra y luz
intercambian
tenuísimos golpes
golpísimos tenues
cambian de máscara
una asume a otra
sumiéndose una en otra
en la espiral reversible
del ascenso arduo
del abrupto descenso
La mañana es ku
y ku es la mañana
claridad de sombra
párpados de luz
giran persiguiéndose
en el aire
dentro y fuera
piel caparazón cáscara
todas vuelven del revés
su sustancia
dan un vuelco
desenrollan el cuerpo
huidizo
de la espiral
traspasar la máscara
desovillar
el hilo anudado
volver a tejer
la telaraña de la sombra
minuciosamente
con el hilo de luz
del manto oscuro
sacar las hebras
una a una
y
pasarlas por la incierta
mañana que nace
(de Filtraciones)
El sauce sacude su follaje
la palmera sube alta
por encima del níspero
entreveo un cielo borroso
detrás de las hojas
pálido y seco asciende
el día del verano
temprano desde mi balcón
oigo el rumor del viento
y de los pájaros
¿es éste el silbido del zorzal?
a los sesenta todavía te confundes
…….
No más acopios
inútiles
ni enseres
ni baratijas
ni repisas
sólo paredes blancas
un pantalón
una camisa
una campera de cuero
un pan para cada día
una mínima cuota de carne
poca verdura
alguna fruta
qué más?
tardes vacías
para subir al cielo solitario
Recién ahora empieza
la gimnasia
…….
Las golondrinas
vuelven
antes se van
para volver
a su a su
rutina
de golondrinas
volver
rutina
mas si uno
se va
si uno uno
volver
no sé no sé
ellas
nunca se van
pero uno se va
y volver
no sé no sé
no es golondrina
uno
no sé qué es
uno
para volver
no sé
qué es
…….
Ni ave de verano
ni murciélago ciego
ni escorpión
ni trompo
ni salida
la garza que sube
solitaria
el insecto
que se arrastra
o vuela
la danza
sólo la danza
que arrasa voraz
y toca vibra
enciende se deshace
¿es ésa la sustancia?
del brazo
del ojo
de la flecha que perfora
cuerpo y aire
que enlaza sube recupera
la blanda flecha rígida
diurna
que sigue y sigue
hasta cruzar el blanco
no es así
no debe serlo
ni vos siquiera
ni el distante
ni nadie nadie
oscuro
un poco más atrás
del sótano
en la ciénaga
en el nudo de la entraña
detrás del nudo
más hondo
donde nadie alcance
donde ya no haya
clave ni llave
ni litigio
que se cierren las puertas
las ventanas
las rendijas
que se tape la luz
y todo caiga
a un pantano de sílabas
a una mezcla terca
final escurridiza
es dependencia
el ave el murciélago
el intento
si borra
que se borre todo
si se niega
que se niegue
que no quede cruz
ni sol ni símbolo
ni barro ni plegaria
que caiga al fin
la luz
la flecha
el blanco
que no quede rastro
ni rostro
ni salida
ni para el yo
ni para el tú
ni para el vos
ni el todavía
que te enceguezca el blanco
que arda la zarza
que el cielo se escurra
y precipite
….…
1
Caminó. Largo. Largo.
Calles oscuras. Con polvo
En la mañana. También en
tardes. Pasos medidos o perdidos
Caminata sin ir. Borrar. Borrar.
Siempre el mismo. Camino.
A veces, otro. A veces
también hasta el río
o hasta el lugar de los muertos.
En el calor. En la
mañana, en la tarde.
Bajo el sol y el polvo.
Insoportable la tarde
de verano. Y el
viento. El viento.
Sólo andar. Sólo.
Hasta el río. Sin mirar.
O mirando. Mirando.
El mirar a veces
ayuda. El mirar lo ya
visto. Acompaña el andar.
Poco que ver. Lo mismo
siempre. A veces con
viento. A veces sin.
O con lluvia, o sin.
Y si sin, el polvo.
El polvo que inunda
el andar. Que crece
y sube y estalla en el
aire. El polvo que cae
y detiene el andar.
2
El andar a veces
rodea el río o el lugar
de los muertos
que pensó su lugar.
Los pasos gastan
parte del tiempo.
Hasta el río
ida y vuelta. En horas
de sol. La caída del
sol. Entonces recoge
sus pasos. Se repliega.
El camino mil veces hecho.
Mil. Diez mil. Sin sorpresas.
Repasar lo sabido. Mientras.
Mientras. Repasar lo visto.
Lo mismo visto. Lo mismo
oído. Del camino. De los
ojos. Circular. En círculo.
De la casa al río y vuelta.
Ya sin mirar. Sin ver.
Un aire amarillo arrasa
el rostro.
Y todavía caminar.
En la tarde no.
En la noche. En la mañana.
Para iniciar. O despuntar.
Más solo. Ya sin. Cumplido
y vacío.
Repasar lo sabido. Todo en
suspenso. Cabeza desnuda.
El calor. El sol. Qué hacer?
3
El polvo blanco
blanquísimo. Casi arena
muy fina
casi polvo. Pero quieto.
Las suelas ardiendo. Esos
perros. Ya ni miran.
Semi-dormidos. No ladran.
No miran. No duermen.
El círculo otra vez.
Buscando. ¿Qué?
Como si hubiera. O mientras.
Mientras tanto. Qué más se
puede? El viento cruje
¿o es el polvo?
¿o es la noche que cruje?
¿o es el cielo?
que no había visto
ni mirado.
Nada fue allí. Nada hubo.
Nada allí pudo ser. Se creía.
Pero no. Nada fue.
Tiempo vacío. Pasos cir-
culares. Una vez hasta el río
y vuelta. Hasta las tumbas
y vuelta. Rodeado de zumbidos
y polvo y viento. Del propio
silencio. Lleno de pasos.
Del andar. De la ida y la vuelta.
4
Del mirar vacío. Del andar
vacío. Sin palabras. ¿A quién?
Al polvo? Al viento? Al río?
A las tumbas?
Retirado. Recogido. Pertrechado.
Aguarda. Para que nada hiciera
mella. Pero todo lo hacía.
Los pasos. Recorrer. El polvo
un día. Otro día. Y el calor.
Mientras. Mientras. Todo era
mientras. Lo supo. Lo quiso.
El río, las tumbas, el camino.
Nunca nadie. Nada allí pudo.
Ser. ¿Para qué, ya? Se cierra
el círculo cuando
la noche
cae.
(de Ramas sueltas)
Desde mi ventana
veo
las ramas oscuras
del jacarandá
el viento del atardecer
apenas las mueve
tan distinto del otro
distante y quieto
florido siempre
erguido
en la fosa
apacible
de la memoria
…….
Ella
afirma o interroga
en su enigmático lenguaje
“es el recuerdo, sobre todo,
asunto de ramitas, hojas, hierbas,
piedra” (H.D.)
y seguramente alude a la llama
viva de su propia memoria
pero ¿qué es el recuerdo para
otros?
qué es para vos el recuerdo?
también hay ramitas y hojas y
hierbas en algún fulgurante momento
pero no están sueltas, separadas,
únicas y ardiendo para siempre,
ellas son parte de un río
que corre en la llanura
vuelan sobre la costa abrupta
y dejan de ser
cosas sueltas y vibrantes
se integran a un movimiento
arrastradas y pierden su
comienzo
se ocultan y aparecen
vuelven una vez
y otra
y otra
hay hierbas aquí y allá
…….
Como antes
llega ahora esa ráfaga
no es un milagro
lo que llega
una sílaba que suene
basta
un ruido mínimo
la sombra que cruza
la ventana
el cielo vacío
de septiembre
la hoja que cae
una luz que se apaga
y todo brota de nuevo
sube
estalla
desborda
como antes
…….
El momento final
será el del fin?
te aferras a este
pedacito de luz
a esta hora repleta
de objetos libros lámparas
o vacío si miras mejor
uno viene de qué sombra
y a qué sombra inútil va
va viene va?
poco poco se sabe
por qué tanto entonces
una nada -menos
que una nada-
perderla qué te da
o no es la pérdida
de aquello que no es?
qué es entonces
propongo pasar sin
prisa la línea
cruzarla como se cruza
un puente
por última vez
y llegar liviano
a la otra orilla
tal vez silbando
y nada más.
(de Retomas)
flores rojas
sobre un fondo
verde
y atrás
lejos
un cielo bajo
con manchas
negras
el cuerpo
se abre
de gozo
se expande
y fluye
en un ritmo
liviano
y lento
esa dicha
flor
árbol
cielo
súbitamente
se hunden
en un charco
de suburbio
la fiesta
se borra
poco a poco
…….
retornas
saltas
hacia atrás
lo que pasó
se desvanece
aquello
que pasó
la lluvia
el barro
las palabras
ínfimos brillos
semiapagados
apenas
crestas
que huyen
atrás
las pocas
semillas
la humedad
el hilo
del agua
aquí
ni eso
el sol
se precipita
y cae
al vacío
caen
también
las cruces
los ríos
las miradas
…….
un trazo
un trozo
un tono
un toque
un punto
que vibra
una línea
que vuela
una mancha
de sombra
un círculo
puro
aquí
o en el
cielo
quizá sean
el augurio
la clave
el indicio
secreto
para la
vida
o para
esta tarde
…….
no es
tan probable
que reviva
la flor
arrancada
y puesta de
nuevo
sobre
el tallo
una vez
que
la vida
se
corta
ya no
vuelve
así es
ella
frágil
tenue
intratable
(de Resonancias renuentes)
3
los hombres
las palabras
el ganado
fueron ganando
ese espacio silvestre
palabras primarias
llegadas de todos
los suburbios
sirvieron al principio
para intercambiar desdichas
para resistir
las embestidas de la
extensión
y el desamparo
no es posible
olvidar ese comienzo
está enredado en las vueltas
y revueltas de la sangre
en los primeros sobresaltos
del corazón
también en los relatos
primordiales
aquellas búsquedas
eran tropiezos sucesivos
repletos de horror
y de coraje
así se fue gestando
aquel sonido
de la palabra
bárbara
un incipiente perfil
que luego forjó
la diferencia
4
es más difícil
penetrar
que describir
alcanzar el nudo
la semilla
la claridad sutil
que se resiste
las palabras huyen
se esconden
o se prestan fácilmente
a repetir lo visible
construir afinidades
extraer la médula
revelar los tonos
secretos
es otro cuento
6
no quisiera
que arraigue
una ocurrencia que suele
repetirse
la de la belleza
nacida del milagro
detrás de la palabra
elegida
hay montañas océanos
de dudas
la incertidumbre es la constante
idas y vueltas
desolación
sin fondo
cada término
que llega hasta el final
cada sonido aéreo
que se agrega
no vienen del milagro
llegan después
de infinitas filtraciones
de forcejeos y tropiezos
no de un soplo
extraterrestre
aunque a veces
traigan el brío
de un relámpago
y se impongan
imprevisiblemente
con la certeza
de una iluminación
“milagro” es el
residuo
palpitante
la presa que respira
y queda en pie
subterránea búsqueda
de lo real
de sus hilos cambiantes
en la movediza materia
del entorno
8
te gustaría saber
algo más sobre
la muerte
lo que sabés no basta
los días se suman
el hilo suspendido
en el aire
se agita
y desvanece
muestra su palpable
finitud
el enigma sigue
muchos de los que
se han ido
van borrando
suavemente
ninguna señal nos llega
nunca
también se apagaron
los fresnos los olmos
las altas casuarinas
las hojas primero
luego las ramas
y los tallos
igualmente cayeron
esos mínimos seres
emplumados
que se esconden en la
fronda del ligustro
lo que respira
todo lo que respira
se desliza hacia un foso
sin fondo
deserta de su especie
y de toda compañía
mas se podría
igualmente aludir
a la piedra
a esa piedra roja
blanca
afilada que no
cambia bajo los pies
o a esas nubes veloces
e informes que viajan
sin destino
y se deshacen luego
para volver a iniciar
su travesía
se unen
se dispersan
se cargan
rocas cielos nubes
el tránsito de la muerte
imágenes del retorno
de la pérdida total
y del retorno
del fin y del comienzo
vida y muerte
son acaso sólo rostros
de una misma realidad?
fases sucesivas de una permanencia?
la muerte
el origen de la vida
la vida
el umbral de la muerte?
“en el principio
está su fin
en su fin está
su principio”?
14
el desierto
cercano ahoga
tu tributo
aunque la arena movediza
aguarde tu planta
y el paso esté obstruido
hay que seguir
el lago
sulfúrico puede ahogar
tu impulso
arrebatar tu marcha
y postrarte
no dejes
que el murmullo
sea absorbido por las
piedras
devorado por el fuego
o triturado por los
cuchillos del desierto
a pesar de la refriega
persisten todavía
el brío original
la obstinación silente
la osadía
18
miró el cuadro
con ojo experto
y como respuesta dijo:
“su brazo derecho
demasiado largo”
el autor
allí presente
contestó en seguida
“no es un brazo
es una pintura”
¿quién lo contó?
ya no me acuerdo
si el cuerpo se construye
siguiendo leyes
la pintura dicta las suyas
líneas suben bajan
manchas crecen o se esfuman
colores que se exaltan
o se apagan
el pintor busca perdido
sueña inventa
compone espacios
llevado por el sol
por un dios que lo guía
avanza con un ojo que no ve
con un tacto que no toca
forja su danza multicolor
atrapa el timbre del sonido
del trance viene la medida
esa es la única realidad
*(1927-2015), poeta argentino. Entre sus libros de poemas se cuentan Jugar con fuego. Poemas 1956-1984 (Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina), Filtraciones (México, Universidad Iberoamericana, 1996), Filtraciones. Poemas reunidos (México: FCE, 2004), Retomas (México: Aldvs, 2010) y Resonancias renuentes (Buenos Aires: En Danza, 2011). También ha publicado Prosas (Córdoba, Argentina: Alción, 2007), y las antologías El poeta y su trabajo II, III Y IV (Universidad Autónoma de Puebla), Antología de literatura para jóvenes (México, Universidad Iberoamericana). Además de las revistas Poesía y poética (1990-1999) y El poeta y su trabajo (2000-2010).
[1] Entrevista de Martín Prieto y D. G. Helder a Hugo Gola.