Por Javier Payeras*
Crédito de la foto Juan Sisay
Una forma de olvido.
17+1 poemas de Javier Payeras
Malditos sean los lunes
malditos sean los lunes
con sus labios muertos
con sus devaluaciones y fragmentos
con el agua envenenada de tiempo
con la tierra estremeciéndonos los huesos
el lunes
es el día favorito de los acreedores y las plagas
perfecto para asesinar por dinero
para colgar de los buses
y subrayar los periódicos
la ciudad es un eterno lunes podrido
se vive para asolear la sangre
para ser regañado/atropellado/eliminado…
Nací de madrugada y sin sangre
nací de madrugada y sin sangre
en plena ciudad
sereno / faltante
como casi siempre
nací de madrugada
broté de la herida de un amor cadáver
en el cartílago del universo
en una catedral de sal verde
Preso
preso en una bomba de nylon
el olor de ciertos callejones húmedos
despierta en mi memoria viejas plegarias
sitios perforados por el tiempo y su lógica
la guerra y mi madre
la televisión respirando en la sala
y todos bebiendo café
como si nada ocurriera
El cielo
el cielo no está lindo
es casi una ampolla en el pie
está lindo casi
por favor
el cielo no está en ninguna parte
La ciudad
la ciudad es tan solo memoria
la vimos con el viento
sacudiéndonos la mirada
Colores en el polvo
si vuelven aquellos días
en que la madrugada era
un frasco de estrellas
de balas rápidas
de gente apedreando carteles
de lágrimas cristalizadas y
dientes molidos en un pan de asfalto
aquellos días en que podíamos
llevar el corazón ceñido a la muñeca
acariciar lentamente un rostro
y guardar la mano para siempre
Cerrar los ojos
no hay tierra condenada
no hay emigración de la noche
para llegar a ese otro lado
debe existir una forma de olvido
Un diálogo
dibujo de infancia:
mi padre con sus dos manos anchas parte un lápiz
y ese soy yo
detenido en el aire
Dos de sal gema
a ras de tu mirada ocúltame
que vienen otros días
ay ocúltame de la soledad
de ser dos
dos dedos
de sal gema
dos cuchillos rodajeando
tanto demorado silencio
ocúltame en ese dibujo
ese
con el corazón demasiado rojo
Ten
tengo un número inexacto
de cosas en mi cabeza
quizá porque carezco de memoria
y siento la nostalgia de mañana
tengo los sueños que me hacen hablar dormido
también un dolor sistemático que llaman sensibilidad
tengo amigos que van conmigo
hasta la madrugada
soy el padre que no tuve
también el naufragio desesperado
a veces tengo mi combustible
lo sabes
la poesía
mis rodillas sostienen a mi hijo
y mis manos levantan gruesos libros sagrados
ten
recibe este poema y jamás lo olvides
Silencio (uno)
este silencio tanto dentro como fuera
este silencio sobre vasos transparentes
silencio conservado
silencio mito
este silencio
Silencio (dos)
todo amor es el silencio
extraña forma que busco
extraña manera
de buscarlo a tientas
que se borren mis labios
que me escriba
que me vuelva palabras
por los días de los días
Silencio (tres)
el silencio es la precaria
tabla que fricciona
al cerrarse la puerta
de mi cuarto
me rodean persianas
insectos y libros
me asombra la soledad
que radica en la decisión
de sentirme quieto
mas no tranquilo
Silencio (cuatro)
pienso en guardar silencio
regalarte un poco de silencio
no escucharás nada más de mí
ni siquiera mi respiración
fuera de las calles y lejos de la gente
la nueva piel renace
Dorado amarillo
me siento viejo
pierdo el paso de la vida
una organizada vida
una buscada inoportuna vida
me siento viejo
viudo del ámbar
suero de lluvia
vaho en el vidrio
siempre borrándose
Orilla
la oscuridad se desgaja en tu boca
y la orilla trae restos de cristal
restos de música
de luz
de brasas neón
la oscuridad se desgaja en tu boca
y en tu mano los restos
de aquellos cadáveres
en la playa
Arde el ruido
No te puedo dedicar estas líneas, sólo puedo abrir los brazos hasta alcanzar las paredes. Aprendo a estrangular la sintaxis y retorcer las palabras para que ni siquiera tú me entiendas. Pero sabes que cuando hablo de amor, hablo de ti.
A través de lo que siento crece el abismo que puedo intuir —la frontera con la muerte— de esa música real: sangrando, doliendo, viendo neuróticamente…
La música agitando mi angustia. Calmando mi angustia. Agitando la luz.
Luz que regala ojos a las palabras.
El universo dentro de un vaso de luz.
Ruidos y entrañas que saltan y se sacuden y no contestan.
Cada vez que pienso en escribir pienso en semillas, en dibujos, en grabados de William Blake, en himnos, en el Popol Vuh y en aves migratorias.
Y lo hago para sujetarme de algo, quizá de la razón, pero la razón no lo es todo, quizá no sea ni siquiera algo.
Desde la niñez hasta la muerte, improvisar un futuro. Solo caminar sin rumbo.
Las cortinas en el pensamiento. La bitácora de sus puntos muertos.
No planeo nada. Todo es ajeno. Repito lo perdido con gravedad. Sólo me pertenece lo que voy robando.
Arde vivir el ruido cuando deja de transcurrir el amor.
Este es un trabajo continuo de renuncias muy complejas. Yo no hago poemas, yo escribo fotos.
Describo lentamente las batallas que pierdo.
Mi vida ha sido un pequeño bosque de espectáculos fugaces.
La última consecuencia del ruido sobre el dolor.
Porque conozco el paraíso perdido conozco la escritura.
Qué harás conmigo
qué harás conmigo
cuando todos estén de tu lado
dónde esconderás
las hojas
los murmullos
los cuartos llenos de angustia
los cuentagotas llenos de luz
qué harás para sentirte vivo
saldrás a beber martinis
hablarás de mí
y de todo el tiempo
que la rutina
nos apedreó en los bares
qué harás cuando todos te escuchen
usarás agenda
beberás agua
y darás conferencias
cómo explicarás la soledad que nos integra
cómo podrás decirles
que las cosas
no se explican con palabras
que el idioma aún es demasiado ingenuo
que la memoria
es la misma derrota de la muerte
qué harás conmigo
cuando todos estén de tu lado
*(Ciudad de Guatemala-Guatemala, 1974). Narrador, poeta y ensayista. En la actualidad escribe para la revista Penúltima (www.revistapenultima.com), Casa Literal (www.casiliteral.com) y La Zebra (www.lazebra.net). Ha publicado en poesía Raktas (2001 y 2013), Soledadbrother (2003, 2011, 2012, 2013 y 2018), Post-its de luz sucia (2009), La resignación y la asfixia (2011), Déjate caer (2012), Slogan para una bala expansiva (2015), Volumen de islas (2017); en narrativa (…) y Once Relatos Breves (2000, 2008 y 2012), Ruido de Fondo (2003 y 2006), Afuera (2006), Días Amarillos (2009), Limbo (2011), la antología Microfé: poesía guatemalteca contemporánea (2012) entre otros; en ensayo Lecturas Menores (2007) y La región más invisible (2018), así como los diarios Fondo para disco de John Zorn (2013) y Esta es la historia azul cobalto (2017).