Por Salomón Valderrama*
Crédito de la foto el autor
Explorando laderas.
5 poemas de Salomón Valderrama
Extraordinaria
A Carlos Valderrama Cruz.
En la infancia son monarcas los ratones y los dientes.
¡Oh la infancia, la hora blanca del reloj,
el tierno silabario, el bonete de los ángeles y el duende!
Alejandro Romualdo
La solemnidad o santidad de los príncipes y los gobernantes
Allí en donde están fulgor de cambios
Las rosas muertas
Hemos batallado desde el comienzo de los tiempos
En el aire ignoto
(Porque del aire mental somos
Y no de un agujero negro)
Donde siempre han muerto los inocentes
De todo de nada umbría
50 millones 100 millones
Y así fuera 2000 millones
En qué cambia en la espesura del aire azul
El planeta y su economía de sinestesia va al colapso
No superamos la imagen de nuestro patio trasero
Todo está como perfecto en frente y no lo vemos
–No queremos ver
La vida ya es otra cosa mayor no mejor—
El canto al jabón al agua
Ya es lo mismo
El poema Masa de qué nos habla
Los bajos fondos están desnudos
Hermosos incompletos
Nos roban la imaginación
Las películas ya no poseen secretos
Todo se cultiva en el aire
Donde la belleza siempre estuvo grave
Saliendo de un lago a 3812 msnm
Y las diosas travestidas
Hacia dónde
Y los dioses de la masturbación
En dónde
Soñamos alegrías sin límite en la soledad
En donde los jardines dorados existen
Y destellan mieles y anhelos extraños
Alguien quiere desnudar a todas las mujeres
Y para qué
La materia luminosa siembra en donde puede
Y como no debe
Las fuentes andinas las fuentes primeras
La belleza en los cielos
Donde abunda la sublime desaparición
Cada vez estamos más cerca de la muerte
Donde los enigmas están apartados
Las rosas ya no son símbolos
Y la nada abunda en el jardín
–La mente es una rosa superior
Donde la altitud se cobija—
Donde las esferas transfiguradas al agua
Delicada gemidos o asesinatos
Quién lo sabe
De Ser de esta mañana (La naturaleza de la rosa).
Canto 0
(Los nombres)
Zorros mojados con truenos
Se comen las flores
Brisas salvajes exponen
Los nombres
Los zorros se trepan
Los cerros del viento
Y del alma
Cómo saber lo que hubo
Antes de los nombres notables
Antes de los hijos perdidos
Antes de los padres borrados
Y antes de los antes
Heridos
En la piara infinita
Los perros salvajes
Se comen los nombres
Las aves del suelo comido
Y el pobre hombre sin nombre
En colores oscuros se esconde
-Lo es todo un hijo
Que encuentra la muerte–
Y el padre y los zorros y los hijos
Las lluvias de nombres
Se cruzan al aire
Irreconocible
Ausencia demuestran estar ya
En otro planeta
En otro universo
Los nuevos nombres
Alejado de todo (de todos los nombres)
Canto XXI
(La casa)
La casa está ahogada
En tantos huecos hambrientos
Qué tiene el alma
Los techos las paredes
Las puertas las ventanas
Se caen de tantos agujeros
Sujetados tan solo por un frágil palo
Parece la casa
De una paloma clavada
Y la chimenea se ha apagado
Los palos se han roto de tanta clemencia
Pobre la casa muriendo se mira
Recuerda el tiempo perfecto
La vida que la deformó
Los vuelos del hombre
La presencia del hombre que la inventó
Que le otorgó la vida
Que se la quitó
Sola la casa
No tiene sentido ni gesto
La casa sagrada se muere
Los palos ya caen
El único palo
La casa ausente ya solo quedó
La casa de palos heridos murió
Canto IV
(Recuerdo de allá en la Tierra)
Los vientos me hieren dormidos
En las calles vacías
Yo
A los muertos escribo
Los quejidos el llanto
Y recuerdo con ellos
La vida en la Tierra
Mi ser animal
Lo extraño que soy
La ausencia de tierras azules
Los vientos suaves
Cuando era humano
Y me veo
Y no sé en dónde estoy
Y no sé si yo soy
Estos vientos extraños
Se miden sin mí
Y no les importa mis restos
Las heridas que cargo
Todo lo que dejé
Allá en la Tierra
Donde solo hay ausencia
De hombres de vientos de tierra
Canto XII
(Impromptu)
La vida atípica
Sublime
Te abre el alma dormida
Muestra la frágil figura
Redime
Leyenda es el pecho
Perfecto
La herida soñada
Sagrada
Quemados los cuerpos
De esferas distantes
Se cansan los saltos en falso
Al fuego
Los quejidos se leen
Fugaces amantes
Auroras llevadas en éxtasis
Las manos mordaces
Siempre ante el fuego sagrado
Obras desconocidas alejadas
Mujeres perfectas libertas
Rompen los cantos rodados
Vacíos de muslos imaginados
Puñales se abren
Cortados los mantos sagrados
Habitaciones ya hablan
Las lenguas prohibidas
De culos
Negros colores se pierden pensando
Invaden las aguas salvajes
Dormidas
Figuras perfectas se esculpen
Por manos perdidas
Nadando
Los gritos exponen primaveras
Heridas llamadas
Ya come salvaje la carne
Pronóstico de selva
Abandonada
Ya sale pulida la carne perfecta
Doblada
Como enciclopedia de todo
En un ojo de éxtasis
Llorada
Los besos de éter te cierran
La carta amada
Los huesos callados
Aguardan las alas
La tierra quema
Millones de soles
Mientras dioses sagrados
Se miden las talas
Primera vez
El susurro te dice la delicia llega
No llores
No pidas los montes oscuros
En los huesos vacíos
Recorre el mundo imaginado
En los ojos
Coge al campo libre
Infinitos rocíos
Entrega el labio
Sellado
En las manos
Un tórrido cielo
Te pide rugidos
Se vive esperando
Motivos sencillos
Los amantes sagrados
Descubren las zarzas
Perdidos
Lo denso del gesto
Demuestra anillos
El gran ojo arrastra
A los cauces espermas
Palabras tocadas
Por rutas extrañas
Los pies atiborrados
Sujetan las camas
Y el polvo juntado
Erige moradas frondosas
De mañas
Una fuerza cruel
Desprende el báratro
Es un dios el madero
Bañado en las sangres
Negadas
Los vientos tristes
Aguardan el encuentro
Sogas interminables
Demarcan el precipicio
Dolor suave que llama
En el gusto a perderse
Pompa hallada
En la luna perfecta
De blanco
Siempre el viento invita
A acostarse
Pérfida la vida maravillosa
Al lado de un orco
Lenguas de azúcar
Te acuestan las manos
Crucificado el destino
Explorando laderas
Se escapan los plomos
Setiembres enanos
Los años se escurren
Recuerdas las horas
Sagradas
Trece vidas de enigma
Ya hablan
De otoños celestes
Un juego es la muerte
Esperada en el árbol
Ama a tu cuerpo
Regalado en las mentes
El turquesa es rojo cruel
Tomando formol
Llueve en la costa
En la mañana
Montañas sagradas golpeadas
En las selvas tomadas
Oscuras el bosque
Cenizas halladas
En los hijos pagados
Se heredan las artes prohibidas
Se pierden en el parque
Morir delicada
En millones de batallas
Ser la vía más rápida
Del hijo encontrado
El oro la costra cruel
De tu muslo las mallas
Nadando y ser poesía
De esferas imperfectas
Hablando
De Cantos (La rosa de la tarde).