Por Miguel Ángel Lescano*
Crédito de la foto el autor
Evocación del Ser
Cuando no podemos soportar algo lo trasladamos,
lo llevamos a otro lugar,
lo hacemos ser otra cosa.
Mario Montalbetti
UNO: La silla
La silla es un objeto. Según el diccionario de la real academia, silla, significa asiento individual con patas y respaldo. Fue creada en Grecia aproximadamente el año 600 a.C. En la silla se descansa. Se medita. Se inventa nuevas sillas. Las sillas están en todos lados: en casa, autos, aviones, oficinas, etc. Son de diferentes formas y de tamaños. La silla es un mueble visionario. Donde la espera es eterna.
¿Qué se puede esperar de la existencia sentado sobre una silla? El hombre es su propia búsqueda. Un ser que medita y camina por la vida. Buscando su aurora. Buscando peligros. ¿Buscar evadir la muerte de la muerte? Nietzsche decía que: “El hombre es una cuerda tendida entre animal y el superhombre, una cuerda tendida sobre un abismo” (43). En este devenir se crearon sucesivas sillas. Como espejos. ¿Sillas para pensar en el Ser? ¿El hombre es un Ser? ¿Está sujeto de pasiones?
En las artes visuales la silla ha sido tomado como paradigma para construir diferentes sillas. Propuestas de objetos. Diferentes realidades. Sentimiento de vida. Otras miradas. Miradas esquivas. Miradas sugerentes. Objetos para pensar. Otra obsesión. ¿Un objeto encontrado? El hombre se hace existencial. Sufrir es purificarse. Jean-François Pirson dice que:
El objeto creado es un momento de la experiencia íntima de la persona.
Esta respuesta individual está dirigida o influenciada en cierta manera por
las fuerzas colectivas propias de un grupo o lugar. Estas fuerzas
son dinámicas, están en movimiento. La experiencia interna también” (28).
DOS: El hombre silla
En ese sentido la silla de Van Gogh pintada en 1888. Dedicada a Paul Gauguin. Representa a una silla donde reposa una pipa y tabaco. Sería la silla del recibimiento. De la esperanza fracasada. Una sencilla silla de madera. Natural. Pero la relación de ayudar al mundo fracasó. El mundo es un fracaso de pecadores. Sólo le quedó a Van Gogh recorrer campos de trigo y morir entre flores de perfumes a cipreses. Trigo y vino rosa. Tiempo después apareció la silla de Joseph Beuys elaborada entre los años 1960-62. Muestra una silla con una masa de grasa que reposa sobre la sentadera. La silla como autorretrato de la vida y la muerte. Silla de energía. Silla en movimiento. ¿Entrar en relación con la naturaleza? Con el calor la grasa recorrería pensamientos. Se inicia lo conflictual. Las dudas. La revolución con torpedos de rosas. Posteriormente la silla de Joseph Kosuth realizada en 1965 presenta tres sillas en un solo espacio: una simple silla. Otra pintada y la tercera escrita como definición textual. Kosuth decía: “Usar un texto como arte crea cuestionamientos” (70). ¿El arte cambia de paradigmas?
¿Se iniciaba nuevos devenires? El hombre ya no es hombre, es silla. Carne de madera y de metal. Se convierte en eterna música de ruidos de liebre. Zumbidos de abejas. Rasurros de coyotes. Selva de diamantes.
TRES: La silla medita
Las sillas acompañan los espacios en casa. Están recostadas sobre la pared. Otras sobre la mesa. Otras no existen. Los hombres sólo esperan en el valle que las manzanas caigan con su propio peso. Se esparcen como multitud. Las sillas como los hombres están en oficinas. En cines. Las sillas sufren en una lluvia torrencial.
El hombre huye hacía montañas. La gente se sienta alrededor de sillas y dialogan. Hablan de sillas invisibles. Sillas de colores, como el amarillo que representa a la muerte. En el cuento “El Otro” de Borges. El yo narrador se sienta en una silla y conversa con Borges. Un puente sin final. Sillas que cruzan diálogos en un parque de rosas rojas. Santa Rosa de Lima. Maradona de Buenos Aires. Santa silla. La vida se repite en algún lado como espejos. Agujeros mentales. En París Gilles Deleuze puntualiza que:
Si la repetición existe, expresa a la vez una singularidad contra lo general,
una universalidad contra lo particular, un extraordinario contra lo ordinario,
una instantaneidad contra la variación, una eternidad contra la permanencia.
En todos los aspectos, la repetición es la transgresión (53).
CUATRO: La silla espejo
En el espejo se repite lo repetido. Infinitamente. No se repite las sillas. La silla no existe en tu mirada. La silla es un objeto de espera. El hombre un sujeto que analizar. ¿Se espera la muerte?
Según Aristóteles el hombre nace para Saber: “Todos los hombres poseen por naturaleza el deseo de saber. El placer que nos proporciona las repeticiones de nuestros sentidos es una prueba de esa verdad” (15). La silla se inventa para pensar. La poesía es reflexión. Sentado sobre la silla se inventó el mar. Se configuraron desiertos mágicos. Se inventó la cámara fotográfica y nació el Impresionismo. Van Gogh amó la vida. Beuys amó las mariposas. Kosuth amó el arco iris.
Referentes
Deleuze, Guilles. Repetición y diferencia. Barcelona: Editorial Anagrama. 1995.
Borges, Jorge Luis. El libro de arena. Buenos Aires: Emecé editores. 1975.
Kosuth, Joseph. Escritos (1966-2016). Santiago de Chile: Editorial Metales Pasados. 2018.
Nietzsche, Friedrich. Así habló Zaratustra. Madrid: Edimat Libros. 2010.
Pirson, Jean-Grançois. La estructura y el objeto. Barcelona: PPU. 1988.
Aristóteles. Metafísica. Barcelona: Plutón ediciones. 2017.