Por Matías Ruiz*
Selección por Omar Pinedo**
Crédito de la foto Ed. El Laboratorio
Espiral de luz.
7 poemas de Matías Ruiz
quebrantos
/
vuelvo
sobre un incidental
paraje
tiempo atrás
lo que después
solo la herida /
el no terminar
a costa de uno
podría ser
ahora
a orillas del rumor
/
sobre un reflejo de luz ocre
todo este blancor
arrullo
el recorrido de los ojos
mi
voz en borradura
/
porque no habría
el único estupor
del paso
que al suelo se adhiere
ni un halo incoloro
restara
de entonces
sucesos el irse
sin nada o a qué
porque no habría en la sombra
tu carencia
vértigo
I
lo que sobra y oscurece, ahí detrás,
puede querer
y todo el miedo de verte
en el momento que huyó
si todavía tienes…despacio, se quebranta
es vaciedad, pero algo queda /es desierto, pero estancia
de otro lado, al que te vas, de tu fisura, la
imagen que niegas (ves el rostro
y no te es)
lo que sobra y oscurece, atroz ceniza,
hueco de polvo, bajo
el hilo que al temblar despliega sombras, suciedad
o “eso que el silencio”
la misma mano que traza se desprende. y en ello tú, de ahí el rondar
bajo las cosas
nunca hechas
la oxidada memoria /
atisbo desgajado
la mano que depura
su reflejo…
II
al sondar de nuevo, el fondo inesperado. Trinan voces, su pesar,
¿después memoria?
nada
que no sea
un cuerpo gris
cuerpo carente
“dicho así”
salvado del abismo / muerto, tal vez
para quien…
“y por primera vez y aún…”
no vuelto a ver, sino eso mismo
eso que gana opacidad /
enigma fondo
destierro del momento en que algo tuvo
un centro, vaciedad “no es suficiente”
porque caería de mí hacia
dónde caería?
(de quebrantos, 2022)
todo silencio. el jardín
un paisaje ordinario,
una estepa con hojas
que el tiempo tiró, bolsas
de plástico arrugadas, unos
palos
y un charco de cieno.
lo que sostiene
la mirada por
un lapso indeterminado: flores
perdiendo color,
juguetes viejos que
no recuerdan más
que al
casual momento
de su abandono
habitación. la falta
espiral de
luz entrando por
una rendija.
latas
vacías, sobras
de fruta en el calor.
grisuras,
polvo, la
misma sensación de que algo
falta.
una
bisagra rota al
fondo, vidrios y en
volturas sueltas:
algo habla
en el desorden,
en
su ritmo
que insiste
instantánea
alrededor del patio
el mismo hedor de siempre:
la reja abierta, el pasto
crecido
en los bordes,
el lavadero
goteando
sobre unos platos
agua oscura.
no hay gritos afuera,
no hay voces, solo
espera, cierta
fragilidad:
pende
el silencio
entre el gasto y el
desuso
ayer. el agua
el vago
recuerdo
de la espuma
del agua a
la hora de la
puesta. cesa
el ruido acumulado, el
chirriar, la tosca
ventisca: el próximo aviso
de lo que se
renueva.
el caos. la tarde
dispersa
la mugre sobre el
suelo. una tabla
vieja apolillada.
la batea al fondo,
roja, el olor que llega
sucio de la calle. falla
el ojo al recorrer
objetos apilados
sobre un mueble
descocido: partes
de un televisor
averiado, basura, nudo
de cables. pasa
estática
la tarde,
consumiéndose en el caos
de sus
ruinas
(de zonas de descarte, inédito)
*(Lima-Perú, 2000). Escritor, poeta con “p” minúscula, amante del ruido. Ha publicado quebrantos (2022) con fotografías de Micaela Valdivia. Actualmente trabaja un conjunto de poemas del que forman parte los aquí publicados bajo el nombre de zonas de descarte.
**(Lima-Perú, 1988). No estudió filosofía ni literatura. No ha sido traducido a 227 idiomas. No ha ganado ningún premio. No ha sido incluido en ninguna antología, ni ha fundado un movimiento literario. No es docente universitario. Escribe sobre lo que quiere, como quiere, cuando quiere. Ama a sus amigos. No tiene deudas. Los cielos le sonríen. Vive feliz.