Por Marize Castro*
Curador de la muestra Fabrício Marques
Traducción al español por Joan Navarro**
Crédito de la foto www.revistaavenidasul.blogspot.com
Esa sombra mínima.
13 poemas de Marize Castro
Amo
Dije
que no me movería de aquí
antes de ser curada
por tu mirada
tu andar
tu furor
tu desánimo
tu partir
y permanecer
Dije que lamería tus testículos
y besaría tu vulva
me sumergiría en el mundo
me trasladaría a otro
a una esfera menos hipócrita
menos vanidosa
y aun así
sedienta
Dije
pero llegaron los tártaros
y nos arrastraron
a un país de lestrigones y ciclopes
al encuentro de esa sombra mínima
dormida sobre leves
y pesados bíceps
(inútil velludo
velando
nuestras minúsculas
muertes)
Dije, digo: amo
Allí fuera, incansable, la servidumbre
duerme
De ahora en adelante
También soy fugitiva, T.
Escapo porque escapar
es mi anacíclico rito
mi olor de vida
mi estuario.
Después
seré menos miserable
y más justa.
Perdonaré ese lenguaje
(sin ornamento)
esa sombra que me sigue
pero se desvía
sedienta de liberación.
Allí, donde los cascajos jadean
el enigma se fortalece
más y más.
Es eso, T., destruida escapo
por el túnel de plomo que el destino apunta.
Que en otro lugar me recupere
y la misma danza de antes
crezca en alegría y exilio
celebrando bosques.
Que de ahora en adelante caminen
los amputados.
Bajo un cielo que aún no ha nacido
con el pensamiento en Max Martins
Beberé sola en la sala de jade
a la espera del mismo satélite de amor
desaparecido en la negra tenue seda
beberé sola en el cuarto de ónice
mirando a la última estrella
levantándose a lo largo del río
donde el deseo corre furtivo
hacia cualquier y ningún lugar
donde los monjes se atan a las naves
donde las piedras pernoctan
al lado de futuros puentes
y el secreto carruaje se sigue
en silencioso asombro
a sí mismo
Cássia. Janis. Nina
Deliciosas muertas cantan en esta casa.
El delicado espejo revela
lo que se borró por hipocresía
acidez
idiotez
indulgencia
horror.
Deberíamos venir aquí más veces
a este lugar donde la gentileza
es una montaña que se desmorona
y se yergue a cada fiesta
devolviendo a los ojos del mundo
el pequeño-gran sol
– su primer hijo.
Solamente aquí
(ya no en ningún otro lugar)
deliciosas muertas reinventan
la vida.
De inútil belleza
Después del terremoto, el río será atravesado,
porciones de veneno serán esparcidas
para ahuyentar a las serpientes,
raíces de jengibre serán recogidas
en profundo silencio.
El amor se bañará en hierbas
y retornará de la infancia
con su verdadero nombre,
sabrá el origen de todas las plantas,
el olor de todos los gozos.
El amor pertenece al amor,
eso no se lo roba nadie,
ni incluso sentencias de muerte
proferidas por bestias asesinas
en horrendos tribunales.
Siempre el amor mirará al amor
y fragmentos de inútil belleza
se soltarán de la intimidad del suelo.
En el resonar de sus alas, la verdad surgirá:
no se separa el amor del amor.
En el lugar de una plegaria
Mujer-cuchillo, ¿dónde está tu morada
tu casa de seda y címbalos
construida antes del inicio de los mundos?
Qué bombas destruyeron aquellas paredes
de silencio y gozo cuando éramos solamente
alegría y luz, cuando ningún dolor nos alcanzaba
y solamente la belleza enamorada
se derretía en gentileza susurrando:
Lo que existe, ya había existido.
Lo que existirá, también existió ya.
Aquella que todo lo ve
Ella es más veloz.
Se desnuda ciega en viejas cárceles.
Solamente sin ojos puede ver
lo que la muerte esconde.
Todavía oye en la noche:
Ella está vieja, ya no es una niña,
ya no menstrua, dejó de sonreír,
ya no sabe llorar.
Engaño.
Sus ojos dicen:
La vida es una campana.
Cada toque con su lágrima
su éter, su himno.
Entera
Iluminada por oráculos
alimento ángeles con alas rotas.
No es un vendaval lo que necesito
sino la lengua del amor guardada a la orilla del mar.
No entiendo de cirios
sino de veranos y sargazos bailarines.
Acogida por la provincia,
me arriesgo a enlazar orquídeas en árboles.
Siempre sufrí.
Siempre tuve fiebre.
Siempre estuve entera en todos los infernos.
Nunca quise ser abandonada.
Pero aprendí a perder.
El naufragio me enseñó la ternura de los ahogados
De seda
Me sepulté.
Pero mi corazón me trajo de vuelta.
Heme aquí de seda. Mojada.
Desde donde estoy, consigo ver lo que perdí:
una cubierta adornada de falsos cipreses.
Estoy entre seres de pelos, plumas, hojas.
Ellos saben quién soy, de donde vine,
cuanto luché para no ser tragada.
Me sepulté.
Pero no estaba huyendo.
Fue mi manera de no perderme.
Bajo el sol inmóvil
Ahora sé que la tierra distante
es el feroz destino.
Envejezco con el deseo de ir allí,
probarme en otro sexo,
orar en la sepultura del mismo ángel
que me enseñó a perderlo todo.
Suspendida
Oráculos me suspenden.
Oigo al Amor llamando.
En cada país un diferente ungüento
para soportar el viaje.
El deseo es la curva.
El gran velo con el que me cubro
……………………………….– y prosigo.
Si tú no vuelves
los bailarines se quedarán huérfanos.
Si tú no vuelves
el vértigo será silencioso.
Y no será el fin.
Será el inicio del gran secreto.
De terciopelo y sangre
Porque declino su amor, el velo de las torres me invade.
Ya engullí espermas. Ya volé muy alto.
A los santuarios de niños-loto y niñas-ostra.
En este hemisferio, el tiempo es rojo.
La fe: andrógina. La inocencia: anónima.
El amante: ciego y jorobado.
Mi leche riega la flor que el enemigo trajo.
Aquí no hay soledad
hay bosques de lágrimas
unicornios reunidos para hablar de amor
arañas flotando en un mar
de terciopelo y sangre.
Casi Hécuba
Vengo de lugares amplios.
Lugares donde la tristeza es sólo tristeza
– no es desesperación, rugido, desastre.
Estoy rasgada, por eso retorno así:
Queriendo que un hijo venga al mundo
y me salve de la tiranía de las ausencias.
En este jardín, celebro renuncias.
Lo que está perdido, no está perdido.
Todo retorna. Más secreto.
Más intenso. Más silencioso.
Espejos naufragan.
Dolor y deseo me socorren.
¿Reina o rey?
Tras pérdidas y pérdidas retornaré a Delos.
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(poemas en su idioma original, portuguès)
Essa sombra mínima.
13 poemas de Marize Castro
Amo
Eu disse
que não me moveria daqui
antes de ser curada
pelo seu olhar
seu andar
seu furor
seu esmorecer
seu partir
e ficar
Eu disse que lamberia seus testículos
e beijaria sua vulva
sumiria no mundo
me transportaria para um outro
para uma esfera menos hipócrita
menos tola
e ainda assim
sedenta
Eu disse
mas os tártaros chegaram
e nos arrastaram
para um país de lestrigões e ciclopes
ao encontro dessa sombra mínima
adormecida sobre leves
e pesados bíceps
(inútil veludo
a velar
nossas minúsculas
mortes)
Eu disse, eu digo: amo
Lá fora, incansável, a servidão
adormece
Doravante
Também sou fugitiva, T.
Escapo porque escapar
é meu anacíclico rito
meu odor de vida
meu estuário.
Depois
estarei menos miserável
e mais justa.
Perdoarei essa linguagem
(sem ornamento)
essa sombra que me segue
mas se desvia
sedenta de libertação.
Lá, onde os cascalhos arfam
o enigma se fortalece
mais e mais.
É isso, T., dilapidada escapo
pelo túnel de chumbo que o destino aponta.
Alhures eu me tenha de volta
e a mesma dança de antes
cresça em alegria e exílio
celebrando bosques.
Doravante, os amputados
caminhem.
Sob um céu que ainda não nasceu
com o pensamento em Max Martins
Beberei sozinha na sala de jade
à espera do mesmo satélite de amor
desaparecido na negra tênue seda
beberei sozinha no quarto de ônix
olhando para a última estrela
a se levantar ao longo do rio
onde o desejo corre furtivo
para qualquer e nenhum lugar
onde os monges atam-se às naves
onde as pedras pernoitam
ao lado de futuras pontes
e a secreta carruagem segue
em silencioso assombro
a si mesma
Cássia. Janis. Nina
Deliciosas mortas cantam nesta casa.
O delicado espelho revela
o que se apagou por hipocrisia
acidez
babaquice
indulgência
horror.
Deveríamos vir aqui mais vezes
neste lugar onde a gentileza
é uma montanha que desmorona
e se ergue a cada festa
devolvendo aos olhos do mundo
o pequeno-grande sol
– seu primeiro filho.
Somente aqui
(não mais em nenhum outro lugar)
deliciosas mortas reinventam
a vida.
De inútil beleza
Após o terremoto, o rio será atravessado,
frações de veneno serão espalhadas
para afugentar as cobras,
raízes de gengibre serão colhidas
em profundo silêncio.
O amor se banhará em ervas
e retornará da infância
com o seu verdadeiro nome,
saberá a origem de toda planta,
o odor de todo gozo.
O amor pertence ao amor,
isso ninguém lhes rouba,
nem mesmo sentenças de morte
proferidas por bestas assassinas
em horrendos tribunais.
Sempre o amor olhará para o amor
e estilhaços de inútil beleza
se soltarão da intimidade do solo.
No ressoar de suas asas, a verdade surgirá:
não se separa o amor do amor.
No lugar de uma prece
Mulher-faca, onde fica sua morada
sua casa de seda e címbalos
construída antes do início dos mundos?
Quais bombas destruíram aquelas paredes
de silêncio e gozo quando éramos somente
alegria e luz, quando nenhuma dor nos atingia
e somente a beleza enamorada
derretia-se em gentileza sussurrando:
O que existe já havia existido.
O que existirá, também já existiu.
Aquela que tudo vê
Ela está mais veloz.
Desnuda-se cega em velhos cárceres.
Somente sem olhos pode ver
o que a morte esconde.
Ainda ouve na noite:
Ela está velha, não é mais menina,
não menstrua mais, deixou de sorrir,
não sabe mais chorar.
Engano.
Seus olhos dizem:
A vida é um sino.
Cada badalar com sua lágrima
seu éter, seu hino.
Inteira
Iluminada por oráculos
alimento anjos com asas quebradas.
Não é de vendaval que eu preciso
mas da língua do amor guardada à beira-mar.
Não entendo de círios
mas de verões e sargaços bailarinos.
Acolhida pela província,
arrisco-me a enlaçar orquídeas em árvores.
Sempre sofri.
Sempre tive febre.
Sempre estive inteira em todos os infernos.
Nunca quis ser abandonada.
Mas aprendi a perder.
O naufrágio me ensinou a ternura dos afogados.
De seda
Sepultei-me.
Mas o meu coração me trouxe de volta.
Eis-me de seda. Molhada.
De onde estou, consigo ver o que perdi:
um convés adornado de falsos ciprestes.
Estou entre seres de pelos, penas, folhas.
Eles sabem quem eu sou, de onde vim,
quanto lutei para não ser tragada.
Sepultei-me.
Mas não estava fugindo.
Foi o meu jeito de não me perder.
Sob o sol imóvel
Agora sei que a terra distante
é o feroz destino.
Envelheço com o desejo de ir lá,
provar-me em outro sexo,
orar na sepultura do mesmo anjo
que me ensinou a perder tudo.
Suspensa
Oráculos me suspendem.
Ouço o Amor chamando.
Em cada país um diferente ungüento
para suportar a viagem.
O desejo é a curva.
O grande véu com o qual me cubro
……………………………….– e prossigo.
Se você não voltar
os bailarinos ficarão órfãos.
Se você não voltar
a vertigem será silenciosa.
E não será o fim.
Será o início do grande segredo.
De veludo e sangue
Porque declino do seu amor, o véu das torres me invade.
Já engoli espermas. Já voei muito alto.
Aos santuários de meninos-lodos e meninas-ostras.
Neste hemisfério, o tempo é vermelho.
A fé: andrógina. A inocência: anônima.
O amante: cego e corcunda.
O meu leite rega a flor que o inimigo trouxe.
Aqui não há solidão
há bosques de lágrimas
unicórnios reunidos para falar de amor
aranhas flutuando num mar
de veludo e sangue.
Quase Hécuba
Venho de lugares amplos.
Lugares onde a tristeza é só tristeza
– não é desespero, urro, desastre.
Estou rasgada, por isso retorno assim:
Querendo que um filho venha ao mundo
e me salve da tirania das ausências.
Neste jardim, celebro renúncias.
O que está perdido, não está perdido.
Tudo retorna. Mais secreto.
Mais intenso. Mais silencioso.
Espelhos naufragam.
Dor e desejo me socorrem.
Rainha ou rei?
Após perdas e perdas para Delos retornarei.
*(Río Grande do Norte-Brasil, 1962). Poeta y periodista. Magíster en Educación y doctora en Estudios del lenguaje. En la decada de 1980, fue editora del periódico O Galo y, en la decada de 1990 de la revista Odisseia. Ha publicado en poesía Marrons Crepons Marfins (1984), Rito (1993), poço. festim. mosaico (1996), Esperado ouro (2005), Lábios-espelhos (2009), Habitar teu nome (2011) y A Mesma Fome (2016).
**(País Valenciano-España, 1951). Poeta, traductor y narrador en lengua catalana. Es editor de la revista digital sèrieAlfa. art i literatura. Ha publicado en poesía Magrana, A deslloc y El plom de l’ham, entre otros. Y con el pintor Pere Salinas Atlas (Correspondència 2005-2007), Grafies·Incisions, y O: Llibre d’hores. En 2015 publicó Llum Cinabri | Calma tectònica con Lila Zemborain y P. Salinas.
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*(Río Grande do Norte-Brasil, 1962). Poeta. É graduada em Jornalismo, tem mestrado em Educação e doutorado em Estudos da Linguagem. Editou nos anos 1980 o jornal O Galo e, nos anos 1990, a revista Odisseia. É autora dos livros de poemas Marrons Crepons Marfins (1984), Rito (1993), poço. festim. mosaico (1996), Esperado ouro (2005), Lábios-espelhos (2009), Habitar teu nome (2011) e A Mesma Fome (2016).