Entrevista a Sara Uribe sobre su libro Siam

SARA URIBE CONVERSA SOBRE SIAM

 

Por: Maricela Guerrero

 

Los libros de poesía tienen formas de fluir con el tiempo de composición y de recepción muy particulares; a diferencia de lo que sucede con cierta narrativa que se compone y se distribuye en la inmediatez y novedad del mercado, el poema y los libros que los contienen transcurren de otra manera más cercana a una erosión que lentamente configura un paisaje. Siam y Antígona González se publicaron a finales de 2012, este último editado por Sur+ es un cuidadoso ejercicio de selección de documentos, diálogos y testimonios alrededor de la figura mítica de Antígona y su pertinencia en el México actual, además se presentó como pieza teatral. Siam fue publicado por Tierra Adentro, en este libro se trata el tema de la hermandad desde diversas orillas, un tema que nos ata y desata, y que me recuerda esa frase de la película Underground: “Una guerra no es una guerra hasta que el hermano mata a su hermano.” Conversamos con Sara alrededor de este libro de hermanos, hermanas y siameses.

 

POEMA SIAMÉS

 

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Comencé a escribir Siam los primeros meses de 2009, el libro quedó ‘terminado’ a finales de 2010. Durante 2011 lo envié a un par de certámenes literarios aunque recuerdo que lo seguí reescribiendo. Cuando 2012 empezó pensé que si no publicaba Siam ese año a ese libro se le pasaría su tiempo. Como si se tratase de un fruto cuyo ciclo de vida indica por su color y características que ya es la época de cosecharlo. Mientras yo escribía Siam, que es para mí una falla; en el entorno de mi ciudad y de Tamaulipas se abría una falla real: la guerra contra el narco. Recuerdo perfectamente haber usado la palabra retén en el primer poema de Siam. Pienso, por ejemplo, en los versos del poema “Fatiga del nómada”:

 

Quebrar el cuerpo le llaman. Doblar o torcer los pronombres

dicen los que doblan o tuercen. Los que, punitivos, quiebran los cuerpos, los apellidos.

 

Las balaceras, los cuerpos colgando de puentes, los soldados patrullando mis calles, todo esto pugnaba por colárseme en la escritura. De la sección “Cuadrilátero” en adelante hablo también de artefactos explosivos y ciudades demolidas, de incendios y cenizas. Hay una cierta violencia de las cosas rotas que pone de manifiesto que al hablar de esta suerte de combate contra los hermanos y contra uno mismo, el campo semántico de la guerra que tenía enfrente salía a flote. Siam es en muchos sentidos un libro precedente a Antígona González, cuyo proceso escritural inició a principios de 2011 y concluyó a mediados de 2012; cuando exploraba mis opciones para editarlo ni siquiera tenía en mente publicar Antígona González.

 

ESCRITURA DOCUMENTAL

 Siam es un fotomontaje, está hecho de recortes y registros que van de las cartas, biografías, artículos, fotografías, del diccionario y la traducción, el diario de campo, las peleas y los reglamentos de box hasta los formularios de requisitos para documentos migratorios. Las secciones “Carcasas”, “Casambulante” y “Papeles de extranjería” están escritas a partir de cartas sobre sus hermanos redactadas por amigos muy cercanos. La sección “Cuadrilátero” está armada en torno a definiciones del diccionario y al libro Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador de Loïc Wacquant, el libro es una etnografía donde el sociólogo francés entra de incógnito en la vida de un gimnasio del gueto negro de Chicago; también revisé diversos reglamentos de boxeo, biografías de boxeadores y, por supuesto, muchas peleas de box.

“Siam”, que da título al libro, fue ensamblada con fotografías, artículos y notas biográficas de Eng y Chang Búnker, hermanos siameses; además revisé el libro Lives, adventures, anecdotes, amusements, and domestic habits of the siamese twins  de J. N. Moreheid, impreso y publicado en 1850, en traducción de la queridísima Claudia Castañeda. En Siam hay, en efecto, la muerte de una hermana pero también la muerte de otra hermana y la de un hermano y la de dos hermanos. Siam está hecho de la muerte de múltiples hermanos si pensamos la muerte de manera literal o si la pensamos como un corte, una irrupción o un trastocamiento del vínculo filial. Siam está hecho a partir de la apropiación y yuxtaposición de elementos biográficos y autobiográficos; es decir, me apropio de la biografía y la autobiografía del otro y la yuxtapongo a mis propios elementos autobiográficos: luego, la biografía y la autobiografía del otro son mi propia autobiografía. Por último, en “Papeles de extranjería”, además del elemento epistolar, también se hallan en los textos fragmentos de diversos formularios y solicitudes para documentos migratorios.

 

LOS PLATOS ROTOS

La historia que subyace en Siam es mi historia con mis hermanos: mi hermano Bernardo que murió al tercer día de nacido; mi hermana mayor, con quien tengo una relación filial fracturada; y mis tres medios hermanos a quienes no conozco. También está la historia de los medios hermanos, los hermanos muertos y los hermanos cercanos y lejanos de mis amigos. También la historia de los siameses Eng y Chang Búnker como una alegoría de lo filial. Siempre me pregunto, ¿cómo hubiera sido mi vida de no haber muerto Bernardo? A veces, también, imagino, sin saber a ciencia cierta por qué, que hay mucho de él en mí. Por otra parte también pienso, ¿cómo serán las vidas de esos hermanos que no conozco? La primera idea de escribir al respecto surgió en una charla con dos amigos de Tampico, Angélica Gallegos, artista visual y Santos Reyes, bailarín. Hablábamos sobre nuestros conflictos con los hermanos, a Santos le había aparecido una media hermana y Angélica cargaba en su memoria a su hermana fallecida. Se me ocurrió proponerles que me escribieran cartas sobre sus hermanos: yo escribiría tres poemas, uno con cada carta suya y uno más sobre mi propia hermana. A partir de esos poemas Angélica desarrollaría elementos visuales y Santos, coreográficos. Lo presentaríamos como una pieza que se titularía, emulando el libro de Nietzsche: Mi hermana y yo. Escribí los tres poemas que integran “Carcasas” pero la pieza nunca se concretó. Pensé incluso en editarlos en una plaquette y no fue sino por sugerencia del poeta Marco Antonio Huerta que, tiempo después, volví a solicitar cartas a otros amigos sobre sus hermanos con la idea de crecer aquel proyecto y darle forma de libro. En el trayecto emergió Bernardo y su sombra. El Bernardo que soy yo en muchos sentidos y mi propia sombra. De ahí “Cuadrilátero”, de la extraña idea de que siempre somos cuatro: Bernardo y yo y nuestras sombras. De ahí también la idea del boxeo de sombra. Entonces ya para cuando llegaron los siameses, todo tenía sentido: el ring y la elongación que nos unía a todos por el costado con nuestros hermanos vivos o muertos. Todo fue Siam entonces y ya no sólo Mi hermana y yo.

 

LOS SIAMESES BÚNKER

Llegué a los siameses Búnker por azar. Un día al cambiar de canal en el televisor me topé con un especial sobre siameses en Discovery Channel. El programa, que trataba primordialmente sobre las hermanas Lori y Reba Schappell -unidas por el lado izquierdo de cada uno de sus cráneos-, también mostraba el caso de Abby y Brittany Hensel -gemelas bicéfalas con corazón y estómago propio que comparten un solo tronco, un solo sistema reproductivo y un par de piernas. Estas historias me llevaron a las de Daisy y Violeta Hilton y Josephine Myrtle Corbin y a muchos otras extrañas parejas de hermanos indisolubles. Por supuesto me llevaron a Eng y Chang Búnker los siameses por antonomasia. Entre más fotografías, notas y artículos biográficos leía, más me quedaba claro que su historia era una gran alegoría de las escrituras sobre hermanos que me planteaba entonces. De Lives, adventures, anecdotes, amusements, and domestic habits of the siamese twins de J. N. Moreheid (1850), provienen los documentos y declaraciones médicas a partir de las cuales construiría los poemas “Lusus naturae” y “Lusus naturae” (versión acústica), así como la mayoría de los datos biográficos que nutrieron la escritura de los once poemas sobre los siameses Búnker.

 

APROPIACIÓN Y AÑADIDURA

El mecanismo de apropiación y añadidura opera como montaje y como curaduría: como quien arma las piezas de un artefacto o una máquina y como quien se apodera de los objetos, en este caso textuales, y los dispone en el espacio para crear otro discurso a partir de ellos.  Se trata de fracturar y recortar el lenguaje para luego reconfigurarlo y ensamblar un nuevo texto. Se trata también de intersectar los discursos, de yuxtaponerlos como palimpsestos o como diagramas de Venn. Se trata, en todo caso, de reescritura y alegoría. No suelo trabajar con apropiaciones radicales y Siam no es la excepción. Lo que hice fue tomar fragmentos textuales, por ejemplo, de documentos médicos del siglo XIX y a través, en efecto, de una formulación lúdica, quebrar y fragmentar su linealidad para editarlos en la lógica del loop, la repetición y la variación. Así que se trata de un plato roto que a la hora del rearmado ya nunca es el mismo, a veces faltan piezas y a veces hay más de las originales, piezas que pertenecen a otra parte y que han sido añadidas para volver a completar el objeto quebrado, que, desde luego, es ya otro.

 

VARIOS ASALTOS Y UN NOCAUT TÉCNICO

Los primeros tres poemas del proyecto, agrupados en “Carcasas”, fueron escritos a partir de cartas sobre hermanas. Cuando finalmente me planteé la idea de construir un libro decidí que la siguiente sección giraría en torno a cartas sobre hermanos. “Casambulante” sería una sección siamesa de “Carcasas” y estaría compuesta también por tres poemas de largo aliento, dos sobre hermanos ajenos y uno sobre el hermano propio. Sin embargo el poema sobre el hermano propio, sobre Bernardo y nuestro juego de sombras, empezó a extenderse y a reclamar su espacio. Así surgió “Cuadrilátero”, cuya estructura fue pensada bajo el formato de una pelea de box: con varios asaltos y un nocaut técnico. Eng y Chang como alegoría, requerían, desde luego, una sección entera para su particular narrativa. “Siam”, fue trazada y escrita en episodios numerados que parten y terminan en un mismo escenario: el momento de la muerte de los siameses Búnker. La historia avanza o retrocede y el orden de los episodios que ha sido alterado intencionalmente para dar dos opciones al lector: una lectura lineal del episodio 1 al 11, que cuenta de manera más o menos cronológica la historia de Eng y Chang, o una lectura que zigzagea en la numeración y  temporalidad para significar mi propio itinerario como siamesa unida metafóricamente a mi hermana. Y ahí planeaba terminar el libro cuando inesperadamente recibí una última carta. La correspondencia epistolar de Sylvia Aguilar Zéleny me hizo pensar en una suerte de poema epílogo, que luego fueron en realidad dos: “Papeles de extranjería”. Quise cerrar el libro con una partida porque eso es, en todo caso Siam: un irse, un estarse yendo.

 

PROYECTOS DE ESCRITURA: HALLAZGO/IRRUPCIÓN

Creo que lo que siempre ocurre primero es el hallazgo/irrupción de un acontecimiento. Incluso en el caso de Antígona González, que se trataba de una escritura por encargo, me parece que siempre hay un detonante que dispara y clarifica la estructura y derrotero del proyecto escritural. Estos detonantes suelen aparecer de forma azarosa y terminan convirtiéndose en el eje de mis procesos de escritura. Por ejemplo, durante un viaje por carretera hacia Nuevo Laredo en 2010 vi una gran cantidad de yonkes. La imagen de montones y montones de  automóviles inservibles y desarticulados, apilados unos sobre otros, carcomidos por el óxido y sin otra finalidad más que dar constancia de su propio deterioro no ha podido abandonarme desde entonces; la imagen de automóviles que ya no son automóviles sino chatarra, restos, escombro, se convirtió en el eje de mi actual proyecto de escritura llamado Autopartes. Lo que sigue después es que empiezo a analizar, investigar y conceptualizar alrededor de ese detonante para luego trazar una suerte de escaletas sobre posibles secciones y poemas. La imagen de los yonkes y su propia naturaleza (fragmentación y abandono) me llevó a conceptualizarlos como alegoría de la fragmentación y abandono de los cuerpos (también apilados y rotos) producto de la violencia y la guerra en nuestro país. Las piezas de Autopartes están integradas por fragmentos de nota roja (un lenguaje que luego de la inmediatez noticiosa se acumula también como archivo del desastre). En este proceso las palabras, los fragmentos o unidades de sentido son objetos-piezas-autopartes que son usadas en una curaduría semántica. Se trata de editar o post-producir un lenguaje desarmado/desarticulado, de reutilizar los fragmentos de lenguaje que aluden a los fragmentos corpóreos para configurar un nuevo cuerpo/vehículo/poema.

 

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