Por Denise Griffith*
Crédito de la foto fotograma de la película
Entre la razón y la locura:
Las palabras serán de todo aquel
que quiera que le pertenezcan
Entre la razón y la locura (‘The Professor and the Madman’, 2019) es una película dramática de PB Shemran con Mel Gibson y Sean Penn. Está basada en un libro con un nombre menos llamativo, El cirujano de Crowthrone (‘The Surgeon of Crowthrone’) de Simon Winchester, publicado en 1998. Lo impresionante es que Mel Gibson trabajó en la adaptación del libro The Surgeon of Crowthorne durante más de 20 años antes de que la producción comenzara a desarrollarse en 2016 y estuvo inmerso, recientemente, en una batalla legal con la coproductora.
Como filme histórico, Entre la razón y la locura no es un mero racconto de hechos importantes unidos por un hilo argumental. James Murray (Mel Gibson) es un erudito autodidacta apasionado por el conocimiento y Dr. William Chester Minor (Sean Penn); un veterano de guerra, encerrado en una cárcel por asesinato. Cómo dos personajes tan disímiles terminan conociéndose es muy original.
Sobrepasados por la ardua tarea de acumular el saber de siglos, los academicistas deciden incluir al pueblo en su búsqueda de las palabras. Incluso para algo tan poético como descubrir las distintas acepciones del vocablo «arte». Pero no solo les interesan las palabras de la cultura, sino también las actuales, las que se dicen en las calles. De manera pintoresca, observamos al mismo tiempo el comienzo de quien descubre la lectura y de quien ya es ducho en este aspecto. También encontramos citas a poetas como Milton.
Por el lado de la historia de Minor, son interesantes y terribles las maneras de condenar la locura, siendo más enfermo el psiquiatra de la cárcel que el condenado en cuestión. Incluso el sistema carcelario de aquella época en su totalidad. Tal y como lo dicen en un momento, Murray y Minor son un escocés y un estadounidense en pleno imperio británico, luchando contra la Academia y las instituciones de la época. Es una película dickensiana. Aparece por un ínfimo momento un libro de Charles Dickens pero, también, lo sombrío de la sociedad de aquellos tiempos.
¿Sociedad de hombres? Tal vez. No obstante, de igual manera son de fuerza las dos mujeres protagonistas Eliza Merrett (Natalie Dormer) y Jennifer Ehle (Ada Murray). Natalie Dormer encarna a la viuda, que se hace cargo de una familia numerosa en plena pobreza y Jennifer Ehle interpreta a la esposa de Murray, que se arma de valor para defender sus ideales ante la academia cuando es necesario.
A lo largo de la película, se utiliza mucho la elipsis, como es de esperarse de algo basado en un libro extenso. A lo mejor hubiera sido preferible el formato de miniserie para poder abordar y profundizar en más aspectos. La música es preciosa, potencia el drama. Las actuaciones son deslumbrantes, profundamente conmovedoras. Como dice el periódico France 24, «la crítica le ha reprochado una inestable dirección, diálogos fáciles y un montaje regular. Pero esa es solo una mirada, frente a una cinta que puede acaparar todo el corazón del público durante dos horas y pervivir más allá de ese rato».
Esta película basada en hechos reales es un homenaje a quienes amamos y trabajamos con las palabras. La lección es que las palabras serán de todo aquel que quiera que le pertenezcan. Sin embargo, la película no solo es sobre las letras y la locura, también sobre el amor y la capacidad de perdonar.