«En la desnudez de la luz, brevísima antología arbitraria» (2023) + poemas de Sonia Chocrón

 

Vallejo & Co. presenta una selección de la obra de poetas venezolanas de la década de 1960, publicada en el libro En la desnudez de la luz, brevísima antología arbitraria. Poetas venezolanas de la década del sesenta (2da. Ed., 2023), con la compilación y selección de Gladys Mendía y el prólogo de Carmen Virginia Carrillo, publicado por Lp5 Editora. Puedes leer el prólogo haciendo click aquí.

 

 

Poemas por Sonia Chocrón

Compilación y selección por Gladys Mendía*

Crédito de la foto (izq.) LP5 Editora /

(der.) archivo de la autora

 

 

Sonia Chocrón

(Caracas, 1961)

 

Poeta, narradora y guionista. Reside en Venezuela. Llevó el taller “El argumento de ficción” de Gabriel García Márquez en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba), luego viajó a México (invitada por el premio Nobel) para fundar el “Escritorio Cinematográfico Gabriel García Márquez” donde coescribió guiones para la televisión y el cine. Ha publicado en poesía Carnet de identidad (2023), Hermana pequeña (2020), Bruxa (2019), Mary Poppins y otros poemas (2015), Fe de errantes. 17 poetas del mundo (2006), La buena hora (2002), Púrpura (1998), Toledana (1992); en novela La dama oscura (2014), Sábanas negras (2013), Las mujeres de Houdini (2012); y en cuento La virgen del baño turco y otros cuentos falaces (2008), Falsas apariencias (2004).

 

La poeta Sonia Chocrón

 

13 poemas

 

 

Caracas

 

La orden es partir pronto

con las niñas de los ojos

con las flores atascadas en la garganta

para no gritar

Y guardar las sagradas escrituras

los lugares ya cenizos

los muertos los parques y mascotas

para cuando volvamos

del miedo

 

 

 

Me voy quedando

tan a gusto

oscilando con los columpios

mellados del parque y

con los difuntos

que al fin no tienen que decidir

nada

ni esperan que les responda

Soy un péndulo en paz

 

 

Sin embargo

había una gallina pequeña para mí.

Hubo una gallinita todos los años

Hasta que tuve doce

Llevaba mi nombre y mi apellido

 

Y moría anualmente

durante Yom Kippur

 

Era mi kappará

Se iba por mi

Daba su vida por la mía

Como si fuera Jesús

O una buena madre judía

La sacrificaban después del año nuevo y

cada víspera

del perdón

Sin mi consentimiento

 

Ahora ya nadie muere por mi

Solo yo

soy mi propia condena.

 

 

 

Orden

 

Hay que hacer orden en la casa

lavar la losa, vestir la cama

hay que hacer orden en la casa

plantar las flores de calabaza

borrar el rastro de la melaza

buscar la música de las cosas

haciendo orden, haciendo casa

con las palabras para formarlas

poner el orden

formar la casa

con un ejército de palabras

que nadie sepa, que nadie vea

que las glorietas se están cayendo

que hay que hacer orden en la casa

para que el ave de la tristeza

se vaya al parque o a la avenida,

poner el orden dentro de casa

y que no crezca la angustia ciega

que crece en ella cuando es de día.

Bañar de azúcar y sangre impía

todo resquicio de las esquinas

que Dios la ampare y la favorezca

de la traidora melancolía

del mal de ojo y la villanía,

que hay que hacer orden

quitar la traza, barrer el polvo

todos los días,

limpiar la casa, poner el orden

que si nos vence, nos vencería

la muerte eterna, la pena en vida

matar el orden, cegar la herida.

 

 

Purísima

(Kashrut)

 

Dore la cebolla, avive el sueño

prepare la cena de su hombre hambriento

supure la sangre y remoje la carne

en el agua que limpia la impureza

de los cuerpos rancios y sus moscas  

agregue dos flores y sírvase entera

desnuda y sudada

esa cama blanca inocua

toda es sal

 

 

 

Apóstata

 

Soy de una casta de mujeres solas

que lloran hombres en los recodos

del claustro

y devanan en su desvelo sueños

fríos de antiguos   irreparables dueños.

Esas mujeres de la casa

comparten lecho con los espejos

de hermanos, hijos, maridos yertos.

He envilecido mi sino y la herencia

de la vela y su flama siempre ensimismada

por un hombre posible   de quien quizás anide

un hijo macho.

 

La poeta Sonia Chocrón

 

Enigma

 

No quiero construir

Debo saber

por eso vivo insomne

y recorro los bosques buscando respuestas

me dejo herir por árboles centenarios

en mi carrera hacia la noche

como si fuera una gata que huye de sus dueños

Penetro la oscuridad para entender

lo oscuro

Y rasgo el mal

para entender al mal

Me he dejado morder los muslos

la silueta, los pómulos

He permitido que me avasallen

tan solo para comprender

lo perverso

He habitado cuevas lóbregas

He dormido con muertos

y criminales y locos

He transitado mentiras y luces

Aun así

no entiendo la liturgia

de mi impericia

Ni por qué el amor no alcanza

O sobra

 

 

 

Crochet

 

Quiero hacerme una cobija con tus manos

para los días fríos

tristes

desgraciados

Una manta con tus manos que me arrope

hasta la gana

el olvido o el estrago

Una frazada que esté hecha de tus manos

como si fuera un guante a la medida

de mis ojos, de mis pechos, mi verano

y del origen donde me late la vida.

 

 

 

Qué soy

Dios de mis antepasados

más que la húmeda hermana del barro

vida que Te honra y gloria por venir

 

Has vuelto Tu rostro

y me has mirado

Tu gracia Tu caudal y Tu santuario

son mis fueros y mi hado

levadura que fermenta

 

 

Deseo con ansias deseo

como quien roza del agua sus vaivenes

rozar sus ojos cautivos     huidizos

fuentes de agua consagrada

Deseo con ansias deseo

como quien ciñe de la tierra sus primicias

ceñir su cuerpo espigado     en ciernes

árbol de la vida

Deseo con ansias deseo

como quien besa del cielo sus señales

besar sus manos calmas      relumbrantes

estrellas de cinco puntas

Deseo con ansias deseo

como quien adora del fuego su impaciencia

adorar su espíritu implacable     fervoroso

calor del éxtasis

 

 

 

En rocío

 

Yo quisiera a veces

que un poema mío

fuera magia sabia

poder repentino

 

 

Que su alquimia extraña

que su señorío

hiciera a lo seco

trocarse en rocío

 

 

 

Siete en punto

 

Siete caballitos van por la vereda

ay si yo pudiera si yo pudiera

Siete riachuelos ganaron la vera

ay si yo pudiera si yo pudiera

Siete nubes vagas aguaron sus penas

ay si yo pudiera si yo pudiera

Siete flores rojas vaciaron sus venas

ay si yo pudiera si yo pudiera

 

 

 

El deseo

 

Entiéndase bien,

quienes padecen la misma gana

se allegan, como el escualo a la sangre.

Intercambian antiguas semejanzas, sabores.

Sinsabores.

Aunque a veces uno se almuerce al otro.

(En ese banquete desnudo

¿Quién sabrá distinguir el final

del principio o del nudo?

¿O quién es el comensal

Y quién el manjar crudo?)

 

 

 

 

 

*(Venezuela, 1975). Poeta, escritora, traductora y editora. Fue becaria de la Fundación Neruda (2003 y 2017). Participó en el Taller de creación poética con Raúl Zurita (2006). Es editora fundadora de la Revista de Literatura y Artes LP5.cl y LP5 Editora, desde 2004 y cofundadora de la Furia del Libro (Feria de editoriales independientes, Chile). Traduce del portugués al castellano, entre otros, la antología poética de Roberto Piva titulada La catedral del desorden (2017). Ha publicado en poesía El tiempo es la herida que gotea (2009), El alcohol de los estados intermedios (2009), La silenciosa desesperación del sueño (2010), La gritaReescritura de Las Moradas, de Teresa de Ávila (2011), Inquietantes dislocaciones del pulso (2012), El cantar de los manglares (2018), TelemáticaReflexiones de una adicta digital (2021), LUCES ALTAS luces de peligro (2022) y cocreados con Inteligencia Artificial Fosforescencia tigra, Aire y Memorias de árboles (2023); ha participado en diversas revistas literarias y antologías, la más reciente Temporary ArchivesPoems by women of Latin America, ed. Juana Adcock y Jèssica Pujol Duran (2022).

 

 

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