«En la desnudez de la luz, brevísima antología arbitraria» (2023) + poemas de Patricia Guzmán

 

Vallejo & Co. Presenta una selección de la obra de poetas venezolanas de la década de 1960, publicada en el libro En la desnudez de la luz, brevísima antología arbitraria. Poetas venezolanas de la década del sesenta (2da. Ed., 2023), con la compilación y selección de Gladys Mendía y el prólogo de Carmen Virginia Carrillo, publicado por LP5 Editora. Puedes leer el prólogo haciendo click aquí.

 

 

Poemas por Patricia Guzmán

Compilación y selección por Gladys Mendía*

Crédito de la foto (izq.) LP5 Editora /

(der.) archivo de la autora

 

 

Patricia Guzmán

(Caracas, 1960)

 

Poeta y ensayista. Reside en Venezuela. Comunicadora social por la UCAB (Venezuela) y doctora en Literatura hispanoamericana por la Universidad de La Sorbona (Francia). Ha publicado en poesía De mí, lo oscuro (1987), Canto de oficio (1997), El poema del esposo (1999 y 2000), La boda (2001), Con el ala alta. Obra poética reunida 1987-2003 (2004), Soledad intacta (2009), Trilogía (2010) y El almendro florido (2017). Como ensayista ha compilado y prologado las obras completas de figuras tutelares de la poesía venezolana como Ana Enriqueta Terán, Reyna Rivas, Hanni Ossott y Ramón Palomares. En su trayectoria profesional destaca tanto la dirección de suplementos literarios de los más reconocidos medios, como su desempeño académico como profesora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela), de la que fue directora.

 

7+1 poemas

 

La espada del ángel

 

La espada del ángel está húmeda de saliva de pájaro dormido en mi lengua

Con espada de ángel le corto los cabellos a los pájaros

Denme espada de ángel para quitarle los ojos a mis hermanas

Ábranle la boca al ángel para llorarlas

Ábranle la boca al ángel para echar dentro mi lágrima mi lengua

Mis hermanas recogen flores con la espada del ángel

Yo guardo flores en la boca de los muertos

Yo guardo flores debajo de una taza

Yo guardo flores para calmar mis nervios

Mi esposo dice que no estoy muerta

Mi vida está colgando de la espada del ángel

Yo le doy manotazos a los pájaros

El ángel me dio su espada para que le golpeara las alas

El ángel me come el pecho

Mis hermanas dicen que no es bueno besar en la boca al ángel

El ángel guarda su espada en el vaso de agua que me ofrece mi esposo

 

Mis hermanas dicen que mi esposo es bueno

Yo me quiero ir al país del ángel

Yo quiero saber de qué se alimenta

Yo quiero limpiar un poco su casa

 

El ángel no habla

El ángel canta para mí si los pájaros y mis hermanas se callan

El ángel tiene una espada para defenderse de los perros

La lucha siempre es con el ángel

El ángel es un animal manso y cansado

El ángel es un animal de agua y no de aire

Le he pedido al jardinero de mi casa que llene de agua el jarrón grande de la sala:

Voy a cortar un ángel, un pájaro, para recibir a mis hermanas

 

 

 

Cuando me quiten el corazón

 

Cuando me quiten

el corazón

 

 

dénselo

a mis hermanas

 

 

No sabrán

qué dice

a quién nombra

 

 

Pero le pegarán

la boca

le pasarán

las manos

Todas las noches

 

Dénselo

 

 

 

Yo he querido aprender a cantar

 

Yo he querido aprender a cantar, siempre he querido

Y se lo he dicho a mis hermanas

Les he dicho que me escuchen

Les he dicho que me avisen que canto

Les he dicho que no me besen en la boca mientras canto

Que no inviten a nadie para que me oiga

Yo he querido aprender a cantar, siempre he querido

No sé por qué no me oyen

Si sé que a la voz se la llama con la mano

Si yo no voy a entrar en el cielo de nadie

Si yo no me voy a tomar el agua de los demás

El canto es bueno

Y uno no olvida estar triste

 

 

 

El cielo tiene un lado sordo

 

El cielo tiene un lado sordo

Conviene abrir las cajas

 

Empacar los ojos

Asentir en el vacío del vacío

 

Contemplarnos

piadosamente

 

El cielo tiene un lado sordo

 

Quién alcanzará la luz de los oídos

Quién hará girar la caja

Y hallará morada la conciencia informe

Y hallará morada la respiración sorda

Y en la ventana encarnará la sombra 

 

En ayuno              Para dar inicio

 

Ahora que el horror retumba en el cielo de sus bocas

 

Enormes, por el canto de los que les falta

Enormes, por el rojo de su lengua

 

Cargando sus corazones como geranios mutilados

Deseosos de plantarse aquí

Enterrar el alimento que no tuvieron tiempo de acercar a la lengua de los pájaros

 

Fatigados del aire

Fatigados de respirar

 

El cielo tiene un lado sordo

Asienten entre cajas

 

 

Y la espera pesa sobre sus párpados

Y la espera pesa debajo del viento

 

Debajo del lado sordo del cielo

 

Que les corona con plumajes encendidos

 

Encendidos como tulipanes enjaulados

 

En el lado sordo del cielo

 

 

 

Sed de escucharle sufro

 

Sed de escucharle sufro

 

Alcancé a decir

 

A pedir agua

 

A espiar mi sangre

 

A cantar a deshoras

 

A cantar por nada

que habitar confiadamente y vivir reposado busco

Quebrantada he sido

Quien me sane no hallo

Quien me levante del sueño que habla

Quien me guarde

Quien me enlace a su cuello

que habitar confiadamente y vivir reposado busco

 

 Que con sabiduría se edificará la casa y con prudencia/

 se afirmará

 Y las cámaras se hincharán de todas riquezas

 

Sed de escucharle sufro

Alcanzar favor intento

 

Antes del vuelco del corazón

Antes del bocado y la corona

Antes

Por la herida

Por la queja

Antes de atreverme a cantar

que habitar confiadamente y vivir reposado busco

 

 

Obstinado empreño me mueve

Mas el cielo yace entero

La flor erizada

El pájaro parado

El pájaro enlutado

 

La poeta Patricia Guzmán

 

La casa de los afligidos

 

Hincada amanezco

 A las puertas de la casa de los afligidos

 

 

Coronada abro los ojos en casa de los afligidos

 

He llegado hasta aquí

Obedezco el mandato del canto

 

 

Levanto la aldaba

 

 

Levanto la aldaba y me santiguo con la niebla

 

He llegado hasta aquí

 

 

Obedezco el mandato del canto

 

 

 

El almendro florido

 

Veo sucumbir la tierra de mi alma

Y la tórtola atestigua que mi corazón late

silencioso y lejano

 

Y la tórtola sobrevuela

en torno a las rosas

en torno a sus almas abiertas

 

Desasida me hallo

ante la rosa desfigurada

de cara al cielo

y cantada por un ángel

 

 

“Rosa, tú que llevas

hasta un día de oro”

 llévame contigo

 

Donde alienta la flor del almendro

“La muerte no tendrá dominio”

 

 

 

Ya se alza el ala maltratada de la tórtola

y me entrega un puñado de dolor

en el cuenco del corazón

Lo inexplicable me recorre en voz baja

al soplo del almendro que apura sus flores

aquejadas de esperanza

 

Vayamos a contemplar bajo sus ramas

la llamada de la culpa

 

Inclinémonos

y derramemos caridad y bondad

 

 

 

La Virgen del árbol seco (Inédito)

 

Primera parte

Siento voces que me llaman

Un clamor perfumado de arboledas tupidas de soledad

donde claman pájaros, abundantes pájaros,

congregados entre las ramas de un árbol seco

En medio del que se halla, protegida por un precioso ovalo, una Virgen,

una diminuta y hermosa figura de mujer cubierta por un largo manto que/

cae con gran delicadeza

Y entre sus brazos sostiene a un niño dorado

quien ha convocado pájaros de melodioso pero entristecido canto

 

Los pájaros yacen expuestos espiritualmente

Los anima el deseo de librarse del peso de las culpas

Culpas que desconocen, pero sienten el peso

El peso turbador de la belleza manifiesta, de la belleza prístina

Del amor consumado y aun así casto

 

Embriagados por la divina luz en sus corazones turbados

buscan refugio entre los huecos de los acantilados sembrados/

de débiles y pestilentes flores

Allí, entre las cavernas de piedra, hemos de encontrarnos, antes de rendir

tributo a la Virgen, y gustar el mosto de granada

 

Embriagados espiritualmente podemos divisar, entre las ramas del árbol seco,

la llama de la divina luz en el pecho del niño dorado que sostiene/

la purísima figura de la Virgen

 

 

 

 

 

*(Venezuela, 1975). Poeta, escritora, traductora y editora. Fue becaria de la Fundación Neruda (2003 y 2017). Participó en el Taller de creación poética con Raúl Zurita (2006). Es editora fundadora de la Revista de Literatura y Artes LP5.cl y LP5 Editora, desde 2004 y cofundadora de la Furia del Libro (Feria de editoriales independientes, Chile). Traduce del portugués al castellano, entre otros, la antología poética de Roberto Piva titulada La catedral del desorden (2017). Ha publicado en poesía El tiempo es la herida que gotea (2009), El alcohol de los estados intermedios (2009), La silenciosa desesperación del sueño (2010), La gritaReescritura de Las Moradas, de Teresa de Ávila (2011), Inquietantes dislocaciones del pulso (2012), El cantar de los manglares (2018), TelemáticaReflexiones de una adicta digital (2021), LUCES ALTAS luces de peligro (2022) y cocreados con Inteligencia Artificial Fosforescencia tigra, Aire y Memorias de árboles (2023); ha participado en diversas revistas literarias y antologías, la más reciente Temporary ArchivesPoems by women of Latin America, ed. Juana Adcock y Jèssica Pujol Duran (2022).