Vallejo & Co. presenta una selección de la obra de poetas venezolanas de la década de 1960, publicada en el libro En la desnudez de la luz, brevísima antología arbitraria. Poetas venezolanas de la década del sesenta (2da. ed., 2023), con la compilación y selección de Gladys Mendía y el prólogo de Carmen Virginia Carrillo, publicado por LP5 editora. Puedes leer el prólogo haciendo click aquí.
Poemas por Ana María Hurtado
Compilación y selección por Gladys Mendía*
Crédito de la foto (izq.) LP5 Editora /
(der.) archivo de la autora
Ana María Hurtado
(Caracas, 1960)
Poeta, escritora, ensayista, médico psiquiatra y psicoterapeuta. Obtuvo el Premio de narrativa Julio Garmendia (1984). Ha publicado en poesía La fiesta de los náufragos (2015), El beso del arcángel (coautoría con Leonardo Torres, 2018) y El árbol que en ella muere y La única inocencia (ambos en prensa).
11 poemas
Turbulencias
los mares tienen ausencias penetrables
enormes agujeros encinta
recodos milenarios
huellas lanzadas al azar
hirviendo entre las olas
las barcazas de guerra
asoman su terror y su furia
a punto del ahogo rastreo el horizonte
desde mi levedad interrogo el surco de las aves
mi embarcación había dejado la estrechez de su esqueleto
entre las rocas empinadas
no hallé viento
ni conocida soledad que me frenara el ancla
las velas se derramaron en mortajas
flotaban
como niños ahogados en tardes de verano
la madera podrida
mostró su dentadura negra y musgosa
mis brazos no alcanzaban
la ofrenda de las olas
llegué a la playa con el pulmón hecho agua
salobre
lacerante
los ojos rojos como brasas
atraviesan la placidez del cielo
Náufragos
los náufragos hacen la noche alegre
la tornan caja de sorpresas
llenan su cielo de fuegos de artificio
gritan y bailan creyéndose inmortales
adormilados se pasean por las avenidas de la playa
olvidaron sus países
sus nombres
son felices
Afuera el rumor
adentro la savia ardiente
¿Dónde tus manos?
***
Hice un nido en mi vientre para ti
trencé una enredadera
Chispearon las libélulas
***
La suave pulpa
hendija florecida
toda cuenco
Afuera un murmullo de claveles
Rey de los arcángeles aletéame con besos de tu boca
Rey de los patriarcas concédeme leche y miel
Rey de los profetas abrásame con tu lengua de fuego
Rey de los apóstoles péscame
Rey de los mártires incéndiame y hazme roja ceniza
Rey asciéndeme al orbe de tu sexo
Rey del pecado original siémbrame el árbol de la vida
Rey perfúmame con la flor de los granados
El universo bulle
Señor de los ejércitos
hay un ángel que empuña nuestras armas
mi pequeño escudo de pezones
la espada de tu sexo
Los bucares en flor
Del canto que muerde la raíz
II
la verdad es una piedra negra
acerco mis labios a su matriz sin nombre
saboreo las raíces de una escritura fósil
desciendo entre fango y savia
puedo escuchar un canto ciego
la presiento
ansío morderla
sacarle con mis dientes el zumo
ella tiembla
y derrite su fulgor
como lava en mi lengua
IV
la voz es un árbol derramado
abre la garganta con el crujido de sus hojas
canta como una antigua mujer
una voz es un tallo erguido
una rama extendida entre cielo y abismo
una hoja que grita
gimiendo en pasadizos subterráneos
crece la voz latiendo
una sílaba se extiende y resbala
crece con savia entre las venas
árbol voz de gemidos inaudibles
que hurgan
para descubrir manantiales
para llegar al centro donde nace la luz
voz no es palabra, es árbol sonoro
Del árbol que en ella muere
I
la manzana inventó el pecado original
la gravedad
el veneno y el sueño de Blanca Nieves
y ahora vedla
yace tan redonda y tranquila
como inocente
olvidada de su piel y del árbol que en ella muere
Psique
mi piel cede a la reverencia
de tu mano
te deshaces en mí
detenido el instante
el pecho abierto
hasta la faz de los dioses perdidos
la calle entra a través de la ventana
ilumina tu rostro
y caminas
desnudo entre relámpagos
Lou
te miro en esa foto
quiero llegar hasta esa esquina de tus ojos
quedarme atravesada en la pupila
sumida en ti
hasta la última frontera
del alto muro que devoró tu noche
¿a quién esperas, mientras hablas con ángeles?
¿dónde guardas la rosa que te hirió?
Pariendi
deja que mis poemas nazcan hacia ti
recíbelos entre tus manos
sostén sus diminutos cuerpos
sus rostros arrugados y atroces
la faz perpleja
el sin aliento de su respiración entrecortada
desliza tus dedos por la garganta muda
dispérsale las gleras
llega a su corazón
escáncialos
lame sus entrañas
aún dormidas
dales de mamar
míralos
*(Venezuela, 1975). Poeta, escritora, traductora y editora. Fue becaria de la Fundación Neruda (2003 y 2017). Participó en el Taller de creación poética con Raúl Zurita (2006). Es editora fundadora de la Revista de Literatura y Artes LP5.cl y LP5 Editora, desde 2004 y cofundadora de la Furia del Libro (Feria de editoriales independientes, Chile). Traduce del portugués al castellano, entre otros, la antología poética de Roberto Piva titulada La catedral del desorden (2017). Ha publicado en poesía El tiempo es la herida que gotea (2009), El alcohol de los estados intermedios (2009), La silenciosa desesperación del sueño (2010), La grita. Reescritura de Las Moradas, de Teresa de Ávila (2011), Inquietantes dislocaciones del pulso (2012), El cantar de los manglares (2018), Telemática. Reflexiones de una adicta digital (2021), LUCES ALTAS luces de peligro (2022) y cocreados con Inteligencia Artificial Fosforescencia tigra, Aire y Memorias de árboles (2023); ha participado en diversas revistas literarias y antologías, la más reciente Temporary Archives, Poems by women of Latin America, ed. Juana Adcock y Jèssica Pujol Duran (2022).