En el muelle de infancia. 7 poemas (inéditos) de Sara Joffré Gonzáles

 

Por Sara Joffré Gonzáles*

Crédito de la foto Diario El Comercio

 

 

En el muelle de infancia.

7 poemas (inéditos) de Sara Joffré Gonzáles

 

 

Yo quiero que recuerden a mi hermana

tuvo siete hijos

como siete lunas desgarradas

tenía su cuaderno

sus sueños y sus poesías

el idioma

mal enseñadas las reglas

de los pobres profesores

que alcanzan los niños

en los a su vez pobres colegios

la detenía

la asustaba

pero escribía

y todavía tengo su cuaderno

ella

y alguno de sus hijos ya murieron

escribía

no sabía ninguna regla

escribía

y nadie conoce a estas poetas

calladas

pero en todo lo que escribo

están

escondiditos en el muelle de infancia

sus poemas

ella

mi hermanita mayor

como tantas

escribía

escribía

cuando ya no podía hacer más con la vida

escribía

como lágrimas

como pañuelos

como sueños

escribía

y llevo dentro su cuaderno

 

(Para Blanca, mi hermana que no entendió nunca la razón de la ortografía, mi hermana se los digo: escribía)

 

La dramaturga y poeta Sara Joffré.
Crédito de la foto: Alberto Orbegoso

 

El mar está a cuatro calles

lo miro todos los días

pensando siempre que el mar

en el verano

el invierno

en tormenta

en terremoto

en soledad

y compañía

se lleva todo mi amor

yo de mi balcón lo miro

con mi taza de café

le hago el saludo del día

mar

tus olas

han de venir

arrasadoras

tremendas

¡ay qué mar!

¡qué olas!

¡qué esperanza!

¡qué amor!

¡qué tremenda compañía!

 

 

 

Ahora que cayó la lluvia

despedirse

tornase imprescindible

decir

todas las palabras del abandono

tantas

que vamos a imaginar una súbita

bienvenida

es que es también necesario

herir

con infinita y cuidada gentileza

adiós…ya me voy…

pueden tener el filo agudo

de puñales finamente utilizados

 

a propósito de una despedida

en octubre el primer día

 

La dramaturga y poeta Sara Joffré, en su juventud

 

Poema a Blanca Varela

 

Blanca Varela ojos de gacela

otra la trajo

acorde fino en la prolífica

entraña de su madre

poeta popular Serafina Quinteros

blanquita hermética

blanquita estremecida

blanquita madre

blanquita nos dejó

blanquita

quedó la página

blanquita peruana

blanquita quién vendrá

luego

quién blanquita…

blanquita, tantas veces

 

 

 

Las calles

 

Las calles

se quedaron donde estaban

embullecidas- de bulla

pero quietas- de movimiento

solo nosotros pasamos

y pasamos

ya nadie volteó para mirarnos

no fuimos más

no estuvimos

no estábamos

a lo mejor era difícil

pero ni siquiera

quedaron las sombras

o el reflejo

de figuras en los charcos

solo las calles

no se movieron de sus sitios

se quedaron donde estaban

pensaron tal vez

o a lo mejor sólo esperaban

nosotros no

solo pasamos y pasamos

las calles esperaban

las calles…

 

La dramaturga y poeta Sara Joffré, leyendo

 

El Callao

 

En el callao quien no conoce

a las señoritas

de la cofradía de San Antonio

son las vírgenes de los primos

de las falsas

promesas desvanecidas

las que llevan

el peso de las velas

cuyos brillos 

son tan intensos

como los fuegos

que las queman dentro

ellos hacen caridad

con los trapitos

las rosquitas

los dulces

los centavos

a cambio se permiten

tocar los cabellos

los sueños

de los niños

que de pronto

tienen resemblanzas

con los que se escurrieron raudos

mezclados

con las mentiras y las vergüenzas

de esos amores

por los que nunca pudieron decir

acúsome padre de haber pecado

contra la carne

mientras la boca repite el sabor

tiembla el cuerpo

con las ganas inmensas

de haber tenido motivo para confesarse

en cambio su suerte triste es quedar absueltas

rezando solas

un acto de contrición a media tarde.

 

 

 

Si hubiese cómo

reunir a todos aquellos que todavía no nacieron y advertirles que desconfíen hasta de quienes los traen es triste pero cada día aumenta el tráfico lobo del hombre, el hombre, la mujer, ay, todos ¿qué hacer?

no pretendamos que no pasa nada que fluye la vida tranquilamente y solo hay malos distinguidos es que es el golpe, el escarnio, el abuso es mucho porqué temer que se deshielen los hielos que las ballenas se extingan que el osito de anteojos desaparezca son los niños los n i ñ o s a quienes la guerra más atroz, más cruel va dirigida y habrá llegado la hora de hacer algo o seguir esperando que tome la iniciativa la cruel exacta inalterable ley de la naturaleza que nos hizo posibles

 

 

 

 

 

*(Callao-Perú, 1935 – Callao-Perú, 2014). Dramaturga, directora, crítica de teatro, editora, traductora, investigadora, actriz, poeta y gestora de diversos proyectos teatrales. Pionera en varias líneas de trabajo en el Perú. En 1963 formó el grupo de teatro “Homero, teatro de grillos”, donde inició su singular interés por el teatro para niños. Inició la Muestra de Teatro Peruano (1974) y la Muestra de Teatro Universitario (1986). Constituyó parte importante en la consolidación de un movimiento teatral peruano. Entre sus obras destacan En el jardín de Mónica (1961), Se consigue madera (1968), La hija de Lope (1989), Camino de una sola vía (2013) y Aparecen las mujeres (2014).

 

 

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