El vuelo del colibrí. Violeta Luna, Sonia Manzano y Sara Vanégas

 

Nota y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

Agradecimientos a Valeria Guzmán

y Santiago Vizcaíno

 

 

El vuelo del colibrí.

Poemas y retratos de tres grandes poetas del Ecuador

Violeta Luna, Sonia Manzano y Sara Vanégas

 

 

Para Alda Merini, poeta italiana vital del siglo XX, “el lenguaje tiene que herir, la poesía tiene que estremecer”. Bien sabemos que existen tantas definiciones de poesía como poetas. Cada poeta tiene su propia y destilada definición de poesía y su modo de asumirla en el campo de las ideas y las emociones; y muy probablemente allí, radique su misterio y encanto.

 

La poeta Violeta Luna.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

Por eso le propuse a la joven poeta, lexicógrafa y traductora Valeria Guzmán que, en el marco de la programación de la Fiesta Intercultural del Libro de Quito 2021, dedicáramos un espacio esencial y exclusivo para destacar el pensamiento y la poesía de tres grandes poetas del Ecuador: Violeta Luna*, Sonia Manzano** y Sara Vanégas***. Quito, Guayaquil y Cuenca estaban reunidas de algún modo, como ciudades, temperamentos, climas y geografías e historias en las voces de estas tres destacadas escritoras marcadas por esas ciudades.

La idea fue que desde su propia voz nos contaran ¿qué es la poesía para ellas?

¿Cuál es el pensamiento detrás del trabajo poético que cada una ha labrado a lo largo de más de cuarenta años y docenas de libros?

 

La poeta Sara Vánegas.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

Durante una hora y media las tres nos fueron contando desde la sencillez y la claridad lo que la poesía es en sus vidas. “Un trance lírico esencial”, revela Violeta Luna. “Es el puente que conecta la palabra con el silencio”, confiesa Sara Vanégas. “La poesía es libertad y música”, concluye Sonia Manzano. Las tres coincidieron en algo: la poesía es su más grande amor y siempre están escribiendo poesía, aunque las tres han coqueteado y establecido relaciones con los cuentos, la novela, y la literatura infantil.

Las tres poetas aceptaron ser fotografiadas por el narrador y comunicador Alexis Zaldumbide Manosalvas y fue así que, durante media hora muy relajada, las tres posaron para el lente de Alexis en el patio interior de la Biblioteca Municipal de Quito. De esta sesión inolvidable son estas fotografías que compartimos, junto a una selección de poemas, de las tres poetas vivas más importantes del Ecuador.

 

La poeta Sonia Manzano, leyendo.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

Solo resta invitarlos a leer y contemplar, no sin antes agradecer la sensibilidad del curador de la Feria Intercultural del Libro de Quito 2021, el escritor Santiago Vizcaíno, que desde el primer momento acogió la idea e hizo posible que las tres poetas fueran muy bien tratadas, convirtiendo su estancia y ese encuentro en un “Full de Reinas”, parafraseando uno de los libros de Sonia Manzano. Gracias también a mis cómplices y exquisitos amigos, Valeria Guzmán y Alexis Zaldumbide por confabular y celebrar en torno a la energía poética.

 

La poeta Violeta Luna, leyendo.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

 

Estos bosques interiores.

Violeta Luna

 

 

Eucalipto

 

Yo vi morir ese árbol

sacado de raíz

tumbado en el barranco.

 

Ese eucalipto joven

amaneció dolido y tembloroso,

mojado de fragancia

y destilando menta.

 

Tal vez las lluvias locas

le dieron el hachazo.

 

Ese eucalipto tierno

murió como los peces

tiñendo sus escamas al horizonte,

oliendo a noche azul y mariposas.

 

El tiempo hizo su parte,

los días prosiguieron

y bajo un sol pirómano

mi corazón y el árbol se secaron.

 

Se fueron las cenizas con el viento

y me quedé con frío

con ese frío intenso

que deja el desarraigo.

 

 

 

Agujeros de la ausencia

 

Quizás lo más absurdo

 

es perderse en una mismo.

 

 

 

A veces me pregunto

 

que pudo haber pasado con mi vida

 

y cuando me perdí

 

en estos agujeros de la ausencia.

 

 

 

Qué más da

 

Sigo siendo

campeona mundial de resbalones,

de caídas estruendosas,

de pisadas en falso y tropezones,

campeona renuente.

 

Prometo desde ahora

tener mayor cuidado,

no recordarte tanto

cuando cruzo la calle.

 

Prometo andar despacio

sin desviarme al cielo

ni al infierno del polvo.

 

Al fin y al cabo

a pesar de perder el equilibrio

y rodar escaleras tantas veces

no me quedan fracturas en la mente.

 

Qué más da, por lo tanto

Si después de caerme de tus ojos

no se rompen mis sueños de espumilla.

 

Y qué más da

sí a pesar de caerme de tu mano

queda intacto mi nombre todavía.

 

La poeta Sonia Manzano.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

El ave que todo lo atropella.

Sonia Manzano

 

 

Y el ave que todo lo atropella

dejó en el corazón cosas caídas

 

 

 

Presentimiento

 

No sé que va a pasar:

los presagios me clavan alfileres

en el único sueño levantado.

Quizás mañana

estará mi sueño a media asta

y guardaré una vida de silencio

por el minuto no llegado.

 

 

 

La gárgola que otea las bahías

 

Yo amo a los barcos

pero desde lejos:

en tierra firme soy una mujer que los contempla

como si le resbalaran

desde el astillero sin clavos de la boca

hasta el océano crocante de sus nervios.

 

En tierra firme

soy la gárgola que otea las bahías

goteando polvo desde su corazón de piedra.

 

Sólo yo sollozaré

cuando Teseo vuelva

con las velas equivocadas;

sólo yo sabré quienes se alejan

enfermos de añoranza por Ítaca

dejando que se ensarten en las aguas

las lágrimas inútiles de Troya.

 

 

 

Ofelia y sus guirnaldas

 

Yo debía ponerle una zancadilla a Hamlet

que lo haga soltar su calavera,

pero él se adelantó

con la bella gravedad de su demencia

y ahora tiene las dos manos ocupadas.

Y es mi tronco el que deambula sin cabeza

persiguiendo por sus lívidos delirios

al que hizo con mi vida otro dilema.

 

La poeta Sara Vánegas, hablando.
Quito, 2021.
Crédito de la fotografía ©Alexis Zaldumbide Manosalvas

 

Flor de arena.

Sara Vanégas Coveña

 

 

alguien sobre el pico más alto del mundo toca una trompeta:

las criaturas más bellas y las más infames acuden al llamado

 

todas se miran en el agua y olvidan su rostro

 

 

 

 

 

una mano misteriosa señala hacia el mar

 

y el mar echa a andar hacia esa mano

con todas sus campanas y sus voces

 

 

 

 

 

alguien sentado sobre las aguas borra los colores

antiguos del cielo y lo vuelve a pintar

 

 

 

 

 

son criaturas de hielo. hielo y sombra. su canto cubre de agua toda la ciudad. como un diluvio de soledad. tristísimo.

dicen que quien lo escucha enloquece.

y no para hasta encontrar el mar …

 

 

 

dicen que cuando la luna está azul brotan ciudades enteras del fondo del mar. que sus habitantes (ojos fosforescentes y oscuros ropajes) inician entonces una larga danza que no cesa hasta que algún puerto se arroja a las profundidades

 

¿quién no ha visto arder el mar en esas noches?

 

 

 

voces encadenadas

voces que arrastra el mar

de tarde en tarde

 

buscando la hendidura fatal de mi garganta

 

 

 

 

 

*(Ecuador). Poeta, narradora, crítica literaria, ensayista y catedrática. Obtuvo diversos premios, entre otros, Premio Nacional de Poesía Ismael Pérez Pazmiño y el Premio Nacional Jorge Carrera Andrade. Su obra lírica está conformada por numerosos poemarios, entre los que se encuentran El ventanal del agua (1965), Posiblemente el aire (1970), Corazón acróbata (1983), Las puertas de la hierba (1994), La oculta candela (2005).

 

 

 

**(Ecuador). Poeta, narradora, ensayista y pianista. Algunas de sus novelas son Eses fatales (2005) y Solo de vino a piano lento (2013). Su obra lírica está conformada por numerosos poemarios, entre los que se encuentran Full de reinas (1991), Patente de corza (1997), Último regreso al Edén (2005) y Espalda mordida por el humo (2015). Su poesía consta en numerosas antologías ecuatorianas y extranjeras.

 

 

 

***(Ecuador). Poeta y catedrática. Obtuvo el Premio Hoja de Encina (2001), Madrid y en dos ocasiones el Premio Nacional Jorge Carrera Andrade. Su obra lírica está conformada por numerosos poemarios, entre los que se encuentran: 90 poemas (1981), PoeMAR (1994), Versos trashumantes (2004), De la muerte y otros amores (2014). Sus poemas se han traducidos al inglés, alemán, portugués, italiano, francés y rumano. Su antología personal Flor de arena, es parte del catálogo digital Alfabeto del Mundo y está disponible para descarga gratuita en: www.edicionesdelalineaimaginaria.com
Lleva prólogo de la catedrática y crítica Eugenia Washima.

 

 

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