El regreso de Chirinos Cúneo, por Pedro Casusol

 

Por Pedro Casusol*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Maquina Purísima

 

 

El regreso de Chirinos Cúneo

 

Guillermo Chirinos Cúneo** ha vuelto. El autor de ese descarnado conjunto de poemas titulado Idiota del Apocalipsis, que vio la luz en 1967 en una edición autogestionada, quien permaneció buena parte de su vida en sanatorios o recluido en casa de su madre, aquejado por una esquizofrenia que empeoró a causa del alcohol y otras sustancias, y de quien apenas teníamos datos biográficos, como que vivió su infancia en La Punta o su amistad con Juan Ojeda, otro poeta trágico. Guillermo Chirinos Cúneo ha vuelto como solo puede volver un poeta de sus características: en forma de material rescatado.

 

 

La artífice de este regreso ha sido la poeta Cecilia Podestá, quien una tarde de 2016, en el ajetreo de una marcha en la Plaza San Martín, se encontró con Armando Arteaga. Este había frecuentado, junto con otros poetas, a Guillermo Chirinos Cúneo. Fue en la década de 1990. El autor sobrellevaba su mal a punta de pastillas en la casa de su madre y se había vuelto, junto a su hermano José, adicto a la pasta básica de cocaína. Juntos eran “los loquitos”, como los llamaban en La Punta: vivían pidiendo cigarrillos o tratando de solventar su vicio. Fue la época en la que el poeta Armando Arteaga obtuvo los poemas de El guerrero del arcoíris. Pocas personas, además de él, debían saber de la bolsa de yute en donde Guillermo acumulaba cientos de poemas mecanografiados.

 

Guillermo Chirinos Cúneo en su casa de La Punta.
Crédito «El Comercio»

 

En medio de la muchedumbre y la turbamulta producto de la marcha, Armando Arteaga entregó a Cecilia un sobre con papeles escritos a máquina, para luego advertirle: “Es un libro inédito de Chirinos Cúneo”. Podestá, quien realiza desde hace años una encomiable labor editorial a través de su sello Máquina Purísima, guardó celosamente los papeles durante un lustro, hasta decidir que El guerrero del arcoíris debía ver la luz. Por fin, un nuevo libro de Chirinos Cúneo, el poeta de lo abyecto, el autor de versos descarnados como los de “Muñecos” o “Cenicienta”, este último quizás el poema más logrado de su primer libro: “Una cascada desflorada: Ano y sangre, Cenicienta”.

El guerrero del arcoíris se aleja de esa psicodelia aborrecible que ha sido considerada por mucho tiempo la marca de agua de su autor. Estos 34 fragmentos o poemas en prosa que conforman el libro podrían ser místicos, escritos al borde del delirio. Sin embargo, reconocemos a ese “yo-poético” de su anterior entrega, que aquí goza de una mayor madurez o consciencia de sí mismo: “Comprendí los arquetipos, los sueños, el caos, y me volví loco”, consigna en una de sus páginas. Ambos libros, como afirma José Carlos Yrigoyen en el nutrido ensayo que acompaña la edición, pueden leerse también como “autobiografías psicológicas”. Es decir, como formas de ordenar el caos que habitaba en la mente de su autor, en pos de la ansiada lucidez mental.

 

 

Yrigoyen hace otra advertencia: romantizar la enfermedad mental para explicar la obra de Guillermo Chirinos Cúneo es un error, ya que sus poemas no fueron “frutos privativos del árbol de los trastornos emocionales y el sufrimiento psíquico”. En realidad, nuestro poeta escribió su obra a pesar de su esquizofrenia, no gracias a ella. Y fue la enfermedad, en última instancia, la que privó a los lectores de las obras completas de Chirinos Cúneo: quemada, robada por doctores sin escrúpulos, regalada a algunos poetas que acudían a La Punta en busca del autor, entregada a la Marina en medio de un brote psicótico por la sospecha de ser material terrorista, quemada otra vez durante el incendio con el que se quitó la vida el joven poeta Josemári Recalde. La poesía de Chirinos Cúneo, en suma, tiende a la ceniza y al olvido. Por eso, estamos ante el rescate literario del año.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1986). Narrador, ensayista y periodista. Fue un joven incendiario en cierta escuela de escritura y en talleres de narrativa que frecuentaba desde el colegio. En paralelo, se educaba en parques y pasajes aprendiendo mejores formas de perder el tiempo. Ha estado obsesionado con poetas tan disímiles como Allen Ginsberg y María Emilia Cornejo, llegando a publicar investigaciones sobre ambos. Publicó un libro de relatos y una nouvelle en la que se retrata como un obeso asesino en serie que acaba con sus antiguos compañeros de promoción. Su ensayo publicado en el libro Soy la muchacha mala de la historia (2019), mereció comentarios positivos por parte de la crítica. Sus tempranas excursiones a Barranco lo llevaron a alucinar las historias que presenta en este libro.

 

 

 

**(La Punta-Perú, 1941 – Lima-Perú, 1999). Poeta. Publicó en poesía Idiota del Apocalipsis (1967, reeditado en 2017) y póstumamente, El guerrero del arcoíris (2021).

 

 

Vallejo & Co. | Revista Cultural - POESÍA - FOTOGRAFÍA - NARRATIVA - CINE - MÚSICA - TEATRO - ARTES - PLÁSTICAS - CREACIÓN - CAJÓN DE SASTRE