Por Bruno Pólack
Crédito de la foto (izq.) Ed. Alastor /
(der.) archivo de la autora
“El poema ha de ser un resplandor”.
Entrevista a Denisse Vega Farfán
Bruno Pólack [BP]: Denisse, me parece que, entre otros tópicos, tu último poemario Fiesta (2021), es un canto y una expansión alegórica del momento de tu nacimiento…
Denisse Vega Farfán [DVF]: Siempre me ha inquietado la historia de mi nacimiento. Se la he hecho repetirme muchas veces a mi madre. Cuenta que, a pesar de tener un embarazo muy tranquilo, llegados los nueve meses yo no daba visos de nacer. Pasaron algunos días, se le hizo inducción al parto y nada; así que tuvieron que practicarle una cesárea, de la cual salí profundamente dormida. Por eso, el poema “Nacimiento” es algo violento, un salir forzadamente a enfrentar el mundo. Creo que es inquietante la forma de cómo damos nuestro primer salto a la vida, cuánto puede decirnos sobre ella, y de ese misterio que guarda el que ―más allá de células y genes― se constituya una unidad completamente diferente que somos cada cual. Un nacimiento que tiene que ver también, dicho sea de paso, con un renacer migratorio cuando vine a vivir a Chimbote, con una nueva vida, contexto social y familiar. Es el primer libro donde me aludo a mí misma. Un tono meditativo que se redondeó con la pandemia y cerró Fiesta.
[BP]: En la poesía peruana, específicamente en los poetas costeños, existe una gran relación con el desierto; es un escenario, una fascinación y una reflexión constante…
[DVF]: Ciertamente. En el caso de Fiesta, digamos que, el poema más representativo de esto es “Canción del alacrán”. Un poema sobre el desierto, pero de cómo en lo más árido y aparentemente inhabitable, surgen estas poblaciones socialmente desplazadas que le van dando vida y resisten la segregación desde ahí, hacen valer su derecho de ser parte de la comunidad y de lo importantes y necesarios que somos todos para progresar colectivamente.
[BP]: ¿No crees, sin embargo, que algo de Western, o quizá de misterio dormido existe en la costa peruana?
[DVF]: La naturaleza siempre será misteriosa. Para mi poética y para mí son presencias vívidas, no decorativas. Un misterio tan inalcanzable como cada ser humano, que se va desanudando, con el que se va dialogando, revelando, encontrando y volviendo a hacer constantemente.
[BP]: También el mar, la figura del mar, es un protagonista en Fiesta, como una madre de la que se nace y que, igual que en la figura del desierto, incluye un misterio…
[DVF]: El mar es capital en el libro, el mar de la costa, el mar líquido maternal, que es de lo que estamos hechos. El mar es un personaje en sí mismo y dialogo con él o ella, el mar, la mar, la matria, me habla, aconseja, libera y amenaza con su fuerza indomable.
[BP]: Claro que, además del nacimiento, en Fiesta, a través de los poemas, se ve una voz poética que va desenmarañando la nostalgia de crecer, y de crecer en un puerto; los primeros descubrimientos, las primeras preguntas, la felicidad y el desencanto…
[DVF]: Sin planificarlo, se abrió una historia personal en Fiesta. Están los temas de mi migración, del súbito abandono de la casa de infancia, y una nueva vida en Chimbote con otra geografía, sociedad, su problemática, así como su con su belleza inexplorada.
[BP]: Hay una sensación al terminar de leer el libro que la vida, el devenir de la vida, es una fiesta (una celebración), pero también un pesar, una angustia que se va sobrellevando con cierta destreza.
[DVF]: En efecto, la vida es todo ello, y mi poesía celebra, pero tampoco edulcora. Me gusta que mi escritura procure abarcar todos los matices. En Fiesta, la camaradería, el activismo, la belleza de la naturaleza, entre otros, es motivo de celebración, más cierto es que lo sórdido, lo corrupto también celebra.
[BP]: Me parece, Denisse, que con Fiesta logras llegar a una madurez poética que ya se vislumbraba en Una morada tras los reinos (2008), después de 14 años, ¿cuáles crees que son las motivaciones de la poesía y por qué resistir en/con la poesía?
[DVF]: Hablábamos del misterio. La poesía para mí es una forma de diálogo con ese misterio. Lo fascinante es que, en el acto de escribir, más allá de la intencionalidad inicial, se puede pasar por un flujo del subconsciente hasta contactar con esa revelación, ese resplandor que no tiene nombre, que bien podría llamarse sabiduría. Trate de lo que trate el poema ha de ser un resplandor. Y persisto por ello, porque ese conocimiento ―en lo personal― no podría obtenerlo de ninguna otra forma, y porque compartirla es una manera de solidarizar mi visión.
[BP]: Por último, ¿qué nuevos proyectos tienes entre manos?
[DVF]: Tengo un libro en desarrollo que tiene que ver con la idea del viaje, y que vengo escribiendo ―incluso― antes de Fiesta.
*(Trujillo-Perú, 1986). Poeta. Obtuvo el Premio Poesía Joven del Perú. Ha publicado en poesía Una morada tras los reinos (2008), El primer asombro (2014 y 2019), la plaquette Hippocampus (2010), en francés Une Demeure Après Les Règnes (2013) y Fiesta (2021).