Por: Sylvia Georgina Estrada
El año pasado tuve la oportunidad de leer varios libros que me revelaron a nuevos poetas o que me mostraron una cara distinta de otros autores. Les comparto algunos de los títulos que se publicaron en 2013 que, en mi opinión, vale la pena leer con mucha atención.
El lugar donde duele. Antología póetica (1970-2010). Hamutal Bar-Yosef. Vaso Roto
No hace falta explicar nada. O conoces el lugar donde duele o no lo conoces, sentencia el poema de Hamutal Bar-Yosef que da título a la antología que recoge cuatro décadas de obra poética de la escritora israelí.
El año pasado Israel fue el invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y en ese marco la editorial Vaso Roto publicó esta edición bilingüe que contiene textos de los libros Tiempo, Que sus labios, Mesa de cocina, El lugar donde duele, Contra la oscuridad y A los lectores.
Nacida en un Kibbutz en 1940, Hamutal vivió una etapa en la que, después del nacimiento del estado de Israel, se recuperó la lengua hebrea, dando así vida a una creación literaria muy particular. Así, en la obra de la escritora hay varias referencias al momento histórico que le tocó vivir: Porque eso fue lo que mi hermano mayor prometió en secreto/ “Tendremos un Estado propio y haremos de todo el país un kibutz”.
En la obra de Hamutal hay una fuerte voz femenina, que se traduce en versos alusivos a la maternidad, a la comida, al tiempo que se pasa junto a la mesa de cocina, rebanando vegetales, preparando guisos.
Sin embargo, también encontramos una visión cruenta sobre el mundo, sobre la fragilidad, sobre el delicado equilibrio cotidiano sazonado con nostalgias, con la memoria del daño y el dolor. La poeta nos hace consciente de esas áreas donde la sombra gana espacios de una manera inquietante.
Esta es nuestra primavera, / arroja montones de ropa al suelo,/ sopla nubes de polvo y pájaros migratorios,/ muerde subrepticiamente en carne viva,/ cierra de un portazo y desaparece.
La ironía, la esperanza que tiende su mano para luego esconderla, juguetona, también forma parte de algunos de los poemas de Hamutal, y aunque, como sostiene uno de sus versos, El poema se ofende cuando lo traducen, el trabajo de Mario Wainstein y Florinda E. Goldberg permiten al lector disfrutar de textos musicales: Nombres y más nombres multiplicados, triturados, melodiosos/ quien los pronuncia relincha como un caballo que llora en sueños.
En El lugar donde duele nos topamos con una poesía honesta, cercana, que vuelve al lector partícipe de los miedos, de los desafíos, de las alegrías, de la pérdida, y de los sueños de su autora. Versos, que también nos confrontan con aquello que yace aletargado en nuestra alma, y que despierta para increparnos.
¿Cuánto? ¿Un año? ¿Diez? ¿Cien? ¿Mil?/ A mí me llevó treinta./ La segunda vez sólo diez./ Después comencé a vivir,/ a amar, a escuchar.
Antología. La poesía del Siglo XX en Brasil. Edición de José Javier Villarreal. Visor/ UANL
Existen poemas que nos revelan, a veces sin tener idea de ello, las imágenes y sensaciones que cargamos en el alma. José Javier Villarreal logra reunir una serie de epifanías poéticas, de esas que calan hondo en la memoria, en una antología bilingüe de poesía brasileña del siglo 20 que forma parte de la colección La Estafeta del Viento de la editorial Visor.
Como describe el editor en el prólogo del libro: El arte se nos vuelve cuerpo, respiración, miradas que nos sitúan en el corazón de la memoria donde sólo hay sujetes que, al verse, se reconocen y nombran.
Esta publicación permite rastrear algunos de los temas que han marcado los versos del país sudamericano durante los últimos años –el amor, la memoria, el cuerpo, el deseo, la pasión, la rebeldía y un largo etcétera– y observar el sentido sonoro de las palabras, como escribe Manoel de Barros en su poema Nadie.
El lector puede encontrar a 245 autores medulares del siglo pasado: Manuel Bandeira, Jorge Lima, Maurilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Haroldo de Campos, Vinicius de Moraes, Lêdo Ivo –de quien aparece un poema cedido a José Javier justo para esta edición-, Ana Cristina César, Adélia Prado, entre otros.
Con una traducción en la que se siente la pluma del poeta, estos poemas nos recuerdan, como escribió Vinicius de Moraes, que Para eso fuimos hechos / Para recordar y ser recordados …
Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar, pero debes saber que ya no hay río ni llanto. Jorge Humberto Chávez. Fondo de Cultura Económica
Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar, pero debes saber que ya no hay río ni llanto, dice uno de los versos que da título al reciente libro de Jorge Humberto Chávez, que le valió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013.
A través de las páginas, el lector se sumerge en un testimonio de la violencia, de la desesperación, de la soledad que se respira en el norte de México desde que el crimen se convirtió en uno de los protagonistas de las páginas centrales de los diarios.
En el año 2006 mi país empezó a adelgazar / la calle y la noche más flacas cada vez / la ciudad crecida de cadáveres. Sentencian los versos del poeta nacido en Ciudad Juárez y que dan cuenta de la barbarie, del dolor, de los rostros azorados y aturdidos de miles de mexicanos que viven en el norte del país y que durante años debieron enfrentar las noticias diarias que daban cuenta de la violencia y la masacre sin sentido que invadían sus ciudades.
Pero además de esa desolación, del sentimiento de pérdida ante la muerte y la brutalidad, en el libro encontramos poemas que giran en torno a los naufragios amorosos, a los amores perdidos, a la nostalgia que deja un road trip, a esas viejas querencias que no tienen remedio: una tras otro pasan veloces las ciudades pero tú eres el mismo en/ tu caja de plástico metales y neumáticos// vas lleno de recuerdos como heridas que no conocen el descanso.
El libro, de acuerdo al autor, está escrito en dos niveles, por un lado está el aspecto formal, lingüístico, con versos deliberadamente parcos y sin una adjetivación rica; y, por otra parte, un texto muy informativo, con tono de crónica, que abrevó en los periódicos que se publicaron durante el sexenio de Felipe Calderón en torno a la guerra contra el narcotráfico.
En el 2006 el amor adelgazó tanto/ que apenas una brisa lo podía cruzar/ al otro lado de la línea fronteriza, continúa el poema que se titula justamene 2006 y que permite conocer, desde la visión del poeta, la memoria que se niega a perecer entre muertos entre vivos que mueren / indescifrables caras que se esfuman.
Los Trinos que se extinguen. María Polydouri. Vaso Roto
Dueña de una voz intensa, pero breve, María Polydouri escribió dos libros esenciales para la poesía griega del siglo 20: Los Trinos que se Extinguen (1928) y El Eco en el Caos (1929).
En su breve, pero intenso legado –murió a los 28 años víctima de la tuberculosis- se encuentran poemas sueltos, una novela inacabada y varios diarios.
Y justo el primer título aparece íntegramente traducido por primera vez al español, gracias al acucioso trabajo de Manuel Macías –que además ofrece a los lectores un maravilloso poema de Kostas Karyotaquis en la introducción del libro.
La muerte, el amor, el deseo, la soledad, el tiempo breve de los hombres, son algunos de los temas que trata la escritora griega. Sus versos tienen esa patina de nostalgia en la que radica la comprensión de la belleza y su fugacidad: Pero ahora su corazón guarda silencio,/ y tan solo su amor permanece/ y camina./ Y todos nos decimos “es su sombra la que va errante”./ “Es la triste/ sombra del poeta.»
Por: Sylvia Georgina Estrada
El año pasado tuve la oportunidad de leer varios libros que me revelaron a nuevos poetas o que me mostraron una cara distinta de otros autores. Les comparto algunos de los títulos que se publicaron en 2013 que, en mi opinión, vale la pena leer con mucha atención.
El lugar donde duele. Antología póetica (1970-2010). Hamutal Bar-Yosef. Vaso Roto
No hace falta explicar nada. O conoces el lugar donde duele o no lo conoces, sentencia el poema de Hamutal Bar-Yosef que da título a la antología que recoge cuatro décadas de obra poética de la escritora israelí.
El año pasado Israel fue el invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y en ese marco la editorial Vaso Roto publicó esta edición bilingüe que contiene textos de los libros Tiempo, Que sus labios, Mesa de cocina, El lugar donde duele, Contra la oscuridad y A los lectores.
Nacida en un Kibbutz en 1940, Hamutal vivió una etapa en la que, después del nacimiento del estado de Israel, se recuperó la lengua hebrea, dando así vida a una creación literaria muy particular. Así, en la obra de la escritora hay varias referencias al momento histórico que le tocó vivir: Porque eso fue lo que mi hermano mayor prometió en secreto/ “Tendremos un Estado propio y haremos de todo el país un kibutz”.
En la obra de Hamutal hay una fuerte voz femenina, que se traduce en versos alusivos a la maternidad, a la comida, al tiempo que se pasa junto a la mesa de cocina, rebanando vegetales, preparando guisos.
Sin embargo, también encontramos una visión cruenta sobre el mundo, sobre la fragilidad, sobre el delicado equilibrio cotidiano sazonado con nostalgias, con la memoria del daño y el dolor. La poeta nos hace consciente de esas áreas donde la sombra gana espacios de una manera inquietante.
Esta es nuestra primavera, / arroja montones de ropa al suelo,/ sopla nubes de polvo y pájaros migratorios,/ muerde subrepticiamente en carne viva,/ cierra de un portazo y desaparece.
La ironía, la esperanza que tiende su mano para luego esconderla, juguetona, también forma parte de algunos de los poemas de Hamutal, y aunque, como sostiene uno de sus versos, El poema se ofende cuando lo traducen, el trabajo de Mario Wainstein y Florinda E. Goldberg permiten al lector disfrutar de textos musicales: Nombres y más nombres multiplicados, triturados, melodiosos/ quien los pronuncia relincha como un caballo que llora en sueños.
En El lugar donde duele nos topamos con una poesía honesta, cercana, que vuelve al lector partícipe de los miedos, de los desafíos, de las alegrías, de la pérdida, y de los sueños de su autora. Versos, que también nos confrontan con aquello que yace aletargado en nuestra alma, y que despierta para increparnos.
¿Cuánto? ¿Un año? ¿Diez? ¿Cien? ¿Mil?/ A mí me llevó treinta./ La segunda vez sólo diez./ Después comencé a vivir,/ a amar, a escuchar.
Antología. La poesía del Siglo XX en Brasil. Edición de José Javier Villarreal. Visor/ UANL
Existen poemas que nos revelan, a veces sin tener idea de ello, las imágenes y sensaciones que cargamos en el alma. José Javier Villarreal logra reunir una serie de epifanías poéticas, de esas que calan hondo en la memoria, en una antología bilingüe de poesía brasileña del siglo 20 que forma parte de la colección La Estafeta del Viento de la editorial Visor.
Como describe el editor en el prólogo del libro: El arte se nos vuelve cuerpo, respiración, miradas que nos sitúan en el corazón de la memoria donde sólo hay sujetes que, al verse, se reconocen y nombran.
Esta publicación permite rastrear algunos de los temas que han marcado los versos del país sudamericano durante los últimos años –el amor, la memoria, el cuerpo, el deseo, la pasión, la rebeldía y un largo etcétera– y observar el sentido sonoro de las palabras, como escribe Manoel de Barros en su poema Nadie.
El lector puede encontrar a 245 autores medulares del siglo pasado: Manuel Bandeira, Jorge Lima, Maurilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Haroldo de Campos, Vinicius de Moraes, Lêdo Ivo –de quien aparece un poema cedido a José Javier justo para esta edición-, Ana Cristina César, Adélia Prado, entre otros.
Con una traducción en la que se siente la pluma del poeta, estos poemas nos recuerdan, como escribió Vinicius de Moraes, que Para eso fuimos hechos / Para recordar y ser recordados …
Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar, pero debes saber que ya no hay río ni llanto. Jorge Humberto Chávez. Fondo de Cultura Económica
Te diría que fuéramos al Río Bravo a llorar, pero debes saber que ya no hay río ni llanto, dice uno de los versos que da título al reciente libro de Jorge Humberto Chávez, que le valió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013.
A través de las páginas, el lector se sumerge en un testimonio de la violencia, de la desesperación, de la soledad que se respira en el norte de México desde que el crimen se convirtió en uno de los protagonistas de las páginas centrales de los diarios.
En el año 2006 mi país empezó a adelgazar / la calle y la noche más flacas cada vez / la ciudad crecida de cadáveres. Sentencian los versos del poeta nacido en Ciudad Juárez y que dan cuenta de la barbarie, del dolor, de los rostros azorados y aturdidos de miles de mexicanos que viven en el norte del país y que durante años debieron enfrentar las noticias diarias que daban cuenta de la violencia y la masacre sin sentido que invadían sus ciudades.
Pero además de esa desolación, del sentimiento de pérdida ante la muerte y la brutalidad, en el libro encontramos poemas que giran en torno a los naufragios amorosos, a los amores perdidos, a la nostalgia que deja un road trip, a esas viejas querencias que no tienen remedio: una tras otro pasan veloces las ciudades pero tú eres el mismo en/ tu caja de plástico metales y neumáticos// vas lleno de recuerdos como heridas que no conocen el descanso.
El libro, de acuerdo al autor, está escrito en dos niveles, por un lado está el aspecto formal, lingüístico, con versos deliberadamente parcos y sin una adjetivación rica; y, por otra parte, un texto muy informativo, con tono de crónica, que abrevó en los periódicos que se publicaron durante el sexenio de Felipe Calderón en torno a la guerra contra el narcotráfico.
En el 2006 el amor adelgazó tanto/ que apenas una brisa lo podía cruzar/ al otro lado de la línea fronteriza, continúa el poema que se titula justamene 2006 y que permite conocer, desde la visión del poeta, la memoria que se niega a perecer entre muertos entre vivos que mueren / indescifrables caras que se esfuman.
Los Trinos que se extinguen. María Polydouri. Vaso Roto
Dueña de una voz intensa, pero breve, María Polydouri escribió dos libros esenciales para la poesía griega del siglo 20: Los Trinos que se Extinguen (1928) y El Eco en el Caos (1929).
En su breve, pero intenso legado –murió a los 28 años víctima de la tuberculosis- se encuentran poemas sueltos, una novela inacabada y varios diarios.
Y justo el primer título aparece íntegramente traducido por primera vez al español, gracias al acucioso trabajo de Manuel Macías –que además ofrece a los lectores un maravilloso poema de Kostas Karyotaquis en la introducción del libro.
La muerte, el amor, el deseo, la soledad, el tiempo breve de los hombres, son algunos de los temas que trata la escritora griega. Sus versos tienen esa patina de nostalgia en la que radica la comprensión de la belleza y su fugacidad: Pero ahora su corazón guarda silencio,/ y tan solo su amor permanece/ y camina./ Y todos nos decimos “es su sombra la que va errante”./ “Es la triste/ sombra del poeta.»