Por Sara Olivas*
Crédito de la foto archivo de la autora
El cansancio del silencio.
9 poemas de Sara Olivas
Arañas
Cientos de miles de arañas
se balancean sobre los hilos que
cuelgan
del marco familiar en la pared.
Sobre el lienzo dorado
posturas imposibles
sonrisas grapadas en los labios
y miradas fijas en el objetivo.
Un hombre.
Padre.
Una mujer.
Madre.
Una niña.
Hermana.
Otra niña.
No
(soyyoyosoy¿soyyo?)
El pañuelo
Abuela supo que se quedaría ciega
cuando cumplió los treinta años.
A los cincuenta perdió el enfoque
a los sesenta los objetos fueron bultos
y a los setenta solo sombras.
Cuando Abuela quedó ciega
sus manos pasaron a sus ojos.
No veía el color de mi pelo
ni si me había ensuciado el pantalón
ni cuánta comida le faltaba al gato.
Abuela memorizó mi raíz castaña
encontró donde estaba la mancha
y oía el cuenco del gato
cuando estaba vacío.
Así que, Abuela nunca me vio llorar
pero me ofrecía el pañuelo
antes de que cayera la primera lágrima.
La silla
Te preguntarás quién ocupó tu lugar
en la familia quién se encargó de regar
los claveles, de dar
la comida al gato, de llevar
a la niña al cole.
Nadie.
El clavel está seco
el gato famélico
y la niña ya no va al cole.
Quién presidirá las nochebuenas
dejando a la derecha a Madre
y a la izquierda a Hermana.
(Padre siempre duerme en el sofá)
Ahora soy yo
(soyyoyosoy¿soyyo?)
la que se sienta en tu silla
dejando a la derecha a Madre
y a la izquierda a Hermana,
pero solo consigo calentarla
La herencia en las manos
En mis manos late la historia de Abuela,
de Madre, de Tía y Hermana.
Nunca trabajé en el campo,
mis uñas no se ensuciaron de tierra,
ni de lejía, ni de aguarrás,
ni de sueros, ni esputos.
Yo no tengo las manos manchadas
salvo del lenguaje que invento
para salir de la casa sin tejado
que construyeron para mí.
Escribir ha sido mi herencia.
¿Qué le dejaré yo a quien me suceda?
(de Las manos)
El pasillo eterno
En la cocina preparo un té caliente
para masticar la ansiedad
como melón en verano.
Ansiedad que proviene de esta casa.
En esta casa el silencio no
existe.
Frente a la migraña
almohadas ahogadas
sobre mi
cabeza.
El berrido cruza la puerta
de entrada.
Pisadas de elefante
en la madrugada
del pasillo
eterno.
La llegada
Es difícil alcanzar la velocidad un segundo.
Es difícil intuir el aullido en boca cerrada.
Conocer el cansancio del silencio
y ofrecerle tu mano.
Sacar el cuchillo del tercer cajón
y guardarlo en el bolsillo de la chaqueta.
Vaciar los vasos de orina y heces
y cocinar la mezcla con el guiso para el sin dientes.
Pisar las uvas después de ocho horas en tacones
y servir el vino en la copa más cara.
Deshacer el coágulo del mes vencido con las uñas
y restregárselo en la cara mientras duerme.
Apuntar en la cabeza con el arma escondida
en la lengua a quien gritó:
-En qué mala hora eché aquel polvo con tu
madre.
Eso es
llegar a casa.
Amargura
Cae la primera lágrima
como la gota de café
se desliza
por la cuchara de madera.
En esta casa, los objetos
susurran a mi espalda.
Pasan las horas
como la horquilla que recoge
mi pelo
detrás de las orejas.
Caen las lágrimas
confundidas con el primer desayuno
de los tiempos.
Algunas llegarán a la noche
cansadas de un llanto
sin nombres ni motivos.
Pasan los días
y en esta casa
el café
nunca sabrá dulce.
(de La perra de esta casa)
*(Valencia-España, 1993). Poeta, periodista, gestora cultural y agente de igualdad. Ha participado y gestionado eventos poéticos en València como Versillos a la Mar, Versat i Fet, De andar por casa y A pies de página. Obtuvo el Certamen de Relatos Beatriu Civera del Ayuntamiento de València (2020), la Segunda Edición del Certamen de Vídeopoemas Poemágenes (2019), fue premiada por el mejor texto teatral con el monólogo Una mujer que no soy yo en el certamen Quítate la máscara de la Universitat de València (España) y el XIX Premi Universitat de València d’Escriptura de Creació (poesía en castellano, 2022). Es cofundadora de proyectos culturales como Revista Impasible y Proyecto Venus. Ha publicado en poesía Las manos (2021) y la novela corta y wéstern feminista Machete al forajido (2022).