La presenta crónica fue publicada originalmente por su autor, en la revista Prestigia, en el año 2017.
Por Mario Pera
Crédito de la foto Tom Quiróz /
www.casadelaliteratura.gob.pe
El arte de leer.
Milagrosa Saldarriaga y la Casa de la Literatura Peruana
Conversamos con Milagros Saldarriaga, directora de la Casa de la Literatura Peruana, sobre el rol de dicha institución y sobre su trabajo como gestora cultural.
Grandes bloques de ladrillo nos conducen al pasado. A lo lejos, las bocinas de los autos impactan en las paredes de casonas de quincha y de adobe hasta perderse. Un inmenso reloj yace en lo alto del edificio, flanqueado por un gallinazo y por una figura de yeso que porta en sus manos un ferrocarril. El pórtico es amplio. La boletería luce intacta desde hace un siglo y los vitrales del techo nos revelan un antiguo esplendor que aún asombra. Una amplia escalera de madera nos conduce al primer piso de la otrora estación de Desamparados, antiguo espacio de abrazos y despedidas, lugar ahora dedicado a la literatura, a la reunión en torno a la lectura, así como a fortalecer su vínculo con otras artes y disciplinas.
Entre pasadizos y salas de exposición encontramos a Milagros Saldarriaga, literata, museóloga y gestora cultural, actualmente directora de la Casa de la Literatura Peruana. Es una mujer comprometida con la promoción artística, siempre a la búsqueda de nuevos proyectos que favorezcan la democratización de la cultura en nuestro país. Su opinión es clara: “desde el Estado hay que pensar en derechos. Un Estado garantiza los derechos ciudadanos, por ejemplo, a acceder al patrimonio literario, lo que tiene que ver con la adscripción a una identidad local o nacional. Así como a garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder a una educación completa, y la lectura está muy vinculada a ello”.
Algunos escolares transitan alrededor del salón principal. Observan con detenimiento la exposición fotográfica inaugurada en recuerdo del poeta Washington Delgado. “La lectura te permite formar tu subjetividad, participar como ciudadano. Ser activo, crítico y más difícil de engañar. Un buen lector es un ciudadano más cívico, tolerante, más sensible. Leer te permite construirte como ciudadano en base a experiencias culturales diversas”, afirma Saldarriaga mientras sigue los pasos de los estudiantes con la mirada.
La casa de la lectura
Se ha dicho que un país de lectores, es un país con mejores ciudadanos. Al crearse la Casa de la Literatura, en 2009, entró al debate público la importancia de la fundación de espacios culturales o artísticos desde el sector público. “Es muy importante que el Estado tenga centros culturales, pues son lugares de encuentro y reflexión sobre los temas difíciles para la sociedad. Allí pueden discutirse estos con otra apertura, sin los condicionantes de otros espacios”, refiere la literata y explica que “la Casa de la Literatura es un espacio de educación no formal. Complementa la experiencia literaria de la escuela, así como la experiencia de lectura. Trabajamos en la formación de maestros y de mediadores para renovar los enfoques y fundamentos teóricos con los que trabajamos para crear una sociedad lectora”.
Tras la reja, nos aguardan los vagones y rieles de la vieja estación de tren, un lugar de transiciones y de cambios como los que Milagros Saldarriaga considera ineludibles en el rol de la Casa de la Literatura como institución. “Mi lectura es que inicialmente se planteó este lugar como un museo con una exhibición que narre una cronología que haga un recuento de nuestro patrimonio literario. Sin embargo, las exposiciones temporales han cobrado mayor espacio para discutir distintos temas y tener una mirada de la literatura más amplia y diversa. Pensar en la literatura como un acto social. En la Casa de la Literatura no solo se homenajea, también se puede investigar, construir pensamiento, renovar valores o sentidos dispersos. Discutimos qué entendemos desde nuestras distintas experiencias ciudadanas como literatura. Qué queremos que sea la literatura. También nos planteamos el reto de la interdisciplinariedad. El cómo la literatura se comunica con otros lenguajes artísticos, con otras disciplinas y qué resultado tiene ello”, afirma.
Libros de cartón
Pensemos los varios usos del cartón. Ahora imaginémoslo como un depósito de literatura. A inicios del 2004, los proyectos alternativos para la producción de libros eran inexistentes en nuestro país. Por esa época, Milagros Saldarriaga viajó a la Argentina y tuvo contacto con una iniciativa que se ha multiplicado en otros países. La idea era sencilla, publicar libros elaborados de manera artesanal por jóvenes de escasos recursos a través de la reutilización de materiales, en particular del cartón, elemento con el que encuadernaban los mismos. Así nació la editorial Sarita Cartonera.
Sobre ello, Saldarriaga manifiesta: “Era un proyecto editorial que podía adaptarse a un contexto limeño. Fue un acto aventurero que se convirtió en un espacio de vinculación de la literatura con otras artes o lenguajes plásticos. También la posibilidad de vincular prácticas culturales con el desarrollo de ciudadanía y el fomento de la lectura. Era un taller para hacer libros”.
Las paradojas no sólo se encuentran en las historias que leemos. También las podemos hallar en la vida cotidiana y en cómo un espacio en el que podemos pensar que el tiempo está detenido, es donde ahora se amparan las transformaciones y el futuro que personas como Milagros Saldarriaga vislumbran para la literatura nacional. Sin duda, lo único permanente es el cambio.