Por Anízio Vianna*
Traducción del español al portugués por el autor
Curador de la muestra Fabrício Marques
Crédito de la foto Raíla Melo
«Desalarmas», diez escritos de paz
y dos canciones esperanzadas,
de Anízio Vianna
«Alarma»: del italiano all’ arme (a las armas).
«Des-». pref. Negación/inversión del significado de la palabra simple a la que va antepuesto.
I
La paz empieza desde donde no soy capaz.
Sagradas las manos con sus llagas:
Cabo para azada, callos, contusiones.
Me acabo de cruzar la frontera seca.
“No” a las armas. Quizá barajar las cartas
- ensangrentadas - iniciará seguro y
Lentamente, el desarmamiento.
Sin llaves, sin chances, un jeque.
La paz empieza donde estoy solo.
Mi front será su fémur.
— Alguien tiene que empezarlo —
Desde ayer hasta siempre un niño
— Apaciguado por el alimento —
O la polilla comiendo su Biblia.
II
Dios está confuso. Envió esta lluvia intermitente
Borrar lo que Él no dejó escrito a los hombres.
Las religiones son para organizar la verdad,
Pero la respuesta única, inequívoca y mejor
Alguien la pensó tener: así nació la primera guerra santa.
La religión empezó a separar los hombres de los hombres
Y, aún ahora — en este instante — los separa.
El color de la cólera lleva un rastro azul de misil guiado.
Los grandes maestros no nos dejaron nada escrito.
Todavía, contradiciendo dios, el hombre inventó
La Letra Sagrada, la Ley y el Veredicto,
La religión en el centro — ¿inspiración demoníaca? —
Religando dios al absurdo
De lavar palabras que nunca, nunca fueron escritas.
III
El hombre apasionado
Debería estar prohibido.
La pasión: estado de sitio,
Exilio de la razón,
Autoengaño ahogado
Por el deseo que me dibuja
Con trazos jóvenes
- alguien otro más entero -
Y almejar ser el otro
Ametrallado cuerpo enfermo.
En un santiamén santo,
Sacrílego, soltero,
Hereje o sacristán - la paz
que aún escurre por la safena.
IV
Publicar ese poema blanco
Que versa sobre la paz y niebla.
No tiene buen traje ese poema crudo,
Ni es maduro mi pensamiento.
Nada sé sobre la filosofía peripatética,
Pero camino mientras pienso,
Y porque pienso sin rumbo yo sigo recto
Hasta donde alcanza mis ojos de poeta.
Entre chips de silicio,
Instantes de silencio
El oráculo del mundo: la internet.
Sigo las noticias, las romerías.
Pues cada verso me divierte
Como las piedras de un rosario.
V
Salí desarmado — la paz en el bolsillo —
No me fijé en el noticiero ni en mi madre.
Crucé la calle más peligrosa
Con una única rosa: — mi corazón —
La noche escurría dudosa:
Yo desafiaba las órdenes del tráfico.
Soy de acero, duraluminio
y hierro de montaña.
Audaz hecho un cohete.
La paz crecía en mi bolsillo
Hasta el antebrazo — rabiosa —
Yo amanecería de nuevo.
VI
Amo la humanidad a través de mi mujer.
Cuando la paz se apodera de nuestro dormitorio,
Y la energía se procesa como previó Max Planck.
Todavía no contamos a nadie nuestro salto cuántico.
Amo la humanidad a través de mi hija.
Cuando la paz viene en sus primeros pasos,
Y ella se desarrolla como lo quería Piaget,
Pronto aprenderemos juntos el abecedario.
Amo la humanidad a través de mi perro.
Cuando la paz me sonreí bamboleando la cola
Por mi llegada — su pedigrí ya no me importa.
Amo la humanidad a través de este árbol.
Cuando la paz es frondosa y las hojas dan sombra
Al poema que escribimos Walt Whitman y yo.
VII
Cuando dios era mujer — virgen, madre y anciana —
Mayor era la armonía entre los hombres y la paz pagana.
Cultivábamos un dios cornudo y la diosa madre.
Hijos de la comunidad: imantados, hermanos.
Nuestra iglesia era la floresta con sus seres de luz.
Pero muchas peleas oriundas de nuestra división
— Deudas de amor contraídas en el reflujo de la paz —
Marcaron el nacimiento de las primeras religiones.
Dios se ha vuelto un hombre reencarnado y vengativo
De un culto celebrado a la luz de un día oscuro y cristiano.
La floresta abandonada a la diosa Gaya, sin suerte y alegría.
Se secaron las ramas de los árboles cuya savia vacunaba la tierra
Enferma y agotada por la soberbia, ignorancia e ignominia.
Hubo un tiempo: Dios era mujer, el mundo sin escrita.
VIII
Mi vecino puso una cerca eléctrica en su casa. Yo me recuso
a hacer lo mismo y de mi hogar volverme más un recluso
porque no reconozco de ningún corsario la autoridad,
aunque sean ellos (del vecindario) los dueños absolutos.
Valentía tras valentía estoy harto de tener que accionar
una alarma — ir a las armas — según la etimología.
indiferente al octavo asalto a la panadería,
a la sangre en el asfalto y a las hadas.
La adrenalina me da efecto contrario:
cada vez me desarmo más y no refrendo
el poder paralelo y tiemblo de no haber manera
y ser ese solo el último terceto de más un poema
y antes del toque de queda, a la cobardía entregarnos
y nada cambiar el cielo rayado por balas, arcoíris, helicópteros.
IX
Hay versos dispersos por la casa
En pequeños papeles de todo tipo.
El noticiero me informa todo sobre
El eje del mal, el lecho de un río.
Resolví componer sonetos imperfectos
Para hablar sobre la paz — y el complejo
Arsenal — y el aire enrarecido de un poema,
Que se hace en proceso de paz,
Protón abierto y sin inspección nuclear.
Porque hay luz por dentro de la pregunta:
Su entendimiento es mayor que el poema.
Y antes que resbale Ud. por el camino,
Le aviso que hay versos dispersos
Por la casa, hecho pequeñas alfombras.
X
No consta en el postal las caries de esta ciudad maquillada.
Su fotogenia mejorada con tecnología y carnaval,
Disfraza la basura a la luz del día y la vida maquiavélica.
El editor de imágenes alivia el lodo y la geografía sin servicial.
Pero una flor contra la barbarie es todo lo que reclamo.
Habrá un día en que la muerte de Uno será tragedia.
No contaremos los cuerpos porque números son fríos,
Y el comercio, en luto, dejará las puertas entrecerradas.
Mi mente conspira en espiral, en la hora del Ave María,
Planos de solidaridad más allá de los programas
De fin de año y los folletos de la Secretaria de Turismo.
Aprendí a retirar el corazón de todo lo que siento con cálculo.
Pero mis sueños descalzos rechazan el fracaso y la muerte,
La sierra y sus varices, el dolor tapado por una cartelera.
Una flor contra la barbarie [1]
Su hijo de ocho años
le secuestraron,
le mataron.
Todavía Masataka Ota
hizo una huerta
En el patio del presidio
donde están los asesinos.
Decorar los caminos que nos llevan a la paz.
Entender que hay cosas inteligibles,
Que la sensibilidad pesa y el alma intangible,
Pero esto no nos hace mejorar.
Una flor contra la barbarie es lo que procuro.
Llamo el rescate con todo solamente la fe retira
Escombro de los hombros.
Maqueta[2][3]
Alexandre Amaro / Anízio Vianna
Intérprete: Clàudia Cabero
para Víctor Jara
Hoy grabé mi maqueta
solo voz y guitarra
puse todas las certezas
en mi alma solitaria
Lo de la cantautoría
me llegó con la discordia
versos hechos toxinas
suelen salir de esas cuerdas
Estaba al fin desnudo
en la cabina rara
porque afuera todavía
no hay magia
Hoy grabé mi maqueta
odio toda la espera
la fama es pasajera
las melodías son eternas
Lo de la cantautoría
me llegó en un cajón de sastre
lo hice todo en un día
era mi último viaje
Estaba al fin desnudo
en la cabina rara
porque afuera todavía
no hay magia
———————————————————————————————————————-
(poemas en su idioma original, portugués)
«Desalarmes», dez escritos de paz
e duas canções esperançosas,
de Anízio Vianna
«Alarma»: do italiano all’ arme (ir às armas).
«Des-».pref. Indica negação, inversão, separação ou cessação da palavra simples que o acompanha.
I
A paz começa onde não sou capaz.
Sagradas as mãos com suas chagas:
Cabo de enxada, calos, contusões.
Acabo de atravessar fronteira seca.
Às armas não. Seu ás de espada
— ensagüentada — iniciará,
lentamente, o desarmamento.
Sem chave, sem chance, em xeque.
A paz começa onde estou só.
Meu front será seu fêmur.
— Alguém tem que começar —
Desde ontem até sempre uma criança
— apaziguada pelo alimento —
ou a traça comendo a sua Bíblia.
II
Deus está confuso. Mandou esta chuva intermitente
Apagar o que ele não deixou escrito aos homens.
As religiões são para organizar a verdade.
Mas a resposta única, inequívoca e melhor
Alguém pensou ter: e nasceu a primeira guerra santa.
A religião veio a separar os homens dos homens
E, ainda agora — nesse instante — os separa.
A cor da cólera tem um rastro azul de míssil teleguiado.
Os grandes mestres não deixaram nada escrito.
No entanto, à revelia de deus, o homem inventou
A Letra Sagrada, a Lei e a Sentença,
A religião no centro — inspiração demoníaca? —
Religando deus ao absurdo
De lavar palavras que nunca, nunca foram escritas.
III
O homem apaixonado
Deveria ser interditado.
A paixão: estado de sítio,
Exílio da razão;
Auto-engano esganado
Pelo desejo que me desenha
Com traços jovens
— Outro alguém mais inteiro.
E almejar ser um outro.
Alvejado corpo enfermo.
Por instantes santo;
Sacrílego, solteiro,
Sacripanta ou sacristão
— A paz escorrendo pela safena.
IV
Sair a lume esse poema branco
que versa sobre a paz e nevoeiro.
Não tem boas vestes esse poema cru
nem é maduro meu entendimento.
Nada sei sobre a filosofia peripatética,
Mas caminho enquanto penso e pensando
a esmo eu sigo reto até onde alcançam
olhos de poeta.
E entre chips de silício
e instantes de silêncio
o oráculo do mundo: a internet.
Sigo as notícias, as romarias.
E cada verso me diverte
como as contas de um terço.
V
Saí desarmado — a paz no bolso—
não dei ouvidos ao noticiário e à minha mãe.
Atravessei a rua mais perigosa com
uma única rosa: — o meu coração —
A noite escorria duvidosa,
Desafiava as ordens do tráfico.
Sou de aço, duralumínio e ferro de montanha.
Arrojado como um rojão.
E a paz crescia no meu bolso até o antebraço
— raivosa — eu amanheceria de novo.
VI
Amo a humanidade por meio de minha mulher.
Quando a paz se apossa do nosso quarto,
E a energia se processa como previu Max Planck.
E não contamos a ninguém nosso salto quântico.
Amo a humanidade por meio de minha filha.
Quando a paz vem em seus primeiros passos,
E ela se desenvolve como queria Piaget.
E aprendemos juntos o abecedário.
Amo a humanidade por meio de meu cão.
Quando a paz me sorri abanando o rabo,
e o seu pedigree já não me importa.
Amo a humanidade por meio dessa árvore.
Quando a paz é frondosa e as folhas dão
sombra ao poema que escrevemos eu e Walt Whitman.
VII
Quando deus era uma mulher — virgem, mãe e anciã—
maior era a harmonia entre os homens e a paz pagã.
Cultuávamos um deus cornífero e a deusa mãe.
Filhos da comunidade. imantados, irmãos.
Nossa igreja era a floresta com seus seres de luz.
Mas muitas brigas advindas de nossa divisão
— e dívidas de amor contraídas no refluxo da paz —
marcaram o nascimento das primeiras religiões.
E deus tornou-se um homem reencarnado e vingativo
de um culto celebrado à luz de um dia negro e cristão.
A floresta abandonada à deusa gaia sem sorte e alegria.
Secaram-se os galhos das árvores cuja seiva vacina a terra
doente e exausta de soberbia, ignorância e ignomínia.
Houve um tempo: deus era mulher o mundo sem escrita.
VIII
Meu vizinho instalou uma cerca elétrica em sua casa.
Eu me recuso a fazer o mesmo, recluso à revelia.
Não reconheço a autoridade de nenhum corsário:
Senhores absolutos do tráfico da redondeza.
E de valentia em valentia estou farto
de ter que colocar alarme — ir às armas —
segundo a etimologia. Indiferente ao oitavo
assalto da padaria, ao sangue do asfalto e às fadas.
A adrenalina me dá efeito contrário:
cada vez me desarmo mais e não referendo
o poder paralelo e tremo de não ter jeito,
e ser esse apenas o último terceto de mais um poema.
E, antes do toque, à covardia nos recolhermos. E nada
mudar o céu riscado por balas, arco-íris e helicópteros.
IX
Existem versos espalhados pela casa
em pequenos papéis de todo tipo.
O noticiário me informa tudo sobre
o eixo do mal, o leito de um rio.
Resolvi compor sonetos imperfeitos
para falar sobre a paz — e o complexo
arsenal — e o ar rarefeito de um poema,
que se faz em processo de paz,
Próton aberto e sem inspeção nuclear.
Porque há luz por dentro da pergunta:
o teu entendimento é maior que o poema.
E antes que tropeces pelo caminho,
aviso-te que existem versos espalhados
pela casa, como pequenos tapetes.
X
Não consta no postal a cárie dessa cidade maquiada.
Sua fotogenia melhorada com tecnologia e carnaval,
disfarça o lixo à luz do dia e a vida maquiavélica.
O editor de imagens alivia o lodo e a geografia sem serviçal.
Mas uma flor contra a barbárie é tudo que reclamo.
Haverá um dia que a morte de um será tragédia.
Não contaremos os corpos porque números são frios,
e o comércio, em luto, deixará as portas semi-abertas.
Minha mente conspira em espiral, na hora da ave-maria,
planos de solidariedade que vão além dos programas
de fim-de-ano e os folhetos da secretaria de turismo.
Aprendi a retirar o coração de tudo o que sinto com cálculo.
Mas meus sonhos descalços rejeitam o fracasso e a morte,
a serra e suas varizes, a dor tapada por um out-door.
Uma flor contra a barbárie [4]
Seu filho de oito anos
sequestraram, mataram.
No entanto Masataka Ota
construiu uma horta no pátio do presídio
onde estão os assassinos.
Decorar os caminhos que nos levam à paz.
Entender que nem tudo é inteligível.
Que a sensibilidade pesa e a alma intangível.
Não nos faz melhorar.
Mas uma flor contra a barbárie
é o que procuro.
Chamo o resgate contudo
somente a fé retira
escombro dos ombros
——————————————-
[1] https://pt.wikipedia.org/wiki/Caso_Ives_Ota
[2] Escucha la canción: https://song.link/cdmmqrn5dfhvs
[3] Texto escrito originalmente en español.
[4] https://pt.wikipedia.org/wiki/Caso_Ives_Ota
*(Minas Gerais-Brasil, 1971). Poeta, letrista y profesor. Licenciado en Lengua y Literatura brasileña y española y magíster en Teoría de la Literatura por la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil). Obtuvo el premio de La Revista literaria de UFMG (1995) y el Premio Cidade de Belo Horizonte (1996). Escribió letras de canciones para autores brasileños. Autor bilingüe, en 2020 publicó Maqueta, interpretada por la cantautora catalana Clàudia Cabero (https://song.link/cdmmqrn5dfhvs). Participó de las antologías O Melhor da Poesia Brasileira, Minas Gerais (2002), Literatura e Afrodescendência no Brasil: antologia crítica — volume 3 — contemporaneidade (2011), Suplemento Literário de Minas Gerais n.º 1.344 (2012), Uma Cidade se Inventa: Belo Horizonte na Visão de Seus Escritores (2015), Revista Diversos no 28 (2020). Ha publicado en poesía Dublê de Anjo (1996), Itinerário do Amor Urbano (1998), Desalarmes, escritos de paz (2005), Do Amor como Ilícito (2011), Escrevo ao Vivo (2016). Contacto: contato@aniziovianna.com