Por Alba Tavío*
Crédito de la foto archivo de la autora
Derribar flores.
9 poemas de Alba Tavío
¿ALGUNA VEZ TE SENTISTE un hábitat limpio?
no
no entiendo la supremacía de su raíz
me causa dolor en el tronco
oxidado
en mi pecho
y su fleco despuntado junto a la ansiedad
causando una sombra oscura a mis pies
un hilo enmarañado en la rueca
todo lo que tú quieras vencer le dará igual
ella es un cáncer y yo las células que la mantienen viva
MÚSICA
me gustaría ser ser vivo de doce cuerdas
hacer música con mis veinticuatro utensilios
temblar entre la vibración que despeina
ser melodía con la clave de sol dentro de mis encías
no recordar la materialidad de lo que fui dentro de tres minutos
brotar nueva
retroceder hermosa
resucitar entera
EL MUNDO
este dedo índice deliberando si levantar el corazón
esta necesidad de estar en casa
(la enfermedad)
el no conocer y forzar
no morderse la lengua
desconocer el veneno que brota de los ojos ajenos
un paseo en el que me muero aplastada por un cigarrillo encendido
no me gusta el tacto de los bares en estas fechas
no me gusta el tacto de los desconocidos que creen conocerme
mi desasosiego forma parte del desastre producido por mis huesos
mi dolor en el pecho quiere vivir en coma
mi miedo es el habitante solitario que me obliga a añadirle sal a la fisura abierta
todas las mañanas abro un ojo esperando encontrarme en el lugar idóneo
viendo florecer las rosas que descansan en mi vientre
escribo siempre para abrazar a la morriña
no reconocer y pensar
concluir en la propia frente fuera de contexto
dibujar una imagen llena de niebla y atormentada
(que un rayo te atraviese la espalda)
saber que ese que se refleja entre las nubes no eres tú
nunca has sido tú
pero les crees
y tu terrible ignorancia junto a la mía
de la mano con el desprecio
jamás seremos capaces de ver con total nitidez la realidad efímera del mundo
lo peor
es que a ninguno nos importa
AHORA
ahora que me he ido
mancho la arena de azul tristeza
me tuve que ir mi amor
no soportaba más mi compañía
ahora estoy bebiendo combustible
en una copa de cristal de bohemia
me tuve que ir amor mío
tu boca era una flor marchitándose
me he olvidado del nombre
me imagino que sigues detrás de mí
completo el vaso medio vacío con lágrimas de niña
compré un acantilado para darle la espalda
ahora me estoy yendo
corazón
tu cuerpo es todo azúcar
mira cómo lo he destruido
(de El ojo de los cuervos)
LAS MIL RAZONES para el miedo
bailo tumbos
actúo en pensamientos mudos
si el tiempo dijera la verdad
si yo aspirara cocaína
si mi cuerpo agitara murallas
si yo niña tartamuda
el granizo balbucea saliva infantil
crezco articulada
nada me come en la noche
nada es todo tiempo
nada me sostiene
nada me quita los zapatos de perdedora
pegados a unos pies de perdedora
leo a Lorca
yo soy miedo
y miedo es huraño
EL AMANTE
me aferro a ti como me aferro al silencio
clavo dientes
empleo todo el músculo
despierto y braceo en la tierra
te espero
mi vida
porque sin ti
la vejez exulta la pobreza
el ronquidito ya no engrasa pero deja una mancha seca
mis pies fríos en un incendio derriban flores
LA MENSTRUACIÓN
crece dentro de mí
una flor cada mes
que escondo cuando brota el tallo
grito
no puedo enseñar el fruto
que me pinta como un lienzo
y me hiere
LA PIEL
devorarás mi piel a tiras
desatendiendo la gloria de la noche de mi muerte
mangoneando mi sonrisa aún en el eterno descanso
y la piel
mi piel de leche
hará florecer jazmines a tu paso
LAS NOCHES EN VELA
¿acaso existe alguien que
pueda con el peso
de mi cuerpo?
(de La piel)
*(Santa Cruz de Tenerife-España, 1992). Poeta. Historiadora del arte. Su trabajo como historiadora abarca desde la crítica escénica hasta el ámbito museológico, todo ello se encuentra implícito en su faceta literaria. Ha publicado en poesía El ojo de los cuervos (2018) y La piel (2021).