«Dejarse llevar» por la voz y el tiempo

 

Por Monique Facuseh*

Nota y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la foto (izq.) Ed. Exilio /

(der.) ©Jorge Luis Noguera Facuseh

 

 

Dejarse llevar por la voz y el tiempo

 

La poeta colombiana de origen palestino Monique Facuseh nos entrega su décimo libro de poesía: Dejarse llevar (2024) con prólogo de la también colombiana radicada en Portugal, Lauren Mendinueta, bellamente publicado en el sello editorial Exilio y, que no quería dejar pasar sin compartirles una breve selección de siete poemas, de quien considero una de las voces más relevantes de la poesía actual que se escribe en Colombia.

Facuseh nos propone una conversación con lo que el tiempo le hace al amor y a las personas, desde la existencia material y onírica, pasando por la medición de humedad, viento, arrugas, caídas y nubes, es decir, el tiempo como el clima que habitamos y el tiempo como el dios cronos que marca pasado, presente y futuro, esperanza y desastre, dolor y alegrías en el destino. Radicada en Santa Marta, Colombia, Facuseh ha ido hilando un proceso de escritura sigiloso e impregnado de versos que como pinturas valiosas nos permiten oír su voz serena e individual.

 

La poeta Monique Facuseh

 

Para la poeta Lauren Mendinueta, “la poesía, al igual que el amor, va resistiendo los embates del tiempo entre ruinas. Monique Facuseh ha hilado esta verdad en su libro con palabras que saben nombrar el amor y la pérdida: En algún lugar,/ hay alguien que se ausenta/ mirando sin mirar. Es la poeta esa alguien que se marcha, aunque está presente; ese alguien que mira sin saber lo que mira, y va revelándonos, verso a verso, lo más oculto de la experiencia. El poema continúa diciéndonos: La lejanía es ese baúl/donde descansan los pesares. En el libro Dejarse llevar el paisaje poético corresponde a un paradigma astuto: En algún lugar,/ alguien desearía no estarlo. Quizás el asunto central de este libro de Facuseh sea el tiempo. Compartimos, el ocio de estar vivos/ confabulados en la armadura del tiempo,/ en lo irreversible de la soledad. El tiempo, que es uno de los temas principales de la poesía y la filosofía, no es un asunto personal, es nuestro problema en cuanto seres humanos sensibles y pensantes. Abundan en estos poemas de Facuseh las reflexiones sobre el tiempo ligadas sobre todo al deterioro y a los irremediables estragos que causa. La consciencia no es otra cosa que la percepción de que existimos en el tiempo, la poeta lo sabe y lo dice en su poesía. El tiempo es aquello que nos transporta, es una metáfora, una imagen y simultáneamente también es aquello que nos devora y acaba por desaparecernos: No hay escape para la boca/ desmesurada del tiempo”.

 

 

7 poemas Dejarse llevar (2024),

de Monique Facuseh

 

Efeméride

 

Pronto no sabré de mí.

Seré una ruina más

desvencijándose de a poco,

palideciendo como un color

que se ha rendido ante el tiempo.

Pronto seré una puerta a medio cerrar.

Una casa abandonada

con la sola luz de sus sombras.

Un dibujo mustio que alguna vez

pintó el asombro.

Pronto caeré a pedazos.

Seré tierra y olvido.

Un suceso más.

Una historia para ser contada.

Una efeméride.

 

 

 

Punto ciego

 

Nadie sabe qué hay

a la vuelta de la esquina.

Siempre hay un punto ciego,

un giro de ignorancia.

Vivir es no saber.

Mejor así.

Entrar con capote y espada

a tu propia contienda.

 

La poeta Monique Facuseh

 

Fracturas

 

Mira lo que hace el tiempo,

su forma de sobrepasarnos,

surcando el lienzo de nuestra piel,

marcando su territorio.

Nota la delgadez de tu pelo,

cómo ondean tus ojos en la lejanía,

la ruina de tu espalda,

el ayer calcinándote.

Mira ahora, abre esos ojos.

Más tarde pesarán más de la cuenta

y no tendrás voluntad,

no serás dueño de ti

ni llamarás las cosas por su nombre.

¿Ves cómo nos fractura el tiempo?

 

 

 

Los días

 

Los días son ave,

raudos, ligeros,

cómo hieren el aire.

Nos asedian como cuervos,

picotean nuestro palpitar.

Tras nosotros van,

los más buscados.

Vano es cualquier intento.

No hay escape para la boca

desmesurada del tiempo.

 

 

 

Predicador con parlante

 

Algunos creen que la vida es una comedia.

Permítame decirle que no es necesario gritar

para ser escuchado.

Hace tiempo que me hice a un lado

de lo que tullía mis piernas,

de que otro levantara mis brazos

o me diera de comer.

Hace tiempo que escribo mi propia biblia,

reinvento mi dios supremo,

subsisto sin los sermones

que hacían de la vida un paraíso

triste e inalcanzable.

Alguien que no haya sentido la carne

no puede hablar de su textura.

He dado cuenta de múltiples caídas

sin haberme fracturado.

En vida se vive para contarlo.

Así que, deje que escuche el aleteo del viento.

Mucho tiene la tierra que contarme.

Recoja su grito, a nadie va a despertar.

Empaque sus culpas y contradicciones.

Cada quien con su derecho a vivir

su horrible o divina tragedia.

Y no olvide, que la voz interior

también requiere de un cuarto propio.

 

La poeta Monique Facuseh

 

Formas de resistencia

 

La casa y su mobiliario.

Todo tan estático

tan bien puesto

y a la vez,

el lenguaje que proyecta.

A veces los mueve el viento.

A veces son las palabras

que los cambian de lugar.

Quizás en lo inamovible de las cosas

se encuentre la belleza.

Perpleja, en su silencio táctil,

la casa y yo,

un solo mobiliario

librando otras formas

de resistencia.

 

 

 

Súplica

 

No arrojen a las llamas

lo que he sido.

Todo lo plasmado es una vida.

Cuando falte aquí en la tierra

que no quemen mis palabras,

no las vuelvan ceniza.

¿Por qué borrarme indiscutiblemente?

Dejen que envejezca en los ojos de otro.

Dejen que perviva en la memoria del tiempo.

Qué va a ser de nosotros los despojados.

¿Tantas hojas para demorar la hoguera?

De todos y nadie,

El libro.

 

 

 

 

 

*(Santa Marta-Colombia, 1964). Poeta y gestora cultural. Administradora de empresas turísticas y hoteleras. Adelantó estudios en Filosofía y Letras y estudios de piano clásico. Se ha desempeñado como profesora de música para niños y docente-contratista SENA durante quince años en el área de inglés básico y técnico. Es cofundadora del colectivo literario Poetas al Exilio de la ciudad de Santa Marta y de la revista Exilio. Ha publicado en poesía Interno (1992), Ciudad al fondo (1995), Entre Tonos (1998), Lianas (2009), Palabras que marcan (2016), Partitura cotidiana (2018), Maneras de decir (2020), Reveses (2022), Los días contados (2022) y Dejarse llevar (2024).