Cubierta de espinas. 5 poemas de Júlia de Carvalho Hansen

 

LA PRESENTE MUESTRA DE POEMAS FUE PUBLICADA, ORIGINALMENTE, EN EL EBOOK BILINGÜE INVENTAR LA FELICIDAD. MUESTRA DE POESÍA BRASILEÑA RECIENTE (2016) CON SELECCIÓN Y NOTAS DE LOS POETAS TARSO DE MELO Y FABRÍCIO MARQUES Y PUBLICADA POR VALLEJO & CO.

 

 

Por Júlia de Carvalho Hansen*

Traducción del portugués al español por Marcos Visnadi

Revisión de la traducción por Cícero Oliveira

Selección y curaduría por Tarso de Melo y Fabrício Marques

Texto por Tarso de Melo

Crédito de la foto ©Gustavo de Abreu

 

 

Cubierta de espinas.

5 poemas de Júlia de Carvalho Hansen

 

 

Sobre la poesía de Júlia de Carvalho Hansen

 

La poesía de Júlia de Carvalho Hansen pertenece a la rama rara de las que hacen las preguntas fundamentales. O más bien: lleva a hacer las preguntas fundamentales, no tanto en el sentido filosófico, sino a la manera de un niño que no acepta las explicaciones listas con las cuales cubrimos las verdades frágiles del mundo, porque aceptarlas sería vivir poco, vivir menos, casi no vivir. Sus versos caminan, así, quitando las capas de la vida para ver qué otras vidas están ocultas debajo de ellas, como en los versos donde la poeta excava qué ciudad existe bajo las ciudades en las que vivimos:

De si cuando llegaron en esta ciudad/ los primeros habitantes/ mucho antes de ser una ciudad/ mucho antes de haber habitantes/ cuando allá descansaron —porque aún no era/ aquí— ¿la ciudad no allá empezó cerca del río?—/ un hombre y una mujer se comieron/ —como nosotros también— es inevitable—/ encontraremos ciudades por fecundar.

 

El lector que sale de sus excavaciones –libres, libertarias, sin mapa– es también alguien que se redescubrió.

 

 

5 poemas

 

 

LOS LIBROS son de naturaleza mineral.

Algunos se beben otros proliferan

como agua. Otros piedra, no fruta,

roca de donde brota tu piel.

Arriba pasa una hormiga.

Hay hierbas vibrando

viento y sol con sombra

el musgo crece, una mosca

entra en tu boca y tu escupiendo

caes en el agua que alguien

en una ciudad lejana

distante, quién sabe

sin amargura

vira la página

bebe.

 

 

 

ME VEO lanzada

a las más oscuras

de las noches mudas.

¿Qué puedo yo?

¿En el entre de estas espinas?

Ando tan bajo

cuanto las hormigas

pero si arbusto no soy

¿por qué he vivido

yo cubierta de espinas?

De la caída se hizo un nido

maceradas hojas de sombra

abrigan a mi cuerpo.

Es el olvido de la tierra.

Pero ¿por qué, por qué

me vestí de espinas?

Si soy el temblor, el lugar

donde el trueno dice

YO es mi pecho

ensanchado.

 

La poeta Júlia de Carvalho Hansen

 

VII

 

Soy solo un caballo

el mundo no vale el mundo, cariño

sin embargo, es él quien me lleva.

 

El caballo (que vive por mí) renuncia

a tener cascos, patas, coces,

pero a correr en el sol, no.

 

Y cuando alguien sueña y confunde

el amor conmigo, conmigo el amor

infundido, interminable es el caballo.

 

 

 

XI

 

Temes las noches donde los nombres no se registran en los radares

y las palabras como rodillas apartadas por la mano de otro

son cajas negras flotando en el más marino de los océanos.

 

Un avión cruza los aires en dirección a un bautizo.

Su eco es lo que pega las sílabas unas a las otras

juntas de significado, amalgama del olvido.

 

Si solo piensas en asentar las más correctas maneras

de permanecer, hecho cal, esparcido en las escápulas

trémulo cementado tu corazón, un cantero para plantar

lechugas —somníferas e insípidas— del cotidiano.

De ti podré solo aceptar juntarme, como un mejillón.

 

Ahora soy en tu roca. Y de mí se acerca el otro,

que los pasajeros no alcanzarán. Obra antes de querer

con todos los ojos de quien nunca hubiera tocado bivalvos

sin enciclopedia o Discovery Channel

hecho un niño se maravilla, ama las perlas

sepa bien masticarlas con los dientes hasta partirlas.

 

Como un día yo, contigo también, intenté.

 

 

 

XXV

 

Quien fundó esta ciudad

¿fue suficientemente fondo?

Quien vino aquí primero

¿fueron dos o veinte o doscientos?

¿estaban armados

con más hambre que fe?

¿Calcularon los astros?

O venían tranquilos

gestantes del azar

ni se noticiaron la noticia de la nueva población

percibieron con los siglos que quedaban días

después

que cada noche dormían

todo suelo tiene un imán que nos tira o repele

O cada noche dormían más tarde

tan cerca unos de los otros estaban

que empezaban a identificarse unos con los otros

hasta que de otros se convirtieron los mismos

un pueblo, una lengua, una situación,

porque tenían tantas noches por hacer y hablar

Que peleaban

por honor y hastío,

nació la ciudad.

¿Y tomaban vino?

¿Y comían papas?

¿Sólo mucho más tarde muraron

Notaron que la cumbre los defendería?

O subieron por esmero la montaña

y las lavanderas se quejarían

de tener que vivir en la cima y bajar día a día,

O en aquellos tiempos las personas de nada se quejaban

o todavía no había lavanderas

porque eran nómadas y todos hacían de todo

o porque nada limpiaban

O porque pasaban los días lavándose

les gustaba el agua, salpicaban, flotaban inmensos

abrazos en el río, burbujas por la nariz

y siempre muy limpios husmeaban las partes unos de los otros

Con el mismo amor con que te miro de arriba, ciudad,

notaron que tu no siempre estuviste aquí

aunque estés y estarás mucho más tiempo que yo,

No se deben comparar casas con hombres, calles con hombres

pero yo comparo todo con hombres

y a veces elijo las casas, los hombres, las ciudades

pero casi siempre veo la ciudad demasiado adentro

y todo el mundo sabe que el corazón es un laberinto de monóxido de carbono

que lo digan los centros de las nuestras ciudades

Los centros de las nuestras ciudades ya no hieden a estiércol

aunque en ellos florezcan otras pestes

y mientras miro atenta ciudad desde arriba

hay un viento acá —es tan alto— y mis huesos duelen desde adentro.

Es invierno y el invierno nos llena de frío, de dudas y de huesos

De si cuando llegaron en esta ciudad

los primeros habitantes

mucho antes de ser una ciudad

mucho antes de haber habitantes

cuando allá descansaron —porque aún no era

aquí— ¿la ciudad no allá empezó cerca del río?—

un hombre y una mujer se comieron

—como nosotros también— es inevitable—

encontraremos ciudades por fecundar.

 

 

 

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(poemas en su idioma original, portugués)

 

La poeta Júlia de Carvalho Hansen

 

Coberta de espinos.

5 poemas de Júlia de Carvalho Hansen

 

 

Sobre a poesia de Júlia de Carvalho Hansen

 

A poesia de Júlia de Carvalho Hansen pertence ao ramo raro daquelas que fazem as perguntas fundamentais. Ou melhor: levam a fazer as perguntas fundamentais, não tanto em sentido filosófico, mas como uma criança que não aceita as explicações prontas com que cobrimos as frágeis verdades do mundo, porque aceitá-las seria viver aquém, viver menos, quase não viver. Seus versos vão, assim, retirando as camadas da vida para ver que outras vidas sob elas se escondem, como nos versos em que a poeta escava que cidade há sob as cidades em que vivemos:

De se quando chegaram nesta cidade/ os primeiros habitan-tes/ muito antes de ser uma cidade/ muito antes de haver habitantes / quando lá descansaram – porque ainda não era/ aqui – a cidade não lá começou perto do rio? –/ um homem e uma mulher se comeram/ – como nós também – é inevitável –/ encontraremos cidades por fecundar.

 

O leitor que sai de suas escavações – livres, libertárias, sem mapa – é também alguém que se redescobriu.

 

 

5 poemas

 

 

OS LIVROS são de natureza mineral.

Alguns bebem-se outros se proliferam

como água. Outros pedra, não fruta,

rocha da onde brota a tua pele.

Passa por cima uma formiga.

Há capins vibrando

vento e sol com sombra

o musgo cresce, um mosquito

entra na tua boca e você cuspindo

cai na água que alguém

numa cidade adiante

distante, talvez

sem mágoa

vira a página

bebe.

 

 

 

TENHO SIDO entregue

às mais escuras

das noites mudas.

Que posso eu?

No entre desses espinhos?

Ando tão baixo

quanto as formigas

mas se arbusto não sou

por que tenho vivido

eu coberta de espinhos?

Da queda fez-se um ninho

maceradas folhas de sombra

abrigam o meu corpo.

É o esquecimento da terra.

Mas por que, por que

vesti-me de espinhos?

Si soy el temblor, o lugar

onde o trovão diz

EU é o meu peito

alargado.

 

 

 

VII

 

Sou apenas um cavalo

o mundo não vale o mundo, meu bem

no entanto, é ele quem me leva.

 

O cavalo (que vive por mim) abre mão

de ter cascos, patas, coices,

mas de correr no sol, não.

 

E quando alguém sonha e confunde

o amor comigo, comigo o amor

infundido, infindável, é o cavalo.

 

La poeta Júlia de Carvalho Hansen

 

XI

 

Temes a noite onde os nomes não se registram nos radares

e as palavras como joelhos afastados pela mão de outro

são caixas-pretas boiando no mais marinho dos oceanos.

 

Um avião cruza os ares em direção a um batizado.

É o seu eco que cola as sílabas umas às outras

rejuntes de significado, amálgamas do esquecimento.

 

Se só pensas em assentar as mais corretas maneiras

de permanecer, feito cal, espalhado pelas espáduas

trêmulo cimentado teu coração, um canteiro de plantio

para as alfaces – soníferas e insípidas – do cotidiano.

De ti, só poderei aceitar atrelar-me, como um mexilhão.

 

Agora sou na tua rocha. E de mim se aproxima outro,

que os passageiros não alcançarão. Age antes de querer

com todos os olhos de quem nunca tinha tocado bivalves

sem enciclopédia ou Discovery Channel

feito um miúdo se maravilha, ama as pérolas,

sabe bem mastigá-las com os dentes até parti-las.

 

Como eu, um dia, também contigo, tentei.

 

 

 

XXV

 

Quem fundou esta cidade

foi fundo o suficiente?

Quem veio por aqui primeiro

será que eram dois ou vinte ou duzentos

estavam armados

com mais fome do que fé?

Calcularam pelos astros

Ou vinham tranquilos

gestantes do acaso

nem se noticiaram a notícia da nova povoação

foram percebendo aos séculos que ficavam, dias

após

que a cada noite dormiam

todo solo tem um ímã que nos puxa ou repele

Ou a cada noite dormiam mais tarde

de tão próximos uns dos outros que estavam

começavam a se identificar uns com os outros

até que de outros viraram os mesmos

um povo, uma língua, uma situação,

porque tinham tanta noite por fazer e por falar

Que brigavam

por honra e tédio,

nasceu a cidade.

E bebiam vinho?

E comiam batata?

Só muito mais tarde amuraram

Notaram que o cume os defenderia?

Ou subiram pelo esmero da montanha

e as lavadeiras reclamariam

de ter que viver ao topo e descer dia a dia,

Ou naquele tempo as pessoas de nada reclamavam

ou ainda não havia lavadeiras

porque eram nômades e todos faziam de tudo

ou porque nada limpavam

Ou porque passavam o dia a se lavar

gostavam da água, chapinhar, boiavam imensos

abraços no rio, bolinhas pelo nariz

e sempre muito limpos cheiravam uns as partes dos outros

Com o mesmo amor de quando te olho de cima, cidade,

notaram que você nem sempre esteve aqui

embora esteja e estará por mais tempo do que eu,

Não se devem comparar casas com homens, ruas com homens

mas eu comparo tudo com homens

e por vezes escolho as casas, os homens, as cidades

mas quase sempre estou vendo a cidade por dentro dela demais

e todo mundo sabe que um coração é um labirinto de monóxido de carbono

que o digam os centros das nossas cidades

Os centros das nossas cidades já não fedem a estrume

embora neles floresçam outras pestes

e enquanto olho atenta cidade por cima

dá um vento aqui — é tão alto — e meus ossos doem por dentro.

É inverno e o inverno nos enche de frio, de dúvidas e de ossos

De se quando chegaram nesta cidade

os primeiros habitantes

muito antes de ser uma cidade

muito antes de haver habitantes

quando lá descansaram — porque ainda não era

aqui — a cidade não lá começou perto do rio? —

um homem e uma mulher se comeram

— como nós também — é inevitável —

encontraremos cidades por fecundar.

 

 

 

 

 

*(Sao Paulo-Brasil, 1984). Poeta y astróloga. Licenciada en Letras por la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y magíster en Estudios portugueses por la Universidad Nova de Lisboa (Portugal). Ha publicado en poesía, entre otros, Seiva veneno ou fruto (2016) y Romã (2019).

 

 

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*(São Paulo-Brasil, 1984). Poeta e astróloga. É formada em Letras pela Universidade de São Paulo (Brasil) e mestre em Estudos Portugueses pela Universidade Nova de Lisboa (Portugal). Seus livros mais recentes são Romã (2019) e Seiva veneno ou fruto (2016).

 

 

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