«Crítica afectiva» o la búsqueda de la razón poética en Roger Santiváñez

 

Por Julio César Zavala*

Crédito de la foto (izq.) www.cuartaprosa.com /

(der.) Cinosargo eds.

 

 

Crítica afectiva o la búsqueda de la razón poética

en Roger Santiváñez

 

 

Es menester comentar que este libro no pretende ser un tratado, sino la pertinaz lectura de un hombre que vive en un estado constante de poesía. Su reconocida capacidad creativa en este caso se enarbola con otra forma de creación: el ensayo. Y son la sumatoria de ensayos publicados en distintos momentos de su vida la que componen este texto magistral que, en su más de cuatrocientas páginas, nos presenta un mapa construido a partir del discernimiento y la crítica, así como de la emoción que transmiten sus palabras. En esa resultante compleja nos encontramos con una serie de ensayos que revelan una mirada particular y lúcida de la poesía peruana y latinoamericana que lleva el nombre de Crítica afectiva, publicada en una correctísima edición por la editorial chilena Cinosargo ediciones.

Refiriéndonos al título, nos remite al gran pensador de Königsberg, Immanuel Kant. Podríamos decir que Santiváñez construye su propia interpretación del gusto, a partir de muchas lecturas. Kant define al juicio del gusto como: “la facultad de juzgar un objeto o un modo de representación por una complacencia o displacencia, sin interés alguno. El objeto de tal complacencia se llama: bello”. Pero esa belleza, que Santiváñez busca en su indagación por la poesía peruana y latinoamericana, tendrá muchos matices. En primer lugar, rastrear la tradición y la evolución del lenguaje poético, las formas en que la transición histórica y el tiempo colocan a los distintos vates, según la calidad de sus obras.

 

El poeta Roger Santiváñez

 

En esa gran constelación, Santiváñez es un eficiente cosmólogo, que nos permite conocer esa forma de definición estelar y sus vínculos particulares para interpretarlos, todo a partir de una serie de argumentos que construyen la razón de perspectiva. Citando a María Zambrano para definir la razón poética:

“(La razón poética es el concepto) más amplio y total que ha de mediar entre el hombre y la realidad. Es una razón mediadora, que entabla relaciones con lo ‘otro’, con la piedad y el amor. Es una razón armonizadora, que conecta al ser humano con los diversos planos de lo real”.

 

En esa búsqueda de la razón, Santiváñez nos enuncia una experiencia poética que nutre el tratamiento de cada uno de los textos. Así como el sabio de Königsberg nos presupone en la Analítica Trascendental la definición de verdad como conformidad del conocimiento con su objeto, es decir, la facultad de subsumir bajo conceptos las intuiciones de la sensibilidad, Santiváñez conecta a estas percepciones un valor que se construye con el tiempo que es su propio recorrido de vida, la experiencia como conocimiento que se obtiene al congregar todas aquellas intuiciones y sintetizarlas.

El mayor logro de los textos es la intersección entre el ensayo académico y el testimonio erudito. La frescura de los textos entretiene, nos perciben vislumbrarlos como novedosos, a pesar de que algunos de ellos fueron escritos hace casi veinte años. Siendo esta particularidad uno de los talentos que Santiváñez procura darle a sus escritos.

 

 

El análisis de la poesía de obras y autores del siglo XX y XXI son narrados como un diálogo intergeneracional. Los lazos que hermanan y permiten rastrear una tradición (el puente que Santiváñez construye entre Valdelomar y Vallejo nos parece trascendental para comprenderlo a cien años de sus publicaciones), su interés por la vanguardia ejercida por distintos grupos como Orkopata y su indigenismo trascendental o la que se encuentra en la misma revista Amauta; la poética de lo sagrado en Eielson y su lenguaje en donde lo erótico y cotidiano describen una naturaleza de signos; para introducirnos en una poderosa tradición que Santiváñez no solo ha estudiado, sino vivido con intensidad, para evocarla en un súmmum de experiencias que nutren cada uno de los escritos, para complacencia de sus lectores.

Pero que los títulos no nos engañen, Santiváñez al pretender referirnos a la obra de unos de los autores referidos repliega una gran red de referencias, lecturas, tradiciones y anécdotas, que proponen una teoría superior que articulan cada texto: La poesía peruana es un gran magma heterogéneo, donde las voces, vidas y situaciones particulares de cada uno de los referidos se sintonizan en su búsqueda por la belleza, por la emoción de las palabras, que él comprende y determina como un continuador de presagios. Así como Aristóteles hace un gran recuento de los pensadores griegos que lo antecedieron, Santiváñez recurre a ese gran amor y respeto por la tradición para homenajearla.

 

El poeta Roger Santiváñez leyendo en la Fundación Neruda (Chile).

 

Y por ello se comprende que el mismo Santiváñez sea testigo de su tiempo y el de los acontecimientos pretéritos, al ser él mismo parte de la historia de los movimientos poéticos que construyeron esa tradición que llamamos poesía peruana y latinoamericana. No podemos más que agradecer a Roger Santiváñez por su gran generosidad, al permitir que este libro, que es además un testimonio, sea parte de la bibliografía imprescindible para comprender la poesía en este continente.

Otro gran crítico de la obra de Kant, el monumental Hegel, nos diría que lo bello es la apariencia sensible de la idea, siendo esta apariencia una forma en que la existencia y la realidad conciben este acontecimiento, pero es también propio de su contexto, es decir, que la historia en la que cada obra se circunscribe. Pero es en ese sendero lleno de contradicciones que es el tiempo de lo acaecido, donde se nos permite comprender las discordancias que cada época concibe. Santiváñez, conocedor del análisis marxista, glosa esta interpretación para acercarse a su tradición desde una mirada que sitúa a cada agente u obra analizada para poderla asimilar en su justa medida.

El resumir la valía de los nombres y obras que se tratan en este libro es una tarea que cada lector debe ejercer como una puerta al descubrimiento de un acervo que debemos mantener vivo. Es una tarea que nos compete, así como el conocimiento enciclopédico que exploraremos en cada una de sus páginas. Solo nos queda ensimismarnos en su lectura y agradecerle a Santiváñez ese regalo a la posteridad.

 

 

 

 

 

*(LIMA-PERÚ, 1981). POETA, EDITOR, LIBRERO Y BONSAÍSTA. ESTUDIÓ LITERATURA Y FILOSOFÍA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (PERÚ). ES GESTOR CULTURAL, ESPECIALISTA EN FOMENTO DE LA LECTURA; ADEMÁS, ESCRIBE PARA LA SECCIÓN CULTURAL DEL DIARIO LA REPÚBLICA (PERÚ), SUPLEMENTOS DE LIBROS (MÉXICO), Y LAS REVISTAS TRAMA & TEXTURAS (ESPAÑA) Y EL CUERVO (PUERTO RICO). SE DESEMPEÑA COMO GERENTE DE LA LIBRERÍA ESCENA LIBRE. HA PUBLICADO EN POESÍA INEVITABLE CATÁSTROFE / NAUFRAGIO NACIONAL (2021).

 

 

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