Por Ulises Juan Zevallos-Aguilar*
Crédito de la foto Ed. Pesopluma
Contracultura y necropolítica.
Movimiento Kloaka y la movida subterránea
Desde que conocí a Roger Santiváñez en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en marzo de 1979, siempre me sorprendió su capacidad de hacer amistad con gente de diversos orígenes, ocupaciones y edades. Cuando nos dirigíamos a tomar unas cervezas en el Wony, el Queirolo, el Haití y el Gran Chaparral de la ciudad universitaria de San Marcos se nos acercaban muchas personas para saludar o conversar. En los bares una mesa de dos personas se convertía en una de siete o más bebedores. Artistas y gente común de generaciones anteriores a la del 80 o personas mucho más jóvenes interrumpían nuestras pláticas con frases: “Maestro Roger”, “Poeta del Perú”, “¡Royika!”, un sin número de veces.
Su libro Kloaka & los subterráneos: el instinto de vivir (2021) confirma, en papel, su personalidad carismática y su función de bisagra entre el movimiento Kloaka (1982-1984) y la movida de rock subterráneo (1985-1990). Como se sabe el núcleo del Movimiento Kloaka (E. Polanco, J. Velarde, R. Santiváñez, J. Heredia, M. Soto, E. Novoa, D. de Ramos, M. Dreyfus y G. Gutiérrez) y sus aliados principales (D. Ruiz Rozas y J.A. Mazzotti) nacieron entre 1953 y 1962. La mayoría de los músicos y artistas subterráneos fueron alumbrados entre 1963 y 1970. Una minoría eran contemporáneos con los más jóvenes del movimiento Kloaka. Entre los que recuerdo, están las flores tardías Jaime Higa Oshiro (Lima, 1960), ilustrador de los casetes y fanzines del rock subterráneo, y Luis Donaldo “Wicho” García Hildebrandt (Lima, 1960), cantante del legendario grupo musical Narcosis.
Kloaka y los subterráneos: El instinto de vivir está constituido por cuatro partes. En las dos primeras dos secciones: “‘Hay que romper con Todo’: Orígenes del Movimiento Kloaka” y “Subte: El sonido de la utopía”, la mayor parte de los capítulos son notas periodísticas publicadas con anterioridad en las que recuerda la fundación del grupo Kloaka en 1982, sus eventos de arte total, sus publicaciones y, finalmente, su disolución en 1984. Luego en otro grupo de escritos narra las dos etapas del movimiento subterráneo. Habla sobre las bandas (Kola Rock, Leuzemia, Zcuela cerrada, Guerrilla urbana, Narcosis, Voz propia) y músicos de su predilección (Leo Scoria, Fernando “Cachorro” Vial, Edgard “Kilowatt” Rabaza, Carlos “Boui” Magan), sus conciertos, revistas y vida común. Roger Santiváñez tuvo varios papeles con la movida subterránea. Fue su promotor en tanto hizo los contactos para la grabación del primer disco de Leuzemia. Fue cómplice en cuanto asistía a sus conciertos y compartió muchas aventuras con ellos. Fue su transportista en cuanto los llevaba en su Datsun para recorrer Lima y sus balnearios.
En las dos últimas secciones: “Around” y “Anexos kloakensis” reconstruye la escena contra cultural de los años ochenta y noventa recordando el auditorio Miraflores, la discoteca No Helden y lugares de la calle Quilca (muchos bares, el centro cultural el Averno) donde tenían lugar los eventos de arte total del Movimiento Kloaka y los subterráneos.
Asimismo, rememora iniciativas e intervenciones artísticas y a compañeros de ruta que animaban la escena contracultural de las dos décadas (el grupo de rock fusión Del pueblo, el grupo Huayco, el poeta Ricardo Quesada). En los anexos incluye tres entrevistas realizadas a Santiváñez. Las dos primeras tuvieron lugar en 1983 y fueran hechas por Julio Heredia y mi persona. Los españoles Enric Mallorquí-Ruscalleda y Sara Muñoz realizaron la tercera en 2011. Esta sección también contiene cuatro de los seis manifiestos conocidos del movimiento Kloaka, cuentos y poemas poco divulgados y testimonios (crónicas, poemas y cuentos) sobre estos años. Noto que fueron dejados de lado los manifiestos que demuelen a la institución literaria peruana y sus poetas canónicos, el parte de expulsión y aquel donde se distancia de la violencia armada de los ochenta publicado en la revista Haraui, del inolvidable maestro Francisco “Paco” Carrillo.
En estos textos de diverso tipo señala los cimientos artísticos e ideológicos de los dos grupos de contracultura juvenil con el propósito de demostrar sus semejanzas y diferencias. Los vasos comunicantes serían una inclinación por la anarquía en tanto propuesta política, la representación de la experiencia de una sociedad limeña en crisis, en sus poemas y letras de canciones, y la recuperación del habla coloquial urbana.
Santiváñez es muy cuidadoso en subrayar que el movimiento de rock subterráneo no es una secuela del movimiento Kloaka. Este último se disolvió en 1984 y la movida subterránea nació en 1985. Una minoría de los integrantes del MK, que querían prolongar su juventud (R. Santiváñez, D. Ruiz Rozas y G. Gutiérrez), a título personal participaron en la movida subterránea. La mayoría de los Kloaka envejecieron rápido por la crisis económica y política de los años ochenta. Se volvieron adultos al buscar trabajos estables o su profesionalización en el extranjero para consolidarse económicamente y mantener a los nuevos seres humanos que habían traído a este mundo, o simplemente querían tener una mejor vida.
El subtítulo del libro, “el instinto de vivir”, resume la concepción del arte de Santiváñez. Para él arte es vida. Por lo tanto, los artistas (poetas y músicos) cuando producen arte demuestran, por un lado, que están vivos y por otro lado quieren ejercer su derecho a la vida (“biodeseo” de Toni Negri). Esta concepción se confirma con los hechos que rememora. Si bien en el libro se recuenta una inmensidad de acciones e intervenciones artísticas contraculturales, es impresionante la cantidad de músicos y poetas muertos, ligados a las fases de la movida subterránea, a quienes rinde homenaje o recuerda. Alfredo Távara, Carlos Oliva, Josémari Recalde tuvieron muerte violenta. Edgard “Kilowatt” Rabaza, J.E. Matute, Fernando “Cachorro” Vial y Carlos “Boui” Magan fallecieron jóvenes por enfermedad. Con la mención de estos decesos, Santiváñez corrobora la existencia de una “necropolítica” (A. Mbembe), ―decisiones del Estado soberano peruano sobre la muerte de sus ciudadanos―, implementada por los gobiernos de Fernando Belaúnde Terry, Alan García Pérez y Alberto Fujimori. Sus políticas neoliberales condenaban a los jóvenes rebeldes a la muerte rápida con su asesinato en operaciones represivas. Los jóvenes pacíficos eran penados a la muerte lenta con el desmantelamiento del estado de bienestar y el encarcelamiento.
Se han publicado varios libros y antologías sobre el Movimiento Kloaka (U.J. Zevallos-Aguilar, J.A. Mazzotti, Z. de los Dolores, E. Mallorquí-Ruscaleda y S. Pérez Preciado, J. León) y la movida subterránea (P. Cornejo, P. Bazo, S. Greene). La contribución de Kloaka & los subterráneos consiste en que fue elaborado por un testigo y protagonista. Su carácter testimonial y confesional hace que introduzca una mirada distinta a las de críticos literarios y científicos sociales. No voy a caer en la tentación de decir que es más válida o profunda. Como bien lo señala Luis Fernando Chueca en el prólogo, en este libro tenemos un collage elaborado por Santiváñez con elementos disímiles, que está sujeto a la interpretación del lector. Roger Santiváñez recortó y pegó pedazos que dan cuenta de su pasado artístico, desde la madurez. De allí que, en una nueva indagación en su archivo personal, revisa la historia del Movimiento Kloaka y no incluya documentos que sí aparecen en investigaciones de otros autores y se haya animado a publicar textos inéditos. Por último, es un libro didáctico que busca la atención de lectores jóvenes. Ellos tienen a la mano un volumen con abundancia de fotografías y dibujos, una bibliografía esencial, una cronología y facsímiles de documentos que hacen más amena su lectura.
*Bachiller por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Magíster y doctor por University of Pittsburgh (EE.UU.) y posdoctor por Darmouth College (EE.UU.). Tras largas estadías en Canadá, Guatemala y México, se estableció en EE.UU. Se desempeña como catedrático de Literaturas y Culturas Latinoamericanas Contemporáneas en Ohio State University (EE.UU.) desde el 2003. Ha publicado decenas de artículos y varios libros sobre los Andes centrales. Sus libros Las provincias contraatacan. Regionalismo y anticentralismo en la literatura peruana del siglo XX (2009), Mk (1982-1984): Cultura juvenil urbana de la postmodernidad periférica (2002) e Indigenismo y nación. Los retos a la representación de la subalternidad aymara y quechua (2002) son lectura indispensable para los interesados en las culturas periféricas andinas. Se desempeña como secretario ejecutivo de la AIP y JALLA.