Charles Simic. El huérfano del silencio

Por: Jack Craig
Traducción: Claudio Archubi

 

Charles Simic nació en Belgrado, el 9 de mayo de 1938. En 1954 emigró a Estados Unidos con su hermano y su madre. Sus primeros poemas fueron publicados en 1959, Desde entonces ha publicado más de 60 libros. Su último libro de poemas: Mi entorno silencioso, fue publicado en el 2005. Ha recibido numerosos premios importantes, entre ellos, en 1990, el premio Pulitzer por su libro de poemas en prosa: El mundo no termina. Es profesor de inglés en la universidad de New Hampshire, ciudad donde reside desde 1973. Algunos aspectos esenciales de su estética son explicados por el mismo Simic a través de libros de ensayos y memorias, diversos reportajes, diálogos y entrevistas. A continuación se transcriben los fragmentos más significativos de la conversación que tuvo lugar entre Simic y los editores Jack Craig y Eric d. Williams durante la visita del poeta a la universidad del estado de Menphis, el 16 de marzo de 1993.

 

Jack Craig: acerca del tema de las influencias, usted parece hacer en sus memorias una conexión implícita entre el blues y el jazz por un lado y los relatos tradicionales serbios por el otro, siendo dicha conexión que cada medio toma una historia en un modo distintivo no lineal e ilógico o alógico, que hay una cualidad surrealista para la estructura narrativa y el imaginario de cada una de estas formas.

Simic: bueno, pienso que sí.

J. C.: y que este juego libre surrealista es el que crea influencia en su propia poesía.

Simic: Sí, pienso que es la atracción del folklore. Hay casi una clase de folklore surrealista. Quiero decir mire la locura de los acertijos. Hay una conexión entre la lírica tan inventiva del blues y el material folklórico que siempre me interesó. Pero también pienso que hubo otra cosa acerca del blues; la conexión entre Serbia, mi pasado, y el blues y el jazz. El tono menor. La música en los Balcanes está en un tono menor. Mi padre no era una persona prejuiciosa.  No era una persona que dijera, “no me gustan los noruegos”. Eso era estúpido, una pérdida de tiempo. Él podía disgustarse con individuos, pero nunca rechazó a la gente por quienes eran. Pero hacía una distinción. Dividía el mundo en la gente que podía escuchar el tono menor y la que no podía. Esa era la objeción que tenía contra los alemanes. No tanto el hecho de que vinieron y nos bombardearon, sino el hecho de que no podían apreciar las maravillosas canciones macedónicas y todas las canciones Muslim que eran de tono menor. Así que cuando escuché el blues, inmediatamente me fue familiar, por el tono menor.

EW: En 1965 sus poemas objeto como “Tenedor”, “La cuchara”, y “Cuchillo” no recibieron muchos elogios. Pero usted dijo que sintió el objeto, “el irreductible sí mismo” era el lugar de partida. ¿Cómo se relacionaba esta estrategia, si lo hacía, al Imagismo? Y también ¿siente todavía usted que este enfoque de la poesía sigue siendo válido?

Simic: Bueno, pienso que para mí fue una buena forma de comenzar nuevamente. Lo que sucedió es que me había cansado de mi trabajo, y tenía ese sentimiento de que necesitaba comenzar de nuevo con algo sencillo. Un día en mi apartamento estaba sentado en la cocina y noté estas cosas que usted sabe, cuchillo, tenedor, cucharas, otras cosas. Objetos. Así que me dije, escribamos poemas sobre esto. Ahora, sí, el imagismo hizo la misma cosa aunque yo no estaba muy en la onda sobre eso. No estaba pensando entonces en William Carlos Williams y el Imagismo. La influencia más inmediata fue la poesía surrealista francesa escrita alrededor de los años 20, aunque mi enfoque era distinto. Era un momento de importancia enorme: descubrir un área entera de estos objetos y escribir poemas acerca de ellos, porque, bueno, nadie escribía poemas acerca de tenedores y cuchillos, o un hacha, o un par de zapatos. Me di una especie de libertad. Pensé al principio que tendría un libro entero sólo acerca de estos poemas objetos. Pero encontré que me estaba repitiendo a mi mismo, que no podía duplicar la misma calidad de atención, o simplemente que no tenía interés en algunos objetos. Tomemos por ejemplo las escobas. Recuerdo un día que noté una escoba en un rincón de la cocina y dije ‘Ajá!’. Tenía ahora un poema llamado “Escoba”. Pero entonces tenía que tener un libro, tenía que tener un montón de poemas objetos. Entonces permanentemente miraba alrededor, iba a la casa de otra gente. Si veía un cenicero, bueno, intentemos con un cenicero. Escarbadientes, intentemos con un escarbadientes. Y entonces me di cuenta que me importaban un comino los ceniceros y los escarbadientes, pero realmente me importaban las escobas. Así que no pude hacer demasiados poemas. Resultó que tuve solamente unos diez, tal vez una docena.

[…]

EW: Quería preguntarle acerca de la naturaleza de la hebra narrativa que parece ligar todas estas imágenes en sus poemas. Típicamente el lector de sus poemas parece golpeado por una deslumbrante serie de imágenes débilmente conectadas y entonces ahí está  frecuentemente esa línea final que de alguna manera conecta todo. ¿Es esta de hecho la lógica de su movimiento narrativo? Y si es así, ¿es una construcción intencional?

Simic: Bueno, depende del poema. Quiero decir, si uno creyera solamente en una sola clase de lógica quizás no podría escribir absolutamente ningún poema. Quiero que todos mis poemas comuniquen. No estoy interesado en no comunicar. Pero también sé que es posible comunicar a niveles que son impredecibles. La respuesta más simple a su pregunta sería decir que cuando siento que estas cosas se conectan, siento profundamente que se conectan sólo en algún punto. Después de revisar el poema interminablemente digo “Ajá, ahora funciona”. Pero no me interesa distanciarme y decir “¿Cómo conseguiste que funcionara?”. Sólo se intuitivamente que funciona. Uno no debería subestimar la imaginación del lector, la inteligencia del lector. El lector puede captarle la onda a estas imágenes aparentemente desconectadas. Para mí es un proceso de reducción, desplazando las cosas hasta que parecen congenear en una suerte de estilo.

[…]

EW: En “Maravillosas Palabras” usted citó a Wittgenstein diciendo: Lo que encuentra su reflejo en el lenguaje, el lenguaje no puede representar. Lo que se expresa a sí mismo en el lenguaje, no podemos expresar por medio del lenguaje.” ¿Cree usted que el lenguaje no puede hacer justicia a la conciencia intensificada? ¿Cómo hace el poeta a merced del lenguaje?

Simic: Sí, creo.  Realmente pienso que el lenguaje no puede decir o producir o transmitir la complejidad, la profundidad de una experiencia, de conciencia intensificada. Cuando se siente excepcionalmente lúcido, cuando se siente verdaderamente presente a usted mismo y ve el mundo y se ve a usted mismo mirando el mundo, hay una clase de plenitud de conciencia. Entonces usted se aparta de usted mismo y dice “¡Mi dios, yo existo!” Pero, decir que yo existo es un empobrecimiento. Hay tanto más ahí; la experiencia en sí misma es mucho más amplia que cualquier palabra que usted haya pronunciado. Así que yo siempre siento que el lenguaje no iguala la intensidad de la experiencia, que las palabras son aproximaciones. Pero este es un tema muy complicado. La paradoja es que los intentos a través de las palabras, a través del lenguaje, no pueden instantáneamente, simultáneamente transmitir la experiencia. Uno lo intenta manipulando palabras con algún estilo para encontrar un camino de recrear en un poema cómo era su experiencia originalmente. Pero ya no es la misma cosa. Está llegando a eso de diferente manera.

[…]

E.W.: usted emplea un amplio rango de formas en su poesía, desde sus tempranos poemas objetos hasta los poemas en prosa que usted ha escrito recientemente. ¿Piensa acerca de la forma cuando usted comienza un poema?

Simic: Bueno, sí, pero no concientemente, en verdad. Algunas veces la crítica piensa que Shakespeare o Yeats comenzaron diciendo “Hoy voy a escribir pentámetros yámbicos. Veamos, cómo va el pentámetro yámbico?” No. A lo sumo usted tiene una sensación de que esta cosa que ha estado fastidiándolo va a surgir en versos cortos o en versos largos. Es una clase de intuición, un pálpito. Y entonces, por supuesto, en el proceso de escritura este impulso inicial o pálpito es revisado. Un montón ocurre en el plano de la intuición. La forma es la manera en que el contenido, que es invisible, es hecho visible.

EW: acerca de este tema de la forma, quizás podríamos discutir la serie de poemas en prosa que constituyen su último libro Alquimia de baratijas.

Simic: no son poemas en prosa.

EW: ¿Cómo los llamaría?

Simic: Piezas en prosa, fragmentos en prosa.

JC: Los fragmentos en prosa acerca del artista Joseph Cornell, cuya idea de la forma eran cajas llenas con objetos encontrados y dispuestos de maneras extrañas y cautivantes, pequeñas cajas de madera con fachadas de vidrio y otras cosas adentro. ¿Hubo algo acerca de la forma en lo que Cornell estaba trabajando en forma muy precisa, en lo cual él pusiera todos estos objetos extraños, que a usted lo atrajo?

Simic: Sí, seguro. Quiero decir, el libro es básicamente acerca de mí, también. Es acerca de Cornell, pero la razón por la cual amo a Cornell es porque yo hago algo como eso también.

JC: Usted vio una conexión.

Simic: Sí, vi una conexión. Quiero decir, un poema es una caja. En un poema usted está reacomodando interminablemente palabras e imágenes. Cornell solía tener varias cajas en las que él estaba trabajando al mismo tiempo, y solía decir en sus diarios qué había hecho esa semana en particular después de mirar estas cosas en su sótano. Él solía mirarlas y apenas mover una pequeña maravilla de esas, una pelotita o algo, apenas moverla, y entonces decía “Ahora todo tiene sentido”. Y se sentía repleto de júbilo. Eso tiene  completo sentido para mí, también.

 

Poemas de Charles Simic

Empleado Nocturno en un Hotel de Paso

Soy el inspector furtivo de corredores poco iluminados,
Bombillas de luz muerta y señales rojas de salida,
Puertas que muestran marcas
De numerosos intentos de entrar violentamente,

¿Es un susurro de billetes falsos
Siendo contados en el cuarto de bodas?

¿Un peine pasando por una cabeza de cabello cano?

¿El sonido de una sirvienta haciendo la cama?
La eternidad es un baño repleto de telas de araña,
Escribió Dostoyevsky.
Mejor consigo la llave maestra y veo por mí mismo.
Mejor traigo algunos fósforos también.

 

Night Clerk in a Road Motel                        

I’m the furtive inspector of dimly lit corridtors,

Dead light bulbs and red exit signs,

Doors that show traces

Of numerous attempts at violent entry,

 

Is that a rustle of counterfeit bills

Being counted in the wedding suite?

A comb passing through a head of gray hair?

The sound of a maid making a bed?

 

Eternity is a bathroom full of spider webs,

Dostoyevsky wrote.

I better get the passkey and see for myself.

I better bring some matches too.

 

Una Vida de Fragmentos

Como una caja de viejas fotografías
Algunas de ellas rotas en pedazos
Que tú encontraste en el depósito
Y te serviste de unas pocas
Mientras el viento barrió el resto.

Era un frío atardecer azul de otoño
Cuando las esparciste sobre la mesa
En la cocina y encontraste una cara
Que te recordó a una chica
Que seguiste una vez a la salida del colegio.

Ella nunca se volvió para mirarte
Hasta ahora, es decir, todo un encanto
Con sus ojos bien cerrados
Porque el sol estaba en ellos,
O ella estaba a punto de pedir un deseo.

 

A Life of Fragments                                                                                        

Like a box of old photographs

Some of them already ripped in pieces

You found on the dump

And helped yourself to a few

While the wind swept the rest.

 

It was a cold blue autumn evening

As you laid them out on the table

In the kitchen and found a face

That reminded you of a girl

You once followed from school.

 

She never turned to look at you

Until now, that is, all smiles

With her eyes tightly closed

Because the sun was in them,

Or she was about to make a wish.

 

                                                                                                                            

Hotel Insomnio

Me gusta mi pequeño agujero,

La ventana contra una pared de ladrillo.

En la puerta siguiente había un piano.

Unas pocas tardes al mes

Un viejo tullido venía a tocar

“Mi Cielo Azul.”

 

Mas, casi siempre, estaba silencioso.

Cada habitación con su araña de pesado abrigo

Capturando su mosca con una tela

De humo de cigarrillo y ensueño.

Tan oscuro,

Que no podía ver mi cara en el espejo de afeitar.

 

A las 5 A.M. el sonido de pies desnudos escaleras arriba.

La “Gitana” que lee la suerte,

Cuyo negocio está en la esquina,

Yendo a orinar después de una noche de amor.

Una vez, también, el sonido de un chico sollozando.

Tan cerca fue, pensé

Por un momento, que yo mismo sollozaba.



Hotel insomnia

I liked my little hole,

Its window facing a brick wall.

Next door there was a piano.

A few evenings a month

A crippled old man came to play

«My Blue Heaven.»

 

Mostly, though, it was quiet.

Each room with its spider in heavy overcoat

Catching his fly with a web

Of cigarette smoke and revery.

So dark,

I could not see my face in the shaving mirror.

 

At 5 A.M. the sound of bare feet upstairs.

The «Gypsy» fortuneteller,

Whose storefront is on the corner,

Going to pee after a night of love.

Once, too, the sound of a child sobbing.

So near it was, I thought

For a moment, I was sobbing myself.


Dejando una Ciudad Desconocida
Ese cuzco con las costillas al aire
Que dejamos parado cerca de un camión de basura
Con un aspecto de lo más esperanzado,
Su cola al borde de la felicidad
Mientras el tren aceleraba
Con final abierto

El crepúsculo cayendo rápido
Hacía que las polvorientas ventanas reflejaran
A nuestros cinco compañeros de viaje
Sentados con los sombreros velando sus ojos,
Las sonrisas distraídas
Ya firmemente dispuestas en cada cara.

 

 

Leaving an Unknown City   

That mutt with ribs showing

We left standing near a garbage truck

With a most hopeful look,

His tail on the verge of happiness

As the train picked up speed

The outcome left open

 

With the dusk falling rapidly

Making the dusty windows reflect

Our five traveling companions

Sitting with hat-shrouded eyes,

The absent-minded smiles

Already firmly set on each face.

 

 

El Juguete de Madera

1

El caballo brillante
Tenía cara de niño
Y cuatro ruedas pequeñas
Bajo sus pies

Más una larga cuerda
Para llevarlo de un lado hacia otro
A través del piso,
Si se quisiera.

Una cuerda a la espera
Que resbaló
En muchas tretas
En toda y cada prueba.

 

2

Golpea y responderán,
Mamá me dijo.

Entonces trepé cuatro pisos de escalera
Y entré sin anunciarme.

Y encontré un pequeño juguete de madera
Para llevar

En el postrer vacío
Y  en el declinar del día

Que todavía me estremece
Como si sostuviera la clave de los misterios en mi mano

3

¿Dónde está el departamento de objetos perdidos
Y la quieta entrada,
La película no revelada
De los pocos momentos claros
De nuestras borrosas vidas?

¿Dónde está la gota de sangre
Y el clavito
Que pinchó mi dedo
Mientras me inclinaba para tocar el juguete

Y captaba su mirada?

 

4

Luz del atardecer,

Hazme un domingo

Ve a encontrar sombra
Para mi juguete.

Mis más queridos recuerdos son
Huecos de escaleras empinadas
En polvorientos edificios
Sobre callejones sin salida

Donde hablo a las paredes
Y a las puertas cerradas
Como si me comprendieran.

 

5

El juguete de madera seguro y bonito,

No, más pacífico aún.

Como el sonido de los párpados
Abiertos de un villano

 

Shhh, alguien dijo a mis espaldas.

 

The Wooden Toy                               

1      

The brightly-painted horse

Had a boy’s face,

And four small wheels

Under his feet,

 

Plus a long string

To pull him by this way and that

Across the floor,

Should you care to.

 

A string in-waiting

That slipped away

In many wiles

From each and every try.

 

 2 

Knock and they’ll answer,

Mother told me.

 

So I climbed four flights of stairs

And went in unannounced.

 

And found a small wooden toy

For the taking

 

In the ensuing emptiness

And the fading daylight

 

That still gives me a shudder

As if I held the key to mysteries in my hand.

 

 3

Where’s the Lost and Found Department,

And the quiet entry,

The undeveloped film

Of the few clear moments

Of our blurred lives?

 

Where’s the drop of blood

And the teeny nail

That pricked my finger

As I bent down to touch the toy

 

And caught its eye?

 

4

Evening light,

 

Make me a Sunday

 

Go-to meeting shadow

For my toy.

 

My dearest memories are

Steep stair-wells

In dusty buildings

On dead-end streets,

 

Where I talk to the walls

And closed doors

As if they understood me.

 

 

The wooden toy sitting pretty.

 

No, quieter than that.

 

Like the sound of eyebrows

Raised by a villain

 

Psst, someone said behind my back.

 

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