Por Gabriel Mwènè Okoundji*
Traducción por Leandro Calle
Crédito de la foto (izq.) www.ostau-occitan.org /
(der.) Ed. Babel
Canto de la semilla del Sahara,
poema de Gabriel Mwènè Okoundji
La vía del desierto es vasta, ancha, poderosa, inmortal
¡Desierto!
Por cuál voz divina cantar tu nombre divino que se despliega al infinito
virgen y majestuosa luz de oro enrollada como un turbante
extensión de arena resplandeciente del alba al crepúsculo -¡Oh milagro!
el horizonte se inclina duna tras duna, los cielos exaltan tu sol.
Semilla sembrada
Se necesita todo el silencio de las palabras
para decir tu nombre.
¡Desierto!
No te llamas, no necesita nadie nombrar el cuerpo de tu alma
el pozo espiritual donde el camello es la cuerda tiene los relieves de tu nombre
el cielo no tiene signos más que para el espíritu sereno de tus nubes sin lágrimas
eres ofrenda de ofrendas, obra que no discrepa con el silencio.
Semilla sembrada
Aquí, cuando esperas a Dios
no pierdes el tiempo.
¡Desierto!
A la luz de los comienzos, Dios creó tu rostro negro y blanco
te nombró desde el instante donde la luna, colmada, se retira en el sol
Sahara, Téneré, Sahel, últimos vocablos de las lenguas de tu suelo
tierra de hombres, conoces por ti misma el enigma y el espíritu del silencio.
Semilla sembrada
Quien no conoce el silencio del desierto
no sabe lo que es el silencio.
¡Desierto!
Eres madre de los Garamantes[1], nuestros lejanos antepasados maestros de los torrentes,
eres madre de los océanos, océano de los “peces de arena”, mira de espejismos
de oasis con orillas blancas y negras: son el total de tus hijos
¡Sahara! Quien te contempla con los ojos cerrados avisa al alma de tu milagro.
Semilla sembrada
Hombre, avanza, avanza en tu camino
por las huellas donde se fueron nuestros primeros padres.
¡Desierto!
¡Ignoro el tifinag![2]
Mi canto que te canta por mi voz lo escucha.
Quien quiera que haya nacido en tu suelo descansará en tu suelo: ¡heme aquí!
Me inclino, te evoco y en las venas arenosas de mi cuerpo escucho.
Los latidos de mi sangre te rinden homenaje, soy de tu carne.
Semilla sembrada
¿Puede culparse a un hombre
que reconoce a su tierra por instinto?
¡Desierto!
Hermanos nómades de las caravanas, del lago Chad y de lejanos campamentos
concédanme la indulgencia de ser Beduino, Tubu, Tuareg, Saharaui
y ustedes Moros, Hausas, Árabes, Fulanis y Bereberes del Mzab
que podamos alcanzar la concordia de todos los dioses en el impulso de un mismo corazón.
Semilla sembrada
El ciego que llega entre los suyos
no busca el camino.
¡Desierto!
Ningún día sin el soplo de vida por encima de las maravillas del mundo
ballet del siroco, torbellino del harmatán en borrasca del jamsin[3]
alisios vagabundos al destino mudo de gueltas[4], montañas, erg, reg y sebkhas.[5]
Al camellero que ha sido puesto a prueba por el largo camino, este aire le elevará la fe.
Semilla sembrada
El viento del desierto en la cara
vuelve sabio al hombre.
¡Desierto!
bajo el techo de tu cielo, eh ahí Monod[6] el hombre que consagró su vida a la búsqueda
caminando entre las estrellas, sus ojos conservaron la loca pasión de los espejismos
Monod conquistó la luz que fluye en los corazones como la savia en el tronco
Monod es tu baobab arraigado, la salvación de tu memoria nunca conocerá la noche.
Semilla sembrada
El sabio es en la tierra
como el oro en las minas.
¡Desierto!
Sahara desierto de los desiertos, cuna de migraciones seculares
porque son eternas tus arenas, la memoria del mundo es inmortal
desde Toumaï de Sahel[7], desde Lucy[8], desde Ra dios de los faraones
la historia no abolirá jamás tu heredad que dispensa la fe a los peregrinos.
Semilla sembrada
Quien tiene buena memoria
nunca es pobre.
¡Desierto!
Creación de los dioses, he ahí que por la mano del hombre has llegado a ser una tierra zaherida por raptos, rehenes, los combates de Amgala[9], Tombuctú, Oh Tibhirine[10]
¿con qué dedo señalar esa mancha de los mausoleos? pregunto, oh pena mía
y quién dirá el crimen de los ensayos nucleares bajo el suelo de Hamoudia[11], oh tristeza mía.
Semilla sembrada
Que Dios, que nuestros antepasados protejan
la historia de la próxima aurora.
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[1] Pueblos norafricanos del siglo VI. (NdT)
[2] Alfabeto que se utiliza para la transcripción de lenguas bereber. (NdT)
[3] El jamsin, el siroco y el harmatán son vientos de la zona norte del África. (NdT)
[4] Denominación para los espejos de agua naturales en el norte de África. (NdT)
[5] Erg son las extensiones propiamente arenosas de los desiertos, mientras que reg, son las partes pedregosas. Sebkhas, designa los salares en los desiertos. (NdT)
[6] Teodoro Monod fue un explorador francés, humanista, investigador. Experto en el desierto de Sahara. Nació en Rouen, Francia en 1902 y falleció en Versalles en 2000. (NdT)
[7] Fósil homínido hallado en el Chad de 6 a 7 millones de años de antigüedad. (NdT)
[8] Ídem, zona de Etiopía, 3 millones de años. (NdT)
[9] Combate entre Marruecos y Argelia en Amgala. (NdT)
[10] Asesinato de siete monjes trapenses en Argelia, Tibhirine. (NdT)
[11] En los años 60 en esta región de Argelia, Francia realizó una de sus primeras pruebas nucleares. (NdT)