Vallejo & Co. reproduce la presente nota del escritor y crítico español Manuel Rico sobre el trabajo de los escritores contemporáneos através del uso de los medios actuales de comunicación virtual, en especial, de los blogs. Este texto fue presentado originalmente en Al Margen, blog personal de Manuel Rico. Cortesía blog: www.manuelrico.blogspot.com
Por: Manuel Rico
Crédito de la foto: www.10puntos.com
*esta nota fue publicada en 2008
Blogs ajenos: espacios de reflexión, puertas
A partir de hoy, en el espacio «Blogs recomendados» de Al margen, añado a las direcciones que lo han acompañado desde su nacimiento (Bartleby Editores y Cuaderno de viaje de Pepo Paz) seis ventanas, o seis pasillos a lugares en los que se opina, se piensa, se discrepa, se crea. Sobre todo esto último: se crea. El blog de Manolo Vilas, poeta y narrador (o narrapoeta) de escritura ágil, acerada, crítica, abierta a todos los recovecos de la realidad, cuyo último libro poético, Calor (DVD, 2008), nos muestra el envés de un mundo duro, desmemoriado, injusto. También tierno y, como diría Ángel González, acariciado. Manolo: aquí tienes una puerta. Para entrar y para salir. El de David González, poeta asturiano de verso amargo y afilado, crítico y tierno a la vez, desolado e insumiso, enfant terrible apegado a los submundos de una sociedad que se hizo en los bordes de la minería y de la menesterosidad. El de Vicente Luis Mora, profeta de la obra total que sustituya al mundo (o que enriquezca al mundo), lector empedernido, poeta arriesgado, entre la vanguardia y la ciencia y la sentimentalidad, narrador y ensayista de un provocadorSingularidades (Bartleby, 2006) y de un recentísimo Pasadizos (Páginas de Espuma, 2008), a quien en el ya lejano 1996 (¿ó 1997?, hablo de memoria, perdóname si equivoco la fecha, Vicente) tuve el placer de presentar en el círculo su novela modrileñoglobalizadora Circular en su primera edición (tiene una segunda, corregida, de 2007) en el Círculo de Bellas Artes. Hasta aquí las tres primeras ventanas: blogs ajenos, blogs de adversarios o cómplices dialécticos, de amigos. Sí: de AMIGOS.
Fue en el Palace. No es fácil recordar
la ropa que llevabas. Sí tu frágil estatura,
tus ojos poco azules, tu belleza
más que discutible: bajo y sentimental,
amigo y memorioso, tenaz y periférico,
tierno y muy mala leche, firme como
las miradas robadas en días vulnerables
en cualquier autobús de amanecida.
Venías de la luz algo astrosa del Raval.
Venías al lector que te aguardaba
con ese temblor viejo y púber a la vez
donde el pánico se ablanda con la proximidad del mito.
El amigo que fue parte
de la ciudad sobrante y fronteriza.
El que escribió vengando la vida escrita por los dioses
para trocarse en dios muy asequible.
El que no tuvo miedo aunque cruzara
su corazón el miedo del noi menesteroso
de la familia erradicada del sur y de la noche.
Fue en la noche. Y fue muy claro
lo que era oscuridad antes de conocerte:
la sucia luz del barrio de tu infancia era mi luz borrosa y la noticia
de un padre desnortado y roto reflejaba
mi orfandad de pana y de taberna.