“Sobre el hilo que se llama tiempo”
ANTOLOGÍA DE POESÍA DE MACEDONIA
Selección y versiones al español de Teresa Amy
ESE FUEGO SAGRADO
Ubicada al sur de Serbia y al norte de Grecia, la República de Macedonia es uno de los Estados en los que se fragmentó Yugoslavia en los años 90 del siglo XX. Pese a lo reciente de su independencia la filología macedonia abarca una tradición de siglos que comienza en los cantares épicos medievales.
Con poco más de dos millones de habitantes, posee una cantidad inusual de buenos poetas y es sede de uno de los más prestigiosos festivales de poesía del mundo. Por las Veladas Poéticas de Struga han pasado casi todos los premios Nobel que ha dado ese género literario durante medio siglo. Desde Pablo Neruda y W.H. Auden hasta Seamus Heaney y Joseph Brodsky.
Eran precisamente las fotos de esos poetas las que a fines de 2011, durante las celebraciones de los veinte años de la constitución del país, ocupaban la cartelería alusiva que podía verse en el centro de Skopje en lugar de la usual iconografía de generales o próceres.
Aunque pueda parecer extraño, no es debería sorprender que así haya sido. En parte por el lugar que Macedonia le otorga a la poesía, en parte porque en los Balcanes la preservación y el desarrollo de la literatura y la lengua frecuentemente han estado ligados a las reafirmaciones nacionales.
En el complejo entramado de “relatos” que se ha tejido en la región desde el final del Imperio Otomano, la “cuestión macedonia” ha sido una de las aristas más afiladas. Si el final del dominio turco pudo ser sustituido por las experiencias yugoslavas, primero monárquica y luego socialista, a la caída del llamado “socialismo real” no se produjo ningún marco supranacional perdurable que las sustituyera. Para los macedonios ese fue el momento de su tan anhelada independencia.
En su introducción a la antología en lengua francesa (1) que hemos elegido como una de las principales fuentes de nuestra selección, Milan Djurcinov hace un recuento de esa deriva histórica que vivió la tradición poética de ese pequeño país “situado en la encrucijada sensible de los Balcanes del sur”. El resultado no es una línea recta: “las trazas de la tradición poética desaparecen por momentos; y entre los períodos de creación, existen siglos de vacío. A pesar de esos eclipses, esta tradición existe y se manifiesta aquí y allá, zambulléndose, perdiéndose, surgiendo de nuevo en cuanto las circunstancias históricas lo permiten”.
Esta antología en español comienza con lo que Djurcinov considera “el más precioso tesoro de la cultura espiritual macedonia”. La poesía popular. Entre los poemas incluidos está presente la figura del Rey Marko, protagonista de un ciclo de cantares que tienen presencia en la tradición oral de todos los pueblos eslavos del Sur.
Más allá de esos ejemplos específicos, que como es natural carecen de un autor conocido y que han pasado por un proceso de enriquecimiento a medida que ha ido tomando forma definitiva la improvisación primera, la importancia de la poesía popular macedonia también está dada, en opinión de Djurcinov, por “su presencia y su influencia en las formas modernas”. Un diálogo con la creación contemporánea que “sobrepasó la antigua imitación ciega del léxico y de la versificación”. Esto último se comprueba en varios de los textos aquí antologados. Tal vez el caso más evidente sea el de Blaže Koneski. Hemos elegido incluir su poema “La fuerza suprimida” no sólo por su belleza, sino también porque dialoga, desde el siglo XX con uno de los textos de la antigua épica macedonia, “El Rey Marko pierde su fuerza”, que también está presente en nuestra selección.
La citada antología en francés de Jaques Gaucheron Guillevic y Lucie Albertini, el principal esfuerzo de sistematizar la poesía macedonia en una lengua latina, avanza desde aquellos primeros pasos anónimos y se enfoca luego en el siglo XIX (cuando se producían “los primeros ensayos de transformación de la poesía popular en poesía individual”) llegando hasta los años cincuenta del XX. Están presentes, así, los poetas fundacionales Grigor Prličev, Konstantin Miladinov, Koco Racin y las voces capitales de Blaže Koneski, Gane Todorovski, Mateja Matevski, Srbo Ivanovski, Radovan Pavlovski, Bogomil Gjuzel y Vlada Urošević, entre otros brillantes exponentes de esas primeras generaciones.
Para testimoniar la evolución posterior hemos recurrido a la antología realizada por Gane Todorovski (2) de versiones en inglés de los ganadores del premio Hermanos Miladinov, que se entrega anualmente durante las Veladas Poéticas de Struga.
Todas las poetas ganadoras del Hermanos Miladinov (algunas tan centrales como Liljana Dirjan, Svetlana Hristova-Jocik y Katica Kulavkova) han sido traducidas a partir de las versiones en francés (3) de Harita Wybrands. De esa antología también incluimos a Vera Čejkovska, por considerarla una rara avis del universo poético macedonio, con una formación en sismología y ciencias duras que se refleja en la temática y las imágenes de sus textos.
Como el libro de Todorovski llega hasta el año 2000, hemos agregado los ganadores de los diez años siguientes. Esto nos ha permitido, por ejemplo, contar con textos de dos poetas nacidos en los 70, los ya consolidados por derecho propio Nikola Madzirov y Vladimir Martinovski.
De esas fuentes proceden entonces las aguas originales con las que hemos trabajado para destilar estas versiones en español. Esperamos que este viaje “sobre el hilo que se llama tiempo”, que nos ha ocupado por toda una década, ayude al lector a tomar contacto con la creación de un país donde la poesía sigue siendo ese fuego sagrado.
(1) Poésie Macédonienne. Anthologie des origines á nos jours. Les éditeurs francais réunis. París, 1972. Versiones de Jaques Gaucheron Guillevic y Lucie Albertini. Con la colaboración de Klementina Grupceva y Vlada Urošević. (2) Song-Bearers.Winners of the Brothers Miladinov Award (1963-2000). Struga Poetry Evenings. Struga, 2001. Selección de Gane Todorovski. (3) Sept voix de femmes (Anthologie de poésie macédonienne). Traducción de Harita Wybrands. Selección de Vlada Urošević.
Risto Lazarov
(1949)
Cuando en 2008 obtuvo el premio Hermanos Miladinov con el poemario Medio, ya llevaba más de una docena de libros publicados, algunos de ellos en ruso, esloveno, checo y albanés. Tal es el caso de Siljan la cigüeña vuela sobre Macedona una vez más, editado en 1995 en macedonio, en 1996 en inglés y en 2006 en búlgaro.
Otros libros de poesía de este filólogo nacido en Štip son: Un pájaro nocturno en el parque (1972), Jana (1980), Gotas de verdad amarga (1985), Verano en el océano (1988), Hércules (1999), Colón (2000), Trío para juego de cartas (2001), Anhelo checo (2006).
– 2 –
Bien, esto era diferente
En la era de la cigüeña
Aunque a decir verdad
Nunca supimos cuándo y cómo comenzó
(entonces no había televisión entonces
Para decirnos que ya habíamos pisado
en el feliz futuro).
¿Qué puedo yo decir,
Allí donde tantas personas encantadas
y tantos sueños se soñaban entonces:
parados y cojos, ciegos y calvos.
Cigüeñas y no cigüeñas
Hasta el último hombre tomó parte
de las Olimpíadas de los sueños
Y hasta hoy en día no está claro
Si hubo ahí algo real
Simplemente no está claro si hoy
queda alguien que sueñe
Freud y Jung, y los otros
intérpretes de sueños
Sufrían de migraña crónica
Estaban, como se dice, bastante chiflados
Y en las tabernas de Prilep
Drenaban los pozos de café sin azúcar
Y barriles inconmensurables de salmuera
Pero no para usarla: todo el asunto
Vino al caso.
Sin comienzo ni final,
Sin cabeza ni cola.
En vano se quitaron sus zapatos lustrados
Y saludaron al modo turco
al imán de Bitola.
Él tampoco sabía nada de sueños y realidad
Pero sabía que no hay que hurgar demasiado
En los sueños cristianos
¡Por un único sueño
podían ocurrir dos levantamientos!
Ya sea en sueños o en realidad
Como si en una fotografía,
cuando el arco iris aparece
es que se casa un oso,
Elim aparece.
“Famoso por su riqueza,
su plata y su oro.
Y hay un templo en el mismo
El cual es muy rico”
Y en ese templo, ahí hay “cosas de oro
Armaduras y armas,
Dejadas por Alejandro
El hijo de Filipo, El Emperador Macedonio,
Quien reinó primero sobre Egipto.”
Ulises y Paris detuvieron su partida de ajedrez
Y se sentaron a terminar la lectura de lo escrito por Moisés
Desplegaron una docena de mapas
Para dar con el modo más fácil
De alcanzar el Vellocino de Oro
Tanto pueden encontrarlo, cómo no.
Nikola Madzirov
(1973)
Considerado “una de las voces más poderosas de la nueva poesía europea”, algunos críticos han encontrado puntos de comparación entre la calidad de su poética y la obra del reciente Premio Nobel, Tomas Tranströmer.
Es autor, entre otros libros, de Encerrado en la ciudad (1999) y Vestigios de otra época (2011). Su poemario Piedra reubicada (2007), mereció, entre otros reconocimientos, el prestigioso premio Hermanos Miladinov. Ha sido traducido a diversos idiomas e incluido en antologías de poesía en Estados Unidos, Europa y Asia.
LAS SOMBRAS NOS DEJAN ATRÁS
Un día nos reencontraremos
como un barco de papel y
una sandía al fresco en el arroyo.
Y estará con nosotros
toda la emoción del mundo. Oscureceremos el sol
con nuestras manos y
con una linterna
nos juntaremos.
Un día el viento
no cambiará de dirección.
El sauce enviará sus hojas
en nuestros zapatos bajo el umbral.
Los lobos vendrán por
nuestra inocencia.
Las mariposas dejarán
su polvillo sobre nuestras mejillas.
Una anciana hablará de nosotros
cada mañana en la sala de espera.
Y lo que digo
ya está dicho: esperamos el viento
como dos banderas en un paso de frontera.
Un día todas las sombras
nos dejarán atrás.
ANTES DE NUESTRO NACIMIENTO
Las calles estaban asfaltadas
antes de nuestro nacimiento y ya
estaban formadas todas las constelaciones.
Las hojas se pudrían
arrugadas en el borde de la acera.
La plata se ennegrecía en
el cuello de los obreros.
Los huesos crecían
durante el sueño.
Europa se unía
antes de nuestro nacimiento y los cabellos
de una muchacha serenamente
se extendían en la superficie
del mar.
DESPUÉS DE NOSOTROS
Un día, alguien doblará nuestras frazadas
y la enviará al pressing
para extraerles hasta la última gota de sal,
abrirá nuestras cartas y las clasificará por fechas
y no sólo por el número de veces que fueron leídas.
Un día, alguien reordenará los muebles en el cuarto
como los peones de un ajedrez al comienzo de una partida
abrirá la vieja caja de zapatos
donde guardamos los botones caídos de los pijamas
las pilas que todavía sirven, y el hambre.
Un día, nos volverá ese dolor de espalda
debido al peso de las llaves del hotel
y al recelo del conserje
cuando nos entrega el telemando.
La compasión de los otros nos perseguirá
como la luna persigue al niño entre las calles.