Por: Stéphane Chaumet
Crédito de la foto: Diana Albornoz
(Colombia, 2014)
Antes que todo se derrumbe.
13 poemas de Stéphane Chaumet
(I parte)
HAY CAMINOS que no tienen regreso
he leído en el servicio de inmigración mexicano.
Caminos
cuántos he tomado, abandonado
cuántos me han encantado, decepcionado
en cuántos me he perdido
perdido y abierto, perdido y encontrado
donde encontré al otro.
¿Qué han trazado mis suelas? ¿Qué he traído?
¿Esos caminos el mismo siempre? ¿El mío?
Hay caminos que no tienen regreso
otros que no llevan a ninguna parte
Pero el regreso es un señuelo
y ninguna parte se llama búsqueda.
Tu camino no es más que una red
que teje tu vida y que tu vida teje.
INTENTAR RETENER lo informulable
como el agua en el cuenco de las manos
para ver pasar un secreto del mundo
o nada más que su reflejo
su trazo de rayo en el agua
antes que todo se derrumbe y desaparezca
en el polvo donde marchas
CASA HOGAR
palabras que suenan extrañas
casi portadoras de un misterio
y me digo
paraíso perdido que hubiera aceptado perder
sombra de búsqueda
y me digo
estufa de donde era necesario escaparse
fuente de huida
casa hogar
palabras con las cuales no hay que contar
ni esperar construir
de la casa no conoces más que el jardín
donde la mirada descansa
la acogida que sólo te retiene un momento
la belleza de los umbrales
a veces me digo
no tengo otro lugar que la marcha
a veces me digo
no tengo otro lugar que la lengua
casa hogar
palabras
OTRA VEZ debes partir
dejar las luces de la ciudad
y a esta mujer
doblemente extranjera
¿quién la visitará?
pero dejar ese equipaje de angustia
no puedes
sobre el agua de aceite por donde te alejas
alumbra una vela
para ella y contra ese cielo
mudo y negro
sin remedio
después húndete en el olvido
que es la verdadera memoria del tiempo
Derrapar
para Elena
noches XI.97
el heno negro que mastico es amargo
como una carencia de desnudez
lo que derrapa lleva al encuentro
una lluvia desenfoca los cuerpos
aprovechan se arrugan
tu falda arrancada
donde secar mi rostro
trapo con la huella de un miedo
arañazo
entre las piernas lisas
no sabemos nada uno del otro
salvo el olor
COLISIÓN DE cuerpos
fosforescencia del deseo
en pánico se inclinan
rabiosa docilidad
lengüetazo de las pieles
lenguas crudas
excitación de las grietas
ARAÑAZOS de luz
en el cuarto
uñas diamantes negros
resquebrajan mi hielo
me descuartizan a la medida
de tu grito
CENIZAS EN LAS SÁBANAS el deseo
sudores de aquello que desgarra
rostros hundidos en lo oscuro
una cucaracha se arrastra a lo largo del colchón
esperma sobre los vientres
tus senos único resplandor
donde acabar el insomnio
CUERPOS VARADOS
en la hulla de una noche verde
obsesión
lo que se eriza en nuestros cráneos
nuestras lenguas con gusto a naufragio
RESABIO DE MIEDO animal
de ganas
desamparo rezumando que se resuelve
en la aspereza del placer
saliva en los rostros
cabellos empuñados
transpirar prensar sangrar
desmantelando nuestros diques
manchas sobre las sábanas nuestra hosquedad
nuestra insurrección impotente
EL ALBA para borrar
la tiza de los cuerpos
sus garrapatos furiosos en la sombra
sus huecos sus quebramientos
el alba para dormir
LO ÁSPERO es la pared
que nos sirve de párpado
nuestra dicha huele a pólvora
entre la chispa y lo irremediable
tu desnudez
bella como una cicatriz
ALCANZARNOS
nada más
sobre un colchón
escurriendo el malestar
sobre una vertiente
de abrupta intimidad
hasta el calambre
lamiendo
hasta el hueso
agotando
uno del otro
nada sabemos
salvo el olor.