Por César Eduardo Carrión*
Crédito de la foto (izq.) Bichito Ed. /
(der.) el autor
Un viaje hacia las geografías interiores.
Sobre Anotaciones en la otra esquina del mundo (2020), de Freddy Ayala Plazarte**
Somos una especie nómada. Colonizamos el planeta gracias a nuestro instinto migrante. De a poco, el dominio que presumimos tener sobre la naturaleza se ha vuelto insuficiente: soñamos con habitar otros planetas, aun cuando no hayamos aprendido a convivir con nuestras propias pesadillas. Cuando la realidad limita las posibilidades del viaje, inventamos destinos alternativos. Si no podemos conquistar el espacio exterior que rodea nuestro cuerpo, intentamos al menos dominar su interior, procuramos sentirnos dueños absolutos de nosotros mismos. Y así empieza el viaje más importante de nuestra especie: la caída en picada hacia el abismo que se interpone entre la humanidad que nos relata y la animalidad que nos impulsa.
Quizás ese sea el recorrido al que nos invita el poeta Freddy Ayala Plazarte en su más reciente libro, Anotaciones en la otra esquina del mundo. En apariencia, se trata de una bitácora, de una suma de crónicas de viaje, de una compilación de reflexiones de un viajero. Pero en cuanto ingresamos al universo de esta escritura, descubrimos que el propósito es muy distinto: no se trata de un típico diario de viajes, en el que el protagonista es el ego del escritor, que observa, describe y juzga el entorno que descubre conforme se mueve por el espacio. Ayala Plazarte nos invita a recorrer un mundo alterno, en el que las geografías aparecen como pretextos que disparan las reflexiones más diversas. Es un viaje hacia determinado mundo interior.
Si bien el libro está organizado por capítulos o fragmentos, cuyos títulos en su mayoría se refieren a lugares específicos y reales, el motivo del viaje opera como un artificio organizador del discurso, mas no como un centro conceptual ni temático. El tránsito por las diversas ciudades y lugares que se citan resulta ser una estrategia cautivadora y suspicaz: este libro es en verdad una colección de ensayos. Puede ser que las geografías que el poeta ha visitado a lo largo de los años hayan inspirado sus reflexiones, pero en ningún caso han condicionado su mirada, siempre dispuesta a tomar distancia y analizar las circunstancias de modo crítico y abierto. Y son ensayos, en un sentido primigenio, porque constituyen una deriva del pensamiento.
Cada capítulo tiene su propio tema e hipótesis, y casi todos coinciden en una estructura expositiva circular: las conclusiones, aun cuando constituyen una suma de imágenes y evocaciones líricas, se conectan con justicia con el propósito planteado al inicio. No existen cabos sueltos, incluso cuando los finales son abiertos o paradójicos. Es fácil creer al inicio que algunos fragmentos son poemas en prosa. Pero son prosas ensayísticas, en las que ciertos dispositivos propios del poema y la crónica se activan cuando es necesario. Ciertamente, esta es otra característica que define el perfil de este libro de Ayala Plazarte. Pero, ¿qué dice, de qué habla, cual es la visión del mundo que nos ofrece? Este es el descubrimiento al que se enfrenta el lector.
Aquí un ejemplo. El poeta viajero encuentra conexiones entre las realidades nórdicas y andinas, que ha explorado como parte de sus investigaciones sobre un género musical específico: el metal. Pero no se detiene en descripciones técnicas, históricas ni contextuales, que seguramente serán parte de otro libro en progreso, resultado de su investigación doctoral. En el caso de estas Anotaciones…, Ayala Plazarte va directo a las implicaciones filosóficas y culturales de aquellas coincidencias inusitadas entre pueblos y geografías aparentemente tan distantes como distintos. Este nómada va del ensayo a la lírica y de la crónica a la reflexión, para pensar en el significado que las distintas comunidades les asignan a fenómenos como la muerte: la evidencia absoluta.
Este nomadismo discursivo se expresa también en aquel segmento dedicado a reflexionar sobre el levantamiento popular que convulsionó las calles y plazas ecuatorianas en octubre de 2019. El análisis de Ayala Plazarte no es politológico ni testimonial. Evade con éxito la coyuntura, para hablar de aquello trascendente que late detrás de toda protesta social y nos invita a reconectarnos como comunidad, más allá de nuestras diferencias ideológicas o económicas. No es una crónica de multitudes ni un tratado sociológico; es una pastilla humanista: si lo común a todos los seres humanos es su propia finitud, las diferencias del paisaje, el idioma, la religión o el gobierno no son razones suficientes para desenvainar las armas de la segregación.
Ayala Plazarte es un nómada. Porque ha sido un viajero incasable. Porque migra entre géneros y estrategias discursivas. Porque en estas Anotaciones… rinde testimonio de su visión del mundo: los seres humanos llevamos nombres, apellidos y nacionalidades, como marcas de agua que condicionan el modo en que nos leen los otros, y también estamos atados a geografías que determinan el color y la tesitura de nuestras voces y nuestra música. Pero al cabo del encuentro con la diferencia, la alteridad y lo ajeno, llega el encuentro con lo común, lo concreto e inevitable: sabemos que tenemos un cuerpo, porque emite una sombra. Nos definimos por la fugaz huella que dejamos a nuestro paso. Somos ausencia inminente, el vacío nos define. De vez en cuando, hay que leer a poetas como Freddy, para recordarlo.
Quito, octubre de 2020.
*(Quito-Ecuador, 1976). Poeta, docente e investigador universitario. Ha publicado en poesía Emboscada / Ambush (2019), Es lodo y es polvo y es humo y es nada (2018), Emboscada (2017), Cinco maneras de armar un travesti (2011), Poemas en una Jaula de Faraday (2010), Limalla babélica, (2009), Pirografías (2008) y Revés de luz (2006); y en ensayo El deseo es una pregunta (2018), Habitada ausencia (2008) y La diminuta flecha envenenada (2007 y 2019).
**(Aláquez-Ecuador, 1983). Poeta y profesor universitario. Su investigación doctoral aborda la geocorporalidad y religiosidad en subestilos musicales como el black metal y el folk metal, a partir de paisajes noruegos y andinos. Ha publicado en poesía Zaratana (2007), Kamastro de Matuta (2009), Mi padre en las rieles de Sumpa (2011), Nomenclatura del Internado (2013), Rebeliones al filo de una sinfonía (2015), Con un manuscrito en el horizonte (2016), Instrumentos para medir el viento (2018); los estudios sobre la vanguardia del poeta Hugo Mayo: La metálica luminosa (2011) y Una correspondencia a la memoria (2012); y ha realizado el estudio, selección y recopilación del libro Premonición a las puertas, Reciente poesía ecuatoriana (2012); en ensayo Vientos paralelos: acotaciones sobre cultura y literatura latinoamericana (2015); y el libro Una estridencia en el abismo de la luz/Conexiones entre el arte occidental y el metal extremo (2019).