Aníbal Núñez. Poesía desde la ruina

 

Por Joaquín Fabrellas*

Crédito de la foto www.salamanca24horas.com

 

 

Aníbal Núñez. Poesía desde la ruina

 

 

Introducción

 

Diferentes acercamientos a la obra de Aníbal Núñez, (Salamanca 1944- 1987), en los últimos años, han ido aproximando la figura de este significativo poeta a un mayor conocimiento público sobre una de las épocas más fascinantes  desde el punto de vista lírico en el panorama español de finales del siglo XX, y han arrojado luz sobre uno de los poetas que escaparon al foco de interés de una crítica más interesada en mostrar ciertas actitudes poéticas que confundieron el fasto y la notoriedad con la verdadera importancia de la experiencia poética.

Aníbal Núñez es único precisamente porque se alejó de forma premeditada de toda la fiesta lírica, conocedor de la intranscendencia poética, estaba más interesado en la producción de calidad y con el compromiso ético de su obra como iremos viendo en sus poemas.

Su poesía surge precisamente del discurso del vacío creado por unos intereses en la España retrógrada y caciquil del medio siglo, unos intereses que no comparte, esperando vientos de cambio que llegarían en los años que van de 1965 a 1968 que se verían truncados gracias al aparato del sistema que se encargó minuciosamente de paliar bajo la dulce mano de hierro del ministerio de Información. Es, por tanto, su poesía, fruto del desengaño, procede de la contemplación de la decadencia mientras una mayoría se cree libre y feliz en unos parámetros devastadores de falta de libertades o de interés por la democracia europea de finales de los sesenta, que estaba ya inserta de lleno en un fenómeno capitalista y consumista, que a la postre, acabaría siendo objeto también de sus críticas en sus poemas en la España de la mal llamada transición democrática.

Aníbal Núñez pertenece a una nómina de autores que quedaron fuera de los fenómenos bendecidos por una publicidad mercantil que fascinó a gran parte del esclerotizado sistema cultural de la España gris de la dictadura. Autores como Vázquez-Montalbán, raro incluso dentro de los novísimos por su alto grado de crítica hacia el sistema político y poético que lo erigió a él y a su obra como una poesía demasiado engagé, que señalaba los mentideros de la política, al azar de la acción humana que acaba con cualquier idealización del noble ejercicio para el servicio del pueblo. José-Miguel Ullán, que trabajó en procedimientos parecidos a los de nuestro autor, sobre todo en los primeros libros, El jornal, Amor peninsular y Mortaja en la defensa por el discurso natural, ese que nace de lo popular y que va modificando la experiencia temporal dentro de la poesía, a pesar de que Ullán inició una nueva tradición poética que quería desligarse de los límites tradicionales del poema y de sus naturales fronteras de la página y la letra.

La ruina discursiva a la que somos sometidos a diario por los restos de un lenguaje capcioso del mundo económico y publicitario, unido en empalagoso matrimonio por un fin común: obtener el mayor beneficio a pesar de tener que aniquilar la conciencia colectiva del hombre, cada vez más sin atributos.

Otro poeta muy cercano ideológicamente sería Agustín Delgado, también en sus primeros libros, donde el leonés supera también la marca de los límites del poema social, con el que comparte procedimientos y temas poéticos en tanto que proceden de forma similar en el proceso de vaciado de significado de los referentes icónicos culturales de las generaciones de los sesenta y setenta a que nos estamos refiriendo en este trabajo, vaciado que subvierte el poder referencial de la imagen y convierte el texto, el poema, en un discurso crítico. Los referentes que aparecen en la obra de Aníbal Núñez pertenecientes a la cultura pop así lo atestiguan y anclan parte de su estrategia narrativa en el poema como trataremos más adelante.

Con Diego Jesús Jiménez se pueden ver, sobre todo en el primer libro del conquense La ciudad, paralelismos en cuanto a la elección de ciertos temas   comunes como es la descripción idealista del referente colectivo del campo y la naturaleza como punto de apoyo, como último reducto ante la crítica capitalista comenzada en la ciudad: lo urbano ataca lo rural, no se complementan, se enfrentan, de hecho, gran parte de la poética y del canon dominante del último tercio del siglo XX ha sido una poesía que tiene como referencia la ciudad y lo urbano, que utiliza la Naturaleza como punto de partida de la que surge el poema y todo el aparato crítico que conlleva; si bien Jiménez escogió los paisajes del Júcar de Cuenca para partir en la descripción de un sentimiento que ahonda en el paisaje y el paisanaje autóctonos, así como para desarrollar el profundo concepto de Historia y su imbricación con el hombre y el desarrollo del arte que lo define y vertebra como especie; Núñez escoge esos paisajes, sobre todo, aquellos que han sufrido una pérdida en su identidad cultural y sentimental, los que se han visto sometidos al acoso deplorable de la acción inmobiliaria que sustentó el rápido progreso desarrollista de los estertores del franquismo y los primeros años de democracia. De esos paisajes abandonados, u otros que han desembocado en miseria, el canto barroco a esas ruinas compone la urdimbre de la poesía de Aníbal Núñez.

Con Diego Jesús Jiménez también compartiría su dedicación a la pintura, además, como otra forma de abordar la solución al problema lírico, otra forma de abandonarlos límites expresivos de la palabra, de ahí el peso cromático que ejerce la pintura en la obra de ambos poetas.

La obra de Ullán y la de Agustín Delgado experimentan un procedimiento análogo en la complicación formal y expresiva que coincide con la obra de Núñez en cuanto a los textos que acompañan a ciertas obras pictóricas; José-Miguel Ullán va abandonando paulatinamente los versos y su discurso lógico para adentrarse en el mundo del grabado, del dibujo, del diseño, con colaboraciones con artistas como Palazuelo, Antoni Tàpies, Carlos Saura, Joan Miró, Matías Quetglas, Enrique Brinkmann, Eusebio Sempere, etc. La relación entre Aníbal Núñez y Ullán fue estrecha sobre todo en la juventud de los años salmantinos.

Agustín Delgado por su parte coincide en la complicación poética de ciertos textos que se van alimentando a sí mismos hasta crear el sansirolé, de gusto conceptista, entre la broma y el juego de palabras que tiene que ver con la aplicación directa del color en el lienzo en cuanto a la forma de proceder, creando una experiencia algo fauve. La colaboración de Delgado con Eugenio Chicano fue fructífera y llevó a los poemas de Delgado mucho más allá, puede verse esta colaboración en Nueve rayas de tiza y Zas.

En definitiva, una poesía hecha desde la periferia cultural española, desde ciudades como Salamanca o León que proponían un modelo diferente, un desafío al canon que ya había elegido una poesía acrítica, una poesía propuesta y orquestada por unas potentes propuestas empresariales fruto de los nuevos tiempos del final del franquismo.

Aníbal Núñez se encuentra a medio camino entre la nómina  olvidada de la generación del 68, la generación novísima y la poética del Equipo Claraboya. Su poesía entonces se hace irónica, lúcida, comprometida ante un pacto que no se cumplía debido a una dictadura que constreñía las libertades y un traspaso de poderes que dirigía su expansión hacia la corrupción y la decadencia.

Sin embargo, su voz lírica se erige como una voz poderosa que ha sabido destacar por la calidad de sus versos y la permanencia de sus temas.

 

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Rasgos

 

En primer lugar, uno de los rasgos dominantes de su lírica sería tratar el poema utilizando las estructuras narrativas dominantes de su tiempo, partiendo de la crítica del poema social, para convertirlo en algo más porque lo supera con un sesgo irónico, haciendo una crítica incluso de la estructura de la que parte, por lo tanto rompe con las expectativas creadas, véase, por ejemplo, “REFLEXIONES MORALES ANTE UNA FOTO DE UNA NIÑA VESTIDA DE PRIMERA COMUNIÓN”, donde afirma: “la cofia era de perlas / cultivadas los guantes / de gasa la sonrisa / del carmín de tu tía / […] el labrador que labra la patata / vela su crecimiento subterráneo / acaba malvendiéndola / para usos industriales o privados […] De Fábulas domésticas. 1972.

Como vemos, parte de una estructura conocida, el realismo naturalista del canon social para introducir una reflexión sobre la explotación de las gentes del campo, que ya se prefiguraba como problema que actualmente asola ciertas regiones de España. Lo que parece que iba a ser un poema social, se convierte en una crítica a la propia estructura que la sostiene porque subvierte los valores criticando incluso el mismo soporte del que nace. La acción en un principio rebelde, se convierte con el tiempo en un texto acomodaticio que defiende los valores que antes criticaba, y esto es parte de los problemas que arrastra la situación económica actual.(Apetito de escribir un poema social).

El poema social no es suficiente para tratar el problema del que parte y que Núñez quiere dejar claro desde el principio y que se convierte en un texto irónico que da una vuelta más a la poesía española.

Esta forma de proceder está presente en diferentes poemas donde utiliza la iconografía pop que a finales de los sesenta y principios de los setenta son ampliamente conocidos y ejercen una presión cultural ya que, aunque escaso, la influencia de la música mediante una manipulada televisión estatal, del cine, del mundo de la publicidad, las revistas, se estaban introduciendo en la España franquista que quería equipararse a la Europa de la modernidad, una Europa que se nos ofrecía como modelo social, laboral y económico, a pesar de las veleidades de un régimen por minimizar su impacto en la juventud del momento, así encontramos en sus poemas canciones de los Beatles o los Rolling Stones, la canción protesta de Joan Baez, Alicia, Hansel y Grettel, Che Guevara, o utiliza eslóganes de la publicidad que ajusta a sus poemas, o Mickey Mouse, la estética del make up, la laca Dior, y todos estos símbolos de la nueva sociedad de consumo y los va convirtiendo en marcadores de la falta de libertad de una sociedad que se vuelve a someter a la dictadura del mercado capitalista, tan ligado al consumo desmedido y que deja apartados a un gran sector de la población posfranquista toda vez que la sociedad no ha experimentado el cambio necesario para insertarse en una sociedad de consumo.

“(reafirmada / nuestra actitud comprometida, otra / vez más / solucionada está la papeleta // aunque difícilmente / encontrar combatientes a la escucha” […]

De “Fragmentos de un discurso”, donde se utiliza el mencionado icono de Ernesto “Che” Guevara para señalar la actitud comprometida de una juventud que nada pudo hacer contra el régimen.

En segundo lugar, otro de los rasgos característicos de la poesía de Aníbal Núñez es el uso de la sintaxis que se acopla al verso, un verso que fuerza la expresión en pos de una mayor efectividad lírica y lo hace único, de cierto gusto latinizante, de expresión barroca por el regusto culterano que a veces trabaja, es decir, hace uso de la estética por encima de la sintaxis, la lírica se sitúa por encima del pensamiento, eso, sumado a la preferencia por el endecasílabo, el heptasílabo y el encabalgamiento abrupto hacen de Núñez un poeta complejo.

Dice en “Hogar”: “No todos deberían tener paso / libre al amor del fuego; únicamente /  a su temperatura quien no sabe/agradecer a la madera todo / lo que da su rescoldo decidido / a morir en olor de vida” […]

(de Definición de savia. 1974)

 

En tercer lugar, otro de sus rasgos sería la utilización de figuras y personajes usados en la lírica  del siglo de oro que le sirven como correlato objetivo que le permite anclar una crítica que, como hicieran los clásicos, le permite dejar atrás los límites naturales del poema, suavizando los susceptibilidades de una censura ignorante tan productiva en estas décadas. Por ejemplo en SALICIO VIVE EN EL TERCERO IZQUIERDA: “Ni siquiera hay lugar para que sea / dulce el lamento, musical el llanto […] al reino que alquilaron los pastores / que vendieron al lobo los rebaños” […]

Donde hace una crítica a la mediocridad vital del ser humano, el aurea mediocritas tan ansiado en el Renacimiento se convierte en una mediocridad no deseada del ser humano en cuanto que ciudadano mundano que habita una ciudad que lo desarma y lo convierte en el hombre sin atributos de las sociedades actuales que te definen por  cuotas de consumo y una mal entendida felicidad porcentual.

Sus poemas son mecanismos desacralizadores del espectáculo ridículo en que España se iba a convertir, pasando de ser un país con graves problemas sociales, políticos y éticos a ser el furgón de cola de una Europa que conducía en otra marcha, pagando un alto precio por ello, como fue la intromisión de los Estados Unidos en las bases de Morón y Rota, tras los acuerdos de los Pactos de Madrid de 1953 y que devolvían a España el carácter de aliado de Occidente, y convirtiéndose además en la despensa de los países europeos. Miseria y ruina.

 

El poeta Aníbal Núñez
El poeta Aníbal Núñez

Temas

 

Los temas que se recogen en su lírica son variados y pueden agruparse en los siguientes núcleos temáticos: la ciudad, lo urbano, lo natural; lo rural, la usurpación del espacio público en beneficio de lo privado, la vuelta al discurso naturalista, el lenguaje olvidado de los pueblos de España y su esencial naturalidad; la defensa del artificio artístico como forma de resistencia ante el feísmo urbano y social que usurpa el lugar natural del hombre en sociedad; crítica al régimen y al nuevo discurso que se estaba construyendo en la transición democrática basado en un capitalismo salvaje; el viaje exótico, entendiendo por viaje la experiencia vital capaz de transformar, como alternativa a esa otra forma de colonialismo que es el viaje de placer; la liberación de la mujer, la transformación de su poder soterrado en un poder real, no el nuevo sometimiento femenino a unas normas marcadas por la moda y ocupando un lugar secundario en la nueva e incipiente sociedad del desarrollo; la mistificación consciente de la publicidad, el espejismo del consumo. De donde se deduce que su discurso poético nace de la falta de concordancia entre lo prometido por los ideales concebidos durante su etapa franquista y la realidad: la libertad, y su alejamiento paulatino que afecta a todo porque no se ha cumplido el pacto que iba a transformar la sociedad española en una sociedad libre y moderna, sin tener en cuenta los nuevos yugos: capitalismo, el precario mundo laboral, la corrupción inmobiliaria, la connivencia con los poderes económicos y la natural convivencia con una política corrupta.

Consciente de que el discurso poético tiene un poder muy limitado, expresa en su poesía el deseo del cambio, pero conoce la intranscendencia de la misma, por eso su obra es libre, no sujeta a parámetros externos, o a compromisos grupales, una poesía que se hizo desde la periferia de una ciudad conservadora y que defiende solo la calidad de la misma, además del deseo de mejora en cada libro, propuestas que son diferentes en cada una de sus realizaciones, haciendo de Aníbal Núñez un poeta polimórfico, underground, precisamente porque sabe que su cometido es el de revelar esa realidad que nadie ve y que el poeta presiente porque lee el texto no explicado por nadie a un pueblo sediento de nuevos valores pero que no tiene la capacidad de escuchar el mensaje.

Un tema recurrente en su poética es la incursión del poder en el espacio público para beneficio propio, en un lugar ideado para todos, esto puede verse en uno de sus libros fundamentales: Alzado de la ruina, donde se nos presentan los poemas “Noticia de la Hidra”, “ Casa Lys” o “Sobre el antiguo tema de abandonar la ciudad”, donde se hace una explicación sentimental e histórica mediante una narración descriptiva de estos espacios, que comparten además preguntas clásicas y temas tratados en composiciones de la tradición castellana como “A las ruinas de Itálica” de Rodrigo Caro, o la “Epístola moral a Fabio”, de Eugenio López de Andrada; Núñez, en estos poemas, se vale de moldes clásicos que tan bien conocía para transportarlos a nuestra edad y nos permite ver que ese discurso cobra plena solvencia en nuestro siglo, fruto de la ambición y la envidia que nos asola donde expresa de manera muy significativa “el teodolito acaba con la Fontana”.

 

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Libros

 

Fábulas domésticas está compuesto por una serie de poemas en los que se incluye un alegato en contra de la sociedad que se está gestando desde las cloacas del régimen con un apariencia de modernidad que no esconde sino desigualdad y una mayor discriminación social, un discurso que enmascara las pérdidas y señala el engaño al que la población se ve sometida en un pacto a fondo perdido con los poderes económicos que continúan estando en manos de los mismos pero con una apariencia sport y maquillada, de ahí la importancia del discurso publicitario que maquilla todo lo que huele mal en el enorme texto de la destitución a plazos de la tradición rural española.

Son significativos también los poemas que hablan sobre el nuevo lugar de la mujer en la sociedad española, que bajo una apariencia de falsa sofisticación vende una imagen que aún sigue sometiéndose a los designios del poder, ocupando un lugar secundario en esa cadena de transmisión de la sociedad, un papel reservado a la observación, a la propia contemplación narcisista y autosuficiente que poco tiene que ver con la defensa real de lo femenino.

“Este hermoso dormitorio: / cama armario mesillas / tiene todo previsto, todo / […] / fidelidad a todo riesgo / teléfono de cabecera” / […]

 

En Naturaleza no recuperable se habla de los paisajes perdidos, de los espacios que han sido usurpados por el poder ciego de una economía feroz y se defiende todo aquello que procede del saber popular, la relación milenaria con la Naturaleza como aliada con la vida, las plantas, los remedios naturales que acompañaron al hombre durante siglos: “[…] harás el aspersorio con verbena / yerbadoncella salvia / menta fresno y albahaca” […]

 

Estampas de ultramar nos trae el exotismo del viajero, visitamos lugares que permanecieron aislados y le permiten a autor hablar de la pérdida de aquellos lugares antes de convertirse en el bien de consumo para todos de hoy, esa nueva forma de colonialismo actual que es el viaje de placer y todo incluido a módicos precios y pagos aplazados, dando lugar al dolor y al sufrimiento de los que allí viven: “ cuando / se va de cacería es conveniente / la compañía de un indígena / pues si aparece el tigre / preferirá al nativo como cebo.” En “La caza del tigre”.

 

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Conclusiones

 

Por todo ello, Aníbal Núñez revoluciona la poética del último tercio del siglo XX español, nos ofrece una poesía de la desilusión, una mirada desajustada entre el hombre que espera y lo que fue realmente el ansiado sueño de cambio que nunca llegó a materializarse.

Aníbal Núñez alcanzó su madurez poética muy pronto, mucho antes de su temprana muerte, con solo 43 años y la calidad de su obra lo ha convertido en un poeta fundamental para explicar la vida cultural española de este periodo, a pesar de no tener discípulos, ya que su poesía es tan personal, arrebatada, minuciosa en los detalles, obsesiva en el trabajo técnico del verso, su extraña musicalidad trabajada desde los clásicos y los metros musicales que lo convierten en un poeta único, irrepetible, de ahí que su figura fuese olvidada entre la maraña oscura de antologías y autores que encadenaron premios y halagos, una solemnidad que no interesaba nada a Aníbal Núñez, el defensor de la ruina y el olvido.

La importancia de la obra de Aníbal Núñez reside en que nadie como él reúne en su obra la calidad lírica para convertirse en un poeta necesario: su trabajo en la métrica que procede de los clásicos griegos y latinos, gracias al meticuloso conocimiento de los mismos, recuperando también las figuras de la poesía clásica española del siglo de oro, los conceptos rescatados del barroco como las ruinas, la belleza frágil del tiempo, así como la superación del discurso tradicional de su época en lo que se refiere a la poesía social en cuanto a los temas, que supera ampliamente como hemos visto, y la superación de la poesía más de moda de la época en que surgió su obra en que los fastos novísimos deslumbraban la otra poesía que escogía su camino de forma radicalmente diferente, planteándose una crítica desde las bases epistemológicas del poema. Todo ello junto a un vocabulario sopesado palabra por palabra, ninguna palabra en la obra de Aníbal Núñez está de más, ninguna ocupa un lugar inoportuno, todas ellas dicen, todas significan, creando un ente supralingüístico que se mueve entre una nueva significación y una nueva forma de entender y apreciar la poesía que tiene más que ver con el goce estético de una obra pictórica, tan llena está de cromatismo su poesía.

 

 

 

Bibliografía consultada

 

FABRELLAS, Joaquín [2011]: La poesía de Agustín Delgado. Desde la superación del realismo social a la experimentación poética. Universidad de Jaén. (Trabajo de consecución del DEA).

JIMÉNEZ, Diego Jesús [2015]: La ciudad. Bartleby editores. Madrid. (Prólogo de Tomás Néstor y apuntes críticos de Juan Manuel Molina Damiani).

NÚÑEZ, Aníbal [2009]: La luz en las palabras. Madrid. Cátedra. (Edición anotada de Vicente Vives Pérez).

NÚÑEZ, Aníbal [2015]: Aníbal Núñez. Poesía reunida. (1967-1987). Barcelona. Calambur. (Introducción y edición de Vicente Vives Pérez) Prólogo de Gustavo Martín Garzo.

ULLÁN, Jose-Miguel [1994]: Ardicia. (Antología poética 1964-1994). Madrid. Cátedra. Edición a cargo de Miguel Casado.

VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel [2001]: Praga. Una educación sentimental. Madrid. Cátedra. (Edición a cargo de Manuel Rico).

 

 

 

 

 

*Poeta y profesor de Literatura. Escribe estudios críticos, traducciones y reseñas para las revistas La manzana poética y Paraíso, así como artículos en Viva Jaén y en el blog www.lobelloylodifícil.wordpress.com

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