Alicia Galaz y la revolución feminista en la poesía

 

Por Dave Oliphant*

Crédito de la foto  www.sitiobatalladelosloros.cl

 

 

Alicia Galaz**

y la revolución feminista en la poesía[1]

 

 

En 1971, como he apuntado en Rememorando la historia literaria con Alicia Galaz[2], descubrí la escritura de Alicia y del Grupo Tebaida. Ese descubrimiento fue por medio de mi suscripción a Mundo Nuevo, particularmente en el último número de esa destacada y controversial revista parisina, donde apareció la breve antología “Norte Grande de Chile: poesía actual”[3]. Luego vino mi gran buenaventura de visitar Arica, conocer a Alicia y algunos de los miembros de Tebaida, especialmente a Oliver Welden.  Con la perspectiva de más de cincuenta años transcurridos, lo que resalta para mí ―al releer su obra― es comprender que forma parte de la revolución de las feministas americanas.

 

La poeta Alicia Galaz

 

Evocando los años sesenta, puedo ver que los temas y el lenguaje de Alicia Galaz reflejan el impacto de poetas como Sylvia Plath y Anne Sexton, cuya poesía introdujo puntos de vista previamente excluidos del género y del canon. La muerte de niños, al nacer o por aborto, no existía entonces en la poesía femenina, o por lo menos no tan directamente y con tal realismo, como en el poema The abortion de Sexton, publicado en 1960: “Alguien que debió haber nacido/ ya no está”[4]. Asimismo, el ataque de Plath a su padre en el poema “Daddy”[5] fue un acercamiento totalmente nuevo que reflejó en las letras femeninas el rechazo al chauvinismo y a la tradición machista del control sobre la voluntad de la mujer en cada aspecto de su vida. Si Galaz fue influenciada o no por Plath y Sexton, al menos queda claro que ella participó en la misma revolución que estas poetas norteamericanas. Más obvia aún es la influencia de su antecesora chilena, Gabriela Mistral, quien preparó la tierra para que las mujeres en toda América Latina hicieran valer sus derechos como pensadoras independientes.

Muchos poemas de Mistral se enfocan en la relación entre la madre y sus niños; seguramente estos influyeron en El Parto, un poema de Alicia Galaz que trata sobre la experiencia maternal de dar a luz, no exenta de temores y ritos inexorables. Aunque en Jaula gruesa para el animal hembra no hay poemas específicamente sobre el aborto, salvo una referencia a “abortos sucesivos” en Persistencia del subdesarrollo, poemas como “Hombre dividido – Mujer entera”, “Círculo Cerrado” y “Recado para el Hombre de la Revolución” sugieren una cierta reticencia a la obligación de parir constantemente: “las enormes madres de mi pueblo/ que parieron tantos hijos”, “enterrando y engendrando ad aeternum”, “en las calles y en la casa, con los salmos del trabajo/ y el vientre parido tantas veces”.

 

Poemario «Perro del amor» (1970), de Oliver Welden

 

Por su parte, Oliver Welden, compañero sentimental y literario de Alicia, escribió sobre el aborto en su libro Perro del amor, desde el punto de vista de un padre que está de acuerdo con la decisión[6]. Volviendo a Jaula gruesa… el tema del amor y el deseo sexual, aparecen en Pavana, donde Galaz describe lo erótico desde la posición de la mujer, la cual se erige en “hembrarreina” mientras se “ensayan las formas crecientes del deseo”. Me recuerda al “Love lust poem” de Lenore Kandel[7], publicado en 1967, que tanto ofendió a lectores conservadores en Nuevo México cuando enseñaba allá en 1968. El agravio resultó del hecho que el poema de Kandel revela el gran placer que siente una mujer en el acto sexual, como si solamente el hombre debiera satisfacerse.

 

 

En “Hembrimasoquismo”, primer poema de su libro, Galaz anota las definiciones de la mujer que la sociedad patriarcal ha creado para clasificarla, controlarla, postergarla, limitarla y aún para dosificar “la ternura/ y las palabras”. “Mi madre me tortura en la punta de la silla” representa los privilegios del macho, puesto que el hermano de la niña está libre de hacer lo que quiera, mientras ella debe quedarse sentada y quieta durante el sábado de visitas. En el poema de Plath el padre es nombrado como un vampiro y un fascista, y si bien Galaz no indica que el padre de familia la tortura ni la domina, en su poema este es servido por una comedida madre/esposa. Antes de la revolución feminista los padres dictaban las reglas y demandaban que las mujeres obedecieran. Cecilia Vicuña, poeta y artista visual chilena, también llamó mi atención durante la década de los 60’s gracias a una suscripción que tenía a otra revista: El corno emplumado, publicada en México. Los poemas de Vicuña, como “Retrato físico” y “Obscenidades de un girasol”[8], elogian su cuerpo de tal manera que ciertamente hubieran escandalizado a lectores conservadores en ese entonces e indudablemente hasta ahora. A pesar de que estos son juguetones en vez de eróticos, ellos también pertenecen a la revolución femenina en el sentido de que la celebran a ella misma. Como Whitman en su Canto de mí mismo, leemos a Vicuña: “muchas flores que han crecido/ solo para que yo me las ate a la cintura/ preferirían secarse/ a tener cualquier otro destino”. Eran los tiempos de los hippies, la protesta en contra de la guerra en Vietnam, el mayo francés. Galaz, habitante de la misma época y preocupada por los mismos asuntos, escribe Recado para el Hombre de la Revolución, donde exige al Hombre de la Revolución que se acuerde de las mujeres, esas que son empequeñecidas como los pies confinados de las niñas en China para no crecer. Al mismo tiempo le recuerda que “Heridos estamos todos”, exhortándolo a que “reinventemos ahora el mundo”, pero “sin la asfixia de todas las marilyn [mujeres] de este siglo”.

 

Dave Oliphant en Antofagasta (Chile). Noviembre de 2023. Crédito de la foto: Camilo Araya

 

El contraste entre las proclamas de los hombres y la realidad de cada día se ve más dramáticamente en Persistencia del subdesarrollo. El padre de familia declara ser “el jefe del hogar”, en tanto los hijos que ha engendrado se quedan en la casa “mirando la puerta” por donde él se va rumbo a la cantina para jugar cacho “con el compadre”. En vez de seguir el camino que el sol le abre para desarrollar soluciones, él se encuentra “haciendo brindis de papel hasta el último centavo”. Mientras tanto, la esposa mantiene el hogar, “arrimada a las artesas, con sus pechos secos”, “y el agua de la lluvia entrando en las fonolas”. Este y otros poemas de Galaz muestran las contradicciones que existían en el pasado y que en tantos casos siguen hoy en día. No obstante, la revolución feminista ha significado avances en la actitud de algunos hombres y su relación con las mujeres.

Después del golpe de estado en Chile, Alicia Galaz y Oliver Welden se trasladaron a los Estados Unidos donde ella encontró trabajo como profesora universitaria, pero no fue una vida fácil. La posición fue temporal y Oliver tuvo que trabajar en una clínica de reposo. Eventualmente, Alicia asumió una posición permanente, y terminó su doctorado en la Universidad de Alabama. Admiré a ambos por su dedicación a seguir con la poesía durante esos tiempos tan difíciles. La escritura de Galaz queda como un testamento a su determinación de sobrevivir como mujer, escritora, académica, esposa y madre. Recientemente visité en mi ciudad natal, Fort Worth, la Universidad Cristiana de Texas (TCU), donde se encuentra resguardado mi archivo de papeles, libros y correspondencia. Entre la colección de cartas recibidas de escritores norteamericanos y chilenos, hay más intercambios con Alicia y Oliver de los que recordaba. Estas cartas documentan nuestra amistad y las dificultades que la pareja superó para poder continuar con su poesía y su vida como familia chilena en el exilio autoimpuesto.

 

 

 

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[1] A propósito de la reedición de Jaula gruesa para el animal hembra de Alicia Galaz Vivar (1936-2003), a través de la colección Pleamar del sello Pampa Negra Ediciones de Antofagasta, Chile (2023).

[2] Publicado en Trilce 28, tercera época, dossier Alicia Galaz, julio de 2010, pp. 10- 13; y luego incluido en mi libro Hallazgo y traducción de poesía chilena, Carolina del Norte, EEUU, Editorial A Contracorriente, 2019.

[3] Alicia Galaz y Oliver Welden, “Norte Grande de Chile: poesía actual”, Mundo Nuevo 55-58, Paris, Francia, 1971.

[4] Este poema forma parte de su primer libro: To Bedlam and Part Way Back, Boston, EEUU, Houghton Mifflin Co., 1960. Una versión traducida al español por la poeta chilena Verónica Zondek en: Anne Sexton, La muerte de los padres, Buenos Aires, Argentina, Zindo y Gafuri, 2018.

[5] Incluido póstumamente en Sylvia Plath, Ariel, Londres, Inglaterra, Faber and Faber, 1965.

[6] Oliver Welden, Perro del amor, Ediciones Mimbre-Tebaida, Antofagasta, 1970. Puntualmente en los poemas: “El apóstata” y “Los 28 días del árbol”.

[7] Integra el libro: Word Alchemy. Poems by Lenore Kandel, Grove Press, 1967.

[8] El corno emplumado 25, enero de 1968. En este número también figuran los poetas chilenos Claudio Bertoni y Marcelo Charlin.

 

 

 

 

 

*(Texas-EE.UU., 1939). Poeta, traductor y ensayista. Doctor por la Universidad del Norte Illinois-EE.UU.)- Se desempeñó como académico de la Universidad de Texas (Austin-EE.UU.). Ha publicado libros de poesía, ensayos y jazz. Cuenta con una larga relación con la literatura chilena, de la cual ha traducido obras de Enrique Lihn, Nicanor Parra, entre otros. En 1972 publicó una antología traducida de la poesía chilena, en la cual consideró al grupo Tebaida: Alicia Galaz, Oliver Welden, Luis Moreno Pozo, Miguel Morales, Guillermo Deisler y Ariel Santibáñez: Road Apple Review, IV, 1, “Special issue of Chilean Poetry”, 1972. Tradujo también Perro del amor de Oliver Welden: Love hound (2006). Sobre estas relaciones con la literatura chilena su libro: Hallazgo y traducción de poesía chilena (2019). Su página web: www.daveoliphantworks.com

 

 

 

**(Valparaíso-Chile, 1936 – Tennessee-EE.UU., 2003). Poeta, ensayista e investigadora literaria, fundadora y directora de la revista de poesía Tebaida. Publicó en ensayo La fábula de Píramo y Tisbe y la interpretación burlesca de la mitología grecolatina (1955), Análisis estilístico de la fábula de Píramo y Tisbe, de don Luis de Góngora (1958), Galatea y Tisbe. El discurso de los retratos: aproximación estructuralista a la lengua poética de Góngora (1974) y Alta Marea: Introvisión crítica en ocho voces latinoamericanas (1988); y en poesía Jaula gruesa para el animal hembra (1972), Oficio de mudanza (1987) y Señas distantes de lo preferido (1990).

 

 

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