Por: Luis Alberto Arellano
Foto: Timo Berger
Piezas ocultas de un combate secreto contra el mundo
Aquí, afuera, todo es silencio:
La masticación, el deglutido,
el amor y los consejos
Se dan en silencio.
No me explico cómo es que
algunas cosas se resisten
y estallan en burbujas
repletas de murmullos
como aneurismas
o condiciones obligatorias
en un contrato siniestro con el mundo
conocido.
Mandíbulas de caballos colocados en ángulos rectos,
al fondo de una lámina de cobre niquelado.
Estiramientos faciales y contracturas de músculos
inútiles para la reproducción.
Usted no entiende cómo es que las hormigas
negras y rojas en el piso de la cocina
señalan el camino hacia el abismo.
Normal, no sienta miedo, camine en línea
recta y ajuste los cinturones
para un descenso suave y controlado.
Orquídeas de alambre alcalino y pétalos pilosos
máscaras de cedro, abolladas, por la supina presencia de los ufólogos.
Explicaciones para la repentina aparición de lo cotidiano.
Mójese la cara
suscriba la asombrosa indiferencia
ya habrá tiempo para inventarnos un pasado.
Run, if you can.
Disfruta mucho, te lo mereces.
Qué hacen un tipo gordo
y una anciana sin dientes correctos
hasta el frente de la fila?
Pedimos discreción
y recibimos órdenes de desalojo.
El pleito es sencillo:
Se toma un esparadrapo
cargado de hidrocarburos refinados
con la punta de los dientes,
se agita firmemente
y se enciende lo que reste
sin soltarlo.
Para qué la normalidad
si alguien tiró
salsa de anchoas
en el pasillo doce,
que como todos saben,
corresponde a pantimedias
y trucos baratos de magia.
Los animales más furiosos
son también los más secretos.
Conocemos todos
la fábula japonesa
del monje de un solo brazo
y la tortuga con seis.
Parece ridículo olvidar
la moraleja inserta
con risas grabadas
y escenas comentadas por
los múltiples autores
en todas las ediciones
posteriores a la dinastía Tang
Pero ahí reside el truco:
las migalas migran
desde rincones ocultos del universo
inmaterial.
Y alguno de nosotros
espera que lleguen a tiempo
y a salvo
al destino manifiesto, supra.
Sé que ustedes no existen.
Han muerto de ciertas enfermedades
que no reconozco en mi manual
de viajero intergaláctico.
También puedo adivinar el número de
membranas que cubrían sus ojos
y el espacio entre sus dedos.
Todo me lo dice la física
que es un cardo inserto
entre el labio superior
y el molar inferior izquierdo.
La receta es la misma:
perturbar lo menos posible
a las creaturas que se agolpan
a flor de garganta,
entender nunca,
eso es para la gente impura
que mancha con sus historias
de vida
la escalera inmensa y dorada
que sube a blancos, electrodomésticos
y ropa para caballero.
Objetos metálicos tras una película de plástico:
serpientes cromadas con puntas de goma en los extremos
cuadrúpedos de colores oscurecidos
desventrados y decapitados
con soportes anatómicos en los costados
y ruedas donde deberían estar las pezuñas
antebrazos huecos y metálicos para recibir
al miembro desvencijado
Eso lo resume todo
artefactos de tracción humana:
la ortopedia para tener un día feliz
como en los cuentos de hadas
donde los pobres obtienen la recompensa
los caballeros matan al dragón
y el hada madrina se masturba sola
en el sofá de una casa abandonada
Qué extraño lugar resultó
ser éste
sin nudos corredizos en las corbatas
y repleto
el pasillo de reproducciones baratas de bronce.
Escuche a su niño interior:
apila los bloques de concreto en tres tantos
bloquea la puerta con las larvas de insectos que encuentres a la mano.
Hemos preparado un grand finale
mezcla de funeral vikingo y celebración de quince años.
Todo ira colapsado pero no sabremos en qué orden ni en qué momento.
La anciana de recepción exige completemos los datos de la ficha de identidad.
El aire acondicionado se cobra aparte
y la sensación de pérdida viene en trozos pequeños con nombre de diosa griega.