Algunas palabras sobre «Después de la oscuridad» (2016), de Marta López Luaces

 

Por: José Antonio Santano

Crédito de la foto: Izq. Ed. Pre Textos

Der. la autora

 

 

Algunas palabras sobre Después de la oscuridad (2016),

de Marta López Luaces

 

 
Cada vez que nos sumergimos en un libro de poesía se inicia un viaje que no sabemos qué nos deparará, si sensaciones indescriptibles, nuevas formas de expresión o tal vez distintas maneras de entender el universo. Es un misterio a priori, nada se sabe de lo que hallaremos en sus páginas, es una sensación de incertidumbre y anhelo al mismo tiempo. Nada importa más que el viaje iniciático, el zambullirse en sus aguas y navegar por ellas hasta la conclusión del periplo. Acostumbrados al tono plano de la poesía actual, se agradece la alternancia, la originalidad y la construcción de un discurso poético distinto, tanto en su sentido estético como ético que, sin ocultar los valores de la tradición clásica y asumiendo su verdad, es capaz de constituir una visión más abarcadora de la poesía. El mestizaje también en la poesía nos enriquece, como es el caso de “Después de la oscuridad”, de Marta López Luaces (A Coruña, 1964).

Una nueva manera de contemplar el cosmos, de relacionar ciencia y poesía es la propuesta de Marta López que, en un acto reflejo, nos lleva hasta la década de los años 90, cuando nace la corriente “Estética cuántica”, inaugurada por el escritor, poeta y ensayista Gregorio Morales (Granada, 1952-2015). Ciencia y arte, poesía y matemática, se complementan en esta proposición, que no es sino un recorrido por las edades del pensamiento humano, desde sus orígenes hasta nuestros días. Marta López se adentra en la oscuridad más absoluta del principio del todo en su afán por hallar la luz de la materia-palabra: «De la oscuridad procedimos / de la razón y el sentimiento/ hacia la palabra». Cinco partes componen este libro: Agua, Tierra, Fuego, Aire (los 4 elementos de la Naturaleza o estados de la materia) y Quark (partícula constituyente de la materia).

Así, lo que llama más la atención de este poemario es su original estructura, la tensión que logra establecer a través de las palabras y los silencios, de la reiteración de algunos versos como una letanía inagotable que marca la pauta o clave poética (“El Imperio del Sur reinaba sobre nuestras cabezas”, o, “Y porque hubo visiones/hubosueños/hubo formas/hubo/sustancia/hubo materia/hubo elementos del poema como racimos de esplendor”, o, “El Usurpador de los Sueños acecha”, que nos advierte del peligro continuo y constante en el que se halla la humanidad).

 

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La primera parte del libro, “Agua”, contiene referencias continuas a la mitología, al pensamiento presocrático. Respecto al hecho poético sentencia: «El poema se crea para ser habitado / La poesía, para ser vuelo del alma», versos que se repetirán también hasta el final. La parte segunda, “Tierra”, introduce otras variantes respecto al discurso poético, apareciendo palabras que jugarán un papel fundamental no solo en sentido estético, sino también en el conceptual (SED, RENUNCIA, HAMBRE), en esa continua indagación de la existencia humana a través del pensamiento, que es una constante del anhelo por saber y que se concreta en preguntarse a sí misma aun a riesgo de no hallar respuesta: «Y entonces / ¿Quién dominará la tormenta? / ¿Quién amanecerá palabra?». El fuego constituye el objeto de reflexión de la tercera parte, siempre bajo la observancia de “El Usurpador de los sueños” en su acecho continuo y el sueño es “un susurro de pájaros volando hacia el ocaso”, y las preguntas volverán, sin embargo: «¿Dónde el equilibrio? / ¿Dónde la armonía? / ¿Dónde el tempo? / ¿Quién al timón de lo eterno? El camino no es determinado y la búsqueda del conocimiento persiste: Newton y Alexander Pope, física y poesía en fusión continua.

El aire marca la cuarta parte del libro: «Nace una nueva sensibilidad / en el placer del objeto/la ambigüedad de lo bello/ciencia y arte=espejo como armonía-dinámica-impulso en la excentricidad/». Nace otro orden, otro sistema, “Y ya el Imperio del Norte reina sobre nuestras cabezas”, para concluir nuevamente con las interrogantes: «Y soñábamos con pájaros volando ¿hacia dónde / ¿hacia dónde?». ¿El hombre frente o junto al cosmos? La poesía de Hölderlin y la existencia real del átomo de Boltzman en la creación misma del universo. ¿El Imperio del Sur o del Norte? El Usurpador de los sueños nunca duerme y así «ya no somos gigantes jugando con los dioses: / sino protones + neutrones=tierra=quark». Con “Quark” concluye Marta López este interesante y complejo poemario, tanto por su aportación de una nueva estética poética como por sus contenidos conceptuales y lingüísticos.

Caminar hacia la luz “Después de la oscuridad” en los versos de Marta López es un viaje inexcusable, vital, es «Como un nuevo íntimo rubor / del deseo-universo / contemplamos a los pájaros volando / hacia lo eterno».

 

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