Por: Giancarla Di Laura
Encabezado por un minucioso prólogo, “El intenso peregrinaje de Paolo de Lima”, escrito por el crítico Jorge Frisancho, este libro ofrece una lectura totalizadora de la poética de este escritor. Al vaivén fluctuante del verso es una edición donde se recoge sus primeros tres poemarios: Cansancio (1995), Mundo arcano (2002), Silenciosa algarabía (2009), más tres poemas publicados bajo el título de Inéditos.
Lo característico de la poesía de este autor es el desarrollo de un nuevo lenguaje –entre elevado y coloquial, pero parco y escueto– el cual a través de imágenes puntilladas sugiere la presencia de expresiones diferentes de las de generaciones anteriores. El temple de ánimo que se caracteriza a través de su obra es el de una actitud agotada frente al entorno en el que se desenvuelve. La interiorización eficaz de la voz poética para luego mostrar imágenes descriptivas en las que se objetiviza las sensaciones y los sucesos, son las que sirven de hilo conductor a través de sus poemas. En ellas se percibe el sinsentido, la decepción, la falta de un proyecto en el que el sujeto poético pueda encontrar una forma de agencia para situarse en el mundo.
Las reflexiones urbanas que se inician con la publicación de su primer poemario, Cansancio, en textos como “Tus pasos reclaman verme” o “Monólogo de la puerta del cuarto al único hombre que lo habita”, donde la voz poética recapacita nostálgicamente sobre el sitio o el espacio que se recuerda y de alguna manera enaltece un pasado remoto, permite que muestre una situación o condición que se ha transformado y finalmente decaído. Se trata del prestigioso tópico del paraíso perdido, un ubi sunt envuelto en la neblina de la ciudad-concha.
Mediante un lenguaje original y construyendo un estilo propio y característico de un élan postmoderno, en Mundo arcano de Lima busca el cuestionamiento de una verdad absoluta mediante la descentralización total del sujeto y la participación activa de un oyente perspicaz que pueda descifrar sus “De-ciertos”. Asimismo, el espacio y la descripción de la nueva urbe hacen que el hablante poético imagine la posibilidad caótica de un devenir problemático. La nostalgia por un pasado idealizado y la incertidumbre por un futuro revelador, contribuyen en la construcción vital del sujeto poético escindido, desgastado, para el que la palabra ya no goza de la confianza del poeta porque la profundidad de la herida es demasiado grande para poder ser articulada mediante un discurso lineal, claro, ilusionista, en suma.
Entablando una notable comunicación con la poeta Blanca Varela (1926-2009), Paolo de Lima titula su tercer poemario Silenciosa algarabía en honor a ese famoso texto, “Poemas. Objetos de la muerte”, donde el hablante poético define a la poesía como una “silenciosa algarabía del corazón”. En este poemario, caracterizado por una reflexión de la poesía propiamente tal, bajo un tono angustioso, la voz poética cuestiona propiamente el proceso escritural y a la vez construye el texto lírico basado en su indagación.
En sus últimos tres poemas, que no forman parte de los poemarios anteriores, el hablante lírico sigue cuestionando el proceso de escritura poética, y a la misma vez interroga la cuestión de ser un individuo. Escépticamente, no muestra una armonía con su entorno, sino una árida relación de violencia a medida que el tiempo pasa.
A modo de conclusión, quisiera reiterar que la poesía de Paolo de Lima pone en cuestionamiento, además de presupuestos establecidos socialmente, la creación poética en sí. Asimismo, su poesía crea un diálogo con otros artistas, los cuales también en su momento rompieron con ciertas tradiciones aceptadas e indagaron sobre el proceso de la escritura. Se trata, pues, de un poeta que representa como pocos a una generación (la de los años del fujimorato) aún abatida por esa juventud airada.
Paolo de Lima, Al vaivén fluctuante del verso (Cansancio/ Mundo arcano/ Silenciosa algarabía/ Inéditos). Lima: Hipocampo editores, 2012.