Viaje personal por la poesía dominicana (parte I)

 

Selección de poemas

y crédito de las fotografías

por Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la fotoportada www.girasolesypoemas.blog

 

 

Viaje personal por la

poesía dominicana (parte I)

 

 

 

Soledad Álvarez (Santo Domingo, 1950)

 

Inverosímil

 

Después de tanto amor de tanto arder

de sentir que la tierra y el cielo

los mares y los desiertos inabarcables

se unían en el solo único instante del abrazo

del beso por el que valía la pena vivir

quién iba a decir que se iría así

sin cerrar la puerta

sin decir nada.

 

 

 

Portillo

 

Pronto subirá la marea

y el mar cubrirá la filigrana extensión

de los corales.

También borrará tus pisadas en la arena;

sólo sobrevivirá esta sed de azul,

su fijeza obstinada.

 

 

 

Los bares que no olvido

 

De los bares adonde me llevó la vida

bares para abrevar la sed nocturna

bares para encontrarse con los amigos

bares oscuros para la cita del amor

bares de sol de mediodía

bares para solos ensimismados

bares de médanos y marismas

bares turbulentos de espaldas a la orilla

bares para turistas

bares con mujeres esmaltadas en la barra como trofeo

bares para decir adiós y emborracharse

bares para lamernos las heridas

bares adonde vuelvo para olvidarme:

el de la juventud indócil en Santo Domingo

-la contraseña libertaria en los labios

en el limpio corazón las ganas de cambiar el mundo-

en La Habana, El Gato Tuerto

donde íbamos a oír a José Antonio Méndez

dóciles en el sueño de que cambiaba el mundo.

 

 

Leonardo Nin (República Dominicana, 1974)

 

Epístola apócrifa

Nos abandonaros los dioses

después de haberlos inventado.

Soplamos nuestra imagen y semejanza

creando en sus almas entelequias deformes

de nuestros infundados miedos.

 

En ellos erigimos anaqueles,

idiosincrasia idílica

de nuestras bondades inexistentes.

 

Es un día y mil noches

Ideamos monstruos omnipotentes

Incapaces de ser cuestionados.

Convertimos en herejías los atributos

y la anarquía, la condenamos

al fuego eterno de los templos

donde la mentira es ley

en papel de edicto.

 

En nuestro evangelio lo perfecto

es un engaño dividido en tres

cuando el prójimo es la víctima.

El genocidio un altar al ego,

vil injusticia disfrazada de venia

cuando la naturaleza sacra

es la cruz refulgente de los opresores.

 

Ayer se fueron los dioses,

nos dejaron el planeta

como herencia

y a nosotros mismos

                       como verdugos…

 

 

 

Oprobio

 

Miro la playa larga, bella,

azul, solemne, infinita, vacía…

 

Y pensar que se la regalé.

 

La luna ahora no es más que un globo

sin eje en el cielo,

una piñata de incógnitas.

Si tuviera un palo, la reventaría

para que esta noche

lluevan piropos en la playa.

 

 

 

Yo soy santero

 

Dicen que mi andar es una salve al viento,

mi piel un altar de luto,

mi luto una historia robada en el tiempo.

 

Dicen que mi historia es una maldición en cadenas

en la lengua rota de mi voz en mordaza,

libre en los colores vivos de mi ropaje.

 

Dicen que mi ropaje era el cuero seco de un continente

partido en dos por la historia

bajo la manta añil del látigo ardiente…

 

Suena cuero, suena, escribe en mi espalda

el testimonio de mis abuelos

y tatúa en mi lengua

sus verdades cimarronas ya olvidadas…

 

 

Lery Laura Piña (Azua, 1984)

 

Días así

 

Hay días así.

Amanece apenas y todo es poco.

 

Unos ladridos lejanos

y el rumor de un platanal

golpeado por vientos de agua.

 

Más nada.

 

Miro mis manos,

como si ellas supieran a dónde fueron las palabras.

 

No da la soledad para un verso,

ni el aire cargado de pequeñas heridas.

 

Ya ni los pájaros conservan la voz.

 

Hoy no, poesía, hoy no.

 

 

 

Libertad

 

Batallar con el mundo

para conquistarnos a nosotros mismos;

conquistarnos para destruirnos

y destruirnos para perder el miedo.

 

Esto es ganar libertad a fuerza de despedidas.

 

Partir dignamente

                                desde uno mismo –la única certeza-

                                                    hacia uno mismo –la nada-.

 

 

 

Distancia

 

Puedes lanzar una palabra al pasado

como se lanza una piedra al río,

pero no esperes que caiga

en alguna parte.

 

 

José Enrique del Monte (Santo Domingo, 1964)

 

Naranjas transparentes

 

Ahora el aire cuelga

de naranjas transparentes

te completas en la efervescencia

de sus trazos

 

Si partes la naranja

tu materia tu rudeza se adelgazan

entonces flotas y flotas

sobre la alfombra de tu olfato

 

Suceden tantas cosas invisibles

cuando alguien te permite dividirla

a un lado tan igual

a un lado tan distinto

hay caminos que estimulan

la lucidez de tus gozos

 

La naranja es una algarabía

de suspenso

honda…una…nueva…sola

en tus manos

asentada en tus sentidos

una naranja tiñe ahora

de utopía tu sangre

 

 

 

El universo muere dos veces

 

A Robert Frost

 

La tierra en las alas de un mirlo

muere y muere el universo dos veces

las olas diminutas en algas

huele agria

la mañana de este otoño

 

Dos mirlos

son la constelación posible

apretujados redondos

embadurnados de silbidos

son capaces de sostener

la sombra del eclipse

que provocan

 

La tierra o el universo

tal vez océanos de rayos

en el límite de la agonía

donde rumian las medusas

la memoria de sus mirlos

en este otoño rojo del retorno

 

 

 

Cuando el frío se desvanece

 

Una grieta se ensancha

el frío se desvanece

la caravana de verbos

huyéndole a la mudez

y la tierra –confusa- aferrada a la dureza

del tiempo que la comprime

hasta volverla un pliego

hasta destruir las voces que

sujetan la redondez de

lo posible

 

 

Camila Neumann (Santo Domingo, 2003)

 

Siete

 

¿Por qué no estoy siendo escuchada,

cuando las plegarias de los demás

sí parecen ser importantes?

Me gustaría saber a dónde han huido

las entrañas de mis ideas,

nuevamente presentando versos paralelos,

ya no tengo nada que comunicar,

más que…

 

 

 

9

 

Tres mariposas chinas entraron en mi balcón

            y empezaron un culto.          

En torno al bombillo de luz naranja

           volaban sin descanso.

Haciendo círculos con sus alas

hasta que asustaron a mis hermanas.

        Aterradas salieron huyendo

        con las manos en la cabeza

         y los pensamientos en el estómago.

              De la nada llegó una más.

Más grande, más colorida, más exorbitante.

Besó la mejilla de mi abuela y se unió a las demás.

          La reina de mayo, la diosa del culto.

                     Rápidamente entendimos

                      que teníamos que marchar.

Cuatro mariposas chinas haciendo un culto

                            en el balcón,

               que con sus melancólicas miradas

habían zarpado a la media noche para no volver.

 

 

 

2

 

                                             Mi torre de Babel se cayó,

                                        Perdón,

yo la tumbé.             

                                      No fue intencional, créeme,

                         No fue intencional.   

Pero ya no está.

                           Y terminé sabiendo hablar ningún idioma.

Terminé sola en una pila de cemento destruido.

                         Y en mis ojos ya no se pudo ver color,

y mis codos ya no tienen dónde apoyarse.

                                                No hay salida.

Y ya no hay más blocks o varillas

para volver a construir

y ya nadie quiere construir,

                                 ya nadie entiende lo q   ue digo.

                                  No hay salida.

 

 

 

Alexéi Tellerias (Santo Domingo, 1981)

 

Todos mis soldados let’s ride

cave canem

¡cave canem!

cave canem cuidado con el perro

cuidado con el perro que te va a morder el alma

cuidado con sus dientes

cuidado con sus garras

cuidado del zarpazo

de frente o a traición

y yo

que soy un cosmos

un hijo del Caribe y sus ciclones

irremediablemente antillano y capitaleño

que no le tiene miedo a la candela

ni a la cucaracha cuando vuela

vengo a traducir sin despeinarme

cave erizum

¡cave erizum!

que no es latin ni se parece

pero me nace troquelar para gritarte

¡ten cuidao’ con el erizo que te puya!

ten cuidado con jucharlo que te ataca

ten cuidao’ mucho cuidao’

que los gigantes toman siesta

con lo’ sojo sentreabierto

y el garrote a cuarta

cave canem

cave realengo

lo’ viralata capitaleño babean tu sangre

si pasando por el hood te desubicas

¿tú privas en Hernán Córtez?

ven chúbale pá’ ve’ si tu ere’ bravo

tú nunca pelea’te beta

(yo tampoco pá’ sé’ sincero)

pa’ vení con tu fronteo a e’te bloque

cave erizum jurakani

e’te terreno e’ rabia

e’te bloque es sangre

y con sangre

se defiende

 

 

 

Lo que escribí cuando nadie me iba a creer

 

¡suenan las campanas del plagio!

suenan tan fuerte que no dejan dormir

suenan duro

como microbitos de Fobia

campos de sirena

robados en mercados de tinta

y arrozales vacuos

ejercicio de adjetivos a tres por peso

con un vaso de habichuela con dulce

que hizo doña Adela

con agua del Ozama

pa’ venderlo en Las Marías

¡suenan las campanas!

y al que no se de cuenta

de la semejanza con hechos reales

habrá que declararlo un inocente

en todas las materias del pasado

porque tal vez tiene un alma quieta

que no lo deja pensar

¡suenen las campanas!

que la embajada abre a las seis

y ya diez mil dominicanos

se quedaron para agosto

suenan

suenan bien duro

suenan todas

menos yo

 

 

 

Who’s the snowflake now?

 

ya está el ofensor ofendido que hace orilla

quejándose de la “generación de cristal”

con su cuerpo de barro

gritando lo que no debe

pá’ que el viento le devuelva

en una bofetada

aquello que no quiere

anda el victimario haciendo origami

con su papel de “vístima”

sin ver como el boomerang que lanzaron

hace justicia

creyendo que con cada tuit

devolverá o detendrá los engranes de la historia

ya está el que se pica comiendo ají

cambiando el mundo desde un teclado

pensando que discriminar es derecho atribuido

porque “is sili mi ipiniín

los reconocería aún dormido

a la primera vuelta de tuerca

juran por su madrecita santísima

que su encono es resistencia

son capaces de vender su alma si pudieran

apenas por unos nanodecibeles en las redes

pobrecitos

ignoran lo mal vistos que estarán

ante el tribunal de la historia

sin absolución posible

porque a pesar de ustedes

cambiaremos

a pesar de sus prejuicios

creceremos

y aunque lleguemos tarde

llegaremos

 

 

Paola Román (La Romana, 1994)

 

Estamparme en lo oscuro

(silencio)

diluir el ser humana,

ser flor abierta,

brotada,

rara por un decir ya escrito.

Flor que caza en las tierras antiguas del poema

y al pozo de la entrega,

me quedo,

picoteada por los pájaros que arrojo.

 

 

 

Los pájaros picotean la vida,

chupan el fruto de su muerte,

lo negro se agita

junto a los quejidos del silencio

que nunca se disuelve.

 

 

 

La tirana

se arremete a latigazos

con palabras en la punta

intenta arrancarse los dedos

para darle de comer a los perros

se acuesta y espera

que los pájaros picoteen

se queda con los ojos abiertos

para que el viento se los barra

La tirana

corre como dando zancadas

pero tiene los pies al revés

choca con la puerta de la memoria

en el centro de un bosque

donde le lame el pecho una leona

se rugen, se vuelan la piel

y se hunden los dientes de sable

en la carne

que es el poema.

 

 

Luis Reynaldo Pérez (Santo Domingo, 1980)

 

La muerte, esa brisa oscura,

cruza la puerta y te abraza en silencio.

Me dejas con un manojo de palabras que no dije,

que no fueron puente, brazos, agua.

                                          Que no serán.

¿Qué hago con todas estas preguntas que no hice?

Ahora pacen regadas a mi alrededor,

asaltándome a cada paso,

                                           en cada canción.

 

 

 

Siempre quise ser un súper héroe.

 

No quería volar

ni ser indestructible

ni vencer a los malos.

 

Solo quería ser invisible

cada último domingo de julio

o cada vez que en la escuela preguntaban

porqué tengo un solo apellido.

 

Los días de mi cumpleaños también.

 

Nunca recibí una tarjeta de felicitación

ni un abrazo.

 

 

 

Queda en mí, a veces como una cruz que pesa

como si fueran todas las cruces del mundo,

tu presencia que corre muy dentro mío.

 

Muy dentro, padre,

Sembrada entre pecho y espalda.

 

 

 

 

 

Sembrada tan honda que duele.

 

 

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