Ser mujer frente a un espejo

 

Por Miguel Gil Castro*

Crédito de la foto (izq.) www.angelesdelpapel.blogspot.com /

(der.) www.revistakametsa.wordpress.com

 

 

Ser mujer frente a un espejo

 

Desde un amor adolescente ― “oh, tener quince años/ y descubrir que existo en la mirada ajena” (Rolando) ― hasta el sueño ― “(¿porque esto es un sueño, cierto?)” (en mi sueño) en el que “tendría una hija, ella conocería las danzas” (diario de sueños, nro. 23) ― Alhelí Málaga** transita en su primer poemario Érase un espejo (Lima, 2022) todos los arquetipos o estancias femeninas para una mujer de su clase: “soy una mujer del capitalismo tardío/ y no salgo sin coraza” (te pareces tanto a él).

Las actividades propias del hogar, ya sea “lavar bien las cucharas (…) también tejer mortajas” (manos) o establecer algún orden material que favorezca un orden interno ― “hoy acomodo tazones,/ acomodo cucharas” (yo tuve varios amores) ― e incluso el abandono del hogar se traducirán en materia culinaria: “sí, dejaré la olla/ con el garbanzo a medias” (érase un espejo). Estas actividades forman parte del libro tanto como experimentar la vida con la lengua: “el sabor y el anhelo/ y la lengua/ viva/ fue un día de fiesta” (de la gracia).

 

La poeta Alhelí Málaga

 

Porque para rechazar la maternidad (o la mamiferidad) habrá que elegir la sangre como alimento, la propia sangre y no la leche materna: “mamífero, es lo que/ habías de ser./ leche a borbotones/ y dulces lametazos./ pero – tu lengua/ está partida./ revolotea sangrando” (ars poetica). Maternidad a la que se volverá y no sólo en sueños: “Madre-araña me invita. (…) un día me acercaré,/ me rendiré a su grito” (araña común/tegenaria domestica).

La comida es tan importante que después del rito cristiano de besar a la virgen habrá que consumir algo especial: “luego comeremos dulce de higo y cocadas” (diario de sueños, nro. 23). Incluso sin haber adquirido las habilidades necesarias para cocinarla apropiadamente se puede celebrar la existencia de algo tan simple como un haba: “bello obsequio de los dioses/ haba con choclo bajo la lluvia” (memorias del haba). La nostalgia por la infancia será enunciada en clave alimenticia: “la imagen, el más vivo recuerdo:/ del sabor áspero del perejil/ sobre el queso fresco/ de la crema de chocolate/ sobre las tartaletas crujientes” (de la gracia).

Curiosamente el espanto se traduce ya no en comer, pero sí en el acto opuesto, no por bocas humanas, pero sí bocas mecánicas ― “como esos días/ en que se instauró el espanto/ en que las máquinas de coser/ escupían flores” (teología negativa) ― y Dios, la existencia o presencia de Dios, implica también un acto en el que la boca y las flores participan: “y dios, dios como árbol viejo en primavera como polvo/ sobre los volcanes, como atragantarse de flores” (abres la ventana).

 

 

Si bien la vida se experimenta desde la lengua también transcurre mediante los pies y sus partes ― “tus pies aún son pequeños y recién se van marcando, agazapadas/ en la materia oscura, tus heridas” (abres la ventana) ― que van indicando el paso del tiempo ― “estos pies de gigante, como los de mi madre” (diario de sueños, nro. 23),  “talones gruesos y nobles se hunden en el pasto mojado” (dioses) ― como también ecualizando de algún modo a la especie humana: “aunque ―al fin y al cabo― la especie/ tiene un repertorio limitado/ de arrugas en la frente, de tobillos” (te pareces tanto a él).

Cuando el caminar se haga insuficiente ― “a dónde vas tan de prisa/ a dónde” (primavera en el parque) ― habrá que recorrer el cielo ya sea buscando un amor del pasado ― “te ando buscando de/ aeropuerto en aeropuerto” (teología negativa) ― o acudiendo al llamado de Dios: “detrás de las nubes,/ los aviones, los enigmas ― dios cuida, dios observa, dios te llama” (abres la ventana).

 

La poeta Alhelí Málaga

 

Canciones de Myriam Hernández, Augusto Polo Campos o el dúo Pimpinela se esconden entre los versos de Alhelí Málaga, porque como ella suele decir: “mi tradición es Ritmo Romántica”, sin ocultar que bebe de clásicos españoles como Calderón de la Barca, Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer tanto como de la tradición polaca: Wisława Szymborska, Marcin Świetlicki, Czesław Miłosz, de la cual además es traductora. Sin dejar de lado las tradiciones peruana y latinoamericana.

La propia voz de Alhelí seguirá indagando: “en la voz del gorrión sigo buscando señales (…) hacia una luna más clara” (diario de sueños, nro. 74), esperemos encuentre “fuegos artificiales/ sobre las fosas marinas,/ fuegos artificiales/ sobre aquello que queda” (en la celebración de Año Nuevo).

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1987). Poeta y antropólogo. Obtuvo el Premio Copé de Bronce de la XX Bienal de Poesía y el Concurso de Poesía “Crealit” organizado por la Universidad Nacional Federico Villarreal (2017 y 2020). Cofundó el Movimiento Paradero Desierto. Ha publicado en poesía Cinco días en Huarochirí (2022).

 

 

 

**(Lima-Perú, 1988). Socióloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y estudiante de la maestría en Formación Editorial de la Universidad Jaguelónica (Cracovia-Polonia). Es miembro del grupo poético Paradero desierto. Su poesía ha aparecido en revistas virtuales y blogs, así como en el conjunto Paradero desierto. Vol. I (Lima-Perú, 2022).

 

 

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