Poemas por Giuseppe Nibali*
Texto por Víctor Rodríguez Núñez
Traducción del italiano al español por Antonio Nazzaro
Revisión de la traducción por Elizabeth Uribe Pérez
Crédito de la foto (izq.) el autor /
(der.) Uniediciones – Carpa Koi
Sobre Poemas de la oscuridad (2021),
de Giuseppe Nibali
Desde ese punto de nuestra geografía real e imaginaria, “[d]onde espumoso el mar siciliano/ [e]l pie argenta de plata al Lilibeo”, nos llega la espléndida poesía de Giuseppe Nibali (Catania, 1991). En el primero de los tres cuadernos aquí reunidos, Come Dio su tre croci (‘Como Dios sobre tres cruces’, 2013), acontece un discurso poético rápido y entrecortado, como torrente entre rocas que bajara del Etna. Luego esa expresión se remansa en La voce di Cassandra (‘La voz de Casandra’, 2015), donde podemos ver la reflexión en sus aguas profundas. Y se convierte en mar, a veces tranquilo, a veces encrespado, a la altura de Scarau (2018), el más reciente libro de nuestro poeta y que da título a esta suma. Debemos agradecer a Antonio Nazzaro que introduzca en nuestra lengua, por primera vez, la obra de este poeta italiano al que, sin lugar a dudas, hay que seguir los pasos. La asociación con la tremenda “Fábula de Polifemo y Galatea” de Luis de Góngora, que se evoca en el título y al comenzó de este párrafo, no es forzada porque nos encontramos ante un renuevo de poesía dialógica.
Lo primero que hace Nibali en sus versos es saldar cuentas con Sicilia, el sitio donde nació y creció. Esto es lo más común en un poeta joven, registrar las experiencias formativas, desarrollar una identidad personal y social. Pero la convención, la conformidad no son, desde el principio y como principio, algo de interés para nuestro poeta. Así, el mundo de la infancia siciliana no se idealiza, no se presenta como un paraíso perdido, sino como una realidad sórdida, enrarecida. En Como Dios sobre tres cruces se da un doloroso regreso al pasado, se hace algo necesario y a la vez incómodo. Ese mundo pareciera haber estallado, no es una totalidad sino un conjunto de fragmentos, y “[q]uema los ojos/ este estallar” (9). En lo material, los recuerdos “son arcos, cornisas capilares/ alcantarillas resecadas/ que perfuman a ortiga” (25); en lo espiritual, se recuerda “el óxido de los hermanos sobre los muros derruidos” (10). Como individuo, el sujeto poético parece que nunca hubiera sido niño: “¿es el viento sobre la piel/ esta vejez que siento?” (28). Además, da muestras de una conciencia social, y la tristeza lo asalta “desde los gritos obesos/ de los pescadores” (29), y sufre porque “los pobres afuera/ dormirán en el mar” (31).
5 poemas de Poemas de la oscuridad (2021),
de Giuseppe Nibali
13.
No de ti, nunca de ti
crucifijo que examinas
nosotros con pena tras los muros
todos sucios de pensamientos
sin hombros donde colgar
esas voces, ese color
de yeso.
Somos nosotros ahora
quienes nos clavamos las muñecas
a las cruces ―nosotros ladrones
con el aburrimiento dominical
que cubre la televisión
apaga el grito del Gólgota
y no queremos descendimientos.
16.
Una instantánea
sobre dos campos rumiados
al separarlos el dedo
la tensión del juego, el limo
sofocado de diciembre
mientras ya sube un garfio
de la vid
que espuma
las primeras blasfemias
tú retomas los libros
tus rondas
En el perseguirnos un calambre.
La parada ―el silencio
Lo grababa adrede
pero no lo escuchabas nunca
no querías escucharLo.
La última voz llama a la sangre
Un campo cruento para los hombres, otra sangre para las
mujeres es el día. Todos son convocados, viejos y nuevos
vivientes esperan un gesto para despedazarse. El arroyuelo
esperan, vertical sobre el esternón, el morituri establecido
desde el nacimiento, en el nacimiento futuro desvelado. Es
tiempo ahora para el sexo entre los actores, las piernas desnudas,
lívidas, serpientes desde los pies hasta el ano, llagas hilos en
el fondo afuera también casas, pródigas, como en búsqueda
vergonzosa de la luz. Algo que no está, ni siquiera en la voz, en
la voz última.
El diluvio continúa. De esa manera los hombres resisten en
bolsas grandes en cabañas sobrevivientes al agua que de todas
partes sitia los plásticos. Nosotros tan pocos resistimos, nosotros
tan pocos acá revivimos los tiempos lindos, la infancia bien
atrás, la memoria. Desde hace días el Simeto se mueve a saltos,
se agranda, en la noche el río no nos deja dormir. Ninguno
de nosotros lo menciona, pero todos lo hemos sentido, todos
tememos por nuestros pechos. Nosotros nos vamos retirando
hacia los bosques, no queremos ser parte de la abominación. Los
ladridos graves como disparos, el aullido de los últimos lobos;
bajan callados desde las rocas, ni atacan ni juegan, solo miran
el vaivén de la gente en las orillas. La capa como una guerra en
colores, la última sangre que cae desde los dientes.
Vendrá el tiempo para la conciencia, Clara. Por tus larguísimos
fémures, por el feto enflaquecido vuelto enorme. Tú sobre ti
nunca una acusación, tienes el asfalto todo en la espalda entre
los músculos de cierva, lo demás en la carne de los ojos: El
rastro de un gato; un aguacero; la urraca descuerada, pobrecita;
su último aliento.
Otro atentado en Londres. Una camioneta, tres hombres,
London Bridge, pleno centro; luego han seguido hacia el
Borough Market. Pero la máquina detrás captura el panorama:
mujer con chamarra ordinaria; hombre en lo alto para indicar
el helipuerto; carnicería de vagina sobre los asientos de un jeep.
Registra: el sexo ciego de dos grillos; la muerte de un peatón, la
familia, dos transeúntes. Hablando en la lengua común: un bello
inmenso sueño de campesinos con besos todavía.
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(poemas en su idioma original, italiano)
5 poesie di Poemas de la oscuridad (2021),
da Giuseppe Nibali
13.
Non di te, mai di te
crocefisso che squadri
noi penosi dietro ai muri
tutti sporchi di pensieri
senza spalle dove appendere
quelle voci, quel colore
di gesso.
Siamo noi adesso
a chiodarci i polsi
alle croci – noi ladroni
con la noia domenicale
che copre la televisione
spegne l’urlo al Golgota
e non vogliamo deposizioni.
16.
Un’istantanea
su due campi masticati
a dividerli il dito
la tensione al gioco, il limo
soffocato di dicembre
mentre sale già un artiglio
dalla vigna
che schiuma
le prime bestemmie
tu riprendi i libri
tuoi girotondi
Nel rincorrerci un crampo.
La fermata – il silenzio
Lo registravo apposta
ma non lo sentivi mai
non volevi sentirLo.
Ultima voce chiama il sangue
Campo cruento gli uomini, altro sangue per le donne
è il giorno. Tutti sono convocati, vecchi e nuovi
viventi aspettano un gesto per sbranarsi. Il rivolo
aspettano, verticale sullo sterno, il morituri stabilito
dalla nascita, nella nascita futura rivelato. È tempo
adesso per il sesso tra gli attori, gambe nude, lividi,
dai piedi fino all’ano serpi, piaghe fili lo sfondo fuori
anche case, molte, come in cerca vergognosa della luce.
Altro mai, nemmeno nella voce, nella voce ultima.
Il diluvio continua. Così gli uomini resistono in sacche grosse
in capanne sopravvissute all’acqua che da ogni parte assedia le
plastiche. Noi pochi resistiamo, noi così in pochi qui riviviamo i
tempi belli, l’infanzia più dietro, la memoria. Da giorni il Simeto
si muove in sobbalzi, si ingrossa, la notte il fiume non ci lascia
dormire. Nessuno di noi ne parla, ma tutti abbiamo sentito,
tutti temiamo per i nostri petti. Noi ci stiamo ritirando verso i
boschi, non vogliamo prendere parte all’abominio. Abbaiamenti
gravi come spari, l’ululato dei lupi rimasti; scendono zitti dalle
rocce, né attaccano né giocano, solo guardano il viavai di gente
sulle rive. Il manto come una guerra di colore, l’ultimo sangue
crollato giù dai denti.
Verrà tempo per la coscienza, Clara. Per i femori tuoi
lunghissimi, per il feto magro fatto enorme. Tu su te mai
un’accusa, tieni l’asfalto tutto nella schiena tra i muscoli di
cerva, il resto nella carne degli occhi: La traccia di un gatto; un
acquazzone; la gazza scuoiata, poverina; il suo ultimo fiato.
Un altro attentato a Londra. Un furgone, tre uomini. London
Bridge, pieno centro; poi hanno continuato verso il Borough
Market. Ma la macchina di dietro cattura panorama: donna
con giubbotto dozzinale; uomo sul crinale a indicare l’eliporto;
macello di vagina sui sedili di una jeep. Registra: sesso cieco di
due grilli; morte di un pedone, la famiglia, due passanti. Nella
lingua comune parlando: un bell’immenso sogno di contadini
per baci ancora.
*(Catania-Italia, 1991). Poeta. Licenciado en Letras modernas y en Filología italiana en la Universidad de Boloña (Italia), donde es miembro del Consejo Directivo del Centro de Poesía Contemporánea de la Universidad. Se desempeñó como periodista y publicista y, desde el 2017. En la actualidad, es director editorial de la revista online Midnight Magazine y profesor de italiano, Historia y Filosofía en un liceo de Milán (Italia). Ha publicado en poesía Come dio su tre croci (2013), Scurau (2021) y Poemas de la oscuridad (2021).