La estrella tras el cristal. 11 poemas de José Miguel Perera

 

Por José Miguel Perera*

Crédito de la foto www.dragaria.es

 

 

La estrella tras el cristal.

11 poemas de José Miguel Perera

 

 

TANTEAR NO DESCONOCIENDO la pureza

la parte obstruida que subleva al cuerpo

juzgar cosquilleos

…………………………….de sus sentimientos

una persona dice: ¿la negra sangre

o el negro fuego falso de la mente?

(sobre el agua mansa

………………………….….transportando muertos)

 

 

 

Irreal silencio

Huecos esperan los ojos

a que la desproporción llegue,

y la respiración escape

de la carne del ciego.

Aguardan en la ventana

el momento neutral de la brisa,

que ni se inquiete ni se escuche,

y el silencio irreal

se apodere en lo que existe.

 

 

No es verdad la mirada

Se eleva, tembloroso pulso

los perfiles de lo uno

–aire neutro, aire anclado–

un bosquejo callado

de los óculos que engendran

que encuentran encontrar

más allá del límite espacial o

más acá de los cuerpos.

No es igual la estrella tras el cristal,

y no es verdad la mirada,

la pita, la hierba, el agua,

solo la epicena laguna final

que media más allá de los cuerpos,

en el dolor del objeto y la mirada,

en el cristal

como palabra zigzagueante

que presiente su destino.

 

(Que nada de esto es silencio)

 

 

 

VENTE EL MURO en medio estás,

tente el muro;

dan del lado tú las rocas

dando atrás de un lado

enmedioestás, de un lado punto.

Tenta en muro tú que

dentro puentes tú que estás,

verte enfrente intentas junto.

Pasa muro desde muro solo muro

tú de rocas solo interno

donde muro todo está;

verte enfrente solo adentro.

Dentro puentes tú que estás,

verte enfrente intentas junto.

 

 

TENTEN: TÚ los tenten,

los sentidos tre los muros circuir.

Qué te enfrenta,

de las rocas tú la orilla

dentre puentes, tras los juntos

de los rostros

tanto punto,

tre las islas tres las rocas tre los muros.

Di: te impontémás,

treimpontemás tásyendo drearriba.

Haciaentre tú,

el vivrir consecutivo que nos sobra:

vivrir, vivrir, vivrir, vivrir, vivrir…

Entre

derivamos.

(Trenístenla es venida)

 

 

 

Dentrel cuerpo de trus manos vengo

 

 

Tengro tu mano

 

entre      adentra      mis másnos.

 

………………………………..……….Trumano dentre mí se encuentra,

 

y ENTRETANTO desinventa lo acorDANDO…

 

 

¿Tre vienes?        Hastra fuentro

………………………………………………………………..……en mí de ti contenta,

 

contanto yo de tu presencia

……………………………………….….tras allá

 

………………………………………………………..……destasislas destasgentes destosentres

 

que nos prenDAN…

 

 

 

Estras másNOS derivan, sin saberlro,

 

al pasillo de los centros

 

………………………………………………………………….…de esos cielos

……………………………………………………………………………………………….…..de este encuentro…

 

 

 

Porque ENtonces, para ENtanto mientras darTE,

 

he vivido tan dejando de tus manos

………………………………………………….…de trus dondres

 

………………………………y

 

 

EN      TRE           vivo

……………………………………………………………………..…..desde cuándo

 

con hablarTE.

 

 

¿CÓMO ES SI LLAMAS?

¿Quién te conozca?

¿Cuál son tus labios?

¿Don me desdiga?

¿Qué cuál te agua?

¿Qué ves?

¿Tú me digas?

¿Tú nos dice?

¿Nos eres?

¿Y si el beso te persigo?

¿Y si el Veso te persigo?

¿Y si el roce te amaranta?

¿Y si el roce dice fueras?

¿Y si no cantamos la paciente dicha?

¿Y si no me apalabranto?

¿Y si no te apalabranto?

¿Y si no te dan palobra?

¿Y si nos elevó mulo?

¿Y si se fuiste?

¿Y si no soy anada?

¿Y si te fuimos?

¿No podemos absolutamente?

¿No queremos absolutamente?

¿Si sos absolutamente?

¿Quién te llama?

¿Quién te allama?

¿Quién te llama cuando miras a otro alado?

¿Quién hablas huilencio?

¿Quién buscas este cacho?

¿Qué trozo te alabanza?

¿Quién me llamas?

¿Quién te llamas?

¿Quién te soy?

 

 

 

Hablarle a los granitos de tierra

 

 

Para quien sabe,

incluso no sabiendo…

esa forma de saber

de boca

 

 

Acabo de salir

de ti,

y no sé dónde sin embargo.

 

Salgo como la sonámbula que nunca conocí.

Salgo y entro a un espacio intermedoi.

 

 

Vengo a esta cárcel que no representa

casi nada,

 

solo la figuración de mi vida

vuelta hacia ese horizonte orilla,

 

cuando dar un paso afuera ya es

adentrarme en las vendimias

de la muerte sin dolor.

 

Estoy como aprisionado

pero sin dentro, mucho más

………………………………………………libre

 

por instantes

 

que alládentro el remolino

que no asusta,

 

solo a mi persona confundida

con el gesto mío y no mío

que vivo sin mí y tanto me amontona.

 

 

Mis espacios dan la talla

a cada instante

de prisiones liberadas sin ventanas,

con sonidos que llegan

de la brisa del sol, a borbotones

o parada, emblanquecida, como un agua sin balde

derramada.

 

 

Mi tiempo no es más que la inutilidad

de hablarle a los granitos de tierra,

innumerables retornos con despacio

como apartado de cárcel

como dejado de correr sin fondo,

un día más

 

………………………………………………………………….solo

 

solo de carne

 

solo de pueblos

 

solo de gente tras voces

 

con cárcel sin motivo

de cárcel sin barreras,

 

de enteros a montones

siempre

sin motivo.

 

 

He decidido hacerle un hueco al estanque

y bajar a respirar allí,

a ver qué pasa.

 

Intentaré, si puedo,

dar noticia de lo que allí volvía o se iba.

 

 

Esta cárcel tiene agua en sus afuentros,

estancada y removida vez a vez,

que sube y sube casi al cuello,

 

 

y

 

 

sin embargo,

 

sin motivo,

 

no hay hora, ni día ya,

que andes cerca ni tan lejos.

 

(Espíritu de campanario)

 

 

 

I.VII.

No quisiera llegar a los encuentros como la voz. No quisiera que me dijeran las posibilidades.

 

Ahora derretí el cemento frío y me desinventó el humor de las palabras duras. La frontera de mis seguridades formulaba una operación inválida, y ya era el momento en que todos recorrían la sangre.

 

La desmemoria de las abuelas no es más que un deshecho en la historia del envés de los mares, así como el revés de los límites la vida a balazos.

 

En ambas diagonales cruzadas recorren cansadas las volteretas del tiempo de las alucinaciones de mi boca, donde cada vibración ladea las metamorfosis de la violencia. Y así, sin pausa, las asfixias celebran la asunción de las especies del aire a la orilla de la santidad marchita.

 

Cada cual será el cuerpo reflejado en los suelos por la sombra vertical de las preguntas. Y las respuestas tendrán salivas minimizadas.

 

El poeta José Miguel Perera en una presentación

 

II.II.

Ya mi cuerpo se desvió. Algunas piernas pisan en los sonidos de las aves muertas por el desconocimiento; otras simplemente confirman las finalizaciones de los siglos posteriores a la violencia.

 

Debajo de las barbas se proyectan impotentes los árboles de los juegos paralelamente al incierto salpicar de la asfixia en la boca de las alucinaciones y las gustificaciones hueras.

 

Sé que en las noches alguien dibuja sobre mí con la misma decisión que los perros sedientos después de la llegada de las montañas, donde la inutilidad del paseo fue la confirmación de su vida.

 

Desaparecieron las miradas cuando al gran amigo muerto de impacto le rodeaban hijos directos e inmutables agarrados a su última palabra. Desaparecieron las miradas férreas sin darme cuenta de que los colores de la luminosidad fotocopian muchos más escupitajos que la cama donde duermen los extranjeros. Y, por último, desaparecieron las miradas imbéciles cuando me inyecté, en la confianza de las voces de los mayores, los pozos negros con droga del cielo de la vida clandestina de los enamorados.

 

A día de hoy, los signos siguen existiendo y, sin embargo, ando un poco antes del año venidero, con la cara ausente en las caricias de las cicatrices del amigo, de la boca de las alucinaciones y del fin de año de la violencia.

 

Y siempre llegaré más tarde.

 

 

 

V.II.

Tú y la voz en la cafetera que se retracta al fin de los calentamientos en las acusaciones y las derrotas, en mitad de los comienzos hacia atrás en las esperas.

 

Tú y la voz en las camisetas sin el cuerpo a la intemperie de la calima en la ignorancia de la respiración.

 

Tú y la voz secreta de los soldados sin asfixia, mirando al público minúsculo que raquiticó por cuello de las cosechas del año III.

 

Tú y la voz que nula altera, tú y la voz que aparta, la voz que me espesó el rostro y lo encaló de puntos a ras de la garganta estéril de las aves de pico inverso.

 

(La boca de las alucinaciones)

 

 

 

 

 

*(Islas Canarias-España, 1978). Poeta, investigador y crítico literario. Doctor en Filología hispánica por la ULPGC (España). Ha publicado en poesía Trenístenla es venida (2003), Espíritu de campanario (2016), La boca de las alucinaciones (2018) y Que nada de esto es silencio (2019), el último de sus libros que –paradójicamente– recoge sus primeros poemas (1998-1999).

 

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