Los poemas presentes en esta selección son inéditos, y conforman parte del poemario Filosofía de la historia, que será publicado en España y Argentina, el próximo 2022.
Por Ana Llurba*
Selección por Macarena Urzúa Opazo
Crédito de la foto la autora
9 poemas de Filosofía de la historia (inéditos).
de Ana Llurba
Un abrir y cerrar de ojos durará cuanto yo quiera
se dejará fraccionar en eternidades minúsculas
llenas de balas detenidas en pleno vuelo.
Wisława Szymborska, Sobre la alegría de escribir
Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
Walter Benjamin, IX Tesis sobre la filosofía de la historia
Morderse la lengua
Para Ana María
Cuando se enoja conmigo
“sos una teyú”
me insulta mi mamá
con un acento cantarino en guaraní
una viborita con lengua larga
una lenguaraz
una serpiente mítica
como la Uróboros
una que se muerde la cola
la suya propia
la herencia de la madre culebra
que acunará con su saliva reptante
hijitas víboras
teyús, lampalaguas
lenguaraces
reptiles mitológicas
la mujer de Lot
Pandora
Caperucita roja
Lilith
la esposa de Barba Azul
Eva
todas abandonaron su piel
ante el Árbol del Conocimiento
mientras en sus huevos
latían corazones
de otras hijas efervescentes
empujando a durar
esta perezosa eternidad
de genealogías reptilíneas
mordiéndose la lengua
una y otra vez.
Formas de volver a casa
Tomaste otro camino, decía mi madre, después, con los ojos todavía llorosos.
Son ustedes los que tomaron otro camino, pensaba yo, pero no lo decía.
Alejandro Zambra
El farmacéutico del guetto judío de Cracovia
dejó escrito en sus memorias
que el primer tren con los “trabajadores no imprescindibles”
las mujeres, los ancianos y los niños,
abrió sus puertas a varios kilómetros de la ciudad
y los dejó en medio de la nada.
— ¿Y qué pensás que hicieron?—me preguntó Marta.
— ¿Volvieron al guetto?
—Sí. Y el segundo tren los llevó directo a Auschwitz.
Como Odiseo
cuando sacrificó un cordero
para invocar a los muertos
me imagino a toda esa gente
mujeres, ancianos y niños
siguiendo las vías del tren
volviendo a Podgorze
sobreviviendo en esa realidad cuántica
ese limbo
esa caja de Schrödinger
ese tiempo suspendido
ese segundo
en que el héroe griego levantó su copa
y miró a Tiresias a los ojos
para que adivinara
el camino de vuelta a Itaca
en un rastro de sangre.
Mirror, Mirror
A veces disfruto de su siniestra compañía:
la de mi doble,
replicándose al infinito
como una trasnochada paradoja platónica
como una eternidad borgeana con polillas
multiplicándose en mis perfiles en varias redes sociales
desde el otro lado del espejo
Alicia se burla de mi doppelgänger
de sus zapatillas de marca compradas en mercados berlineses de segunda mano
de la soberbia con la que redacta “Schriftellerin”
en todos los formularios alemanes
esos croquis de casas provisorias
con ventanas y puertas que llenar
con la promesa de felicidad y tiempo libre
para pasear por sus barrios desangelados
mientras se hace selfies en los espejos empañados
de todas las vidrieras y baños públicos
para que desde el otro lado de otros espejos
tus “me gusta”
tus “OMG. Yes”
alimenten las ansias de perpetuidad
de su ego naufragando desesperado
rogando por los refuerzos de aprobación y dopamina
en la superficie dura
pero brillante y glamorosa
de esta soledad primermundista
tan parecida al aburrimiento.
La banalidad del mal
Abro este cuaderno de notas y encuentro una Polaroid tomada en una plaza del Raval hace un año. En ella Celina y yo observamos a la cámara. Nuestras pupilas están dilatadas por el exceso de alcohol y la complicidad. Hacía tres meses que me había mudado de Barcelona a Berlín. Solo en esa semana había tenido sexo con tres personas diferentes y celebrábamos juntas la publicación de mi primera novela.
Hoy encontraron a treinta y nueve inmigrantes ilegales muertos por asfixia adentro de un camión frigorífico.
Hoy D. comentó una de mis stories de Instagram y me puse contenta.
Polvo de estrellas
No solo Kate Millet, Amy Winehouse,
y el director de cine coreano Bong Joon-ho
sino muchos otros
otros famosos más
nacieron
al igual que yo
un catorce de septiembre
ocho meses y medio
después de un 31 de diciembre
ocho y medio
cifra felliniana
fórmula dorada
cuadratura del círculo
cúmulo de hidrógeno, helio, calcio y hielo
de decenas de años luz de diámetro
cuando la presión y la temperatura aumentaron
en su centro
la estrella empezó a morir
y liberó energía
y luz
y átomos
en un ciclo estelar de borracheras,
detonadas
por una explosión de masa, energía,
lascivia y voluptuosidad
durante un brindis de Año Nuevo.
Vivir afuera
Como los organismos anaerobios
me gustaría poder vivir sin oxígeno
pero en lugar de eso
opté por esta vida nómade
sin raíces
ni clorofila
ni fotosíntesis
una rara especie de orquídea
que crece en algunos bosques japoneses
en simbiosis con los hongos
a la sombra del polvo sideral
una bacteria flotando
en la atmósfera de Venus
esperando que la sonda Caronte
la descubra y la oriente
al emplazamiento donde las almas perdidas
y los monumentos de su especie
alimentan la fuente de la memoria
de un planeta
donde los elefantes, las jirafas, los rinocerontes, los tigres y las abejas
serán como los dinosaurios
para las próximas generaciones.
Haunt Me
Como nuestros ancestros prehistóricos
que pintaban bisontes y mamuts
en el fondo de las cavernas
al calor de las hogueras
evitando la luz diurna de los umbrales
mi productividad es mayor
en el invierno precoz
de los países del norte
esas cartografías imaginarias
de la sensatez y el ahorro
que acunan una catástrofe literaria única:
por eso dejo una lámpara encendida
todas las noches en mi habitación
para que como un faro
en medio de la tormenta
de un previsible plot twist de novela gótica
te orientes
y sigas el camino
y al fin
me encuentres:
sí, soy Bertha Mason
Lady Audley
Madeleine Usher
Rebecca de Daphne Du Murier
soy la loca encerrada en el ático,
este apocalipsis sublime
este ruido blanco
que sobrevive
en el fondo de la caverna,
junto al fuego
de tu mala consciencia.
El pulso de la batalla
Ayer fue el aniversario del bombardeo de Dresden.
Pero hoy vivo de nuevo otro día
un día menos oscuro y por eso más celebrado
un día como el día D.
El día de la contracción y la dilatación de la Historia.
De Nuestra Historia.
Así, con mayúsculas.
La Historia latiendo en mi breve calendario en esta ciudad.
La ciudad.
Berlín: esta cicatriz abierta en el espacio-tiempo
donde hoy hace una semana que D. se fue.
Por eso.
Hoy.
Hoy voy a salir a caminar.
Hoy escribiré cuatro páginas de mi nueva novela.
Hoy voy a estudiar una hora de alemán.
Hoy dejaré de pensar que para qué me mudé acá si no soy feliz.
Hoy a la madrugada crucé miradas con un zorrito gris que escarbaba entre los ligustrines de una vecina.
Hoy voy a empezar a tomar vitamina D.
Hoy me propuse conocer a alguien nuevo.
Hoy voy a ir a yoga.
Hoy voy a dejar de echarle la culpa de mi insatisfacción constante a las ciudades donde vivo.
Hoy voy a cambiar las flores de los jarrones de vidrio de la RDA que compré por un euro en Mauerpark.
Hoy, en la cola del Penny, hicieron una broma que no entendí.
Hoy conté de nuevo los días desde que D. se fue.
Los días como hoy.
Días de un presente extendido
que se empujan unos a otros
todos juntos en un mismo día
piecitas de madera
que acumulo
en este abaco de subterfugios
para no escribir
mientras aprendo de nuevo a contar
con la esperanza infantil
de que mis recuerdos se dilaten y se contraigan
se dilaten y se contraigan
se dilaten y se contraigan
se dilaten y se contraigan
hasta desaparecer
como las grandes batallas olvidadas de la Historia
como la interdependencia de la nicotina con el alcohol
como un púlsar emitiendo radiación a intervalos cortos y regulares
como mi suelo pélvico cuando practico ejercicios Kegel
como una estrella de mar respirando bajo el océano
mis recuerdos se dilatan y se contraen
se dilatan y se contraen
se dilatan y se contraen
se dilatan y se contraen
mis recuerdos laten
en un día como hoy
en un día como cualquier otro.
Otro día de la historia.
Ahora sí, con minúsculas.
Otro día d.
Otro día latiendo.
Otro día para conjurar mis recuerdos.
Otro día más de nuestra historia.
Los trabajos y los días
D. removiendo con un chopstick los restos de carne de cordero entre mis dientes.
D. quebrando un chopstick en dos y sacándole punta con una navaja suiza
para que yo pueda seguir limpiándome los restos de carne de cordero entre los dientes.
Sobrevivo entre las cenizas y los escombros de batallas perdidas y recuerdos obsesivos
como éste.
Conjuro esa promesa de felicidad:
el avance unilineal y siempre hacia adelante
el paso del tiempo
el progreso,
espero que esto también cicatrice rápido
pero como en ese capítulo de Matadero 5
donde Kurt Vonnegut exorcizó dando marcha atrás
su traumático recuerdo del bombardeo de Dresden
los míos también
mis recuerdos
se lanzan desesperados
por convertirse en una estadística
una nota al pie de la Historia
se lanzan en paracaídas
a las desiertas playas de Normandía
de mi mente angustiada
entre las cenizas y los escombros de la batalla
los recuerdos momificados de D.
me acechan
como una maldición milenaria
como las cabezas inagotables de una quimera polícefala
mientras en la arena abandonada de la memoria
un fantasma recorre Europa
sin rumbo
en el diván
mi terapeuta
repite, comprensiva:
el olvido para quien lo trabaje.
*(Córdoba-Argentina, 1980). Poeta y narradora. Licenciada en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), magíster en Literatura comparada y en Edición por la Universidad Autónoma de Barcelona (España). En la actualidad, se desempeña en el sector editorial y escribe para medios culturales, además de coordinar workshops de lectura y escritura. Obtuvo el I Premio de poesía joven Antonio Colinas, el Premio Celsius de la Semana negra de Gijón (España) y el long list Premio Finestres. Ha publicado en poesía Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr (2015); en novela La puerta del cielo (2018) y en cuento Constelaciones familiares (2020). Su web es www.anallurba.net