Por Enrique Mercado*
Crédito de la foto (izq.) www.twitter.com/EditorMercado /
(der.) Varasek Eds.
9 poemas de El globo amarillo (2023),
de Enrique Mercado
El globo amarillo
Todo límite comporta precisión,
y la precisión como tarea de lo ilimitado.
En la avenida principal
de un barrio todavía por construir.
En la tarde sin estridencia en el cielo,
calado de bruma de aurora a noche cerrada,
y observador de fenómenos parciales.
Esa ráfaga que acarició el ángulo del aluminio,
si se detuvo o qué en el flequillo de los toldos,
si transportó variaciones
hasta los lacrimales de solución aterida.
El viento mercenario persigue un globo amarillo.
El dueño del universo
La agitación de los árboles
en la sobremesa sin coches.
Y a este lado la sombra insonora del salón.
Horizonte negro y alto
Los pies improvisan la dirección del matorral.
La luz de un solo astro irá desterrando la lámina.
Una línea que sobrepasa las cabezas
y la posibilidad del día.
La valerosa persecución de manchas solares
hacia la sombra astillada del recodo.
El relente de la ortiga y los hormigueros.
El cielo se propaga por los campos de raso.
Inminencia
Las techumbres que se azogan después de la lluvia.
En la sobremesa sin intimidad del otoño avanzado.
El césped que marca la transición entre el barro y el
[pavimento.
A un paso de la reanudación lectiva de la tromba.
Los guardianes voladores
Cielo rosa de otoño. Alborada del crepúsculo. En la película de Truffaut hay un tren por el aire. Cuando pienso en Bradbury siempre es de noche.
En la realidad y en el film los edificios son grises, achatados. El misterio de las azoteas se recibe por antenas individuales. Todos hemos perdido un amor nunca alcanzado.
Agosto
Mi padre morirá dentro de tres días. Mi primo y yo doblamos el árbol seco de las pistas de atletismo. La fundición prolonga el día pajizo en sus chapas incandescentes. Pero sólo nuestros pies mantienen la Tierra en movimiento.
Mi padre morirá al final de la estampida.
El dueño del universo
El autobús se detiene en la parada. Arranca y desaparece. Todo lo que se mueve no existe. Los árboles siguen ahí.
Horizonte negro y alto
Todo el que camina vuelve de una cruzada. El véspero es el sol de los muertos. La danza del horizonte. La partida de ajedrez. El depósito de agua
o tal vez un campo de concentración. Ciudades de Borges o Lovecraft, en lontananza. Estertores de invierno. Dos años antes de 1984, la novela.
Mañana cerrada
Faltar a clase una mañana luminosa de lluvia y viento. La ciudad y sus trabajos se deslíen al coronar la loma. Descampado, matorrales y uralitas.
Todo está a la debida distancia. Pero no somos los únicos que juegan a perder el futuro. Alambradas, perros y camiones de reparto. La serenidad agazapada, en la repetición de máquinas silentes.
*(Madrid-España, 1965). Escritor, músico y guionista de cine. Obtuvo el Premio Nacional de Teatro Ciudad de Alcorcón y el Premio Ciudad de Leganés. Desde 2011 es director de la editorial independiente Varasek eds. Ha publicado en novela De lo que aconteció a una reina que se echó a la calle (1992), Memoria del tiempo breve (1998), La feria (2018), El Círculo Moldenhauer (2020) y Diario de un rockero suburbial (2021); en relato 20 estudios de la monotonía (1993); el libreto de la ópera de cámara El Greco (2001, Toledo); en entrevistas Leganenses (1995); en poesía Versos a la luz de una vela, La explanada (2003), son am/pm (2011), Trenes que no pasan de Magritte (2013); en ensayo Cultos de mal asiento (2013); y del libro de viajes Los sultanes del Yemen (2015). Es, también, coguionista y autor de los poemas de la película Catarsis (2006).