Por Alberto Moreno
Crédito de la foto (izq.) Ed. Las tentaciones de Penélope /
(der.) el autor
7+1 poemas de Antes del fin,
de Alberto Moreno
Máscaras primitivas I
Como en un cuadro inacabado con bañistas de Cézanne,
entrever de lejos, una brizna, un hilo
de ese hosco y remoto pasado que fuimos,
su enigma silencioso
que nos incomoda,
el silencio del otro
y lo que su mirada
no nos dice.
Todo instante es irremediablemente solitario.
Máscaras primitivas II
Un retrato borroso, animal o humano,
un cuadro aproximativo, tallado o dibujado
en cuevas, cavernas, piedras,
[explicado] de forma inconclusa,
en diferentes regiones y lenguas de la tierra
por miles de voces en cada pueblo:
sacerdotes, chamanes, oráculos, astrólogos,
nigromantes, putas adivinas y poetas videntes,
madres piadosas, padres furiosos.
Cada ser, en la extensión de sus huellas,
en la más ínfima hebra de memoria,
ante el misterio del nuevo amanecer
puede describirlo, con escrupulosa calma
a lo largo de una vida.
Lo que ven tus ojos.
Naturales
Resonancia de pájaros al amanecer
las olas del mar una mañana fría
un viento tibio que anuncia tormenta
la lluvia cayendo durante toda la noche,
perros ladrando y aullándole a la luna
el aire pasando en medio del bosque.
Una mujer pariendo,
los “campos de concentración y tortura”,
dos amantes y su orgasmo
las balas de un fusilamiento
el lamento eterno de los judíos
la furia ensordecedora de la bestia fascista,
los llantos de un recién nacido.
Tus pasos en medio de la noche
en una calle solitaria
donde – por un instante –
sólo estás tú.
Felicidad fotográfica
Capturar el momento de su alegría
lo que ilumina, su fulgor
verlo reflejado en tu rostro
cuando ocurre la sonrisa,
y saltas de contento,
Grabar a fuego ese radiante segundo del júbilo,
como la eyaculación del amor profundo,
el beso que te despierta y enamora,
un abrazo que desborda en llanto,
Retener en los ojos asombrados
ese extraño momento
que alteró tu lugar en la vida,
y sostener entre las manos
ese equilibrio precario
tan intenso,
que caes de rodillas
y ruedas por la arena y llegas al mar,
Como un temblor interno,
venido a remover la tierra con la lluvia
para que no te olvides,
que olvidar
no podrás.
Antes del fin
Lo humano
como una pausa
en medio de la infinita
materia
de la nada.
Es el viento
Llegado un momento,
digamos, los veinte años
todo puede ser un arma cortante,
un doble filo mortal.
En ese instante único,
de pie ante la piedra
de los sacrificios,
nos espera una forma de seguir en la vida
sin huirle
y sin ánimo de suicidio.
Dejar hablar al viento,
quizá sea la señal
para vislumbrar un día,
tu cielo.
Poesía
Ser por fin aquello que la vida nos negaba,
tomar lo que siempre, en secreto, deseamos.
No la vida eterna
quizás, simplemente,
una nueva mirada
tan solo
ver las cosas,
con nuevos ojos.
Enfrentados
El desgaste del día a día
frente a la belleza
de cada amanecer.
Vivir el acoso del tedio ingobernable,
enfrentados a cada pequeño
y nuevo acto
de
insurrecto amor.