Por Sebastián Urli*
Crédito de la foto (izq.) el autor /
(der.) Ed. Zindo & Gafuri
5+1 poemas de Diagnóstico (2018),
de Sebastián Urli
Consideraciones
Es indudable:
en estos tiempos felices,
la ballena sería un algoritmo
un engendro de cartón y lata
o plástico número
seis.
Pero el capitán insiste en su proeza:
no le importan los juicios adversos
ni las toxinas del mar.
Insiste:
“poema es una rima de ballena”
pero no avala el gesto
y, por eso, triunfa.
Nosotros en cambio
rendimos culto a los animales
y separamos en otro rito
el plástico cinco del plástico seis.
Somos azules
y ya no leemos poemas.
Si nos dejaran
lo mataríamos capitán,
no tenga dudas.
Si nos dejaran.
Miami (o el sabor del encuentro)
Después de las promesas
el rigor y el decir
las mismas cosas.
Vuelo
por sobre todo aquello
que se aproxima.
Debe de ser mi parte italiana, digo,
cuando me presentan en Madrid.
Hago chistes hago muecas gestos
que no ocurrieron todavía
porque no vivo en España
(solo tengo un pasaporte color rojo
color Galicia)
ni recité poesía en la capital
del imperio.
¿Cuál? ¿Cuál de todos
me preguntan? ¿Cuál de todos los imperios?
Pero no, no,
porque mi abuelo
nació en un pueblo alemán
que hoy es un punto en Polonia
(mi abuelo no es Segismundo, lo aclaro,
no vayan a confundirse las cosas)
Debe de ser mi parte alemana entonces
mi parte polaca
o mi fobia a las presentaciones
o al despegue de un avión americano
(“american airlines anuncia
la repetición incesante de su vuelo AA 901
con destino a la ciudad de Buenos Aires.
Les rogamos tengan a bien embarcar
por la puerta del canto tercero:
sin esperanza
cerca de aquello que se aproxima
según los grupos preestablecidos.
Recuerden también
ajustar sus cinturones
mirar las pantallas despedirse
hacerle caso a los ruidos tradicionales
a las marcas de clase a los acentos
tan parecidos
tan detestables
por favor
pasajeros”)
No, pienso,
debe de ser mi parte española
mi pasaporte rojo color Galicia.
Eso,
sí,
eso digo
ya acomodado en el asiento del vuelo
AA 901
con destino a una ciudad del sur
(del sur del continente
del sur de Buenos Aires)
de cuyo nombre
de cuya malta
no quisiera hoy hacerme cargo
Esa, digo
(porque también soy uruguayo)
esa
debe de ser mi parte
argentina
El hada que no invitaron[1]
¿De qué hablan?
¿De qué hablan enfrente?
Ella sostiene
lo que yo creo
una taza.
Y él está demasiado cerca.
Podría decirse:
el roce es el gesto que los separa.
También la intriga y los fragmentos
de algún futuro país.
Pero él está demasiado cerca
y ella sostiene
lo que yo creo:
mesa
poema
mirada
Es otro idioma.
¿Cómo se dice
taza?
Diagnóstico (o la foto familiar)
El neurótico obsesivo escribe
de atrás para adelante.
De ahí su temor a las mariposas
a sus colores, a sus antenas, a su fama:
misteriosos suspiros del aire
en una guerra civil.
Vive de eso
y también de otra cosa.
Como sus bisabuelos
como algunos barcos lejanos
como el color azul
el obsesivo huye a un país
al que no vuelve. Huye
sin tregua
y siempre al mismo país.
Vive de eso
y también de otra cosa:
de atrás para adelante
bajo la lluvia ajena.
Escribe.
Solo lo salva su dignidad.
Aula magna
(Magnicidios yanquis)
Hércules murió
por separar dos continentes.
A Lincoln lo mataron
por ser comunista.
No lo era.
Pero podía serlo.
Lincoln en el teatro
Lincoln el comunista
sentado
en el trono de DC.
¿Tienen preguntas?
Sí.
Dicen que al bardo irlandés lo mataron
por ser irlandés
católico.
No lo era (era bardo)
pero podía serlo.
JFK cuánto ruso.
JFK sin misiles.
(Un tiro en la cabeza cuesta menos
que una cruz de madera
sin fe)
También a Jackie la mataron
ese día. A su manera.
¿Tienen preguntas?
Muy bien vestida,
muy bien vestida estaba Jackie.
Pero Jackie no murió no
por ser del bardo.
A las mujeres las matan
por otras razones.
Son mujeres
pero las matan
por otras razones.
De los restantes dos no se acuerda nadie
(eso piensa el Espíritu Santo
eso quisiera).
Quizá los mató la tristeza
el perfume de un plagio secreto
y de un dolor correspondido.
¿Tienen preguntas?
¿Tienen respuestas?
No,
eso ya lo expliqué.
Hércules murió
por separar dos continentes.
Composición.
Tema nuevo.
Anoten,
para la semana que viene:
¿A quién se le ocurre, en serio,
separar dos continentes?
Naufragio
Antes muerto estaré que escarmentado
pero es otro el idioma de la luz.
De noche el mar esconde su ironía:
el movimiento, hábil artilugio
de las olas, no me reclama, no
promesa alguna.
Yo no pienso tratar de defenderme:
la orilla está muy cerca de los roces,
la orilla de los cuerpos la distancia
que no puede medirse enteramente.
No tiene voz, lenguaje azul, mirada:
yo soy el canto, yo también, sirena.
Por eso te pregunto desde el mástil
¿quién de los dos,
quién el abismo, quién
el desdichado?
Distancia azul la suerte,
yo no pienso tratar de defenderme:
alguien se ahoga, sí, también el canto.
Alguien,
pero en la orilla.
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[1] El hada que no invitaron es el título, un poema-título en verdad, de la poesía reunida de Estela Figueroa que salió en 2016.