Por Vanina Colagiovanni*
Crédito de la foto (izq.) Ed. Caleta Olivia /
(der.) www.elcielodelmes.com.ar
5 poemas de Una no elige cuándo caerse (2020),
de Vanina Colagiovanni
Lazo de sangre
1
El cirujano se lava las manos llenas de sangre
se le enturbian los ojos llenos de barro
se mira en un espejo oxidado.
Después de lavarse
las manos entre cada cirugía
descubre un nuevo pliegue, un gesto, una mancha
la sangre corre en la pileta
y él piensa que en ese mismo tiempo
en el que cortó y cosió tejidos ajenos
su vida
se le fue escurriendo de las manos
como el líquido rojo que lava
que limpia
para no ver
que se va por el drenaje
para no verse y drenar más imágenes
de sus años claramente diseccionados
cosidos
desperdiciados, esa es la palabra que usa.
Y el drenar de una vida
le parece más impactante
que el material viscoso
que cada día lava y limpia
escurre y drena
antes de mirarse en el espejo opaco donde entonces
la mancha, la marca, el pliegue
14
se notan
saltan a la vista
y no se sabe de dónde salieron
si son suyos
si son obra del tiempo
si es el óxido
o solo
falta de fe.
4
Para Osvaldo Bossi
Un padre también puede ser
una ciénaga
hacer estragos
un pozo donde las palabras
van a detenerse y se vuelven inaudibles.
Río mudo
Cada tanto vuelve una imagen, de todos modos, reparadora:
un bote que avanza lento en el calor
gotas de transpiración en la frente
islas y más islas en un río sin sombra
yo con un remo, él con otro
la mano del hijo que recién empieza a hablar
se hunde en el agua y él se ríe
refrescándonos;
si pudiéramos tener siempre
esa mano en el agua
como termómetro, antena,
medida fresca del otro
si estuviéramos a tiempo.
Justo ahora
“Uno no elige cuándo caerse”
estaba enojado y rechazaba
mi mano para levantarlo
a los 7 años ya tenía la respuesta
a mi “justo ahora te venís a caer”
tan poco amable
y no, uno no elige
cuándo ni dónde caerse, ni la mano que rechaza
para levantarse del pasto
ni el gesto en la cara al rechazarla, no
elige la herencia aunque sí pueda intentar
torcerla
hacer algo con eso que viene
quién sabe de dónde
y que
justo ahora
aparece.
Bordado
Entre manos de mujeres que bordan
mi vestido
acostada, me quedo inmóvil, para ser la tela
cosida, algodón suave con hilo plateado.
Ellas decoran con figuras, son brillantes
y los hilos recorren mi piel.
Soy el centro de esa ronda
me dejo crear
por manos tibias que dibujan palabras
en mi superficie.
Vita contemplativa
Le da tanta paz y placer
la vegetación enmarcando la terraza
como el reflejo sobre el ventanal
en el que se ve
recostada, libro en mano,
en medio de una exuberancia inusitada.
La imagen sobre el vidrio parece continuar el verde
en una de las caras de la casa.
Piensa en cuánto efecto tendrá esa cortina vegetal
sobre lo que lee y
con qué frecuencia
le da más satisfacción un reflejo tembloroso
y hasta empastado
que la mirada directa sobre el objeto.