Vallejo & Co. presenta el poemario Los zapatos azules (2020), de Gonzalo Castro publicado por esta casa editorial recientemente y disponible para su venta en formato virtual dándole click a este enlace. Aquí una pequeña muestra.
Por Gonzalo Castro*
Crédito de la foto (izq.) Ed. Vallejo & Co. /
(der.) el autor
5 poemas de Los zapatos azules (2020),
de Gonzalo Castro
5.
Hijo mío,
Cuando no había radio digital
existía lo que llamaban: Frecuencia modulada
y en la búsqueda en el dial de una estación a otra
se registraba una interferencia
en algunos casos se mezclaban dos emisoras
produciendo ruidos casi espectrales
como si otras voces provinieran de otro tiempo
aquello era ocasionado por la posición de la antena
y el sintonizador manual
Esos sonidos eran imitados por unos guitarristas jorobados
y en las canciones se podía apreciar que
las guitarras hacían un efecto largo
y sonoro gracias al distorsionador
como si fuese un estruendo que no tenía un final
el ruido seguía y seguía
como un sueño recurrente
hasta producir una sensación de estar escuchando pura estática
dentro de otro sueño
Esta era la música que me provocaba disfrutar
cuando te veía despertar por lactancia
tus ojos miraban mis dedos
y yo frente a tus ojos entre abiertos
temblaba como si estuviera dentro de ese aire musical
que provoca un distorsionador.
E.
Me acuerdo de los días
cuando mi padre se arrodillaba
desataba el nudo de los cordones de mis zapatos
y elaboraba uno nuevo
con precisión entre sus anhelos
esta vez más ajustado a mi pie
tensando nuestro camino
dejando en mis zapatos el poderío de sus dedos
en una especie de vínculo mágico
Me acuerdo de los días
cuando concluyó el tiempo del nudo azul
el cual no desataba para utilizar
una y otra vez el mismo zapato
caminaba sin desatar
mis pies habían emergido
ya no podía escaparme de esas repeticiones
tenía que aprender por mi cuenta
vivir y proclamar mis ideas
atar y desatar
el nudo para caminar a su lado
apresurado y sin dubitaciones
Me acuerdo de los días
cuando mi pies ya habían crecido
y necesitaba tener mis nuevos zapatos para alcanzarlo
incluso en sus sueños.
7.
Cuando naciste sonaba esta canción
[ –___——– _—-__– ]
en un tiempo donde imperaba la distancia
te esperamos por nueve meses
donde tus latidos sobrepasaban el ruido y la estática del dial
Cuando cerraste tu primer paso
levanté el rostro para atender tu vida
apreciar tus pestañas erizadas
la forma de tu cabello
tus primarios pensamientos
sobre cada huella trazada en el parquet
donde relucía un mágico destello
Cuando caíste por mi culpa
me arroje a sentirte y
a contener tu rostro
te cuidaba de nuestras caídas
siempre tuviste lo mejor de nosotros
te anhelo como una persona necesaria
para este mundo celeste
que quizá transita a una tempestad
donde nuestras imágenes en música y poesía
nos abren otro mundo
donde las canciones son nuestro idioma
para transitar por medio de un sobresalto
hacia otro tiempo.
G.
En la máquina del tiempo que construiste con una caja de zapatos
encontré fotografías
tu música Shoegaze
aquello que te impulsaba a bailar y soñar
con un mundo paralelo donde tus palabras
son notas musicales
como si fuesen gotas de agua azul
de una lluvia de ruido con tus iniciales
en un espectro de un sueño periódico
donde eres un guitarrista famoso en el dial
donde tus dedos tocan una guitarra con distorsión
y tus ojos alcanzan a divisar este futuro
donde quiero ser mejor que tú.
9.
Una vez soñé que era un chico
que escuchaba canciones
caminaba encorvado
con dos audífonos estéreo
por medio de un walkman arrojado
gracias a una máquina del tiempo
llevaba dos baterías de recuerdos
sabía escribir cartas a mano alzada
en cuadernos para el ser amado
no sabía atarme los cordones de los zapatos
estos se desataban cada vez que quería bailar
también sabía dedicar canciones
para cada icónico momento
En esa vida tenía una serie de canciones
como una película donde solo impera el Rock ´n’ roll
Cuando me enamoré por primera vez
pude levantar mi rostro
dediqué mi vida y mis canciones
cantando sin cesar
girando con una guitarra imaginaria
y cuando miré al suelo
encontré mis cordones desatados
inmediatamente de un sobresalto desperté
había transitado a un tiempo pasado
donde había dejado atrás
a esa primera chica a quien había dejado música
en discos de The Sundays
y dentro de sus cajas
había dejado tallado y escrito
mis iniciales y las de ella
como un acróstico
para que pudiera invocarme
como si fuese un viajero del tiempo
un ente parsimonioso de cada noche silenciosa.