5 poemas de «Y por ejemplo» (2024), de Ann Lauterbach

 

Por Ann Lauterbach*

Traducción del inglés al español por Marta López Luaces

Crédito de la foto (izq.) Ed. Contrabando /

(der.) ©Guillaume Kerhervé –

www.maisondelapoesie-nantes.com

 

 

5 poemas de Y por ejemplo (2024),

de Ann Lauterbach

 

 

Eclipse con objeto

 

Hay un espectáculo y algo se añade a la historia.

Tiene por objeto una indiscreción: la vejez, un

arma, impedir el sueño.

 

Estoy a su servicio

y la sombra obligada es tuya.

Se proyecta sobre mí, como una funda violenta.

 

Parece que quepo en una manga.

Así que el cuerpo pasea.

Algunas veces va adonde la luz no llega.

 

¿Recuerdas cómo se movían por el polvo de la luna? Puf, puf.

Lo que nos dijeron desde la distancia fue algo muy tonto.

No decían Te quiero, por ejemplo.

 

El espectáculo tiene lugar en mi cuarto.

¿Puedes oír arrastrar su episodio,

pretendiendo ser algo de alas jaspeadas?

¿Sabes cómo se llama?

Es el borrón de una imagen.

El tema de la imagen es aquello que la imagen transgrede.

 

Estás invitado a mirar. El cuerpo adormecido

en la completa oscuridad no proyecta nada.

Algo se da la vuelta, golpetea y se abre

 

 

 

La escena cambia

 

Las cosas habitadas se recuerdan tiesas.

Hay; ahí está. Y ahora

vira, pide que

lo localicen o lo descubran, los brazos alzados—

 

si lo hubiese sabido lo hubiese dicho. Lo

estoy acercando a ti, actúo en tu nombre.

Por favor entiende. Lo que se dijo fue

en respuesta a lo que se había olvidado, la rubia

que vino de visita ayer ha muerto, fue

entonces. Ella fue una incursión

en lo que él ya conocía, al verla.

Al verla, quiso su nombre.

¿Tina? ¿Daisy? La loca

repitió en el pasillo —¿Oyes eso? ¡Una

loca!— en donde el hedor esperaba

la consumación. Estaba disponible como una lista.

Al otro lado de la catedral

la lista estaba en un pasillo,

en algún espejismo despojado de lo próximo, próximo.

Otra ocupa una visión afín

mientras un niño recoge una concha

y desea que su cavidad lo absorba.

Margarita está feliz de haberse casado

de haberse hecho pareja de noviembre

en la débil luz de las islas salpicada de tiempo.

Tina ha muerto. Cómo fue que él llegó a llamarla

derramada como si fuera sal. No era sal.

 

Lo venerado, la anulación pagana, la diversión

con consecuencias: bum, bum.

 

La poeta Ann Lauterbach, en su juventud

 

Lo no dicho

 

La tarea disminuye, se recrea en perpetuidad. Esto

sin mirar, un modo del propósito

espirado, posiblemente dicho.

 

Por la extensión del conocimiento

valorado en el primer término, su nombre

libre de los rigores de la exhibición

detenido como un luego, como un antes, o un después.

 

Entonces tú dices

dime y dímelo otra vez

y yo digo

 

Las hojas son un muro.

 

Y ella bajó las escaleras

a propósito.

 

Y entonces el hombre el final.

 

Y así después pareció que una estación del año había aterrizado.

Y tú preguntaste cuál, cuál

¿Y de qué se trata?

 

Debajo de las escaleras donde lo irrecuperable

se guardaba. O: sus zapatos lilas

están en la casa de muñecas. O:

 

vino como si hubiese sido empujado lentamente

al igual que una boca llena de admiración

mueve su silencio despacio en un círculo.

Sólo una fotografía podría fotografiarlo.

 

Y preguntas

¿Fue un beso que no le llegó a ocurrir en una calle cualquiera

así que no pudo predecir, rectificar,

no fue una llave extra, una visita?

 

Repito, las hojas son un muro.

 

Explícate dices.

 

Digo las joyas esparcidas ante el Hombre Rata.

Digo Casandra en su baile cubierto de polvo

la vieja boca dice qué, qué

pon tu casa en orden

la gente se despide

veo llamas en pilas

veo el aire perpetuamente rancio

veo un rígido parche cambiar.

 

Explícate dices.

 

Digo alguien que no conozco me dijo

que encontraron

a mi padrino Tom

en un basurero de la calle 57. Tom

dijo ella se parecía a Walt Whitman

con la barba sucia y las largas uñas sucias.

Fue el editor de la sección de teatro durante el apogeo

de la revista LIFE. Me

llevó a ver Esperando a Godot. Me

dio un libro sobre el arte etrusco

un dragón de Nepal

un billete de ida y vuelta a París. Dijo

eres un águila comportándote como un escarabajo.

 

Dices

el muro está en el suelo

gracias a-diós.1

 

(1) Ann Lauterbach, como ya habían hecho William Carlos Williams o Robert Duncan, entre otros, divide las palabras compuestas para recuperar su significado original.

 

 

 

Lo tácito

 

Mira qué torpe, con qué siniestra facilidad

deseamos lo adverso.

El tren no cambiará de carril.

Ni un espía competente, una secuencia tan bien tramada.

Mira cómo pongo el ojo en tu perfil

y anuncio el deseo de aplicar mi deseo

eso es, concluir.

 

Podríamos ser examantes, alejados, y no conocer

ni siquiera nuestros dedos, olvidar

qué amplia es la lengua en su propio idioma.

Una ceremonia nos declararía.

Tendríamos la sensación de que un reloj se hubiese caído

al río. Habría esos

pájaros, esos rojos brillantes,

al acecho por los pequeños arbustos cerca del agua. Habría

entusiasmo, como los de muchos días

plegados en un paseo, una terraza o una fuente.

 

Puedes decir que vivo ahora

en este árbol de la familia, y esa casa debe

desaparecer porque a menudo amé una vez, o dos veces

o para toda la vida.

 

Mujer cuchara, eterno reloj, hombre

volcándose en perpetuidad.

Una intranquilidad. Webern, Opus cinco

 

 

Por ejemplo (5):

La canción de lo ya cantado

 

1.

La situación no va a cambiar.

¿Qué situación?

 

La anécdota de la luna.

Detenida allí, con un aspecto devastador de gas desequilibrado.

 

O di una fila de cubos de la basura.

Algo adaptado a música, y luego perdido.

 

Cuatro avispas en un alféizar; algo de hedor.

La última cosa dicha. Di eso.

El humo inerte,

congelado en junio.

 

Coger un bucle

o alguna parte del moño o

 

cualquier otro mechón de pelo.

El epílogo del cuerpo: no tú.

 

La piedra de la confesión se dio la vuelta

antes del aplauso.

 

2.

Porque me recuerda al ámbar.

Es gracioso cómo los mueves desde algo, los huesos.

 

Los bichos que encuentras en el ámbar.

No parecen huesos reales.

 

Ese algo del tiempo ya pasado —de alguien que trabaja

como si todos estuvieran rotos, como los tazones—

 

se ha equivocado como Ícaro con su máquina.

Pero quieres agarrarte, a un afecto

 

tentativo, no proseguir con el objetivo.

Los despropósitos de las diferentes

 

situaciones teatrales no dirigen la razón

a ningún sitio ahora mismo. Réplicas más

 

complejas. Diagramas. Quizás fósiles.

La pieza de ámbar, la fotografía

 

que no cambiará. Habla

de otro tipo de tiempo

 

flores prensadas en un libro para

recordarte todo lo que no tienes—

 

controla los huesos. Cada uno tiene tal—

quiero decir un ejemplo es un sonido.

 

La punta de eso, un

cometa muy extendido.

 

El desafío de la cosa.

Un bolígrafo común, por ejemplo.

 

Su relación con estos

fragmentos de luz: el fragmento más pequeño.

 

¿Es un modelo?

No toca fondo.

 

Una velocidad distinta, una

línea tiembla cuando

la ausencia de color se convierte en la particularidad de la armonía

del color en el aire.

 

Mucho sobre América:

gente real, objetos reales

 

modelados a color, declaraciones parciales;

una serpenteante línea vagabunda.

 

3.

En el medio de una pulgada fantasmal

silvestres y hermosas melodías rivalizan simultáneamente

una inmensa dispersión

para imaginar la disonancia

entre el torrente

esta selección

el horror de nuestra especie

dice una imagen, boca abajo,

que nunca se levantará

movida por ese mero interés

el resplandor

y esos que no son torpes

la ventaja de eso

sí sacar el agua de un estanque

un niño con la red rota

de pie en el umbral quizás

 

Como el padre de alguien

que provoca espacios recurrentes

la red de los que cayeron

por lo irrecuperable

sujeto a eso

ante esa melodía

entre el deseo y lo actual

una teoría de la respuesta

el conocimiento del espectador

el filo del ahora

inscrito, adiestrado para cantar

esa nana otra vez

cuenta una historia

pon el calcetín en la muñeca

súbele el vestido hasta la cabeza

sumergida en el amarillo

icónico de un grito.

 

4.

La situación

no va a cambiar. Estribillo

grabado sobre la canción.

Los conocimientos de una rata.

La mente de una turbina de motor.

La suerte del azar.

¿Ejemplos de qué?

                                           Mirar mientras la referencia

 

se aleja flotando. Alejarse

como una pesadilla o un juego.

Mira al otro por encima de la mesa—

la confusión es distancia.

Un espacio suplicante como en un puerto

o tablas dejadas dudosamente, atareados con

el clima. ¿Qué es lo que no se puede

transformar en otra cosa?

 

Otro en otro cuarto.

Es un día soleado en un pueblo de Egipto

pero los pájaros aquí están nerviosos.

Puedo oír su voz

pero no sé lo que ella dice.

Un tiempo y un lugar para la acción circular: esto

termina como en algún tipo de secreto

algún tipo de oportunidad

un muelle abandonado

al otro extremo de un muelle

sólo en la punta más alejada de un muelle

se redacta algún tipo de pacto

una ocasión para reunirse

cara a cara.

 

                                            Escaleras abajo, escaleras abajo

 

una persona decide.

Hablo conmigo mismo (él mismo) este

sótano en retrospectiva es mío.

Siempre estoy instalada en un punto quieto

un punto potencialmente peligroso

un semillero

puedo construir fantasías sexuales.

                                                                 Quizás

pueda decir adiós.

 

Un espacio blanco limpio pero ningún espacio es neutral.

Huellas digitales. Algo que

pueda reconocerse, traer de vuelta, la sombra

lanzada, arrojada, arrastrada por la gravilla

repetidamente. Quiere todo dicho y todo hecho

para salvar a uno o dos—

una urgencia de levantarse, ir.

Ningún credo en especial, la niña camina ahora

por la hierba, algunas hojas en su mano izquierda

no puedo decir qué tiene en la derecha.

Ningún espacio es neutral. Hay un hombre

una especie de figura de culto, un tipo de héroe.

El sonido es una sustitución para él (mí)

Una casa es lo que todo el mundo conoce instintivamente.

 

Entonces ¿lo real es un espectáculo convincente? Por supuesto

el rayo de luz parece real, pero es más una melancolía

una inhalación de aliento que se mueve para cruzar

hacia una saturada imagen pequeña.

Es como mirar un bosque

por el ojo de una aguja.

En una tienda encontré un sucio jarrón blanco. Lo lavé;

ahora está limpio.

Hay un modo de soñar de otro modo

y está lo sagrado de los objetos comunes

 

 

 

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(poemas en su idioma original, inglés)

 

La poeta Ann Lauterbach

 

5 poems from For Example (2024),

by Ann Lauterbach

 

 

Eclipse with Object

 

There is a spectacle and something is added to history.

It has as its object an indiscretion: old age, a

gun, the prevention of sleep.

 

I am placed in its stead

and the requisite shadow is yours.

It casts across me, a violent coat.

 

It seems I fit into its sleeve

So the body wanders.

Sometime it goes where light does not reach.

 

You recall how they moved in the moon dust? Hop, hop.

What they said to us from that distance was stupid.

They did not say I love you for example.

 

The spectacle has been placed in my room.

Can you hear its episode trailing,

pretending to be a thing with variegated wings?

 

Do you know the name of this thing?

It is a rubbing from an image.

The subject of the image is that which trespasses.

 

You are invited to watch. The body asleep

in complete dark casting nothing back.

The thing turns and flicks and opens.

 

 

 

The Scene shifts

 

Things inhabited recalled as stark.

There is; there it is. And now

swerve, asking to be

located or found out, arms lifted

 

had he known he would have said so. I

am nearing it for you, on your behalf.

Please follow. What was said was

in answer to what was forgotten, the blond

who visited yesterday is dead, was

then. She was an incursion

on what he knew, seeing her.

Seeing her, he wanted her name.

Tina? Daisy? The mad woman

repeated in the hall – Hear that? A

mad woman! – where the stench awaited

consummation. It was available like a list.

Across from the cathedral

the list was in a hall,

in some stripped mirage of next, next.

Another sits in a kindred reverie

as a child picks up a shell

and wishes to be absorbed into its socket.

Daisy is happy to have

married to have coupled with November

in the low island light speckled with chronology.

Tina is dead. What it was he came to call her

spilled as if it were salt. It was not salt.

 

The revered, the pagan annulment, the lark

with consequences: boom, boom.

 

 

 

The Untelling

 

The task subsides, gloating in perpetuity. This

without watching, a form of purpose

exhaled, possibly spoken.

 

Because of the length of knowing

valued in the first place, its name

unattached from the rigors of display,

withheld as later, as before or after.

 

Then you say

tell me and tell again

and I say

 

The leaves are a wall.

And she came down the stairs

intentionally.

 

And then the man the end.

 

So that later it seemed a season had landed.

And you ask which which

and what is it about?

 

Down the stairs where the irretrievables

were kept. Or: her purple shoes

are in the dollhouse. Or:

 

it came as if pulled slowly

as a mouth filled with awe

moves its silence slowly in a ring.

Only a picture could picture it.

 

And you ask

was it a kiss that did not happen on my street

to her so it did not predict, make amends,

was not an extra key, a visit?

 

I repeat the leaves are a wall.

 

Explain you say.

 

I say jewels sprawl before the Rat Man.

I say Cassandra at her dusty ball

her old mouth saying what what

put your house in order

the people are turning away

I see fire in heaps

I see air perpetually stale

I see a stiff patch shifting.

 

Explain you say.

 

I say someone I do not know told me

my Godfather Tom

was found

on 57th Street

in a dumpster. Tom

she said looked like Walt Whitman

with a beard and long filthy nails.

He was the theatre editor of LIFE

magazine during his heyday. He

took me to see Waiting for Godot. He

gave me a book on Etruscan art

a dragon from Nepal

a round-trip ticket to Paris. He said

you are an eagle beahaving like a beetle.

 

You say

the wall is on the ground

thank you good-bye.

 

La poeta Ann Lauterbach

 

The Tacit

 

Look how torpid, how in uncanny knack we

desire aversion.

The train will not switch tracks.

Nor any able spy, any sequence thus plumbed.

Look how I eye your profile

and announce a wish to apply my wish

that is, to conclude.

We could be former, estranged, then not know

even our fingers, forget

how ample the tongue is in its own language.

A ceremony would then pronounce us.

There would be a sense a watch had fallen

into a river. There would be those

birds, the ones with red flashing,

chasing in low bushes by water. There would be

enthusiasm, as of many days

folded into one promenade, one terrace or font.

 

You could say I live now

in this avuncular tree, and that house must

vanish because I loved once too often, or twice

or for life.

 

Woman spoon, timeless clock, man

capsizing in perpetuity.

An uneasiness. Webern’s Opus five.

 

 

 

For Example (5):

Song of the already Sung

 

1.

The situation is not going to change.

Which situation?

 

Anecdote of the moon.

Held there, cast in a blitz of lopsided gas.

 

Or say a row of trash cans.

Something set to music, then lost.

 

Four wasps on a sill: some stench.

The last thing said. Say chat.

 

Smoke inert, leaves

frozen at June.

 

To do with a lock

with the other side of a bridge with

 

another familiar strand of hair.

The body’s epilogue: not you.

 

The confession stone turned

before the applause.

 

2.

Because it reminds me of amber.

Funny how you move them from something, the bones.

 

The bugs that you find in amber.

They don’t look like real bones.

The something of time past-of someone working

as if they were all broken, like the mugs-

 

has gone awry like Icarus in his machine.

But you want to hold on, a fondness

 

tentative, not followed through.

Different theatrical situations

 

whose absurdity doesn’t lead the mind

anywhere right now. More complex

 

replicas. Diagrams. Maybe fossils.

The amber piece, the photograph

 

that won’t change. Speak

of another kind of time

 

pressing flowers in a book to

remind you of what you don’t have-

 

controlling the bones. Each has such-

I mean an example is a sound.

 

The tip of it, a

very extended kite.

 

The challenge of the thing.

An average pen, for example.

 

Its relationship to these

pieces of light: the smallest piece.

 

Is it a model?

It doesn’t touch bottom.

 

A distinct velocity, a

quivering line when

 

absence of color becomes color’s

harmonic particularity in air.

 

A lot about America:

real people, real objects

 

fashions in color, partial statements;

a meandering, vagrant line.

 

3.

In the midst of a phantom inch

wild and beautiful simultaneous competing tunes

an immense scattering

to picture dissonance

among the rushes

this excerpt

the horror of our kind

say an image, facedown,

never to be lifted

touched for the sake of it

the shine

and those who are not chumsy

the advantage of that

yes scooping water from pond

child with broken net

standing at the threshold maybe

 

As someone’s father

elicits recurrent gaps

net of the fallen through

of the unrecovered

attached to that

singing that tune

between desire and the actual

a theory of response

the spectator’s knowledge

now’s edge

inscribed, instructed to sing

that lullaby again

tell a story

put the sock on the doll

pull the dress up over her head

immersed in yellow

iconicity of a scream.

 

4.

The situation

is not going to change. Refrain

etched above the song.

Erudition of a rat.

Mind of a turbine engine.

Luck of the draw.

Examples of what?

                                        To watch as the reference

 

floats away. Away

as nightmare or game.

Glancing across the table at another’sthe confusion distance is.

A beseeching gap as in a harbor

or panels left uncertain, occupied by

weather. What cannot be

transformed into something else.

 

Another in another room.

It’s a bright day in a small Egyptian town

but the birds here are nervous.

I can hear her voice

but I don’t know what she is saying.

A time and place for circular action: this

ends in some kind of secret

some kind of occasion

an abandoned pier

the far end of a pier

alone at the far end of a pier

some kind of bargain is drawn up

an occasion for meeting

face to face.

 

                                                           Downstairs, downstairs

 

a person decides.

Talking to myself (himself) this

basement in retrospect is mine.

I am always installed on a still point

a potentially dangerous spot

a seed bed

I can build sexual fantasies.

                                                          Maybe

I can say good-bye.

 

A clean white space but no space is neutral.

Thumbprints. Something to

acknowledge, bring back, shadow

thrown out, cast, dragged across the gravel

repeatedly. Wanting all said all done

to save one or two-

an urge to get up, go.

No particular creed, the girl now walking

across the grass, some pages in her left hand,

I can’t say what in her right.

No space is neutral. There’s a man

a kind of cult figure, a kind of hero.

Sound is a replacement for him (me).

A house is what everyone knows by heart.

 

Then the real is a convincing show? Of course

the beam looks real, but is more melancholy

an inhalation of breath moving across

to a charged little image.

It’s like looking at a forest

through the eye of a needle.

In a shop I found a dirty white vase. I washed it;

now it is clean.

There’s a form of dreaming in another form

and there’s the sacredness of common objects.

 

 

 

 

 

*(Nueva York-EE.UU., 1942). Poeta y ensayista. Terminando la universidad residió siete años en Londres (Inglaterra), donde se desempeñó como editora y administradora de las artes. Al regresar a Nueva York, siguió trabajando en galerías de arte y comenzó a publicar poesía y ensayos. Desde 1992 se desempeña como catedrática de Lenguas y Literatura en el Bard College. Ha obtenido premios y becas de la Fundación Guggenheim y de la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur. Su primer poemario es Many Times, But Then (1979), y el más reciente Door (2023), entre varios otros. Sus ensayos se publicaron en The Night Sky: Writings on the Poetics of Experience (2006).

 

 

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